Partida Rol por web

-Bien, nos veremos mañana aquí para comenzar la investigación
Con esa frase dejaba claro que no quería ser recogido en su refugio, que si bien podía ser 'secreto' (y dudaba que existiera ese término por mucho tiempo en la sociedad vampírica) al menos era suyo. Y nadie ajeno al Clan Brujah debía conocerlo porque sí o por su voluntad. Además contaba con muchos otros lugares en los que dormir, en caso de que se torcieran las cosas, pues su abultada cartera se lo permitía

Tampoco le preocupó excesivamente el no poder contactar con Ignasi o el primogénito del Clan, pues para algo existían los móviles. Por ahora no les llamaría ni les mandaría ningún mensaje, hasta que tuviera algo de qué informar. No se fiaba de Ignasi, como realmente no se fiaba de nadie hasta que se lo demostraran, y sólo sentía deferencia hacia los suyos

Se giró sobre sus talones y se dirigió hacia el lugar donde había aparcado el Tesla. Necesitaba pensar, y quizá de paso alimentarse, de camino hacia su casa

Estel me espera en un taxi con la puerta abierta. Por un momento, olvido todo pesar de mi nueva condición, me siento junto a ella, la miro y sonrío visiblemente complacida, y cierro la puerta.

Sin problema - Sergi sonríe, divertido aunque comprensivo ante tu exceso de celo -. Mañana a primera hora de la Noche aquí mismo, en la Plaça Sant Jaume - accede justo antes de meterse en un humilde taxi conducido por un pakistanés que obsequia a sus clientes con música Punjabi a todo volúmen.

Taconeas los cinco minutos de callejas que te separan del Liceu, lugar en cuyos aledaños dejaste tu lujoso vehículo; parece que haga siglos cuando llegaste a la celebración que ha desembocado en vuestra asistencia en La Generalitat.

Me despido de Dianna y tomo uno de los taxis que esperan, aunque tengo que dejar pasar a otro de los vástagos antes, no quiero montarme en uno de matrícula impar.

-Demasiada acción por hoy, me voy a casa.

La verdad es que ha sido un primer día oficial interesante, los líos de la ciudad y sobre todo lo de mi sire.

-Mañana tendré que investigar el encargo de los Malkavian. Los aviso para que estén preparados y voy, cuanto antes me lo quite de encima mejor, que ahora tengo fiesta, pero luego tendré que ir a trabajar.

Aquella noche no estaba para callejear. Lo hacía habitualmente, y por mucho que no hiciera demasiado tiempo que se había convertido en vampiro se había acostumbrado; de hecho no cambiaría el placer de la sangre que al correr por sus venas le garantizaba la inmortalidad por nada del mundo. Además, al contrario que muchos otros cainitas, nunca mataba a sus víctimas...

Condujo hasta su casa. Una vez allí, dejó el coche en el garaje y entró por esa puerta. Con una simple orden, 'luz', la domótica inteligente activó unos halógenos de luz suave que iluminaron la estancia. Se reclinó en un sofá de tres piezas y encendió su portátil. Buscó chicas de escort, y repasó las más caras que encontró. Muchas de ellas eran universitarias que pagaban así sus estudios, o que simplemente se habían acostumbrado a un tren de vida alto. A fin de cuenta sus clientes eran personas como Gaudencio

No sentía especial interés por el sexo. Hacía décadas que no lo practicaba, siendo mortal, y convertido en un hijo de la noche había descubierto la sangre, lo cual había reducido el orgasmo a poco más que una sonrisa. Encontró a una chica de apariencia eslava, se hacía llamar Astrid. Cogió el teléfono y marcó su número...

El teléfono da varios tonos, demasiados, antes de que alguien atienda tu llamada:

Operadora: Global Scorts Limited, le atiende Priscila, en qué puedo ayudarle??? - una voz joven y eficiente, preñada de un marcado acento anglosajón invade la línea.

Gaudencio: Estoy interesado en... Astrid...

Priscila: Astrid... - teclea algo en un ordenador -. Si, perfecto, para qué fecha y ciudad sería "el acontecimiento".

Gaudencio: Pues... En realidad debería ser para ahora mismo...

Priscila: Ahm, entiendo... Sería un brunch??? - requiere.

Gaudencio: No, no... Más bien un servicio a domicilio... Urgente...

Vacío en la línea.

Priscila: Ya... - vacila - ... entiendo - miente, aunque su trabajo sea soportar las excentricidades de los ricachones a los que debe atender, un servicio urgente a domicilio, a las seis de la mañana, es algo ciertamente raro, incluso para una mujer como ella -. Lamento informarle que Astrid, en estos momentos, no se encuentra en Barcelona... Si que, con su mismo perfil, dispongo de Valerie a la que podría intentar - despertar - localizar; puede usted consultar sus características en globalscorts.net o...

Gaudencio: Servirá - tajante.

Priscila te pide que tengas la línea libre para, pasados cinco minutos, confirmarte la diligente presencia de Valerie en el lugar que indiques de la ciudad.

Un rato más de charla sirve para confirmar tu dirección y otros datos de interés, darte de alta como cliente, emitir una aséptica factura a tu nombre y... Poco más, no pasa ni un cuarto de hora entre que te despides de la tal Priscila y alguien llama a tu puerta.

En efecto, se trata de una voluptuosa pelirroja de hechizantes ojos de color esmeralda enfundada en un vaporoso y elegante vestido verde que no deja a la imaginación las sinuosas curvas de la Diosa que lo luce. El tipo de mujer, en definitiva, por el que todo hombre mataría sin dudar.
Monsieur Gaudencio, j'imagine - saluda con marcado acento francés -. Je suis Valerie - invade la dependencia con una sutil fragancia que habla de una rápida y efectiva ducha antes de ser recogida para el servicio. En su mano derecha esgrime una botella de cava helado, sin duda regalo de la casa - Que voulez vous? Desea tomar una copa mientras nos conocemos? - sonríe recatadamente, el tipo de sonrisa que haría enloquecer a cualquiera... Siempre y cuando siguiera vivo.