Partida Rol por web

Mi incomodidad es palpable, de hecho mis nuevas amigas parecen notarla.

-Mi cabeza bien, mejor que bien, ahora me doy cuenta de cosas que antes no. ¿No os pasa a vosotras? Cómo si alguien hubiese descorrido una tela de esas de gasa...
Ahora entiendo cómo funcionan las cosas, y las cosas funcionan mejor cuando el mundo está equilibrado. Cuando no lo está y participas de algo desequilibrado, estas llamando al desastre.

Miro a ambas mujeres a ver si comprenden lo que digo, aunque...

¿Como no lo van a entender? si está claro como el agua.

Llegamos a la altura del camarero zombie y mi aflición parece rebajarse de nuevo.
Tomo dos copas y ofrezco una a Marina.

-Tú, quédate aquí.

Le suelto al camarero. El tono es neutro, pero implica una orden clara, de alguien que parece acostumbrado a dar instrucciones.

-¿Y vosotras? Cómo habéis acabado aquí?

Anna Sagnier a Estel: Estás preciosa, pienso en decirle tras fundirnos en un abrazo rojo que me vincula más a ella en lugar de incomodar.

La velada en el Liceu había presenciado una escena desacostumbradamente emotiva en lo que a demostraciones de afecto entre cainitas respecta: Dos de las neonatas, aquellas con raíces periodísticas, se funden en un sentido abrazo carmesí para, a continuación, dirigirse al baño como si de dos adolescentes en plena efervescencia hormonal se tratara.

Probablemente fuera consecuencia de la desolación, de sentirse solas en un mundo desconocido y que, a pesar de sus esfuerzos, todavía las superaba.

El hecho de reconocer, entre alguno de sus iguales, a alguien de quien ya tenían constancia en su vida mortal actúa como catalizador de las emociones vertidas, como punto de apoyo o referencia que faculta el difícil transito de la humanidad a la inmortalidad... Sea como sea, las Vástagos enfundadas en sus vestidos rojos abandonan momentáneamente la escena en la que los Vampiros revolotean animadamente de uno a otro lado.

Gaudencio: ...buscó con la mirada a su sire...

Gaudencio localiza a su Sire acompañado de un tipo fornido y atractivo, de ancho cuello y elegante traje hecho a medida. Cuando el Neonato ve a su Sire este hace una mueca de aceptación que evidencia que él también estaba buscándole y se aproxima, junto a su acompañante, al lugar donde se encuentra el aparentemente maduro Cainita. 

Eraser y María: ...también hay inadaptados. Como tú y yo." Eraser le dio la espalda a la puerta principal y se encaró a la entrada del hall "¿Los buscamos y nos echamos unas risas entre todos?"

Al internarse en la antesala, un individuo con aspecto de macarra o quinqui de barrio corta abruptamente el paso de Eraser y María.

Y vosotros qué? - escupe -. Parecéis el jodido Pin y Pon en versión familia Monster paseando de un lado al otro como una puta bola de pinball desas - añade descriptivamente -. Y vuestra colla d'apestosos porqué coño no han venío? - requiere enfáticamente, tal vez tratándose del único que osa preguntar lo que todo el mundo se plantea y que, por decoro, nadie se atreve a consultar.

El Príncipe emerge, acompañado por el séquito habitual, de una salida lateral e inmediatamente se ve rodeado por varios Vástagos que se dedican a cortejarlo empalagosamente.

Montoya parece hacerles un caso relativo, atendiendo a sus vasallos pero obviamente más centrado en buscar a alguien en la Sala... Hasta reparar en Marina.

Excusa su marcha con media sonrisa y se traslada, abandonando tras de sí a la comitiva de aduladores para dirigirse, ignorando la presencia de Dianna y Carlos, a la Neonata de vestido plateado ante la que se inclina respetuosamente y besa galante el dorso de su mano.

Marina, ma chère, me alegra tanto verte después de tanto tiempo - confiesa afectadamente -. Espero que Montserrat te haya tratado bien, ya me ha comentado que te ha ayudado con el vestido y el resultado es... - alza la mano de la neonata para admirar la manera como le sienta el atuendo - ... simplemente espectacular - no hay atisbo de morbo o maldad en lo que dice, ninguna segunda intención ni nada que se le parezca, basicamente constata un hecho objetivo con la candidez y orgullo con el que un padre vería a su hija irse al baile de fin de curso.

Carlos: ...Tú, quédate aquí. Le suelto al camarero. El tono es neutro, pero implica una orden clara, de alguien que parece acostumbrado a dar instrucciones. -¿Y vosotras? Cómo habéis acabado aquí?

