Partida Rol por web

Ad intra mare (Mar adentro)

PARTE II. Una nueva ruta en el camino

Cargando editor
14/12/2018, 10:20
Director

Claro que, los soldados se unieron a él ante la petición de Alejandro y los caballeros Dalmau y Sebastián en su intento de proteger al noble de Burriac, pero todos ellos (incluyendo ambos caballeros religiosos) cayeron al suelo entre fuertes convulsiones. la gente seguía corriendo (médicos y cortesanos agolpándose para salir por las puertas), mientras ellos, tumbados y retorciéndose en el suelo, sufrían babeando espasmos mientras expulsaban espuma por la boca, y sus ojos se volvían blancos en dicha crisis.

Algunos de los que huían saltaron incluso por las ventanas y vidrieras de la sala, como creyendo que era el fin del mundo (y eso que el demonio ya se había esfumado), gritando que "el anticristo ya está entre nosostros". Todo aquello era un caos.

Entonces, las convulsiones de los soldados parecían detenerse, incluyendo a Dalmau y a Sebastián, y ambos lograron recomponerse y lograr levantarse con dificultad. Entonces todos vísteis que algunos de los soldados de la guardia de don Alejandro habían muerto fruto de esas convulsiones, otros no. Había en total unos siete muertos de los quince soldados que vigilaban la sala desde vuestra llegada.

Momentos después, un criado con la librea propia de los siervos de Burriac entró en la sala como pudo, mientras esquivaba a los últimos cortesanos que huían por el mismo lugar.

Don Alejandro... ¡su esposa! -le dijo gritando-. Entonces el noble salió corriendo, probablemente en dirección a la alcoba donde doña Bárbara descansaba. Y desapareció de vuestra vista.

Cargando editor
14/12/2018, 10:20
Médico del castillo

Aún quedaba el último de los médicos de la sala, y era precisamente quien os había estado hablando del líquido instantes antes. El hombre de prendas largas tenía un gran hematoma en la frente, fruto de un empujón y caída producida por la muchedumbre instantes antes. Entonces os habló aún con más desesperación.

Tenéis que ir, mis señores -os decía compungido, con la voz temblorosa-. ¡A buscar ese líquido! ¡Cuántas desgracias más debemos sufrir! Id a la taberna de Pedro, que se encuentra en un pueblo llamado St. Cristòfol de Monteugues, y allí, preguntadle al tabernero por la casa de Adelaida. Ella tiene el líquido. ¡Os lo suplico, en nombre de mi señor don Alejandro! Decid que vais de parte suya y no tendréis problemas en la búsqueda. Eso es todo... -el hombre se llevaba las manos a la cabeza, dolorida por el golpe, mientras miraba una última vez a los caídos y anunciaba que iba a buscar a los criados para ir retirando los cadáveres de la sala-.

La noche reinaba ya con plenitud, y la ventisca afuera era otro demonio infame.

Notas de juego

Aviso: esta actualización tiene cinco post (dos en la pestaña anterior y dos en ésta).

Nota: podéis hacer lo que queráis en el castillo

Próximo turno: Martes 18

Cargando editor
15/12/2018, 17:52
Dalmau Font de Tossa

La presencia del demonio era demasiado poderosa y no pudo evitar que unas fuerzas desconocidas, como unas manos invisibles, le tumbaran al suelo.
Trató de levantarse pero fue en vano... no sólo eso, si no que comenzó a sacudirse entre espasmos nerviosos.

Finalmente todo pasó, pero el demonio se había esfumado, desapareciendo dejando una humareda.
Don Alejandro se marchó a toda prisa para asistir a su esposa, dejando varios cadáveres en el suelo, y muchas preguntas en el aire.
El médico que les había hablado antes les apremió a que fueran a por el brebaje.
Todo lo que ha sucedido roza lo irreal... no puedo ayudaros sin más. Ese demonio conocía a Don Alejandro, aunque por alguna razón le llamó de otra forma...
¿Qué está pasando aquí?
Podéis dar por seguro que haré todo lo posible por ayudar a Doña Bárbara, pero no sin antes saber porqué un ser infernal se pasea entre nosotros hablándole familiarmente a nuestro contratante...
dijo, con la mosca tras la oreja por lo sucedido.

