Partida Rol por web

Aunque la criatura consigue aguantar las primeras embestidas, el nórdico parece sonreír satisfecho al comprobar que su espadón ha conseguido penetrar su dura piel. Después de todo, tal vez tengan la oportunidad de salir con vida.

Se lanza de nuevo contra el enemigo aunque en esta ocasión consigue esquivar el golpe con facilidad.

Valenso musita una maldición. Sabe que otro golpe como este y probablemente estará acabado. Pero no retrocede, aunque sí usa su pericia para aumentar su pericia en parar los ataques de la bestia. Sin embargo eso hace que sus ataques sean mas débiles conl o que no consigue golpear a su enemiga

Todos seguís luchando valientemente pero es mas complicado de lo que parece dañar a esta cosa.

Sus movimientos son rápidos e impredecibles. Tan pronto ataca como se retuerce bajo su piel marchita y esquiva vuestros golpes.

Igualmente, este espeluznante monstruo con zarpas está rodeado y parece que empieza a verse superado y pretende volverse por donde a venido, pero no sin antes llevarse la cabeza de alguien mas con él.

 Lanza un tremendo zarpazo con la intención de apresar a Valenso ensartándolo sus garras similares a algún instrumento de jardinería enorme y manchadas de sangre.

Por suerte la habilidad en la esgrima tan elavorada de Valenso adquirida con años de duelos y entrenamiento de los grandes maestros de esgrima Zíngaros le ha servido para salvar su vida una vez mas.

Con su intento frustrado el espanto sin rostro emite un lamento al clavársele una flecha de Temûjin, que mas que un lamento parece un eructo gutural. Comprime su base babeante como un muelle, que descomprime para dar un salto espectacular y desaparecer entre la negrura.

Os quedais como antontados unos segundos, confundidos por su rápida retirada. Ha sido tan fácil??

El ruido de cadenas en movimiento pronto se detiene, y solo unas gotas de sangre negra y espesa caen al suelo desde una gran altura.

Fernando está grave, pero aguantará. Está muy débil como para aguantarse solo, y mucho mas para sostener un arma, tiene algunos tendones cortados, pero sus heridas, como comprueba Domingo, ya están curadas. Lo han mantenido con vida durante bastante tiempo.

-Como.. habéis  ...  llegado aqui?

Gracias...

Vuestro turno.

Desaparecéis de aquí? Quien sirve de apoyo para Fernando? Os llevareis a Fernando? Os quedáis para acabar con el monstruo que cuelga del techo? Donde demonios está Hernandez?

- No preguntes tanto, ya habrá tiempo para eso

Se acerca hasta el maltrecho zíngaro y sin mediar palabra lo levanta echándoselo al hombro como un simple saco. No tienen mucho tiempo que perder, y parece la mejor idea aprovechar la tregua de la criatura para salir de allí con vida.

A paso ligero, corre hasta la puerta por la que entraron y espera a que los demás hagan lo mismo.

- Intentad atrancar la puerta para que no nos siga.

-Somos Filibusteros, recuerdas? Bromea Domingo nerviosamente con Fernando.

Se levanta algo receloso y al ver que ha desaparecido la bestia emprende la marcha rápidamente.

-Vamos, salgamos de aquí.

Asiento a las palabras de Halgar, y retrocedo ordenadamente, sin abandonar mi guardia cerrada hasta que cerremos la puerta detrás de nosotros.

Temujin seguía pegado al grupo, preocupado por las extrañas criaturas de este lugar. El había venido a matar hombres, no bestias.

En el caso de lograr cerrar la puerta miro el lugar donde estamos y me dirijo al grupo

- ¿Alguno conoce algun metodo para localizar al maldito brujo?

-Tu no estuviste por aquí antes? No viste alguna sala que pareciese la de un brujo? Lleno de libros raros o algo parecido? Pregunta Domingo a Valenso, echando un vistazo por el pasillo, preguntándose si alguien se estaría acercando.

-Eso, yo tampoco quiero vagabundear por este agujero. ¿Alguien sabe como llegar?-

Miro a Domingo con el ceño fruncido

- No - respondo con lacónica sencillez

- Entonces vamos a buscar a Vizarro. Él sabrá como salir de aquí.

Echa un último vistazo a la puerta donde quedó la extraña criatura y corre tan rápido como puede sin dejar de cargar con Fernando.