A pesar de la orden de Carlos Moracho, el camarero parece no escuchar ni entender, como si el objeto de ese mandato hubiera sido una planta o robot programado para seguir un curso previamente establecido...

Como un autómata sigue su desesperado recorrido entre Vástagos que no acaban con él por el simple motivo que sería algo indecoroso.

Zeñorrita Ledezma - un individuo que aparenta haber pasado la sesentena, que luce un ostentoso monóculo en uno de sus ojos y habla con exótico acento plagado de erres y eses sonoras propio de los países del Este se planta ante la pelirroja con un taconeo marcial, aparentemente indiferente a la confundida presencia de Moracho -. Debo felizitarrla por zu dizcurrzo, ha zabido uzted darr en clavo de qué manerra nozotrros querrer ajuzticiarr ezte indezeable - adula -. Mi disculparr - excusa inclinando la cabeza en una sutil reverencia que corona con un beso en el dorso de la mano de la pelirroja -. Nicklaus von Torgelow, parra zerrvirla a uzted y al Regente - introduce tras el oportuno besamanos.

La serie de movimientos y encaje de piezas urdido alrededor de Carlos, el secuestro de Marina a cargo de Montoya y la reciente aparición del hombre del monóculo dejan al Malkavian en un incómodo segundo plano en lo que a la conversación entre von Torgelow y Dianna refiere, el tercero en discordia en ese corrillo, con oportunidad de participar en el mismo pero obviamente desorientado.

Reunidos en una esquina, Edgard, Salvador Dalí y un tipo con desaliñado aspecto de científico en horas bajas parece darse cuenta del apuro en que parece encontrarse Carlos Moracho a quien Edgard llama la atención, animándolo y haciéndole gestos para que se reúna con ellos.

Anna y Estel salen del baño y se reúnen con Roderic, Sire de la Toreador, y otro tipo de pelo canoso que justo antes del espectáculo había estado hablando con Gaudencio.

Ignasi se acerca al lugar en que te encuentras con el hombre que lo acompaña, ambos parecen satisfechos:

Gaudencio - Ignasi te da la mano, acompañando su gesto con una afectuosa palmada en el hombro -. Quería presentarte a Jaume Coll, Primogénito Brujah en Barcelona.

Gaudencio - introduce el recién introducido con un poderoso apretón de manos que más bien parece que vaya a sacarte los huesos de sitio. Una demostración de autoridad, el tipo de individuo habituado a mandar... Y ser obedecido sin ambages -. Estoy muy satisfecho con vuestras intervenciones - admite calurosamente -. Se han alejado de la norma, de la inopia general, esto es bueno para nosotros, nos distancia oportunamente del rebaño - enfatiza -. Veremos de qué manera podemos emplear a ese desgraciado, tenemos un mes para demostrar que su ejecución, sin más, era sin duda apresurada - determina -. No me gusta inmiscuirme en las iniciativas, en este caso las tuyas Gaudencio, pero Ignasi estará muy liado con el asunto de los cadáveres y tu no eres más que un neonato así que me permito darte un consejo, sin que vayas a tomártelo mal - disculpa -. Ten cuidado con los Nosferatu, a menudo nos hemos llevado bien con ellos, en muchas cosas coincidimos aunque no siempre hayamos apoyado sus... Maneras de hacer las cosas... - enigmático -. Pero el desplante de hoy hay que interpretarlo con prudencia así que... Lo que te digo, cuidado con ellos - advierte secretamente y en tono confidencial.

Salís del baño, la fiesta parece haberse animado en vuestra ausencia:

Montoya conversa con Marina; Gaudencio con el individuo que hizo la disertación junto a otro robusto y elegantemente vestido; los Nosferatu son interpelados por un tipo joven de aspecto barriobajero; Dianna es agasajada por un individuo de unos sesenta años ataviado con un monóculo y Carlos Moracho se dirige a una esquina donde se encuentran Dalí, Edgard el gángster y otro de aspecto desaliñado...

Estel busca a Roderic que está conversando animadamente con un tipo maduro y elegante con el pelo largo y entrecano. El Sire de Estel sonríe al ver que os acercáis.

Ahm Estel, permite que te presente a Bernat, es el mejor arquitecto de Barcelona.

Mucho gusto, Estel - el tipo besa galantemente la mano de la Toreador -. Como siempre Roderic exagera - añade con modestia -. Lo que sí ha sido espectacular ha sido tu puesta en escena - añade galantemente.

Y vos... - Roderic refiriéndose a Anna -. No nos presentas a tu nueva amiga??? O ya os conociáis de antes??? - requiere el Sire francamente interesado.

El jodido zombie/camarero se pira como si nada, parece un programa malo para pc, de estos que solo pueden hacer una cosa.

