"¿Qué pasa, Guiomar?", le pregunta Sancho a su mujer.
"Aquestos hombres andaban revolviendo por acá, porque dizen que han consigo algo que non es suyo", le explica, señalando la bolsa, "et creen que alguien la dejó por error en su habitación."
"Esa non es razón para venir acá", dice Sancho, dirigiéndose a vosotros. "Bien podríades haber preguntado en el comedor, que estamos todos comiendo."
Se le nota molesto por el hecho de que hayáis entrado aquí. Por como trata a sus hijas, parece un hombre muy celoso de su intimidad, y tal vez sea esa la razón de su enfado.
Simplicio medita sobre lo juicioso o no de desvelar lo que se halla en la bolsa.
Prefiere callar la boca, y esperar a ver por dónde sale la treta de Ventura.
—Tienes razón, maese Sancho, y te pido sinceras disculpas por ello. Todavía no me oriento bien en estas estancias... quería salir de aquí, al patio —dijo calmado mientras arrebujaba la bolsa y agachaba la cabeza simulando cierta vergüenza por la equivocación.
Dio unos pasos atrás en dirección a la puerta y antes de salir se detiene.
—Buen Sancho, ahora que te tengo presente, no sabrás por divina casualidad quien dejó nuestras pertenencias en nuestros aposentos, ¿verdad? Como bien dice su buena esposa —se detuvo un instante para reverenciar a la mujer—, hay algo que obra en nuestro poder y que no pertenece a nuestro hatillo, ¿imagináis quien haya podido olvidarlo ahí?
Roger se devana los sesos mientrastanto intentando recordar cada detalle hasta el más mínimo de ellos, intentando recordar si ha visto en algun momento esa bolsa en poder de alguien desde que les encomendaron la misión allà en el pueblo.
Si crees que debe hacerse una tirada de memoria o algo por el estilo... tu mismo...
Como no tengo muy claro que tenga ni siquiera la opción de hacerla te lo comento directamente.
Tal vez, si en el interior no hubiese una cabeza de un conocido, estaría pensando en la suerte que tendríamos por tener una bolsa nueva, que no nos ha costado los dineros. Pero dada la situación y su contenido, me temo que no será hoy ese día.
"El único al que he visto entrar ha sido ese hideputa de Esteban."
Se refiere al soldado que se interesó por la obra el primer día y os habló de la gente del castillo. Lo visteis dirigirse a la torre de don Pedro cuando llegasteis al castillo tras hablar con el monje en la posada.
Por como lo nombra, Sancho no lo tiene en muy buena estima. Su mujer también tuerce el gesto cuando oye su nombre.
"Vos andaba buscando et fue a vuestra habitación, mas non llevaba nada encima. Quizás si me diziedes qué vos han dejado vos pueda decir de quién puede ser."
Es la primera vez que ves esa bolsa, estás casi seguro, aunque no podrías jurarlo. No recuerdas que Esteban la llevara encima.
-Maese Sancho...Ese Esteban no es trigo limpio, verdad? Demasiado amable y demasiado interesado en lo que no le compete me ha parecido a mi... y veo que os incomoda el mero hecho de pronunciar su nombre... Creeis que puede haber dejado algo entre nuestras cosas con malas intenciones? - Le dice Roger tras una ligera inclinación de cabeza a modo de saludo respetuoso. Y tas hablar se gira a sus compañeros para ver si quieren añadir algo más...
Simplicio anda incomodo pues las negociaciones y las diplomacias nunca fueron su punto fuerte. De buena gana, se liaria a lanzadas contra la mitad de los integrantes del castillo.
Prefiere dar la callada por respuesta y ver como ejercen la diplomacia los de la suya compaña.
Lo que si que le ronda la cabeza, es a quien deberian de preguntar el paradero de la puerta "mágica", que les ponga en contacto con la persona que buscan. ¿ y si fuere el cocinero el idoneo con la excusa de mostrar al señor el hallazgo de la bolsa? Mejor calalr y escuchar.
"Capaz es ese de cualquiere cosa", contesta Sancho. "Pero, dezidme, ¿qué ha esa bolsa que tanto vos preocupa?"
