Partida Rol por web

Le dolió ser indiferente con Ruka. Por más que trato en reprimirse, no pudo. ¿Sería así de ahora en adelante? Considerando que él había recuperado sus recuerdos, no había forma de que olvidase todo lo que había sucedido. 

Sobre Ruka se quedó pensando Mamoru, mirando su vaso de agua medio lleno, con una mirada bastante vacía, quizá tan vacía como la nada en donde había recuperado sus recuerdos.

Cuando llegó la profesora Usui, apenas se dio cuenta Mamoru. Aquella indiferencia en su mirada era, quizá, comparable a la de Yuuki-sensei. Mamoru miró un momento más hacia la ventana, antes de volverse hacia su profesora, para responder. En verdad su mente estaba ocupada en otras cosas.

—Bestias de hielo —fue lo que contestó Mamoru, con una débil voz—. ¿Cómo están... los demás? —él también fue directo. 

Cuando mencionaste las bestias de hielo, la profesora te miró con algo de extrañeza - Yo también estuve allí, Tsukaima-san. Todavía están buscando el origen de esas extrañas criaturas. Si hubieran sido solo ustedes, habríamos pensado en algo como histeria colectiva, pero todos lo vimos - su tono recuperó su neutralidad mientras unos pasos se aproximaban.

- Todos están bien. Solo Edward de los Red Stones estaba bastante mal. Parecía tener una crisis nerviosa y estuvo encerrado varios días. Okasaki-san estuvo en el hospital por tres días, pero se recuperó relativamente rápido y volvió al hotel. De resto, solo algunos rasguños en algunos. Todos están bien. Están a cargo de Daidouji-sensei mientras me encuentro aquí - y entonces, la profesora se giró hacia la puerta.

Un doctor entró junto a dos enfermeras y te sonrió simpático y habló con suavidad.

- Me alegra verte bien, Mamoru-kun. He estado a cargo tuyo durante estos días. Soy Sosuke Aida y espero que nos sigas dando buenas noticias -.

Las dos enfermeras entraron y ubicaron algunos utencilios a cada lado tuyo para examinarte. Nada invasivo, era algo más rutinario.

- Primero comenzaremos por un examen físico - las enfermeras se acercaron y te examinaron las pupilas, el pulso, la tensión sanguínea, los reflejos y por último, la respiración.

El médico te miró con una sonrisa - Todo parece estar bien, Mamoru-kun. Para haber estado en coma, te recuperas muy rápido - tomaba algunas notas y luego paró un momento.

- ¿Cómo te sientes, Mamoru-kun? ¿Te sientes capaz de ponerte de pie? - la verdad era que tu cuerpo parecía estar bien -. Más tarde vendrá un sicólogo a evaluarte. ¿Quieres preguntarme algo? Debes tener muchas preguntas.

Así que no había sido algo aislado. Mamoru aún tenía las mínimas esperanzas de que algo anduviese mal con su cabeza y que las bestias de hielo, y sus recuerdos, fuesen únicamente ilusiones creadas por un golpe en la cabeza; pero eran más que eso. Su cabeza dolió un poco.

—Ya veo, todos están bien —saber eso alivió a Mamoru. Nada, además de lo de las bestias de hielo, había sucedido. Al menos por los momentos—. Gracias, Yuuki-sensei —Mamoru había llamado a la profesora por su apodo, sin darse cuenta de ello.

Entonces llegó el doctor. El rubio le observó con algo de atención.

—Gracias, sensei —dijo Mamoru al doctor, tratando de agradecer con una pequeña sonrisa, pero no pudo.

Dejó que las enfermeras hicieran su trabajo y correspondió a lo que le pedían hacer sin objeciones. Al terminar los exámenes le dijeron que todo estaba bien; eso concordaba con cómo se sentía. Realmente, más allá del letargo y la fatiga, no sentía algún dolor que no tuviese que ver con el de su cabeza, o el de su corazón.

—Creo que... puedo —Mamoru trató primero de sentarse bien. Quería levantarse si en verdad podía. Ante el ofrecimiento de contestar preguntas, saltó una de inmediato—. Sensei, Ruka, ¿Ruka ha estado conmigo todo este tiempo?

Si la profesora se había dado cuenta de cómo la llamaste, no lo demostró. Solo salió para que pudieran examinarte con tranquilidad y sorpresivamente, podías sentarte bien. Tal vez tu cuerpo se encontraba magullado, pero podía deberse a la misma posición en aquella camilla. Una de las enfermeras plegó tu cama para que te pudieras sentar con facilidad y se acomodaron a tus costados para protegerte. Al inicio fue difícil caminar tranquilamente, pero luego se hizo fácil. Tus piernas parecían recuperar su fortaleza con el contacto con la tierra. Si no fuera porque Dawn no estaba contigo, dirías que eso se lo atribuirías a la magia. ¿Y si eso era?