Cargando editor
16/12/2018, 18:04
Damiá, el Gavinet

El capitán finalmente  reacciono, y con mano lenta y temblorosa busco la empuñadura de su cuchillo. Pero cuando su mano asió la empuñadura de cuero el demonio había desaparecido.  ¿Qué demonios ha pasado aquí? Nunca mejor dicho.

Damiá respaldaba punto por punto lo que Dalmau había ducho. Ayudaremos. Pero esta nuestra misión es muy delicada, y no podemos ir con los ojos vendados. Decirnos todo lo que debamos saber e incluso aquello que no deberíamos saber. Aunque en un misión como esta, con el demonio por medio, de poco iba a servir la información.

Cargando editor
17/12/2018, 09:23
Sebastián de la Torre Quebrada

Me levanté costosamente después de lo que presumí debía ser algún tipo de maleficio provocado directamente por el demonio, y di gracias a Dios por no ser uno más con esos soldados cuya vida les habían arrebatado. Traté de permanecer atento a lo que acontecía entonces a mi alrededor y a los comentarios de siervos, médico y compañeros.

- Mi voluntad de ayudar sigue firme, pero sin duda que tal aparición merece una explicación si lo que acaba de suceder implica fuerzas tan oscuras, y no me iré de este castillo sin obtenerla. ¿A cuántos días de camino se encuentra St. Cristòfol de Monteugues?

Deseaba poder hablar con don Alejandro en persona, pero imaginaba que el castillo se blindaría en torno a él, de modo que el médico parecía ser el que más información tenía después del noble.

En todo caso ya era tarde, pues la noche había caído y con la nieve del exterior sería una locura emprender el viaje ahora. Solicité la habitación más sencilla que pudieran ofrecerme para así realizar mis rezos y descansar antes del amanecer.

Cargando editor
17/12/2018, 19:39
Director

Notas de juego

No hay más personal en esa esa sala, sólo el médico, el cual se acaba de marchar antes de escuchar vuestras preguntas. El resto salió huyendo o cayó muerto por convulsiones. Lo cierto es que la situación ha sido dantesca, como para que se sepa qué era esa aparición y qué quería. Como ya anuncié, podéis hacer lo que queráis en el castillo, y las dos opciones principales son: iros a descansar (se os dará una habitación para descansar) o bien indagar por la noche en el castillo entre los soldados de guardia o los sirvientes que también lo estén.

Cargando editor
18/12/2018, 03:21
Eguzki el Calvo

.

   Salgo aún temblando de donde me oculté y me acerco justo a tiempo de oir las últimas palabras del médico y el criado que luego entra. Casí que nos hemos quedado sólos, si no contamos a los pobres diablos que están muertos a nuestros pies.

   - ¿Lo han visto, mis señores? ¡Es el anticristo, no hay duda, que Dios todo poderdoso se apiada de nosotros, pues tiempos oscuros se aproximan. - les susurro. - Incluso Don Alejandro se mostró sorprendido de las blasfemas palabras que ha oscuchado. -

   Observo como Don Alejandro, el médico y el criado se van corriendo ante las noticias del estado de salud de la señora de la casa.

   - Yo... voy a ver si puedo hacer algo... - miro la puerta y a los cadáveres. - Ya han visto que tratar y enfrentar con demonios no es lo mío ni de gente honrada, eso se lo dejo a sus mercedes, nobles señores bendecidos por Dios con valor a toda prueba. - me levanto con determinación.

   - Voy a ver si encuentro a algún criado para decirle que ofrezco mis servicios a Don Alejandro por si es necesaria mi presencia para ayudar a la señora, aunque con tan doctos médicos es posible que no requieran de mis servicios. - Miro a los cadáveres del suelo, - si es ese el caso, ayudaré a retirar a estos pobres diablos... - doy un respingo al darme cuenta de la palabra dicha, - a... a retirar a estos pobres soldados y me aseguraré de que se trata de forma correcta, para que no ese extiendan enfermedades ni infecciones en los vivos. Que por desgracia en los tiempos que nos ha tocado vivir, me ha tocado muchas veces tan desagradable labor. -

   Y salgo de la sala, en busca de algún criado que conserve la cordura, si escuché bien, los encontraré junto al médico.