Y de repente ¡Booooum! El fucking regente está detrás de mí, di que como si hubiese sido transparente. Habla con Marina, con una familiaridad notable.

-¿Me he ido a juntar con la creme de la creme de los neonatos?

Me retiro un par de pasos junto a Diana, acojonado, pero en control de la situación.
Le soltaria una chanza a la pelirroja, pero en el mundo de los superpoderes en el que juego ahora, cualquiera sabe quién puede escucharte desde el otro lado del salón, o mientras habla con la chica que hablaba conmigo hace unos momentos...

Aún así me giro hacia Dianna para hablar con ella y me encuentro a un ruso con monóculo.

-Con monóculo! No me jodas vaya...
Y besito en la mano, ¿Que estamos? ¿En el siglo 18? Bueno... Que está gente igual ha vivido en el 18 y antes...

Al final me he quedado de aguantavelas, me han robado la atención de mis dos nuevas amigas y tres son multitud aunque cuatro puede ser divertido.
Miro a mi alrededor y veo a Edgar que me hace señas junto a otros dos tipos, me encamino hacia ellos, total, ni parece bien quedarme solo como un pringaillo, ni me apetece encabronar a Edgar.

-Puta vida tete... Castaña y pelirroja por el ganster y el pintor y científico locos. Guay!

Pese a mis negros pensamientos sonrío, mi cabeza hace alguna conexión y supongo que habré de llevarme bien con ellos.

-Nene, ahora tu también eres de "los locos"

Cuando llegas a su posición, Edgard te introduce a Salvador Dalí, guardián del Liceu, y a Jordi Canals, Primogénito Malkavian en Barcelona.

A pesar del cargo que ostenta, la función del pintor en la grave conversación más parece ser la de figurante; un pasmarote cuya única función sea la de ser un número par de tertulianos.

Edgard te pone en antecedentes acerca del motivo de tan pintoresco cónclave: Asuntos del Clan que no deberían transcender al mismo, el caso es que Pere Arnau, tu Sire, ha enloquecido y sus actos, cada vez más temerarios amenazan con romper la Mascarada.

Es un asunto que se ha ido agravando con el tiempo - denuncia Canals apesadumbrado.

Siempre había sido excéntrico - interviene Edgard - pero nunca hasta este punto.

Perdió el sentido a finales de diciembre, poco antes de tu abrazo - de nuevo Canals -. No sabemos el motivo pero debemos tratarlo antes de que haga alguna barbaridad.

Es un tipo muy sensitivo - explica Edgard -, cada vez que nos acercamos a él nos da esquinazo.

Hemos pensado que tal vez tú, que eres su Sangre, tengas más suerte que nosotros - cavila El Primogénito -. Que te deje acercarte y hablar con él.

Tal vez tú logres convencerlo de la necesidad de recibir tratamiento, que las aguas vuelvan a su cauce - apunta Edgard -. Aunque es algo peligroso, está totalmente fuera de sí - advierte seriamente.

"La verdad es que me causa el mismo interés convivir con estas personas, que ver a una vaca pastando", pensó María, a lo mejor Eraser tenía razón y la situación servía para que se distrajera, pero conociéndose, hubiera preferido estar en un rincón sola, observando a los animales desenvolviéndose...o todavía mejor, en su casa, jugando con James y sus demás "mascotas".

-Para serte sincera...si por mi fuera me quedaría sentada en la esquina donde nos conocimos,  y no me movería hasta que se nos autorize largarnos de aquí...Que gente tan autoritaría, debe ser por el país, les haría falta liberarse de la monarquía para que sus ciudadanos fueran totalmente libres y soberanos.- La voz de María por primera vez en la noche había sonado completamente desganada y carente de alguna emoción, demostrando en efecto, que el recuerdo del joven Joey, aún estaba en su cabeza, las puertas cerradas, si de por si ya se sentía una bestia, el efecto de saberse encerrada (en un lugar dónde lo que menos era mal visto era su ajado y anticuado vestido), la tenía bastante incomodada. Haciendo de tripas corazón, caminó con Eraser del brazo, cabizbaja y sin alzar la vista, cuando entonces la voz de alguien la hizo salir de sus pensamientos divagantes ahora enfocados en una antigua canción que le gustaba a su abuela "te quiero en mi paraíso, es decir que en mi país la gente viva felíz, aunque no tengan permiso..."

