Partida Rol por web

A pesar de que son ya pasadas las tres de la madrugada todavía hay movimiento en la ciudad que bulle incesantemente a todas horas.

No te cuesta mucho, sin embargo, llegar a las inmediaciones de la plaça Osca: Tomas la Vía Layetana hasta la calle Aragón por la que cruzas la ciudad hasta situarte en el barrio de Sants.
Una vez allí Creu Coberta te conduce hasta la calle Premià por la que asciendes hasta alcanzar tu objetivo y estacionar relativamente cerca. 

Ya a pie, cuando llegas a la plaza, te percatas que en realidad el siniestro no se ha producido allí sino en la calle de Riego: Una estrecha calleja peatonal que desemboca en Osca y en la que hay dispuesto un cordón policial alrededor de un edificio devastado por el efecto de las llamas. 

Fuera del cordón hay estacionados un par de camiones de bomberos, una ambulancia y dos patrullas, una de Mossos y otra de la Guardia Urbana. 

Entre los curiosos de alrededor del siniestro distingues a Montserrat Sanahuja, Directora de Protocolo, y el pelirrojo que anoche custodiaba la entrada del Liceu.

Llegas justo a tiempo. Sergi me ha dicho que ibas a venir - aclara -. Parece que han encontrado a algún superviviente debajo de los escombros - señala el interior del cordón, el lugar en el que se aprecia el edificio devorado por las llamas y parcialmente derruido en el que, efectivamente, en un punto concreto de las ruinas se aprecia movimiento y agitación: Los bomberos se dan ordenes los unos a los otros mientras el personal sanitario aguarda el posible traslado del posible damnificado -. He mandado a uno de los jóvenes Malkavian a que saque información de primera mano. Su profesión como enfermero nos resulta de suma utilidad en un asunto como este - informa permaneciendo expectante a tu lado, fuera del cordón, esperando novedades por parte del citado individuo al que no distingues entre los que trabajan entre los cascotes del desastre.

Uno de los bomberos que se encuentra en el lugar en el que hay movimiento se gira.

Eh! Vosotros! - le grita a los enfermeros del exterior -. Una camilla aprisa!!! - su tono denota urgencia y tanto él como el otro bombero que lo acompaña dejan el lugar en el que se encuentran para ayudar a trasladar la litera hasta el punto en el que originalmente se hallaban.

-Señorita Sanahuja -saludo inclinando levemente la cabeza
Como ella y el pelirrojo se mantiene a la expectativa, observando en silencio tras sus cristales. Ignoraba qué estaba pasando allí más allá de lo obvio, así que no se cortó un pelo a la hora de preguntar, siempre con educación
-Por lo que he oído era una Capilla Tremere. ¿Quién osaría atacar a los magos en su propio terreno? -inquirió, arrugando el ceño con gesto extraño. Quizá podría haber sido un ataque del Sabbat, pero no había tenido noticia alguna -más allá de lo habitual- de que la organización estuviera asaltando la ciudad, y un grupo de asalto reducido dudaba que tuviera el poder de arrasar sin más un centro de poder del Clan de los Magos. Por lo tanto, por defecto, debía ser algún miembro de la Camarilla, lo cual era aún más siniestro, habida cuenta de los acontecimientos

-Si es humano, es posible que necesite sangre de los nuestros para sobrevivir -añadió, haciendo un gesto hacia la camilla. Se tratara de un ghoul o un mortal, varias gotas vitae podrían sanarle las heridas y curarle. Y habida cuenta de que podría ser un testigo valioso nunca estaba de más
Como con Pons, y no ignorando su posición frente de la Directora de Protocolo, simplemente lo dejó caer...

Por eso estamos aquí - responde la Cainita, tanto ella como el pelirrojo obviamente concentrados en lo que acontece dentro del cordón policial -. Veremos si hay algún testigo, sería crucial para saber qué ha ocurrido - determina.

Algo se mueve en el lugar en el que se concentraban los servicios de emergencias.

Aparece un enfermero que lleva de la mano a Marina, una de las neonatas que anoche fueron presentadas y que no parece haber sufrido lesiones evidentes. 

