Partida Rol por web

Eraser devolvió la mirada a aquellos ojos que, momentos antes, le habían hecho dudar por la franqueza que transmitían.

“Sólo os diré una cosa: primera y séptima tradición.”

Una pausa dramática se hizo entre los cuatro vástagos, hasta que el Nosferatu volvió a la carga, en esta ocasión con un tono de voz algo más distendido.

“Está bien, perfilo mi propuesta. El altercado no trascenderá si no queréis. No sólo me mantendré en silencio al respecto, sino que además os aseguro que no habrá informes policiales ni médicos que os impliquen. Puedo hacer que lo ocurrido se reduzca a las enajenaciones de un par de asustados urbanos atacados por… ¿una manada de perros callejeros? Nadie les hará caso, creedme.”

El Nosferatu volvió a fijar los ojos en los de la chica de la mirada limpia y se aproximó a ella con voz grave.

“Si realmente me agradeces algo y no hablas por hablar como todos, haz el favor de acompañarme a pillar a los asesinos de Luque. ¡Coño!”

El Nosferatu se muestra seguro y obstinado en su terreno. Es inútil discutir con él. Hasta se inventa tradiciones. Aparto la mirada con resignación. Me vuelvo hacia Estel y la muchacha. Ahora parece interesada en aceptar lo que el vampiro propone. Me desconcierta. A veces no sabe dónde se encuentra y a veces se interesa por cosas que desconoce. Bueno, parece que estamos atrapadas, digo a Estel después de fijarme un momento en su herida. No es un trato, digo en voz alta, es un chantaje. Supongo que si queremos salir de aquí tendremos que hacer lo que él diga. Me sentaría en el suelo si no estuviese lleno de agua sucia. Miro de nuevo al Nosferatu, esta vez como si no estuviera. No me da miedo alguno, no tengo ningún interés en lo que propone y, desde luego, no me engaña. Pero necesitaremos su ayuda. Eso va a ser peligroso, digo, refiriéndome a sus intenciones.

Estel miraba a Anna de forma cómplice, el infecto Nosferatu trataba de aprovecharse de ellas con un descarado chantaje.

-Oye, por favor, estoy herida y empapada de aguas fecales. Sácanos de aquí y encontraremos la forma de ayudarte. Yo estoy convencida de que el clan Nosferatu no es el responsable de lo que se le acusa. Es evidente que todo es una conjura para mancillar vuestro buen nombre.- Estel trataba de hacerle entrar en razón, que las sacara de allí, y para ello le siguió la corriente como a los locos.

Julia comenzaba a sentir demasiada presión en el pecho. Cambiaba el peso de su cuerpo de una pierna a otra varias veces seguidas, mirando nerviosa a todos lados intentando que aquellos tres se pusieran de acuerdo y decidieran seguir delante. Parecía que Fleur estaba dando su brazo a torcer... ¿Fleur? ¿Había dicho ella que se llamaba así? No lo recordaba pero daba igual..IBAN A SALIR DE ALLÍ

Dió un paso para aproximarse al Nosferatu y lo cogió del brazo con ansiedad pero sin hacer presión - Si, porfavor. Sacanos de aquí. - suplicó mientras su pecho baja y subía con esfuerzo como si de verdad respirara y le costara...

Llevado por la satisfacción, Eraser dio una sonora palmada y con una sonrisa de oreja a oreja se encaró hacia uno de los túneles que salía de la cámara en la que se encontraban.

“De acuerdo. Como lo prometido es deuda, primero buscaremos algo de agua limpia para quitaros la mierda de encima. ¡Seguidme!”

Los cuatro cainitas se adentraron nuevamente en la oscuridad de las cloacas y recorrieron un itinerario de tortuosos y húmedos pasillos que, para las vampiras, con la noción del tiempo profundamente mermada por las circunstancias, se les antojó interminable. Al fin, el grupo llegó a una estancia de proporciones enormes en comparación con el resto de las anteriormente visitadas en el camino. En el centro, una amplia laguna de agua cristalina les daba la bienvenida con la promesa de aseo.

“Pues aquí tenéis. Toda vuestra.”

Sin atisbo de sorna, Eraser sonreía.

“Avisad cuando estéis listas. “Ojos francos” y yo tenemos que ir a cazar asesinos.”

El Nosferatu miraba a la vampira que presentaba mejor aspecto con satisfacción, no por su apariencia, sino por haber conseguido al fin su colaboración.

