HABITACIÓN M12
Dan Tiriac
Andrei Sarbu
Nikolai Stoicalo
Gracias a las indicaciones que había recibido, Dan llega sin problemas a la habitación.
Observa las 3 camas... No le hacía mucha gracia compartir habitación.
Tira la pesada mochila con bastante facilidad en un rincón y se deja caer en la cama más cercana a la ventana, con los brazos detrás de la cabeza.
Dos chicos entran a la habitación y son completamente distintos:
El primero que entra, tiene el pelo de color violeta... sonríe con total simpatia, lo mira todo con total curiosidad y camina con total gracia. No tiene movimientos femeninos, pero su cara, y su piel parece tan fina que en cualquier momento se pueda rasgar. Su mirada de color violeta claro, en cambio, es profunda. Va vestido con una gabardina negra larga hasta los pies, y unas señoras botas hasta bajo la rodilla, justo donde termina una prenda de vestir empieza la otra, la bufanda es amarilla y naranja y la lleva escondida bajo la prenda. Arrastra con él una maleta de ruedas verde pistacho.
El segundo chico que entra tiene un andar completamente pasota, es alto, no más que tu, pero extremadamente delgado... de hecho parece que en un golpe de viento pueda volar... y volar... y volar. Los ojos son de color blanco, al igual que su pelo, aunque éste se nota que es teñido. Un jersey de rayas blancas y negras y unos tejanos llenos de agujeros son los que lo visten, además va todo lleno de cadenas, el pantalón lleva cuatro, gruesas, no entiendes como con lo delgado que es no tiene que arrastrarse, en el cuello lleva también una cadena, que parece de perro y en las muñecas un par de brazaletes con punchas. Lleva una simple bolsa de deporte hecha caldo colgada del hombro.
Al verte, esbozó una sonrisa de oreja a oreja.
- ¡Hola! - exclama feliz y contento, realmente, parece que nadie pueda romper aquel hermoso rostro... - Mi nombre es Nikolai Stoica y vamos a ser compañeros de habitación, por lo que veo... espero que nos llevemos bien.
Se acercó hasta aquí, que probablemente te hubieras sentado a la cama al verlos llegar y te tendió la mano para que se la estrecharas. Su sonrisa no se borró del rostro ni un ápice.
Él es Andrei Sarbu, no es muy hablador. - añadió aun con la mano extendida.
Al entrar, se había dirigido directamente a la cama que estaba en la otra punta de la tuya. Dejó la bolsa de deporte ahí. Te miró. Te saludó con la cabeza. Cogió de nuevo la bolsa de deporte, abrió el armario enfrente de su cama y la dejó allí.
Sacó un paquete de cigarrillos del bolsillo de su pantalón, sacó un cigarrillo y se dirigió a la ventana de la habitación. La abrió. Se sentó en ella y se encendió el cigarro para fumar hacia el exterior.
Y todo con movimientos anormalmente lentos y con el sonido de sus cadenas de fondo. Parecía un fantasma.
Dan observa a los recién llegados con atención. La verdad es que no tenían pinta de suponer ningun peligro.
Ve como el chico de pelo violeta se acerca a saludarle, se sienta en la cama y le estrecha educadamente la mano.
Ya tenemos algo en común...Murmura por lo bajo refiriéndose a hablar poco. Yo soy Dan Tiriac. Dice orgulloso y con sequedad.
Luego vuelve a tumbarse en la cama.
Mientras Andrei sigue fumando, y tú te tumbas a la cama. Nikolai empieza a deshacer su maleta colocando toda la ropa en el armario indicado, tarareando alguna cancion.
Cuando ha terminado de recogerlo todo, mira a ambos, tanto a Dan como a Andrei.
¿Os apetece ir a explorar el internado? Será nuestra casa en los próximos nueve meses, sería buena idea tenerlo todo un poco controlado...
Y se os queda mirando esperando una respuesta sonriendo.
Joder... piensa dándose la vuelta en la cama dándoles la espalda, aún con las manos en la nuca.
Id tirando... luego os alcanzo. Dice cerrando los ojos.
Arquea una ceja y resopla.
Vamos, Dan, tio, no seas soso. ¿No quieres que seamos colegas o qué? Además, tenemos que conocer la fauna de nuestro edificio.
Y sonríe algo travieso... esperando tu afirmación.
Andrei sigue fumando, no dice ni hace nada.
Me cago en todo.... Piensa. Se da media vuelta desganado.
Le lanza una mirada de odio, pero al ver que el chico ni se immuta, suspira.
Vamos.. dice empezando a salir por la puerta sin mucho entusiasmo.