Correis tan rapido como vuestras piernas y vuestro meiedo os lo permite a la puerta, para aprovechar la tregua que se os a dado. desconfiáis mas de ella que de un Nemedio borracho, pero es lo mejor que os podía haber pasado ahora.

Halgar carga con el moribundo de Fernando hasta fuera, el pasillo a oscuras y Valenso cierra la puerta con un suspiro de alivio cuando se apoya en ella.

Comenzáis a hablar sobre cual será vuerto siguiente paso, peor antes de tener nada claro, un fuerte golpe en la puerta jinto con un chirrido metálico os hace ver que es hora de irse corriendo, pues vuestro amigo de las zarpas intenta salir a por vosotros. Valenso aguanta con fuerza la primera envestida, pero no va a durar mucho, ni él, ni la puerta, así que corréis en busca de Vizzaro y Julian.

Salís de esa zona oscura y giráis el pasillo en busca de los dos brivones, ahora aliados vuestros.

Cuando habéis cojido un poco de distancia, el monstruo parece no seguiros, así que vais con algo mas de calma, si se le puede llamar así estar en una cárcel donde quien no está encadenado, o muerto, está loco.

Unos pasos adelante, empezáis a oír el tintineo de una campana, y el sonido de las espadas luchando entre ellas.

Aceleráis el paso para ver que ocurre, que no es mas sino lo que os esperáis.

Veis como Mariano lleva a otra persona a rastras como puede, si Mariano estaba herido, este otro lo está mucho mas. Es un hombre joven, con media melena negra y lisa, no es muy corpulento pero si algo mayor que Mariano.

No hay duda, es Julian, y lo han encontrado, pero está mal herido también, señales de un largo interrogatorio, pero al menos, no parece que tenga placa anormal en la cabeza.

-HE! Vosotros!! grita Mariano al veros

Nos han descubierto! Ayudad a Vizarro!

Dicho esto sigue cargando con Julian en direccion opuesta a vosotros.

  Aspecto de Julian, cuando se encuentre mejor XDD

Avanzáis hacia donde se oyen los ruidos de batalla.

-Ostias! menos mal que habéis llegado!

Vizarro está luchando contra nada mas y nada menos que seis soldados que le han descubierto y parcialmente rodeado, por suerte Vizarro siempre ha tenido bastante suerte en todo, y ahora con dos espadas, una en cada mano, aguanta los ataques mientras se mueve lentamente hacia atrás para evitar ser rodeado del todo.

Su brazo derecho no parece que le afecte en nada negativo frente a los soldados, mas bien, al contrario, si alguno lo ha visto luchar antes, ahora parece mas agil y fuerte que antes.

Pero aun así parece claro que necesita vuestra ayuda. Y a lo lejos, parece que vienen mas soldados, el tiempo ahora no está de vuestro lado...

Vuestro turno.

Domingo se apresura a alcanzar a Vizarro, armas en mano, no sin antes susurrar unas palabras a Valenso. -Crees que podrías confundir a algunos de esos cabrones? Con "dinero" seguro que pican.

Una vez alcanza al zingaro en combate, se toma un pequeño tiempo para burlarse de sus rivales.

-6 contra 1? menuda panda de gallinas. Aun no lo habéis tumbado y no os queda claro? Es vuestra última oportunidad, rendiros o morid.

Sin soltar a Fernando, echa mano al cinto donde habitualmente guarda sus hachas arrojadizas y tras palpar un instante, recuerda que había decidido no traerlas. En principio no pensaba utilizarlas, pero ahora le hubiesen venido bien. Sin dejar de mirar hacia atrás, observa el combate atento por si tiene que intervenir.

- Vamos, acabad rápido con esa escoria.

- Yo lo protejo - digo a Halgar refiriéndome al herido- Déjalo en el suelo y ve junto a ellos que te necesitan

Y mientras hablo así, y espero que el gigantón me haga caso, saco mi ballesta y disparo a uno de los combatientes que no esé trabado en combate con mis compañeros

Mira unos instantes al noble zíngaro asimilando sus palabras, y finalmente asiente con gesto serio mientras deposita a Fernando en el suelo con todo el cuidado que sus toscos movimientos le permiten.

Vuelve a incorporarse, gira sobre sí mismo y echa la mano hacia atrás, justo sobre su cabeza, buscando de manera instintiva su espadón.

- Os voy a machacar... - Con una amplia sonrisa, se lanza al campo de batalla.