.

Notas de juego

   En mi caso, ofrecer mis servicios por si son necesarios para auxiliar a la señora, aunque no creo con este follón que prospere mi petición. Si ese es el caso (no se permite ver a la señora), voy a ayudar a los criados que estarán siendo reunidos por el médico para retirar los cuerpos muertos de los soldados. Y me aseguraré de que se manipulen con cuidado para evitar posibles infecciones y plagas, por muy recientes que sean los muertos, que los ha matado un demonio y lo mismo son más peligrosos que si tuvieran la peste.

   Y si aún está el médico le pregunto en aparte una duda que me corroe... - ¿Dónde está el pueblo St. Cristòfol de Monteugues?.

Cargando editor
18/12/2018, 12:53
Dalmau Font de Tossa

Notas de juego

Bueno en ese caso solicito ver al médico otra vez y le pregunto lo que puse en el post. En el supuesto en que eso fuera imposible, pues preguntaría a algún sirviente si sabe algún rumor sobre Don Alejandro, pactos con demonios, brujería, etc. Saludos!

Cargando editor
18/12/2018, 12:57
Caitán "el Largo"

Don Alejandro se fue a toda prisa junto a su esposa, por miedo de que el ser demoniaco también la hubiese hecho algo a ella. No me pareció verle tan sorprendido como nosotros por ver tal aberración, Don Alejandro estaba más bien asustado y nervioso. Detrás de él se fue el médico, no sin antes decirnos el nombre del pueblo (St. Cristòfol de Monteugues) y a quien debíamos buscar una vez allí. La nueva tarea que nos habían encargado tendría que esperar a mañana, afuera era de noche y seguía nevando.

En el castillo había revuelo, con los cuerpos de los soldados aún en el suelo, miré a mis compañeros con gesto incrédulo. Habrá que sacar nuestras propias conclusiones de lo que acaba de ocurrir...o indagar en todo caso entre los sirvientes o soldados. Mañana será otro día, que descansen señores.

Me despedí de mis compañeros y fuí en busca de las habitaciones. De camino buscaría a algún soldado o sirviente para preguntarle por el pueblo de Cristófol y el demonio cabrío.

Cargando editor
18/12/2018, 21:42
Director

Salísteis pues todos de la sala, aún repleta de cadáveres. Justo después de hacerlo, venían varios criados corriendo, todos ellos con la librea del señor de Burriac. Iba a recoger los cuerpos como podían. Uno de ellos fue agarrado del brazo por Sebastián, quien solicitó un par de cosas. La primera de ellas era dónde estaba San Cristofól de Monteugues. El joven muchach, preso de aquella situación que acababan de vivir, pensó con dificultad, pero enseguida entonó que "estaba a unas diez leguas, tal vez menos, de Burriac. Yendo al noroeste. Había varios pueblos, añadió, entre ambos puntos. La segunda cosa no era sino una habitación para descansar, a lo cual se sumó Damiá y Caitán. Enseguida llegó corriendo otro criado, una doncella con mandil, y tras pedirle que les preparara habitaciones para los invitados de don Alejandro (oséase, vosotros), subió escaleras arriba, que estaban en mitad del pasillo, para cumplir el mandato. Ante el comentario de Dalmau, el criado quedó estupefacto, ya que decir que "ese demonio conocía a don Alejandro" era aventurarse demasiado. Por supuesto, añadió que no sabían nada de nada. Además, Eguzki, con aquella verborrea típica del vasco, solicitó ver a Don Alejandro. Pero el criado, sabiendo que éste era un curandero, no le prometió nada, tan sólo dejarle ver a alguno de los médicos.

Fue entonces cuando subísteis todos a vuestras habitaciones, una vez la doncella bajó a informaros que dormiríais en el gran cuarto de invitados. Eguzki, por contra, desapareció en un pasillo de la planta baja para ir a visitar a algún médico (según su pretensión).

Notas de juego

Eguzki no está durante un rato, pero vuelve en el siguiente post.

Cargando editor
18/12/2018, 21:42
Médico del castillo

Fuiste conducido por una serie de pasillos de piedra, iluminados por antorchas, candiles y velas. El criado enseguida te dejó delante de una habitación donde había tres soldados guardando una puerta. Por supuesto, te miraban sin ningún tipo de intención de dejarte entrar. Dos médicos aguardaban allí fuera. Uno era el de antes. Tras contarle tus intenciones de ayuda medicinal, éste negó con la cabeza.