María barrió al sujeto con la mirada, tenía pinta de cholo, pero no estaba tan mal, ese aire rudo y callejero, aunque le sorprendieron sus palabras, y sobre todo el acento tan raro, ella no hablaba ni jota de catalán...o barcelonés...o lo que sea que fuese el idioma tan raro que usaban a veces en Barcelona. -Colla?.- preguntó tontamente llevandose una mano a la mejilla confusa, luego asumió que era otro bravucón, le dio un apretón en el brazo a Eraser, y una vez más, haciendo gala de su antigua profesión, María cambió el semblante triste y dubitativo que se habia apoderado de ella, por uno más jovial...y atrevido. -Pin y Pon?...Dios mio, soy de México, no den por sentado que se todo lo que pasa en España, tengo meses aquí...a lo mucho yo nos veía más como una especie de Pili y Mili...sin lo rubias.- le dió una palmadita a Eraser, y luego añadió con su voz susurrante, misteriosa y sensual. -Y bueno,  creo que todos aquí se mueven como bolas de pinball, no tengo idea de porque nuestro clan no está presente, solo soy una chica-inocentemente- tal vez están en alguna misión secreta, que sé yo; lo que sí te puedo confesar es que en efecto, estamos de un lado para el otro...verás...somos una pareja swinger y estabamos buscando a algún candidato entre toda esta simpática gente que se nos uniera en una de nuestras fiestas...nos encantan los tríos...verdad Eraser, y pues...papi que cuando te he visto, no lo negaré, te imagine poseyéndome en todas las posturas del Kamasutra.- terminó María con un tono ensoñador y distraído, si la gente la rechazaba por ser grotesca, aberrante y monstruosa, entonces comenzaría a comportarse como tal, con toda la intención de distraerles de quien en verdad era en el fondo.

-María Pellicer, ex actriz, y servidora...¿y tú tienes algún nombre, galan de cine?.- lo que si era cierto, es que el tipo en su estilo era bastante cachondo.

-Muy amable.- Dijo la vampiresa respondiendo al cumplido del arquitecto, Bernat parecía un ser interesante.

-Ella es Anna.- Dijo respondiendo a la curiosidad de Roderic. -No es una amiga cualquiera, es una buena amiga. Nos conocemos desde hace algún tiempo pero es la primera vez que coincidimos en un sitio como éste y, sobre todo, en estas circunstancias. En cualquier caso, es un alivio poder contar con ella.- La vampiresa hizo una pausa para después dirigirse a Anna. -Anna, él es Roderic, mi sire.- Después de las presentaciones dejó a Anna con Roderic mientras que ella se centraba más en Bernat.

-Así que es usted el arquitecto municipal. ¡Qué maravilla! Barcelona guarda sin duda algunos de los mejores ejemplos de la arquitectura modernista del mundo, muy especialmente los gaudianos edificios de La Pedrera y la Casa Batlló y, por supuesto, la inigualable Sagrada Familia. No me diga que tiene algo que ver con todo eso. ¿De qué ha sido artífice?- Comentó Estel de manera agradable, tenía mucho interés por conocer a aquel vástago, pero sobre todo le estaba dando conversación para que Anna y Roderic pudiesen conocerse mejor.

Sigo a Estel y llegamos junto a dos hombres que ya había visto antes. Uno es un joven atractivo con barba y bigote ralos y cejas espesas, sire de Estel. El otro es un hombre bastante maduro, también atractivo, con cabello y barba abundantes y ya plateados que se había acercado anteriormente a mi lacónico “caballero”. Besa la mano de Estel tras ser presentado a esta por su sire como “el mejor arquitecto de Barcelona”. Es algo que me desconcierta, no porque desconfíe de ello, sino por la consideración extraña para mí de cualquier vástago como algo más que un depredador maldito. Halaga la puesta en escena de Estel y se suma a su larga lista de admiradores, o aduladores.

El joven pregunta a la vampira por mí, y aunque todo indica que no prestaba atención cuando me presenté sobre el escenario, parece interesado. Estel me presenta como una buena amiga, conocida tiempo atrás, y vuelve a expresar afecto hacia mí. Este trato, tanto por parte de ella como por su sire, tan distinto al del tarado con bigote, hace que me sienta más insegura, como quien encuentra algo valioso después de un largo período de desesperanza y teme perderlo una vez más.

Es un placer, digo, dándole la mano. Intento acordarme de situaciones parecidas y no tan lejanas en el tiempo para aparentar cierta normalidad, algo que consigo no sin esfuerzo. Estel me ha hablado muy bien de usted, digo con respeto, obviando la petición que ha hecho a su chiquilla, en la que jamás me involucraría si no fuera por ella.

Una reunión con el primogénito, que viene a ser el jefe del clan, el guardián del Liceu, que no sé que es pero algo importante y Edgar, al que el regente se digna a nombrar en su discurso como ¿Torturador oficial?

-Esto es importante.

Escucho a los dos que hablan, porque Dalí solo está presente.

-Ves... Estos también saben que de algo impar no puede salir nada bueno.

