Partida Rol por web

El sombrío humano, frío como el hielo, esperaba su momento de matar.

El elfo oscuro, sediento de sangre, llegó hasta otra arena. Poco había oido del gladiador que allí se encontraría.

- Humano, espero que sepas luchar, porque me apetece disfrutar del dolor y el placer que puede proporcionar un buen combate

En el centro de la arena esperaba un nuevo contrincante, un nuevo rival, mientras observaba el filo de mis dagas.

En ese momento el rugido de una multitud de oscuras gargantas, indico la llegada de mi nuevo adversario. Lentamente giré para encararme con otro de eses oscuros seres…

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La sonrisa acudió a mi cubierto rostro. Por una vez sería fácil segar una vida, pues el elfo era un ser tan despreciable como yo…

Si eso es lo que buscas, eso es lo que conseguirás. Soy Hugo, mensajero de la muerte, ven a recoger tu mensaje….

Las palabras del humano habían gustado al elfo oscuro. Se lanzó hacia el con su ataque más poderoso. La espada de Argus se dirigía hacia la cabeza de su enemigo y justo cuando iba a clavarse en su rostro, el humano hizo una esquiva asombrosa y ninguno de los ataques del señor del dolor, acertó en su enemigo.

- Increible, hasta ahora nadie había esquivado un ataque mio así. Lo más parecido una parada, de Parnassus y sus escudos.

Se dispuso en posición de ataque.

Apariencias...de nuvo me juzgaban por las aperiencias. Una sonrisa atravesó mi cubierto rostro, mientras esquivaba un previsible ataque.

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Quizá solo he tenido suerte...Puedes probar de nuevo si crees que ha sido así.

Y de nuevo lo ví en sus ojos, ojos de furia, se disponía a atacar de nuevo...y lo estaba esperando...

Ámbos atacamos, pero fuí más rápido, mis dagas giraron, una dañando un brazo y la otra dirigida a su cuello. Por un momento creí que lo lograría, que me desaría de aquel elfo en este mismo momento, pero antes de entregar el mensaje definitivo, de algún modo logró herirme, impidiendo que completara el ataque...

Nos separamos de nuevo, repiración agitada, rugidos en la grada. De nuevo esperé que se acercara...

Soy el mensajero de la muerte...ha llegado tu hora.

El elfo no pudo hacer nada. Con rabia vió venir su final... Sus ojos aun seguían viendo cuando su cabeza se separó de su cuerpo, vieron a su verdugo... Lo recordaría, siempre.

Argus, lleno de excitación y furia se abalanzó de nuevo sobre mí. Sus espadas rasgaban el aire, mientras con paso decido se dirigía sin saberlo hacia su fin...

Apariencias...siempre me juzgan por las apariencias...Demasiado tarde comprenden su error.

Me concentré en su ataque, de nuevo veloz, de nuevo impetuoso, sin pensar en su propia seguridad. Sus espadas remolinos al aire, danza mortal que prometían una muerte segura. Pero espere el momento, tranquilo, quieto como una estatua de marmol...

Y llego el momento, aceptación del daño que iba a causarme, pero sólo uno iba a quedar en pié, y ese sería yo...

Soy Hugo mensajero de la muerte...Nos veremos en el infierno.

Me di la vuelta dando la espalda al caído, y con paso firme abandone la arena, a la espera del próximo combate.

- BUenas novato ... así que he escuchado que te haces llamar "la sombra" JAJAJAJAJA, es un nombre queu da risa, venga vamos, preparate humanillo para probar mi acero

Caminé hacia el centro de la arena, lentamente, pese a que la adrenalina corría ya por mis venas como estampida desbocada…Nada más llegar al centro, preparado ya para el próximo combate, las oscuras gargantas se unieron para corear un nombre, Svaltafer, y pedir la sangre de los combatientes.

Ladeé mi cabeza para estudiar a mi rival…de nuevo un elfo oscuro. Observe la rabia que mostraba su rostro mientras con aires de superioridad se dirigía a mí…

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Mi rostro cubierto por la negra capucha, por el negro pañuelo, escondía una ancha sonrisa. Pues tras esas palabras que intentaban ridiculizarme, el oscuro comenzó a girar sus ganchos, prometiendo dolor y muerte. Clave mi mirada en su rostro, y por la sonrisa que se mostraba en el, supe que pensaba que iba ser un combate rápido, que pronto acabaría conmigo…

Apariencias…siempre me juzgaban por ellas, mejor para mi, peor para ellos…

Las dagas envueltas en mis puños, mis ojos clavados en su oscuro rostro. Lentamente abrí los brazos incitándolo al ataque, pues no iba caer en su juego y contestar a su afrenta…al menos de momento.

Avanzamos uno hacia el otro sus ganchos esperaban acabar conmigo a la primera. Sabía que ambos íbamos a sentir dolor, pero yo no iba ser el peor parado del primer envite…

Nos separamos poco a poco, lentamente, observándonos, un lacerante dolor atravesó mi pierna, dolor que asumí con gusto al ver como la sangre caía por su cara.

Hugo es mi nombre, “La sombra” me apodan. Un consejo, no te fíes de tus ojos, en ocasiones son engañosos. Hoy lo descubrirás, cuando te desplomes en el suelo con tu irónica sonrisa.