La visión de la laguna, enterrada y a salvo de los desechos, se me antoja un espejismo. La miro un instante y me fijo también en Estel, la vampira que nos acompaña y el Nosferatu. Él sonríe. Se dirige a mí como "ojos francos". Acierta, aunque preferiría que me llamase por mi nombre. Dice que tenemos que ir a cazar asesinos, él y yo, ¿solos? No pienso más en ello y me meto en el agua. Me quito el abrigo y lo sumerjo. Hago lo mismo con la chaqueta. Me quito también los zapatos, los pantalones y la blusa. Meto la cabeza y el cuerpo entero durante unos segundos en los que me siento transportada a otro lugar. Salgo de la inmersión de manera enérgica, salpicando mucha agua, gozosa. Esto es un regalo de vida. Sonrío e invito a entrar a Estel. Si la vida se compone de momentos, quizá también la presunta y maldita eternidad. No quiero pensar en nada. Solo disfrutar de este insólito regalo.

Julia hubiera preferido salir a cielo abierto, pero la amplitud del lugar hizo que su ansiedad rebajara la intensidad. Ésta había alcanzado cotas muy elevadas durante el recorrido hasta allí, hasta el punto de clavarse las uñas en la palma de sus manos y de morderse el labio lo suficientemente fuerte como para que sangrara un poco, así que aquello era de agradecer. Se quitó la chaqueta de nuevo y se acuclilló en el borde de la laguna. Sus cabellos caían hacia delante mientras ocultando parte del rostro a todo aquel que no estuviera de frente.

Olisqueó el agua antes de tocarla, como si temiera que aquello fuera un espejismo, y luego despacio comenzó a lavarse el rostro y los brazos. Luego se metió hasta donde se pudiera, esquivando a Loba para no interrumpir su momento de gozo y disfrute. Ojalá ella pudiera disfrutar de la vida como lo hacía la gangrel.

Volvió a salir y comenzó a lavar la chaqueta con cuidado. Su ceño se arrugó de nuevo.

- Nicklauss - dijo en voz alta antes de girar el rostro y mirar al resto - ¿Alguien lo conoce? Creo.... creo que lo conozco -

A Estel le sorprendió encontrar un lugar así bajo tierra, especialmente bajo la ciudad de Barcelona. No compartía el gozo con Anna, más bien se sentía decaída. Se metió bajo el agua y frotó con energía sus ropas y todo su cuerpo, incluido su cabello. No era lo mismo que una ducha con jabón pero al menos ya no estaba enfangada de mierda hasta las orejas.

Tras la pregunta de Julia negó con la cabeza, ella no le conocía, y si le conocía desde luego no lo recordaba en aquel preciso instante.

Salió del agua y estrujó un extremo de su camiseta, después, hizo un nudo en la misma mientras se mantenía expectante.

El lugar al que Eraser os conduce detenta una singular e inquietante belleza; un misterioso exotismo que os parece imposible en el laberinto de inmundicia por el que os movéis... sin embargo ahí está: Se trata de una insondable galería excavada en los cimientos de la ciudad de la que no llegáis a divisar el final; débilmente iluminada por algunos focos que se reparten por sus altos techos, la laguna de cristalinas aguas procedentes de la lluvia y acuíferos cercanos mide, por lo menos varios centenares de metros de largo y unos cincuenta de ancho y debe abastecer de agua potable un barrio entero de la ciudad.

A vuestro alrededor todo es quietud, solo quebrada por el suave rumor del agua en movimiento y el escalofriante chapoteo de alguna criatura acuática que repta en la lejanía... solo eso.

Cada una se lava a su manera: Anna por fin gozando de un paraje artificialmente natural, sintiéndose misteriosamente liberada gracias al reconfortante contacto con el agua pura. Julia más comedida, temerosa pero decidida a librarse de la suciedad acumulada tras los últimos acontecimientos. Por fin Estel, también algo abatida tras lo ocurrido pero siempre dotada de su natural e innata sensualidad y elegancia.

Esperáis a estar algo secas en la orilla de la misteriosa laguna, esperando que Eraser se decida a instruiros sobre lo que sea que pretende... ¿¿¿solo con Anna??? Y, por supuesto y en cualquier caso os conduzca a la añorada superficie que, después de tanto rato deambulando por el inframundo, empezáis a ansiar profundamente.

Nicklauss ¿Alguien lo conoce? Creo.... creo que lo conozco 

La pregunta de Julia flota en el aire, quebrando el incómodo silencio que impera entre vosotros... tal vez haya quien pueda ayudarla, tal vez no... quien sabe... 

