Partida Rol por web

Parnassus esperaba a Juan como todos los días en el ring, cuando el espadachín se pasó por la sala de entrenamiento. Tras ponerse en guardia, se puso en guardia y aprovechó para comenzar algo de conversación distendida:

-¿Pudiste tratar algo de lo de Aarshlut con Hugo, Juan? Kalofher apareció demasiado pronto a por mí, y apenas pude hablar con la sombra.

Mientras desenvaino, escucho a Parnassus y asiento con la cabeza. Antes de que el combate de comienzo, digo.
Realmente, acabe hablando con su hipotético dueño. Otra cosa diferente es que lo fuera realmente. Aunque no creo que ese individuo mintiera pues no logro vislumbrar que interés podría tener en ello.
Su dueño es un mercader llamado Esteban. El cual se mostró tan extrañado como cualquiera de nosotros al oír noticias del asunto que nos interesaba. Creo yo que si nuestro compañero esta sufriendo algún tipo de coerción, esa viene de otro lado.
Ya que hasta el propio Esteban hablo de iniciar una posible investigación para descubrir la verdad.
Veo entonces como Parnassus se lanza sobre mi y yo detengo sus escudos interponiendo mi acero.

Una vez que he logrado detener el primer movimiento de Parnassus, lanzo un contraataque tratando de tocar su brazo izquierdo.

-Lo que dices es desconcertante, pero prefiero no tomarlo demasiado en serio: Esteban no es nadie de quien te puedas fiar.- dice Parnassus, manteniendo el acoso hacia Juan, hasta que consigue aferrar su cuello.

Golpeo con la guardia de mi espada uno de los escudos de Parnassus y logro liberarme de su presa.
De inmediato doy un paso atrás y me coloco en posición de guardia.
Vaya. Pues he aquí que lo que tu me dices me irrita. Quizá en mi proximo encuentro con el tal Esteban, deba dejarle mas claro que no me gustan las influencias exteriores en nuestros combates.
Dicho esto, me preparo para atacar.

Lanzo de nuevo un tajo sobre el brazo izquierdo de Parnassus.
Alzo de nuevo mi espada listo para repeler la contra del gladiador.

Juan trató de liberarse y colar la espada entre ambos contendientes, pero Parnassus se zafó del tajo rápidamente y aferró de nuevo al espadachín, esta vez de la tráquea, oprimiendo de nuevo su vía respiratoria, mientras bloqueaba el arma del veterano con el otro escudo:

-Desgaciadamente, creo que no podré acompañarte, salvo que ose salir de su zona. Imagino que ya lo sabrás, pero Esteban trata de asesinarme discretamente.- declaró Parnassus a su compañero de entrenamiento -No es algo que me atemorice en absoluto, pero tampoco quiero darle excusas ni facilidades.- explicó seguidamente.

Otra vez me agarra Parnassus del cuello y otra vez me lo quito de encima.
De nuevo me pongo en guardia y antes de atacar, digo.
¿Un asesino en potencia?. Para mi, eso tiene facil solución. Y esa solución, incluye un palmo de acero atravesando sus entrañas.
Y dicho esto, ataco.

Una vez mas, descargo el filo de mi hoja sobre el brazo de Parnassus.

Juan había comenzado a adelantase a las evoluciones de Parnassus, y pese al dolor en el cuello, consiguió zafarse con presteza de la garra del favorito, tras sajarle el muslo para debilitar su presa. Ante la subsiguiente declaración del guerrero, Parnassus lo miró sorprendido, y contestó tras meditarlo:

-Es una basura que ciertamente merecería la pena quitar de la irculación, pero no te confíes, Juan. Es un superviviente, y uno poderoso. Su crecimiento en una ciudad de elfos oscuros es un hecho más que remarcable. Tiene más enemigos que amigos, sin duda, y sigue vivo. Podría incluso pensar en magia y tal vez no equivocarme. Mantiene una guerra encubierta con la casa Obsidiana, y yo solo soy uno de sus instrumentos predilectos. Te aseguro que para quitar gente de en medio a pesar de los inconvenientes, tienen herramientas más capaces.- dijo más preocupado por Juan que por otra cosa.

Veo que Parnassus se descuida por un instante y decido aprovechar esa ventaja.
Lanzo un tajo sobre su torso y rápidamente un segundo tajo sobre su brazo izquierdo.
Magia.
Digo yo al oir a Parnassus.
El recurso de los cobardes. Pues escucha lo que te digo. Si hallas la manera de lograr penetrar las defensas del tal Esteban, yo me sumare a ese combate con gran placer. Pues pienso que es hora de que en esta ciudad ocurra algo un poco mas feroz que una de sus intrigas comunes.
Y ahora, sonrio antes de añadir.
Al fin y al cabo, ya dije en una ocasion que no estaria mal quemar hasta sus cimientos este coliseo.

Lanzo ahora una estocada recta sobre la pierna izquierda de Parnassus. Y como siempre, espero su contra.

-Lo tendré en cuenta, Juan, veo que estás más que decidido.- dijo Parnassus recibiendo los feroces cortes de su compañero.

Entonces se echó hacia alante y consiguió agarrarle del cuello, colocándose a su espalda.