Señor curandero -te dijo-, no hay nada que hacer, de momento. Don Alejandro entró hace un momento, y ordenó que nadie entrara. Hay un par de médicos dentro, y varios soldados: es el aposentos de ambos, y doña Bárbara está ahí dentro. Se le han dado las raíces, traídas, y a ver cómo reacciona. Cuando veáis a vuestros compañeros, y a tí también, dadles las gracias en nombre de todos.

El médico añadió que doña Bárbara estaba tumbada, y que según le había contado un soldado, don Alejandro se había echado con ella en la alcoba. Por lo visto, la piel de la mujer estaba en constante sudor, perlada por ello.

Id a descansar, y considerad lo del líquido, os lo suplico mañana tendréis todo preparado, no vos preocupés -finalizó antes de darte la vuelta y volver con tus compañeros-.

Cargando editor
18/12/2018, 21:43
Director

Entrásteis en la gran habitación. En realidad eran dos, pues ambas se separaban con un semimuro, y estaba dispuesta especialmente para invitados. Eguzki entonces apareció por la puerta, unos diez minutos después (mientras el resto os estábais instalando). Había llegado por su propio pie, sin preguntar a nadie. Siete alcobas de igual manera, sábanas limpias y almohadones de pluma. Había una chimenea, recién calentada por la sirvienta, y ello os daba luz y os daba calor. Entonces pudísteis elegir cama para dormir, quitaros las armaduras, desprenderos de las armas, y, en ropas menores descansar. Deseábais poder aprovechar esa noche en techo cubierto, aunque la visión de aquel demonio aún resonaba perfilada en vuestra cabeza; eso sí, no faltó en vuestro grupo quien, como la sana costumbre solía ordenar, rezara una buena ristra de Padrenuestros y alguna que otra oración para limpiar el alma de aquella funesta noche. Ojalá doña Bárbara mejorara un poco con las raíces traídas por vosotros.

- Tiradas (7)

Notas de juego

Eguzki vuelve. Lo dicho, dormís cada uno en una cama. El lugar está limpio, caliente y seco.

Cargando editor
18/12/2018, 21:51
Director

Esa noche, descansando en el castillo de Burriac, sufriste un sueño, un sueño bastante peculiar y dudoso: viste a una niña rodeada de sombras. Estas sombras se iban acercando a ella, hasta que al final sólo se veían sombras, y ni rastro de la niña. Después ,un grito de un hombre pidiendo clemencia. Ello hizo que te despertaras empapado en sudor, y volvieras a dormirte.

Cargando editor
18/12/2018, 21:51
Director

Esa noche, descansando en el castillo de Burriac, sufriste un sueño, un sueño bastante peculiar y dudoso: viste a una niña rodeada de sombras. Estas sombras se iban acercando a ella, hasta que al final sólo se veían sombras, y ni rastro de la niña. Después ,un grito de un hombre pidiendo clemencia. Ello hizo que te despertaras empapado en sudor, y volvieras a dormirte.

Cargando editor
18/12/2018, 22:01
Director

Te encontrabas en la habitación del castilllo, y tus compañeros dormían a pierna suelta, unos roncando y otros no. Después, intentaste dormir de nuevo, pero pasó un buen rato mientras intentabas dormir, pero no lograbas conciliar de nuevo el sueño. Desde hace un rato te parece que no estás solo. De repente oyes un crujido procedente de algún sitio en la oscuridad de la gran sala. Tras un instante de silencio (tu incorporado un poco y a punto de echar mano de tus armas), volvió a oirse un crujido. Tu espada no andaba lejos, pero te diste cuenta de que... no podías moverte. Era como si una parálisis se hubiera adueñado de tí. Esta vez, sí que viste lo que se aproximaba. De repente, toda la habitación se llenó de un fulgor blanco. Cientos de esferas blancas, amarillas y rosadas danzaban de aquí para allá. Un coro de voces se alzaban entre el murmullo que invadía la estancia. Tus compañeros dormían, como si no fuera nada de eso con ellos (o como si no oyeran nada como para poder despertarse). Las voces entoncaban un coro angelical que te resultaba embriagador. En ese momento se te apareció una figura entre la luz. Ésta alzaba su brazo y te llamaba por tu nombre. ¡Sebastián! ¡Escúchame! Debéis viajar a Sant Pere de Clará, a varios días de camino de aquí. Allí encontraréis muchas verdades que ahora no te son desveladas. Tened fe, y mucho cuidado. Este no será el último viaje que hagáis. Ahora toma y ponte ésto que te doy -entonces tu mano se levantó por sí sola, se alzó, se abrió y tomó una de las bolas rosadas que volaban alrededor de la figura-. Te será útil -añadió finalmente-.