Después de recibir las felicitaciones de las dos enfermeras y volver a tu cama, te mostraron algunos ejercicios de estiramiento y con ello concluyeron. 

Mientras el doctor tomaba sus notas, paró un segundo ante tu pregunta y sonrió de manera comprensiva - Sí, ella estuvo acá desde el día en que fuiste ingresado. Ella debe ser la cantante que mencionaban en las noticias, y tú eres su novio - rió porque sabía que no hacía más que recalcar lo obvio.

- Fue muy atenta y nos rectificaba cada cierto tiempo las posibles novedades. Apenas y ha logrado dormir una hora diaria, pero siempre estuvo contigo. ¿Por qué lo preguntas? - te habla mientras sigue escribiendo su reporte. 

Mamoru pensaba que caminar le costaría un poco más, pero estuvo equivocado. Se sorprendió al saber que no estaba tan mal como creía. Agradeció con una sonrisa a las enfermeras y tomó asiento. Su garganta poco a poco se mejoraba de aquella resequedad y en su boca, por fin, aquella sensación pastosa había desaparecido.

Escuchar lo que había hecho Ruka por él hizo que se quedase mirando fijamente el suelo. No contestó de inmediato al doctor, porque meditaba sobre lo que había escuchado. Ahora se sentía mal, pero no del todo. Era una sensación parecida a la del beso; agridulce. No sabía cómo manejaría el asunto de Ruka. Necesitaba conversar aquello con alguien, aclararse. Pero antes, debía agradecer a la chica las atenciones; debía hacerlo por aquella parte de él que se lo pedía.

—La noté cansada. Supuse que no había descansado como era debido y me preocupé —una vez más parte de lo que había dicho era verdad, y otra parte tenía otra intención.

El doctor rió - Eres un chico con suerte. Es linda, talentosa y gentil. Ya veo por qué te preocupas por ella - sonrió mientras seguía tomando nota de los resultados de la evaluación.

- Podrás comer, pero es importante que comas despacio, Mamoru-kun. No queremos que, por el ayuno largo de sólidos, te puedas hacer daño. Así que tómate tu tiempo. Tendrás un tiempo de descanso. Puedes dormir si quieres, y según lo que diga el psicólogo, te podríamos dar de alta para que te reúnas con tus compañeros - el doctor dio la espalda y cuando lo hizo, las enfermeras terminaron de acomodar tu cama y la bandeja para que pudieras comer en tranquilidad.

Una de las enfermeras se te acercó y te dijo - Buen provecho, Mamoru-san. Cuando termines de comer, hay un botón justo al lado izquierdo. Si lo presionas, nos llamarás y nos encargaremos de la comida para que puedas descansar - las dos chicas sonrieron y se retiraron.

Notaste que en tu habitación había una televisión, así que podrías usarla para esperar tus siguientes exámenes, si así querías.

"Es verdad, lo es", pensó Mamoru, cuando el doctor expuso cómo era Ruka; "¿Lo es?"; inmediatamente ese pensamiento llegó a su cabeza, haciéndole dudar, una vez más.

Escuchó las indicaciones del doctor con poca atención. No quería hacer nada de lo que le decía. Llevaba dos semanas durmiendo, ¿para qué querría dormir más? Además, tenía un fuerte dolor en la boca del estómago; ¿se debería eso a que no había comido? Asintió al doctor cuando este se marchó, aunque este no pudiese verle. Entonces llegaron las enfermeras con una bandeja de comida. Mamoru se volvió a recostar en su cama y asintió, tratando de poner una sonrisa gentil.

—Gracias —fue lo que le respondió a ambas, antes de que retirasen.

Ahora estaba una vez más solo. Sus ojos se afilaron al instante. Se quedó mirando la bandeja de comida, mientras otra parte de sí mismo estaba en algún otro lugar de su mente, reflexionando. La bandeja de comida lucía apetitosa, tomando en cuenta que era un hospital. Tomó los palillos y cortó un poco el pescado. Agarró un bocado y se lo llevó a la boca, masticando con cuidado, saboreando con suavidad. Su estómago rugió con fuerza; así que sí necesitaba comer...

Miró el televisor de su habitación. El control estaba cerca, en una mesita al lado de él. Lo tomó con cuidado y estiró su brazo, encendiendo el aparato. Mientras comía un poco de arroz, cambiaba los canales sin estar interesado realmente en ninguno. 

Así se mantuvo todo el rato, comiendo con lentitud, y cambiando los canales cada cierto tiempo. 

El tiempo pasaba relativamente despacio mientras comías y a pesar de tu dolor de estómago causado por el hambre, te controlaste esta vez. Te tomaste tu tiempo y disfrutaste de cada bocado mientras sentías que tus fuerzas volvían. Te sentías bien y enérgico, casi como si todos esos días de letargo, hubieran sido solo una larga noche de sueño reparador.