La conversación varia en lo que pretenden que haga y la dificultad, primero han usado una especie de plural, que incluye la labor como cosa del clan, pero que la voy a hacer yo solo.

-Como lo que digo yo en el hospital... "Vamos a tener tomar esta medicación" pero yo no la tomo.

Y se remata con el ultimo comentario de Edgar.

Cita:

-Ya, no jodas, la ultima vez que me vió, me mató, asi literalmente.

Recopilo la información y respondo, o pregunto.

-Pero... ¿Como lo voy a encontrar yo si vosotros no podeis? Porque supongo que él pasa bastante de mí, me mató y ya no lo he vuelto a ver.
Pero puedo intentarlo si me dais alguna indicación.

Pienso unos segundos más y añado.

-Por cierto ¿A que os refereis con "tratamiento"? Porque pastillas no puede tomar, la medicacion en vena tampoco, porque no circula...

Lo habia pensado algunas veces, dado mi "problemilla"

¿Con sangre que lleve la medicación funciona?

Y hablando de sangre.

-Y... Yo soy su sangre, su chiquillo, pero ¿Vosotros no estais relacionados con él? Pensaba que seria todo más endogámico y eso... Como una gran familia.

No - niega Canals -. Pere Arnau no fue abrazado en Barcelona de modo que pertenece a... una estirpe diferente - explica didácticamente.

En cuanto al... tratamiento - aborda esa peliaguda cuestión -. Obviamente no consiste en algo convencional es algo más... místico...

Simplemente necesitamos tenerlo a nuestra disposición - interviene Edgard secamente -. Saber qué coño le ha pasado e intentar... aplacar esos pensamientos desadaptativos.

No es nada que implique su sufrimiento - aclara Canals tal vez anticipando tus sospechas hacia el gángster -. Como bien indica Edgard necesitamos estar con él y... trabajar con su mente, ponerle las ideas en su sitio, ordenarle la cabeza, vaya.

En cuanto a su paradero - de nuevo el sádico mafioso - tenemos ubicado su refugio en una Clinica Dental abandonada en el Poble Nou, entre Pallars y Badajoz. No queremos ir nosotros para fracasar de nuevo.

La clave del éxito del asunto está en la discreción con que se aborde - requiere el Primogénito.

Si los otros Vástagos supieran de esta... cuestión - aborda Edgard - sería un problema para nosotros.

Del mismo modo, si vamos demasiados Pere Arnau se percatará y huirá - advierte Canals.

Nosotros estaremos pendientes. Cuando nos lo digas estaremos allí y nos lo llevaremos a un lugar seguro - concluye el mafioso.

Claramente depende de a quien escucho, la imagen del "tratamiento" varia, si es a del primogénito resulta una especie de psicologia, la de Edgar me hace imaginar remodelar la cabeza de Arnau a hostias.

-Creo que me cae mejor Jordi...

-Entiendo, bien, haré lo que pueda, pero tenerme cubierta la espalda... Iré a la clinica esa, os mando por whatsapp la ubicacion y me seguís, si estoy alli 5 minutos sin llamaros es que estoy con él.

Parece un plan sólido, si mi sire no me mata definitivamente esta vez. Por otro lado, eso de la sangre, así que yo formo parte de esa "otra estirpe"

-Cojonudo, yo soy de los extranjeros, bueno, como de mortal por no ser catalan, tampoco será nuevo.

-No se lo comento a nadie, entiendo que esto es cosa del clan. Lo solucionamos con discreccion.

Confirmo para quitarles esa preocupacion de la cabeza, ya que me lo han dicho dos veces.

-Supongo que al final las apariencias lo son todo.

No pudo evitar un escalofrío de satisfacción al oír las palabras de su Sire y del Primogénito. Sabía que la antiguedad de la sangre otorgaba poder (y el Príncipe era la prueba viviente) pero había mucho más en aquella palmada en el hombro y en aquel apretón de manos. Era un Brujah, y su fuerza y valía procedían sin duda alguna de sus ideas y su capacidad para manifestarlas, y como neonato no había mayor cumplido que saberse útil. Lo malo era llevar a cabo las órdenes de Montoya, pues no se había visto antes en esa situación

Además creía poder usar al Clan de los Nosferatus sin más, pero al parecer no sería tan fácil. Si Jaume estaba advirtiéndole a él, otro tanto haría el Primogénito Nosferatu con los suyos...