Tú la cogiste, y no recordaste nada más. Hasta despertar al día siguiente. Viste que, debajo de tu almohada, había un bonito anillo. No era tuyo, pero de momento no dijiste nada a nadie.

Notas de juego

Ganas 1D10 puntos de IRR (Y pierdes de RAC)

Cargando editor
18/12/2018, 22:13
Director

Al día siguiente, la chimenea ya no humeaba. Horas hacía que se había apagado, y por una de las ventanas de la gran habitación se veía el sol. Increíble. Tras la ventisca de la noche anterior ahora la luz del astro rey entraba por la cristalera. Allá afura, más allá de la pared de la gran alcoba, se oía el trasiego de soldados y criados. Enseguida os vestísteis, y vuestro estómago rugía. Al mirar por la ventana, vísteis que la nieve estaba asentada sobre praderas y cerros, allá afuera, acompañada de una gran niebla que llegaba hasta las cumbres de los cerros más próximo.

Cuando todos os hubísteis vestido y pertrechado, sin dejar nada en la habitación salísteis de ésta y enseguida fuísteis conducida a la planta baja. Allí, el olor a comida era realmente embriagadora, y os llevaron hasta una sala amplia; una estancia decordada con gruesos tapices rojos con imágenes de guerra y soldados bravos. No era la estancia del trono del día anterior. En cada una de las esquinas de la sala se encontraba una ominosa armadura limpia y brillante. Descansaban todas sobre unos gruesos tocones de madera. Tenían, además, en sus manos unas largas lanzas y en sus cintos unas impresionantes espadas (de las cuáles más se maravillaron don Sebastián y don Dalmau, caballeros ambos). En el centro de la sala se encontraba una gran mesa de roble alargada y cubierta de un final mantel de seda. Éstaba estaba cubierta de bandejas llenas de comida, grandes fruteros con sabrosas frutas, y jarras llenas de agua fresca del pozo. Allí, una partida de quince soldados desayunaban, y también había hueco para vosotros.

Cargando editor
18/12/2018, 22:13
Médico del castillo

Señores... -dijo entonces el doctor del día anterior, que se acercó enseguida a daros los buenos días-. Espero que el descanso haya sido de su agrado. Tomen fuerzas -extendiendo las manos hacia la gran mesa-, coman y marchen hacia el encargo del brebaje, si no han cambiado de parecer. Les hago saber que gracias a las raíces doña Bárbara está estable. Muchas gracias. Don Alejandro durmió con ella, y aún no se ha levantado. Los criados han dispuesto ya un gran equipaje para el trayecto, todo ellos sobre una mula y un carro. Entonces hizo ademán de irse, pero se giró y os recordó algo. San Cristofol de Menteugue, no lo olviden, señores -y entonces se marchó, quedando todos vosotros con la mesnada, que estaban desayudando-.

Notas de juego

Nota: el que quiera, con su intervención puede hacer una tirada de Elocuencia para intentar descubrir rumores típicos del castillo. Además, podeís desayunar sin problemas. Como ya os han dicho, una carreta espera afuera, en el patio de armas del castillo. Si decidís ir en busca del brebaje, no tenéis más que decirlo.

Cargando editor
19/12/2018, 12:41
Dalmau Font de Tossa

No consiguió obtener respuestas sobre lo sucedido con el demonio.
Todo el mundo se mostraba muy cauto en sus palabras y el médico se había esfumado con prisas y dejándolo con la palabra en la boca.
Dalmau se fue a dormir bastante malhumorado ante lo que consideró una falta de respeto y posiblemente un intento de ocultarles información.