Eraser,

Nicklaus, al oír ese nombre pronunciado por Julia recuerdas a un hombre de unos sesenta años y monóculo característico presentarse a la Neonata pelirroja Diana Ledesma cuando salíais del patio de butacas después de que se dictara sentencia al Sabbath ajusticiado por Montoya:

Zeñorrita Ledezma - un individuo que aparenta haber pasado la sesentena, que luce un ostentoso monóculo en uno de sus ojos y habla con exótico acento plagado de erres y eses sonoras propio de los países del Este se planta ante la pelirroja con un taconeo marcial, aparentemente indiferente a la confundida presencia de Moracho -. Debo felizitarrla por zu dizcurrzo, ha zabido uzted darr en clavo de qué manerra nozotrros querrer ajuzticiarr ezte indezeable - adula -. Mi disculparr - excusa inclinando la cabeza en una sutil reverencia que corona con un beso en el dorso de la mano de la pelirroja -. Nicklaus von Torgelow, parra zerrvirla a uzted y al Regente.

No solo eso sino que, además, recuerdas exactamente donde estaba ese individuo cuando accedisteis a vuestra Celebración:

En otra zona marginal, dos hombres hablan gravemente, la faz visiblemente apesadumbrada por lo que sea que los mantiene ocupados; el uno es un bello adonis que aparenta tener poco más de veinte años mientras que el otro es un tipo maduro con monóculo y aspecto de tener ya unos sesenta años. 

En el inicio de la fiesta, Estel estuvo pavoneándose con varios de los invitados hasta que, llegado el momento, se dirigió al "...bello Adonis de poco más de veinte años..." que hablaba con el del monóculo que resultó tratarse de Nicklaus al que despidió con un parco "...tranquilo, yo lo arreglaré" provocando que Nicklaus marchara, dejando a solas al Adonis Roderic, Sire de Estel, con su Chiquilla.

Durante el baño, Eraser se mantuvo a una distancia prudencial de las chicas. La situación entre ellos era tensa y temía importunarlas innecesariamente al quedarse presenciando un acto tan íntimo como su higiene personal. Por ello, el vampiro se alejó unos cuantos metros de la orilla que habían escogido las mujeres para establecerse y, de espaldas a ellas y apoyado en una de las paredes de la caverna, el Nosferatu aguardó hasta que, pasados unos minutos, una pregunta hecha en el aire de la más demacrada de las cainitas le indicó que el aseo había concluido.

“Nicklauss ¿Alguien lo conoce? Creo.... creo que lo conozco.”

El Nosferatu se giró y se aproximó a ellas mientras hablaba con despreocupación.

“¿Te refieres a un tipo con monóculo y acento raro? Sí, estaba en el sarao de ayer por la noche. Es amigo de un guapito de esos que prefieren cortarse una mano antes que manchársela. Roderic creo que se llama. Pero bueno, ¿a quién le importa algo así? A veces me sorprende la de tonterías que soy capaz de recordar.”

El vampiro se plantó delante de las mujeres con cara de satisfacción y los brazos en jarra.

“Pues bien, ¿todas limpias? Espero que el baño haya sido de vuestro agrado.”

Eraser se dirigió con visible felicidad hacia la vampira que en todo momento no había tenido reparos en mirarle a la cara.

“Tú y yo iremos tras los asesinos mientras ellas dos esperan aquí hasta que volvamos a recogerlas y os lleve a la superficie. Así que, ¡en marcha!”

Efectivamente, tras la breve descripción de Eraser recuerdas a un individuo que responde a la misma y que, cuando llegaste al Liceu, estaba hablando con Roderic.

Cuando te libraste del enjambre de aduladores y te acercaste a la pareja, Roderic despidió al tipo del monóculo con una frase tipo "ya lo arreglaré" o algo por el estilo, ante lo cual, y viendo que te acercabas, el del monóculo (supuestamente Nicklaus) se marchó a otro rincón de la fiesta.

Salgo del agua y me pongo la ropa. Está empapada, pero supongo que no me voy a resfriar. Al menos, la suciedad y el mal olor han desaparecido. De la ropa y de mi cuerpo. Tengo el pelo totalmente mojado. Intento escurrirlo con las manos. La joven vampira recuerda un nombre que no me dice nada. Tampoco a Estel. El Nosferatu, en cambio, sí parece identificarlo. Le agradezco que nos haya traído a un lugar tan insólito para que podamos limpiarnos. Me conmina a que vaya con él en busca de unos asesinos. Sonrío. ¡Qué fácil! Como quien va a comprar unas cervezas para después compartirlas con todo el grupo. No me parece buena idea dejar a Estel con quien la atacó hace solo un momento. La miro y paso la mano por la herida con cuidado. ¿Tú qué opinas?, pregunto.

- ¿¡Cómo?! - su voz salió chillona y estrangulada. Se acercó al Nosferatu totalmente empapada - Yo aquí no me quedo! No. NO. No. Nooooooooooo - sus ojos desencajados evidenciaban que no pensaba dar su brazo a torcer.

- Vamos todos juntos a buscar a esa gente - su mirada suplicante viajó hasta ellas para que hicieran fuerza las tres