Partida Rol por web

Tras golpear en su enemiga León se desestabilizó. Empezaba a notar gravemente los efectos del golpe en la cara del látigo de Liu An. Consiguió recuperarse para ver como su adversaria preparaba su ataque en este momento de debilidad del chico.

Aturdida Liu intentaba alcanzar a Leon pero sus envites totalmente al azar eran mas ridiculos que efectivos... aprobechando la situacion rodo hasta situarse debajo de ella y golpearle brutalmente la rodilla.

Gracias al dolor de la pierna rota, consiguió centrarse. Enredando el látigo el cuello del humano tiro con las dos manos con todas sus fuerzas… el pequeño se debatía como el demonio pero poco a poco fue cediendo la presion hasta morir.

Dejándose caer de espaldas en la arena intento recuperar el aliento… impresionante el nuevo… realmente un oponente formidable.

Cuando ya recupero un poco las fuerzas se dirigió a la enfermería arrastrando la pierna rota…

Ricardo entró en la arena y el chico no le perdió el ojo de encima. La última vez que luchó contra él no logró hacerle siquiera un rasguño y eso le enfurecía. Esta vez estaría más atento, había aprendido mucho y era el momento de demostrarlo.

- No te confies, nada tendrá que ver con la última -

Mientras Ricardo entraba en la arena desenfundó sus puñales.

Cita:

En eso tienes razón, las peleas nunca son iguales. Siempre hay que tener una sorpresa para el contrari, por mucho que hayas peleado contra él.
Como bien dices no te confies nunca.

León estaba furioso al recordar su pelea contra el norteño, y eso no era bueno. Atacó a uno de los brazos con su maza, pero el norteño fué más rápido y le cortó en la mano de la maza que casi le hace tirarla.

Ricardo se precipitó en su segundo ataque, quiso aprovechar el momento de debilidad del chico tras el corte pero no fue efectivo. León había logrado soportar el daño de su mano y sin dudarlo asestó dos providenciales golpes en su enemigo, uno en el pecho y el otro en el muslo derecho. Ahora sabía las que gastaba el chico.

- Ahora que ya te he golpeado empezamos a jugar los dos -

León esperaba con la guardia baja pero con su maza cargada. Era su oportunidad de herir a su oponente con un buen golpe, no solo de marcar el terreno como hizo anteriormente.

El golpe de Leon en el pecho dejó a Ricardo semi aturdido, con lo que no pudo ni intentar detener el ataque a la pierna.
El joven creia que ya le tenía y se avalanzó para golpear nuevamente el pecho del veterano.
Pero Ricardo no había aguantado tanto tiempo en el coliseo de sangre por nada. Mientras la maza se acercaba el norteño cruzó sus puñales y detuvo sin problemas el ataque de León.

Bien hecho chico, casi me cojes, casi.

El chico se enfureció aun más cuando vió que su adversario dedicaba todas sus fuerzas a bloquear su ataque y lo lograba. Lo tenía donde quería. Tarde o temprano lograría asestar ese golpe que anhelaba ... más bien temprano. Cuando Ricardo abrió su guardia para intentar atacar de nuevo y recuperar la iniciativa del combate fue el momento ideal para que la maza de León atravesara la barrera de sus dos brazos e impactara fuertemente en su pecho, aturdiendolo de nuevo.

- ¡ Ahí lo tienes ! -

León cojía el ritmo del combate y sabía que era cuestión de tiempo que la balanza se inclinara definitivamente a su favor. Tan solo debía controlar a su enemigo. Levantó el escudo y esperó paciente el ataque de Ricardo.

Parecía que León estba tocando el tambor en el pecho de Ricardo. Un nuevo golpe, un nuevo dolor. Ya no sabía por donde le iba a golpear en el siguiente.

León sonreía. Se lo había ganado. Despues de la pelea que habían tenido la primera vez se estaba resarciendo.

Joder, ni lo veo venir.

Ricardo sólo podía hacer una cosa, se la jugó a un ataque a la cabeza. Como mínimo dolería. Si es que llegaba a entrar.

León intentó terminar el combate por las malas pero no acertó en su rival. Extendió la maza pero con gracia Ricardo esquivó su golpe ladeandose y atacó con sus mortales dagas. Lo siguiente que percibió León fue la sangre de su cabeza cayendo a borbotones. Esto le recordaba al final del último duelo con Ricardo, cosa por la que no estaba dispuesto a pasar otra vez.

- Esta vez no Ricardo, esta vez no -