Notáis a Sancho algo diferente. El primer día os pareció un hombre muy serio, pero juicioso y sosegado. Ahora lo notáis alterado y de mal humor.
"Si queredes joder a Esteban, contad conmigo", apostilla antes de que podáis contestarle.
¿ qué os fizo pues, maese cocinero, ese rufian, para que querais del lo peor?
Mientras Simplicio hace la pregunta Roger recoge la bolsa y la cierra cuidadosamente de manera que nadie pueda ver su contenido, ni siquiera en el momento de cogerla y cerrarla.
Con la bolsa bien cerrada se acerca un poco a Sancho y dice: - Maese Sancho, os importaría proporcionarnos una bolsa o saco algo mayor que esta para que podamos esconder esto hasta que lo devolvamos... - se mira a Sancho con perspicacia frunciendo el ceño y añade: - o mejor aun... si nos conseguis ese saco o zurrón para disimular esto... nos encargaremos de devolverle la treta a ese rufián, que me temo que nos quiere hacer pasar un mal rato haciendo creer que somos lo que no somos, y lo hariamos de manera que nadie cargase con la culpa...
Probablemente esté uno o dos dias sin poder conectar en Umbria, por eso he escrito el comentario sin esperar la respuesta a lo dicho por Simplicio.
Si crees que puedes responderle primero a el y despues aceptar el comentario de Roger, lo haces, sino a lo hecho pecho y que sea lo que dios quiera por haber cortado a Sancho antes de responder a Simplicio
Un saludo desde Girona
Albert Tarrés
La pregunta de Simplicio parece golpear a Sancho como si fuera un puñetazo. Cuando reacciona, le ordena a su esposa que se vaya a la habitación y cierre la puerta, y luego se reúne con vosotros en la entrada del edificio, aún dentro de él.
"Ese hideputa ha arruinada a mi niña", os cuenta en voz baja. "Inés era la alegría daqueste castiello. ¿Recordades al porfijado* de José el herrero, aquel soldado llamado Álvaro que se cayó de la torre? Iba a casarse con mi fija. Era un zagal estupendo, responsable et atento siempre con Inés. Mas estonces llegó Esteban et don Fernando le contrató. Mi fija se enamoró dél et dejó a Álvaro. Todos creemos que Álvaro se tiró de la torre porque non pudo soportar su dolor al enterarse de que Esteban la preñó. Pero, en cuanto Esteban se enteró, ese sinvergüenza negó que el fijo fuera suyo. Dejó a mi fija hundida; nunca volvió a ser la mesma. Le pesa en su conciencia la muerte de Álvaro et se siente desdichada por non poder dalle un padre al su fijo. Vos lo juro, non veía el momento de devolvelle el golpe."
Comprendéis que Sancho habla de la joven embarazada que estaba en la habitación junto con Guiomar.
Tras la petición de Roger os dice:
"Puedo conseguirvos todo lo que querades, mas antes habedes de dezirme qué está intentando fazer agora ese malnacido. ¿Qué demonios vos ha puesto en esa bolsa?"
porfijado: ahijado
que hacemos? lo cogemos y le enseñamos la cabeza?
venga gente, que esto se frena....
Ventura zapateó nervioso el suelo mientras se rascaba el mentón.
—¡Valiente malnacido ese Esteban! —exclamó irritado—. Creedme maese Sancho que non quisierais ver lo que se encuentra en la bolsa. Baste decir que pudiera servir de prueba para inculparnos de un delito del que nada tenemos que ver.
Terminadas las primeras explicaciones calló un instante y se mantuvo reflexivo con la mirada perdida.
—Pero dices, maese Sancho, que con nada entró a nuestra alcoba así que nada pudo dejar allí. No obstante le tengo por mala persona por la ruina que causo a vuestra fija así pues creo oportuno tantearle por ver si, por algún lado, pudiéramos relacionarle. Quien es capaz de sembrar tan mala simiente puede ser capaz de todo
No se si hago bien soltándole veladamente el contenido de la bolsa. Yo creo que a este fulano no le caemos muy bien pero peor le cae el tal Esteban... a ver si podemos usarlo en nuestro favor.
me parece bien, pero deberiamos presionarle poquito a poquito entre todos... no? a ver si lo ponemos de nuestro lado..