Pasaste los canales con desinterés y pudiste ver la fecha en el noticiario. Efectivamente, habían pasado dos semanas desde tu llegada a aquel hotel y estaban justo hablando de ese incidente.

- ​​​​​​... Uno de los estudiantes que se hospedaba allí se ha puesto al frente de las reparaciones, mientras que los integrantes de la banda Red Stones se han quedado para ayudar con las reparaciones y atendiendo a los heridos. La voz líder de la banda, la popular cantante Ruka no se encuentra con ellos. Se le ha visto salir de un hospital cercano, pero no da declaraciones al respecto. La policía aún investiga los hechos y aseguran encontrar indicios pronto de lo sucedido... - mostraban algunas imágenes del hotel y podías ver que era Jaycee el que parecía liderar la reconstrucción.

Seguiste pasando canales y al ver que no las llamabas, las enfermeras vinieron a ver cómo te encontrabas. Te saludaron con una amable sonrisa, retiraron la comida y se fueron. Te habían dicho que tendrías un poco de tiempo libre antes de que llegara el psicólogo, pero no sabías cuánto, solo que cuando sentías a alguien más llegar, ya el sol estaba bajando. Pronto anochecería. 

Comer le había devuelto las fuerzas. Mamoru abría y cerraba la mano con la que sostenía el control, asegurándose de que en verdad había recuperado la movilidad de su cuerpo. Ya no se sentía impedido para caminar y sus ojos ya se habían acostumbrado a la claridad. Además de eso, la comida le había sentado muy bien.

Se quedó mirando el canal de noticias, recibiendo una punzada al escuchar el nombre de Ruka. Por extraño que pareciese, aquella punzada había sido más leve que las anteriores. Al momento de recordar todo las emociones eran tan vívidas que quería alejarse de Ruka, pero ahora, poco a poco, se sentía más aliviado. Todo el tiempo que duró la comida le sirvió para reflexionar. 

Mamoru silbó al ver a Jaycee, abriendo un poco los ojos.

—Vaya, eso es impresionante —murmuró, antes de terminar de tomarse su sopa de miso. Su voz ahora no estaba ronca, había vuelto a la normalidad.

Luego de eso solo siguió perdiendo el tiempo en la TV. Había terminado su comida, pero no había llamado a las enfermeras. Se disculpó con ellas por su descuido y, una vez se fueron, Mamoru se sentó sobre su cama para ponerse de pie. En verdad podía caminar. "¿La magia, quizá?". ¿Había recuperado sus poderes? No lo sabía, pero no era algo que descubriría en aquel cuarto de hospital, precisamente.

Con los pies descalzos caminó hacia la ventana abierta. Apoyó los brazos en el marco y se quedó mirando hacia afuera. Un atardecer transcurría, un bonito atardecer. Le hubiese gustado observarlo con más calma, pero tenía una leve sensación de ansiedad que le hacía voltear a mirar a la puerta a cada tanto.

El tiempo pasaba bastante despacio mientras esperabas a que llegara el momento. Caminaste sin dificultad a la ventana y toda tu fuerza arropaba tu cuerpo. A pesar de no sentir a Dawn contigo, ya no sentías más su fuerza y su poder, pero tal vez era un resquicio de su existencia en tu cuerpo.

Te asomaste por la ventana y viste la puesta de sol mientras ocurría. Era hermoso, el mar reflejando su luz, el olor a la brisa marina y la paz que la rodeaba, pero hubo algo atípico en aquel paisaje, algo que no tenía por qué estar allí. Viste una chica caminar con un hálito de maldad alrededor y aunque parecía no haber notado tu presencia, hubo un momento en que se giró a mirarte y con una sonrisa, se volvió a girar para seguir su camino.

Tal vez fuera la distancia, pero era idéntica a Reimu, tu antigua compañera y malvada titánide.

- ¿Puedo pasar, Mamoru-san? - te giraste un tanto alarmado y viste a una mujer en la puerta. Supusiste que era la psicóloga, pero parecía que iba en serio su pregunta para no entrar sin que tuviera tu aprobación.

Aimi llegaba con una sonrisa amable y su bikini de color turquesa. Como siempre, se le veía muy tranquila, además de que cubría su rostro de la luz solar con un sombrero de ala ancha. Era siempre sencilla, pero también cuidaba su apariencia.

Cuando se les citó al comedor, algo le decía que había algo un poco más de fondo en todo eso y, para mal o para bien, sus sospechas se cumplieron. La voz de Shinta resonó en el recinto y ella solo pensaba: ¿Será que cree que somos sordos?

Suspiró profundamente, pero cuando vio al guía, sus mejillas se colorearon al instante. Pero qué guapo...