-Un honor -se apresuró a acotar una vez presentado e inclinó la cabeza a modo de deferencia. Asintió a las palabras de Jaume con atención, y respondió con la sobriedad que de él se esperaría. -Cualquier consejo que podáis darme será agradecido -extendió su gratitud a su Sire-. Como neonato actuaré como creáis oportuno, y cualquier sugerencia será más que bienvenida- Estaba claro por el tono de su voz que daba a entender dos cosas. Una, obvia, que estaba abierto a más ideas. Y dos, que las acataría como si de una orden se tratara. Ya habría tiempo, siglos si la no-vida le era propicia, en que pudiera contravenirlas o ponerlas en duda pero éste era el momento de obedecer y ganarse su puesto. Al parecer no había empezado con mal pie

Eraser asintió divertido a la “proposición indecente” de María. Cuando esta hubo concluido, el Nosferatu alargó la mano y apretó la de aquel tipo en señal de cordial saludo.

“Buenas, mi nombre es Eraser y lo único que te puedo decir es que nuestros padres por fin nos dejan ir solos a fiestas. Vamos de un lado a otro buscando algo divertido en lo que entretenernos, pero de momento no encontramos nada. ¿Algún consejo?”

Ante su presentación, el Nosferaru aguardaba con una amplia sonrisa en la boca a que la espontaneidad de aquel hombre volviera a estallar. Existía la posibilidad de salir escaldado nuevamente al interactuar con la fauna de aquella fiesta, pero la naturalidad de aquel tipo, aunque impertinente, era desconcertante y brillaba atractiva entre tanta falsedad. Sin duda, podía ser reconfortante charlar con aquel tipejo.

“Por cierto, ¿tú te llamas…?”

Las palabras de Carlos no dejaron indiferente a la pelirroja. Estaba claro que detrás de toda esa paranoia posiblemente derivada tras su Abrazo hubiese una pizca de realidad. Aún había muchas que no conocía y sabía que estaban ocultas tirando de algunos hilos invisibles.

Después de todo parece que el Malkavian es interesante y todo...

Pensó detenidamente que responder a la pregunta de su compañero cuando apareció el Regente, hablando con Marina como si se conociesen de antes. Sorprendida prefirió no interferir en la conversación ni prestar atención pues solo mostraba interés por la Vástago castaña. Carlos no tardó demasiado en apartarse con ella y cuando ambos se miraron para comentar la situación apareció otro hombre de aspecto peculiar.

- Un placer Nicklaus von Torgelow. - Sonrió con encanto mientras su mano era besada, intentando identificar la procedencia del acento. Le recordaba sin duda al ruso o similares, pero tampoco podría la mano en el fuego. - Es un honor saber que coincido en opinión con alguien más. - Vuelve a dar un ligero sorbo de su plasma, sin apartar su mirada del Cainita con monóculo. - Sé que algunos me tacharon de cruel, pero no creo que este tipo de traidores merezcan más que eso. Aunque dejemos de hablar de ese reo, no debe llevarse más atención de la cuenta. Si no es mucha indiscreción por mi parte, ¿es usted residente del Barcelona o cercanías? Nunca antes le había visto o mi Sire había nombrado su nombre.

Le llamó la atención sin duda el hecho de que von Torgelow se hubiese referido como "nosotros", sintiendo cierta curiosidad por saber más al respecto. Tal vez había un grupo de Vástagos que tuviesen esa afinidad con ella y no le parecía mala idea conocerlos y entablar conversación con ellos.

Dianna sabía hablar para caer bien, no se mojaba aun con la apariencia de que lo hacía o aquello le pareció a Marina y encontró en ello la falta de sabor de los ricos que juegan a mezclarse con el populacho para pesacar admiradores de una bondad y solidaridad de la que carecen.

El modo en que se encajó en el brazo de Carlos demostró ese afán de ser adulada y es que la arquitecta solo encontró una palabra para ella en ese momento: Calientapollas.

Pero ni juzgaba ni encontraba nada malo en ello, salvo la insufrible condena que debía ser luchar por el foco en todo momento especialmente con gente como la ojos pardos del vestido rojo. Suerte que a ella le daba lo mismo que alguien la mirara o no.

Sin embargo, él, concretamente su respuesta, despertó gran curiosidad en Marina. Creía haberle entendido y a la vez estaba segura de que no. De que solo podía acertar de casualidad una punta del iceberg de lo que significaba lo dicho por Carlos.

Sonrió a la oferta de la copa pero la decinó con amabilidad volviendo a colocarla en una bandeja sin siquiera llevarla al olfato. No iba a probar sangre por probarla. Estaba bien. Podía aguantar e iba a hacerlo hasta que besar a su amiga fuera menos grave que dejarse dominar por la bestia de su interior.

Justo cuando iba a responder el cómo había acabado ahí se vio increpada por la mirada de Montoya y supo que haría mejor con los labios sellados por el momento.

— Disculpad—musitó rápidamente en una petición casi inaudible antes de recibir al principe con una máscara en forma de sonrisa—.

