Partida Rol por web

 En los tiempos del imperio romano, cuando estos construían sus extensos caminos de piedra por toda la península. Se creó la necesidad de pequeños asentamientos a lo largo de estos caminos para dar descanso y proveer suministros a los viajeros que los recorrían. Con el paso del tiempo muchos de estos asentamientos prosperaron gracias al rico comercio que les brindaban estos caminos empedrados, convirtiéndose hoy en día en pueblos llenos de dicha, donde abundaban las riquezas.

 El cruce de piedra... No es uno de estos pueblos, mas bien es una pequeña villa, aun ubicada en el cruce de tres caminos de piedra (de ahí el nombre de la villa) transitados con cierta constancia, eran muy pocos los viajeros que se detenían en esta villa, y si les era posible evitarían estos caminos por ser un nido de ratas y bandidos.

 La razón de tal horrible fortuna para el cruce de piedra era su tierra, una tierra húmeda y pantanosa que dificultaba en demasía la agricultura. La tierra daba cosechas pobres y delgadas. La ganadería correría la misma suerte, solo las cabras podían alimentarse de las pocas malas hierbas de esa tierra. Los pobres idiotas que intentaron pastar vacas por estas tierras hicieron que estas terminaran delgadas, enfermas e incapaces de dar leche. Resultó en su trágica dependencia al comercio. Estas condiciones crearon temporadas de hambre y enfermedad en temporadas de pobre comercio. Desembocó finalmente en campesinos desesperados de hacer cualquier cosa por llevar comida a sus mesas.

 Pero esto no es nada nuevo para nadie pues así ha sido desde hace varias generaciones y todos están acostumbrados a esa vida. Lo que si es nuevo, fue lo que paso hace solo 5 meses...

 Hace 5 meses en una noche como cualquier otra, el pueblo entero se despertó a causa de terribles Gritos. Se escucharon por todo el pueblo sin parar. Todos salieron de sus casas con antorcha en mano para ubicar el origen de aquellos gritos. Provenían de la iglesia de la villa. Todos se agruparon a unos metros de la entrada sin que nadie tuviera el valor de entrar. Los minutos pasaron sin que nadie tuviera el valor de entrar hasta que los gritos pararon... La asistente del cura salió de la entrada cubierta de heridas abiertas y su brazo izquierdo arrancado. La mujer se alejo entre tambaleos de la iglesia, dando unos pocos pasos antes de morir al frente de todos sin... Pasaron varios minutos sin que nadie moviera un musculo... Un grupo hombres rompieron la quietud caminando a la iglesia con pasos de plomo para ver su interior. Los hombres horrorizados vieron la parte superior del cura clavada contra la cruz de la capilla. No lo pensaron dos veces, cerraron la iglesia a cal y canto... Pasaron varios días hasta que alguien quito el cadáver de la mujer al frente de la capilla, seguramente por el olor.

 Ya ha pasado casi un mes desde aquella noche. Todos recuerdan con horror esa noche, evitando hablar del tema siempre que pueden. Querían olvidar lo que había pasado, seguir con sus vidas... Pero un día se escucho un ruido... "un grueso y grave grito? No, era mas un bramido", que proviene justo del interior de la iglesia. No fueron pocos los que lo escucharon y no podían solo ignorarlo. Hicieron lo único que ellos crían correcto, tapiar puertas y ventanas con todo lo que tenían a la mano. Los bramidos continuaron regularmente... Todos, hacían como si no escucharan nada.

 Ya en el presente, 5 meses después de aquella terrible noche. Los niños habían estado desapareciendo. Cosa bastante común en ese lugar. Niños que se pierden en las ciénagas, cazados por un animal o secuestrados por un bandido que no tuvo suerte ese día y necesita llevar comida a su mesa de una forma u otra... Pero estaban desapareciendo con mayor regularidad, "nada se puede hacer" dicen todos. Los padres preocupados por sus hijos no lograron descubrir nada, "así es la vida" les dicen a los pobres padres... Hasta que un día. Una mujer vaga desesperada buscado a su hijo de poco mas de 1 año en plena madrugada, cuando apenas y el cielo se estaba aclarando, el cual había dejado en su cama esa misma noche. La mujer armo un alboroto reuniendo a un grupo de campesinos furiosos justo al frente de la iglesia "es muy temprano para gritos señora! aun ni sale el sol!" le gritaron a la mujer... Todos se callan al escuchar un sonido venir de la iglesia. Solo que esta vez... No era un bramido... Era el llanto de un niño.

