Partida Rol por web

HABITACIÓN C

Miaka Otomiya

Reira Koishikawa

Cama libre

Después de subir la maleta de ruedas por los escalones con todas sus fuerzas, Reira deja la maleta junto a un armario y se sienta en la cama, exhausta.

No pasan ni 2 segundos que saca el movil y marca el número de teléfono de Gyukudo.

Solo dos tonos se hacen esperar... enseguida una voz varonil y tranquila, que conoces muy bien suena al otro lado del aparato...

- ¿Reira?

Reira suspira, aliviada... necesitaba tanto oír su voz... se había acostumbrado a verlo cada día durante estos meses. Por casa, en el instituto, en el club de música... incluso aunque fuera sólo para estudiar.

Hola... ya hemos llegado. Esboza una sonrisa.

Se escucha una respiración de alivio... una silla arrastrarse y un suspiro.

- No sabes cuánto me alegra escuchar tu voz... te echo un montón de menos, y eso que ayer estuvimos juntos todo el día, ¿eh...? Y bueno... cuéntame... ¿habéis visto algo, ya? O... bueno, espera. ¿Qué hora es allá? - se ríe con pesar - Hemos estado muchos años separados, pero... nunca nos habían separado tantos kilómetros, ¿verdad...? Te quiero...

Reira esboza una sonrisa por todo lo que ha podido decir Gyukudo sin esperar una respuesta... era una de las cosas que le gustaban de él. Sabía cuando ser paciente y educado, pero con ella... era realmente el mismo... impulsivo y pasional.

Deja escapar un suspiro...

No, no hemos visto nada... acabamos de llegar y son las... 4 de la mañana, creo... Estoy molida de arrastrar la maleta... Es más, acabo de subir a la habitación que comparto con Miaka para ver si descanso un poco. Deja una pausa antes de continuar... durante la que se ruboriza, pues aún no se ha acostumbrado a decir las palabras que siguen.

Yo también te echo mucho de menos... Te quiero, Gyukudo.

- ¡Las cuatro de la mañana! ¿Y qué haces que no estás durmiendo aun? - su voz suena dura... solo unos instantes - ¿Así que compartes habitación con Miaka? Eso está bien, ¿no? Me comentaste que sois buenas amigas. - al escuchar lo último que dice Reira... Gyukudo también suspira - Aprovecha el viaje... ¿eh...?

Reira asiente...

Sí... no se cómo... Susurra las ultimas palabras... aunque enseguida añade algo para correr un tupido velo. Y tú, portate bien... y trabaja mucho. Tenemos que acabar pronto la universidad. Sonríe algo más ilusionada mirando el anillo de su mano.

- ¿Acabas de empezar primero de secundaria alta y ya piensas en la universidad? - ríe... pero se pone serio - Reira... acuérdate de que solo tienes 15 años. Y tú, por muy raro que te parezca... también tienes permiso para descontrolarte y pasártelo bien con tus amigos y tus amigas... - suspira - no quiero que me eches mucho de menos... ¡échame de menos lo justo para no irte con otro! Con esto me conformo...

En la última frase ha usado un tono de voz divertido y alegre...

Reira sonríe... ¿Descontrolarme yo?

Bueno... te echaré un poquitín de menos entonces... porque no pienso irme con otro nunca. Dice, en falso tono orgulloso... Pero tú... más vale que me eches mucho de menos ¿eh? Con ese club de fans que tienes...

Suspira... todavía no se acostumbraba a tener celos...

Bueno... voy a ver si duermo un rato, ¿vale? Estoy agotada.

- No hace falta que me lo pidas - responde, se puede percebir que sonríe... suspira de nuevo - Sí, será mejor que duermas un rato... mañana seguramente os harán levantar pronto. Te quiero un montón...

Pero aun no cuelga.

Reira sonríe de nuevo... pero no es la sonrisa de siempre... es la sonrisa que guarda única y exclusivamente para Gyukudo. Tan dulce y llena de amor que no podría expresarse con palabras.

Yo... también te quiero. Te llamaré en cuanto pueda mañana y me cuentas qué tal el día. Buenas noches... Se queda escuchando... le cuesta muchísimo colgar el teléfono... casi tanto como le costó despedirse de él el día anterior.

- Buenas noches...

Esperó a que ella colgara, siempre lo hacía... siempre era Reira la que tenía que cortar primero, excepto cuando se picaba y le obligaba a colgar primero él.

La noche se estrellaba... y la luz de la luna se filtraba suavemente por la cortina mal cerrada...

Era cruel. Muy cruel de su parte el hacer que siempre tuviera que colgar ella. Pero lo entendía. Ella también lo haría si pudiera. Era mucho más facil que colgara la otra persona.

Aguanta en silencio, escuchando solo la respiración del chico al otro lado del teléfono. Sonriendo con tristeza... ¿cuando volverían a verse?

Fintalmente, un último susurro... un "te quiero", y recoge fuerzas para colgar sin esperar respuesta. Se habría quedado escuchándolo toda la noche. Pero tenía que ser madura. Era un viaje en el que iban a divertirse, pero la distancia le estaba poniendo las cosas muy difíciles a la princesita japonesa.

Después de colgar, deja el movil encima de la mesilla de noche, cargandolo. Y enseguida se pone a deshacer las maletas.