Sea como fuera, las cómodas camas y la cálida habitación donde pudieron descansar permitieron que sus ánimos se relajaran, lo que unidos a un par de padre nuestros le relajaron por fin.

La mañana siguiente se levantó y pertrechó con mejor humor, y junto a sus compañeros fueron a una gran sala que bien podría ser la usada para los banquetes.
Un apetitoso desayuno les esperaba. Saludó a los soldados que compartían mesa con ellos, y trató de saber cuántas víctimas habían habido ayer.
El médico volvió a aparecer, y Dalmau lo miró con una expresión fría, casi malhumorada.
Antes de tomar bocado, se dirigió a él.
Quizás haya cosas que no queráis o podáis contar... pero creo que una disculpa formal por vuestro desplante de ayer debería ser lo primero que nos dijerais esta mañana...
Iremos a por el brebaje. Pero no me gustaría enterarme más adelante de que me habéis estado ocultando información... sobre cierta criatura que ayer se cobró la vida de numerosos hombres de este castillo.
dijo, mirando al médico de forma directa, rozando la amenaza.

Si le quedaba algo de decencia, les contaría lo que sabía. Si no, Dalmau iría igualmente a la misión.

- Tiradas (1)
Cargando editor
19/12/2018, 12:45
Eguzki el Calvo

.

   Pues como imaginaba, no se permitían visitas, así que tras asegurarme de que los cuerpos (muertos) eran tratados en condiciones, busqué agua para asearme. Para lavarme las partes de mi cuerpo que hubieran estado en concto con los muertos, como las manos, no para darme un baño completo, que tanta agua a ver si podía ser malo para los humores naturales del cuerpo... Luego busqué y hallé donde estaban todos y me preparé para dormir a pierna suelta (y antes engullí la comida que quedará de lo que se pilló para el viaje a las cuevas)

   - El señor médico ha expresado su agradecimiento y me ha pedido que les de las gracias en su nombre y el de los demás, por el servicio prestado. - Comento al llegar y entre trago de vino y mordisco a un trozo de carne embutida les digo. - ¿Quieren? - y ofrezco las viandas por si alguien quiere cenar algo más.

   A la mañana siguiente me levanto a la hora acostumbrada instintivamente. Al final parece que hay un buen día, el sol alumbra la sala donde se ha dormido. Ruidos y trasiegos de siervos dicen que es hora de vestirse, de lo que no tardo mucho, una túnica y cuatro trapos bien rápidos son de calzar. Los criados nos conducen a la planta baja, a la sala donde la gente que vive y trabaja ahí come. Ahí os encontramos con el médico, que ahora que caigo, no recuerdo como se llama o si se presentó.

   - Pierda cuidado vuesa merced, que en cuanto recuperemos fuerzas estaremos prestos para partir. Cómida hará falta para el viaje y forraje para las bestias, pero los criados ya habrán dispuesto, lo único ¿hará falta dinero para adquirir el brebaje? señor... -  me doy un golpe en la frente y le pregunto al médico, - disculpe señor, pero ahora no caigo en su nombre. -

   Y tras hablar con el médico me dedico a llenar el buche (y tras saciarme, llenar el zurrón si no me miran con demasiados malos ojos) con las ricas viandas. Que uno nunca sabe cuando va a volver a comer caliente, la vida es dura... al menos para un campesino.

   Intento hablar un poco con la gente de la mesa, pero esto no es lo mío y empezar la charla con un, - pues parece que va a nevar... - igual no fue la mejor forma de romper el hielo. De todas formas no me hacen demasiado caso, nunca me hacen caso, eso es porque soy calvo, ¡seguro!

   Cuando partamos, salvo que tengamos un carretero dispuesto (lo dudo) para tan ardua tarea, me subo al pescante.

   - No soy muy ducho en conducir carros, mis señores, pero salvo que alguien sepa, alguno debe llevarlo. -

.

- Tiradas (1)
Cargando editor
19/12/2018, 19:25
Director

Notas de juego

Un detalle: aunque la noche pasó y ya es por la mañana de nuevo, se me olvidó narrar que cenásteis (en mayor o menor medida por el susto vivido). Un simple detalle que se me pasó.