Aniceto venía entrando al pueblo trayendo un saco de habas no tan lleno como hubiera deseado. Era la cosecha del campo de su padre, y quería llegar  temprano para venderlas y de ser posible comprar una botella de aguardiente.

Como siempre, iba vestido con su gambesón relleno de lana, prenda con la que disimulaba su extrema delgadez, o al menos eso él creía.

Pero no llegó al despacho. Lo interrumpió un grupo discutiendo frente a la iglesia y el llanto de un crío. Lo curioso era que ninguna de las mujeres llevaba un niño en brazos.

—Buen día madrugadores. ¿Nos han asignado un nuevo sacerdote? Papá se alegrará si le llevo esa noticia. ¿Pero y ese llanto? ¿De dónde viene?

Estaba Honrado celebrando el último trabajo con un trago del más barato. Aún con el vaso a medio beber, se limpió el último sorbo de sus labios con la manga. Un alboroto desde fuera del bar lo interrumpe en sus pensamientos, se levanta de la mesa molesto por no poder terminar de beber tranquilo, deja las monedas justas, cerca de su vaso para pagarlo y se dirige a la puerta para ver que pasa.

-¡Esa madre, por dios, que haga callar a ese niño! 

Pronuncia aún sin salir de la puerta del todo. 

Mira a Aniceto y subiendo los hombros con las palmas abiertas hacia arriba le pregunta

-¿Que demonios pasa aquí? 

Honrado tiene el pelo desaliñado, cviste con unas ropas un tanto viejas que le están un poco ajustadas y un cinturón que apenas se logra ver por debajo de la panza. 

Carlos Fernández se preparaba para comenzar su rutinario día, como todos los anteriores, y seguramente los siguientes, se levantaba de la cama de madrugada, se aseaba ligeramente, se vestía y preparaba el desayuno, comprobaba que llevaba en su saco, lo necesario para acudir a su trabajo en la casa del señor, después de una larga caminata.
Sin embargo, hoy algo fue diferente, mientras desayunaba, oyó unos gritos procedentes del exterior, su mujer sobresaltada se levantó de la cama.

-¿que ocurre Carlos? dijo la mujer.
- Sigue en la cama, cariño, yo saldré a ver. contestó Carlos.

Tras la breve conversación, Carlos salió de su casa y se dirigió hacia los gritos, que lo llevaron a la Iglesia, mucha gente se había acercado, al igual que él, debido a los alarmantes e incesantes gritos de una mujer. Estando ya muy próximo a ella, escuchaba el llanto de un bebé, ¡en el interior de la Iglesia!

Miró alrededor y entre otras personas distinguió a Aniceto y Honesto, a los cuales se acercó.
 

              
Madrugada del 8 de noviembre de 1320. Cielo con nubes.

 La mujer montando tal alboroto era Gregoria la agricultora, Con lagrimas en los ojos y desesperación en su rostro les dice a gritos.

-Es mi niño! Es mi niño! Lo escucho esta en la iglesia!

El llanto para en seco mientras Gregoria terminaba la frase.

"Solo con pensar que podría ser mi propio hijo el que estuviera ahí dentro"- Dijo Carlos cada vez más furioso. "No perdamos más tiempo, voy a entrar"- continuó diciendo decididamente. 
Acto seguido, emprendió la marcha, primero con pasos pequeños y a continuación, pasos más grandes y decididos, directo a la Iglesia, echó una mirada alrededor, para ver si alguien se animaba y para ver si encontraba por dónde sería más fácil acceder a la Iglesia.

Honrado asiente ante las palabras de Carlos y se acerca al portón de la iglesia. 

-Te cubro amigo. 

Arma su arco y se pone en guardia. 