Sus entrañas no se habían adecentado todavía y el beso que recibió en la mano se le antojó un hiero candente y cuando Montoya separó los labios de su piel, ella pudo ver con dolorosa claridad el sello de caballo todavía humeante con el que había sido marcada en esa mano.

— Me ha tratado realmente bien, su excelencia— contestó la cainita al asunto de Montserrat mientras hundía una parte de su cabeza a buscar cualquier recuerdo que rozara Francia, a ese tipo que tenía delante perturbada por ese largo tiempo que llevaba haciendole esperarla—.

— ¿Te conocí?

— Gracias por el espectáculo, ha sido maravilloso —dijo sin concretar de qué parte hablaba—. Pero no tan espectacular como vos —elogió con ese carácter antiguo que el lugar y el hombre inspiraban pero sintiéndose más sucia y puta que follando en el balo de un bar pescada por un par de daiquiris.

Marina asintió con acuerdo a las palabras de Dianna sobre el destino del vastago que habían torturado entre todos. Y aun seguían torturando acpesar del antifaz de la fiesta.

La fascinación brilló en su mirada con la respuesta de Carlos pues creía entrnderle tanto como sabia que no llegaba a adivinar más que la punta del iceberg de lo que él había dicho. Y aunque tomó la copa que le ofrecían sus compañeros, decinó la oferta con amabilidad volviendo a colocarla en una bandeja sin siquiera llevarla al olfato.

Entonces, justo cuando iba a responder el cómo había acabado ahí se vio increpada por la mirada de Montoya y supo que haría mejor con los labios sellados por el momento.

— Disculpad—musitó rápidamente en una petición casi inaudible antes de recibir al principe—.

— Me ha tratado realmente bien, su excelencia— contestó la cainita al asunto de Montserrat—.

— Gracias por el espectáculo, ha sido maravilloso —dijo sin concretar de qué parte hablaba—. Pero no tan espectacular como vos —elogió con ese carácter antiguo que el lugar y el hombre inspiraban—.

Estel: ...es usted el arquitecto municipal. ¡Qué maravilla! Barcelona guarda sin duda algunos de los mejores ejemplos de la arquitectura modernista del mundo, muy especialmente los gaudinianos edificios de La Pedrera y la Casa Batlló y, por supuesto, la inigualable Sagrada Familia. No me diga que tiene algo que ver con todo eso. ¿De qué ha sido artífice?

No no - se apresura a corregir el tipo de pelo largo y canoso -. No soy arquitecto municipal, solo... un arquitecto más - explica con falsa modestia, como si un Vástago pudiera tratarse de alguien convencional -. Diseño edificios más... funcionales - añade -. Aunque si lo que quieres es visitar la arquitectura modernista puedo conseguir que sea el mismo Antoni el que nos guíe en el itinerario - cabecea hacia uno de los que componía el auditorio de Dalí, el que permaneció callado en presencia de Estel -. Entre arquitectos no...

Anna: Es un placer. Estel me ha hablado muy bien de usted.

Roderic toma la mano de Sagnier y la besa caballerosamente, sin ocultar un pícaro brillo en sus pupilas.

Dianna: ¿es usted residente del Barcelona o cercanías? Nunca antes le había visto o mi Sire había nombrado su nombre.

Ha ha ha!!! - ríe afectadamente el tipo del monóculo, tapándose la boca de una manera casi femenina y que resulta un tanto chocante en un individuo de ese talante - Mi poderr dezir uzted e mi zerr prrácticamente vezinos, Frau Ledezma! - animado ante esa certeza -. Mi...

Marina: Gracias por el espectáculo, ha sido maravilloso. Pero no tan espectacular como vos.

Montoya acepta el cumplido con dolorosa resignación, el rostro desencajado ante la terminante certeza que lo que temía para él resulta tan evidente como la incómoda presencia de decenas de Vástagos que deambulan por la antesala como zombis: Para Marina él es un monstruo y siempre será así... tuerce una afligida sonrisa, ya asumida esa evidencia.  

Maria: ...tal vez están en alguna misión secreta, que sé yo; lo que sí te puedo confesar es que en efecto, estamos de un lado para el otro...verás...somos una pareja swinger y estábamos buscando a algún candidato entre toda esta simpática gente que se nos uniera en una de nuestras fiestas...nos encantan los tríos...verdad Eraser, y pues...papi que cuando te he visto, no lo negaré, te imagine poseyéndome en todas las posturas del Kamasutra. María Pellicer, ex actriz, y servidora...¿y tú tienes algún nombre, galán de cine?