Qué hace esta aquí - masculla el pelirrojo. 

Qué más da - asiente Sanahuja con una fría sonrisa adornando su semblante -. Alguna explicación tendrá que dar - afirma contundente. 

Tu - se dirige a ti de modo autoritario -. Ve al Liceu, allí nos encontraremos - determina sin opción a réplica. 

Observó de reojo a Sanahuja
Algunos Príncipes, por lo que había oído, tendían a rodearse de cargos más allá de los habituales. Ignoraba cómo había ascendido la mujer a Directora de Protocolo, pero salvo contar con el favor del Príncipe y tareas propias de éste, su poder no trascendía más allá de ciertas fronteras naturales. No era ni Senescal, ni Sheriff, ni Azote. Dudó que tuviera poder alguno sobre él, pero siendo neonato optó por no entrar al trapo. Contaba con mucho tiempo por delante para aprender más de las telarañas que urdía el Príncipe y cuánto poder otorgaba a los suyos

En cualquier caso, no cumplió inmediatamente la orden de la mujer. Giró sobre sus talones, se alejó unos cuantos metros con artificial lentitud, y extrajo el móvil de su bolsillo. Marcó el número de Busquets, y le explicó someramente la situación:
-Parece que están sacando a alguien en camilla. Supongo que mortal o un ghoul si necesita asistencia. Sanahuja 'ordena' que vuelva al Liceo, ¿me quedo aquí, pongo rumbo al Liceo o hay algún lugar más donde ir? -preguntó, remarcando previamente antes el verbo de mando con cierta acidez, y cediendo la decisión absoluta a su Sire

Cumple lo que te diga - dispone Ignasi líneas telefónicas mediante -. La situación es grave - explica -. De momento debemos estar juntos... por lo menos hasta que aclaremos a qué nos enfrentamos... - justifica.

La salida de Carlos, otro de los Neonatos que ayer fueron presentados, de entre los escombros y arrastrando, entre él y un enfermero una camilla en la que divisas un cuerpo cubierto con una manta térmica precipita los acontecimientos:

Llévanos al Liceu - le ordena Sanahuja a otro enfermero que permanecía al lado de la ambulancia -. A todos - determina autoritariamente.
El tipo parpadea un instante para, acto seguido, encaramarse al puesto de conductor de la ambulancia y encender el motor del vehículo.

El pelirrojo que acompaña a la Directora de Protocolo también sube al puesto de copiloto de la ambulancia mientras entre Carlos y el otro ambulanciero cargan la camilla por la parte trasera y se montan en la misma. 

Tu - Montserrat dedica una intensa mirada a la Neonata Marina que, tras salir de entre los cascotes, miraba confundida su teléfono móvil - también te vienes con nosotros - y sube a la ambulancia sin dar opción a réplica, seguida de la Neonata que va tras ella como un dócil corderito. 

Las puertas traseras del vehículo se cierran para, a continuación, arrancar con el aullido de las sirenas e internarse en la ciudad.

Asintió, sin perder detalle de lo que estaba ocurriendo. Giró sobre sus talones, se acomodó en su Tesla, pulsó el botón del modo 'Absurdo' y pisó el acelerador. En menos de 3 segundos (para ser exactos en 2,8) el coche aceleró hasta los 100 kilómetros por hora, alcanzando a la ambulancia en un suspiro. Ningún vehículo creado por el hombre poseía tal aceleración, y sólo se percibía un suave zumbido agradable

Lo sencillo de conducir detrás de una ambulancia era que ésta iba limpiando la carretera de obstáculos, y cualquier coche que aún circulara por las calles a esa hora se veía impelido a apartarse o reducir su marcha. ¿Qué estaba pasando?, se preguntó. Al parecer varios de los neonatos habían acudido a esa Capilla Tremere, y aún no sabía qué. Fuera lo que fuese, habían sido atacados, o cuanto menos algo había fallado terriblemente...
Como un tic nervioso, palmeó con los dedos la parte superior del volante