Camila como era de costumbre terminaba  su jornada en el bar muy temprano en la mañana y luego de una noche agotadora se disponía ir a casa. Llevaba unos pocos metros caminados cuando escucha el alboroto y se gira a mirar.
Cuando enfoca bien la vista, ve a una mujer gritando y seguido de esto el llanto de un niño, empieza a buscar con la mirada pero no ve ningún pequeño y se decide a regresar y brindar su ayuda 
Ya en frente de la iglesia y en medio de todo el alboroto ve a Honesto, a Carlos y a Aniceto, cuando se está acercando ve que Carlos empieza a caminar y seguido de éste Honesto
Sin entender bien que pasa les sigue el paso y le dice a Aniceto.
- Qué? No te sumas? Ayudemos a estos dos.

De un ligero trote volvió a su caballo y cogió un hacha que llevaba en la alforja.

a los que iban delante, listo para forzar la puerta con un par de golpes de hacha.

La puerta delantera de la iglesia no solo tenia tablones, habían colocado piedras, carruajes rotos y escombros de distintos tipos con el paso del tiempo. Tardarían varios días en librar la puerta delantera. Las ventanas son muy pequeñas para que pasara una persona.

Carlos, con el valor crecido al verse acompañado de más personas, intentó acceder a la iglesia por la puerta principal, pero rápidamente comprobó que iba a ser imposible debido a numerosos obstáculos que estaban allí apilados.

Siguió con la mirada a izquierda y derecha de la puerta para ver si podría acceder por cualquier otro punto...

Y preguntó a los que se le acercaron..."¿Podríais ayudarme a encontrar algún hueco para acceder al interior? La verdad que nunca se me ha dado bien descubrir cosas" dijo resignado con haciendo una pequeña mueca con la boca.

El joven iba golpeando y empujando con el hacha los obstáculos que él y sus vecinos habían puesto para que nadie ingresaste a tiempo.

—¿Pero por dónde demonios entró ese crío?

Si se había acercado sólo para alardear ante las damas, ahora abrirse paso hasta el interior del templo maldito se había convertido en un desafío personal.

Honesto sin dejar de apuntar con su arco busca alguna rendija por donde pudiera haber pasado el niño.

-Parece que por aquí hay algo?

Señala con la cabeza lo que descubrió sin dejar de apuntar.

Camila se acerca y al ver que está bloqueada la puerta comienza a mirar en todas las direcciones buscando una entrada por dónde pasar.

-Veamos a ver por dónde me cuelo.

              
Mañana.                                                     04/Noviembre/1350                                       Cielo Nublado.

La iglesia esta cerrada a cal y canto, todas la pequeñas ventanas están cerradas con tablas aun cuando no hay espacio para que pasa nadie. Tanto la puerta delantera como trasera están completamente entabladas y llenas de escombros enterrados con grava. 

Una pequeña ventana junto a la puerta trasera (a unos dos metros de alto) muy cerca del techo. Se ve ligeramente extraña. Es mas grande que las demás. Como si fuera desgastada a arañazos... Pero aun esta tapiada con tablas.

Tras un rato buscando por la fachada de la puerta, los laterales y la parte trasera de la Iglesia, no logramos encontrar ni un solo hueco por donde pasar, unos pocos junto a mi tratábamos de descubrir como entrar, pero no parecía que lográsemos nada.
Entonces, se me ocurrió que podríamos tirar algo, alguna piedra, tronco, objeto del suelo hacia las ventanas, con la intención de romperlas y así acceder al interior.
"¡Amigos!" dijo Carlos..."Buscad cualquier objeto contundente que podamos lanzar hacia las ventanas, hagamos un agujero en una de ellas y entremos por ahí" dijo Carlos, muy resolutivo.
Tras sus palabras, rastreó el suelo a su alrededor.
 

—Miren esa ventana de allí arriba. Parece algo desgastada. quizá los palomos la hayan usado para ingresar. Si me ayudan a subir podría agrandar el agujero con mi hacha para que podamos pasar. Bueno, quizá Honesto no quepa, pero yo sí.

Al rededor del suelo hay piedras, palos, escombros, una escalera de madera, lodo y varias hierbas.