Eraser: ...el Nosferatu alargó la mano y apretó la de aquel tipo en señal de cordial saludo. “Buenas, mi nombre es Eraser y lo único que te puedo decir es que nuestros padres por fin nos dejan ir solos a fiestas. Vamos de un lado a otro buscando algo divertido en lo que entretenernos, pero de momento no encontramos nada. ¿Algún consejo? Por cierto, ¿tú te llamas…?"

Por encontrarse dónde está, y estar prohibidos los actos de hostilidad explícita, el tipo con aspecto de macarra no lo verbaliza pero su mirada de asco y la repulsión con que acepta el saludo de Eraser no dejan lugar a dudas: Os vais a follar a vuestra puta madre montón de mierda!!!

Pasado ese momento, asumido el vacile de la llamativa pareja de Nosferatu sin mayores contratiempos, aborda el asunto de la presentación: - Alfons - masculla ignorando el resto de puesta en escena -. Y la movida esa de que no sabéis dónde están los vuestros no se la traga ni...

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Todas y cada una de las conversaciones en curso se ven repentinamente interrumpidas, las puertas de la entrada principal del Teatro se abren en un violento estallido que permite que os deis cuenta que, en el exterior y mientras disfrutabais de la ceremonia la lluvia y el viento han arreciado de modo que lo que era una apacible velada se ha convertido en un infierno desatado, un torbellino de agua y viento que no parece hacer concesiones a lo que sea que se interponga en su camino.

El responsable del estrépito: Un hombre joven enfundado en unos tejanos y una liviana sudadera provista de una capucha con la que cubre su rostro y su cabeza. Un observador avezado se dará perfecta cuenta que su ropa y zapatillas presentan manchas oscuras por doquier, un rastro de algo que no puede más que tratarse de Sangre en la que parece haberse revolcado.

Observando detenidamente al individuo uno también se da cuenta que, entre sus manos, transporta una suerte de saco de lona que contiene algo que, si bien no parece pesar en exceso, si que el tipo dedica sus aparentemente exiguas fuerzas en sostener con la máxima delicadeza.

Un repentino golpe de viento, que parece haber sido invocado por el mismísimo Diablo, mueve las vestiduras del individuo arrancándole la capucha de la cabeza para descubrir, ante vuestras pasmadas miradas, el lívido rostro de la desesperación: Las pálidas facciones, la tensión acumulada en la mandíbula desencajada, la mirada perdida, de estupefactas pupilas que parecen querer salir de sus cuencas, absolutamente fuera de sí, como si el tipo estuviera poseído por el mal en su estado puro...

Y la Sangre... Un resto seco y de malsano tono amarronado, sucio, que parece rezumar de todas y cada una de las cavidades del tipo: Las orejas, ojos, nariz y boca, todo cubierto con los nauseabundos restos de la hemorragia que parece haber devastado al tipo.

El silencio, solo quebrado por el aullido del viento y el sonido del agua azotar la regia fachada del Teatro se ve interrumpido por el inconfundible sonido de la cerámica estallar al caer al suelo: El tipo de porte aristocrático y pelo canoso que llevaba toda la velada dando breves sorbos a la delicada taza de té que ahora yace hecha añicos a sus pies observa, presa del pánico, el acceso del individuo.  Su acompañante, la rubia voluptuosa que había permanecido a su lado en todo momento también queda con el rostro desencajado - Claudio! - ruge desconsolada a la vez que se precipita hacia el individuo que avanza, trastabillando, hacia el interior de la Sala, en un heroico esfuerzo final que le permite alcanzar el centro de la escena antes de caer de boca al suelo.

En su caída el saco se abre y, también impulsado por el propio derrumbe, permite que emerja su contenido: Una calavera rueda por el suelo, lisa y brillante, carente de cualquier atisbo de los tejidos que antaño la proveyeran de humanidad. El único elemento distintivo son dos caninos de oro que adornan la mandíbula - Dios mío! Luque! - masculla la rubia, todavía más agitada.

El hombre canoso, ya abandonados los restos de porcelana y tras los pasos de su exuberante acompañante, recoge la calavera y la sitúa, tranquila pero apesadumbradamente, frente a sus ojos, como si pudiera comunicarse con el inerte hueso y de esa conversación surgiera el lamentable reconocimiento e identificación de alguien, ya traspasado, por el que el hombre parecía tener un gran afecto.

Sin importarle lo que ocurre a su alrededor la rubia se precipita sobre el inerte cuerpo del joven que acarreaba la calavera - Claudio! Por Dios, contesta!!! - acuna la cabeza en su regazo y sin que el tipo dé muestra alguna de recuperación. Los caninos se despliegan entre los dientes de la mujer que se destroza de una violenta dentellada la muñeca ofreciendo la ensangrentada herida a la boca del yaciente individuo. Todo en vano.