Carraspeó y dijo - Bueno, ¿qué es lo peor que puede pasar? - y rió incómoda y poco convencida de sus propias palabras. Entonces, vio a Katherine y cómo sacudía su cabello. Se acercó a ella y le susurró algo al oído.

- Así que te gustó el guía, ¿eh? ¿Qué hay de Jaycee-kun? - te codeaba con suavidad mientras te sonreía traviesa.

Shiro se encontraba con su usual vestido playero blanco mientras caminaba junto a Mariko. Las dos tomaban té tranquilamente mientras escuchaban a Shinta y se miraban con algo de preocupación en sus rostros. La verdad es que la actividad no parecía llamar su atención y al ver al guía, parecieron tranquilizarse, aunque aquello duró relativamente poco.

Tal vez era la descripción de la prueba, tal vez no, pero algo molestaba a las dos chicas.

Koichi se desplazaba con su rostro alegre y lleno de energía como siempre, mientras tomaba fotos a diferentes partes de la estancia. La verdad era que se la había pasado tomando fotos al lugar, a las chicas y los chicos jugando, pero sobre todo a una peliblanca con la cual se había obsesionado desde que la vio en bikini.

Aquel día no fue la excepción y apenas pasó cerca de ella, se le subieron los colores al rostro y se detuvo allí a mirar. Mariko suspiró por la incapacidad del rubio de pasar desapercibido, pero a Koichi parecía importarle poco.

Haruka pasó después con un rostro algo cansado y tomó a Koichi del cuello de su camiseta y lo arrastró, mientras el chico no quitaba la vista de Shiro.

- Shiro-san... - suspiraba sin decir nada más. La peliblanca solo retiraba la mirada avergonzada.

Ya iban reuniéndose todos y con la pregunta de Irisu, el profesor rió con fuerza.

- JAJAJAJA. USUI-SENSEI DIJO QUE DIRÍAS ESO. POR ESO, TE DEJÓ ESTA CARTA - al Irisu abrirla, se dio cuenta que era una carta de la profesora Usui poniendo a cargo a Shinta y que realizara alguna actividad con todos para la última noche.

- ADEMÁS, PARA ESO ESTÁ EIJI-KUN JAJAJAJA. Y SE HA GANADO ADMIRADORAS YA. Y CLARO QUE PUEDEN LLEVAR SUS TELÉFONOS JAJAJA - lo tomó por los hombres y lo trajo hacia sí mientras reía. Su risa, al menos de querer reírse con fuerza, podría quebrar vidrios. Eiji ya empezaba a sentir la falta de aire, cuando el profesor lo soltó.

- AHORA, LES DAREMOS A CADA PAREJA UN SOBRE CON LA PISTA. LOS ESPERAMOS EN LA META JAJAJAJAJA - y con un impulso suave, arrancó a correr tomando a Shinta de la chaqueta. El cabello del joven se veía ondear con el viento y el "pequeño" impulso de Shinta levantó una ráfaga de viento enorme que dejó solamente una cortina de humo tras de sí.

Afortunadamente, todos tenían los sobres en sus manos con la siguiente información:

En piedra fui casa, ahora no hay luz. Con alas me habitan, pero sin ojos estos son...

Jaycee miró el sobre y miró a Shinta... Sin duda no era que los acertijos le gustaran demasiado, el era más de ir directo en caso de ser posible, pero manipularlas, le venía como algo de su día a día.

- Shinta, según esto, pone que vayamos a dormir... En piedra fui casa, por lo que estás quieto, ahora no hay luz, por lo que debo cerrar los ojos, con alas me habitan, por lo que debemossoñar, y pero sin ojos estos son, por lo que no es lo que vemos, si no lo que soñamos... Una original !manera de desearnos buenas noches... - saludó al gigantón - buenas noches a ti también hombre...

A Eiren asimilar todo lo ocurrido los días atrás aun la mantenían inquiera, de alguna forma algo en ella había cambiado y apenas lograba comprenderlo, solo provoco que su ostracismo se hiciera aun mas evidente, con su compañero de habitación y pareja asignada apenas hablaban, mas que un buenos días o un buenas noches, simplemente Ren parecía ocupado en otros asuntos como lo ha estado desde el primer día de viaje.

Los libros de Eiren se habían convertido en su mejor compañía y disfrutaba de las bondades del hotel desde el balcón de su habitación, algunas llamadas a Elijah la mantenían tranquila evitando tomar su maleta y regresar a casa por su cuenta.

Finalmente habíamos sido citados para una ultima actividad, con desgano Eiren acudió, ya seria lo ultimo y mañana volvería a casa, solo unas horas mas y todo volvería a la normalidad, o al menos es lo que esperaba.

Busco a Ren entre sus compañeros cuando comenzaban a entregar la primera pista.

Habían pasado dos semanas desde que Mamoru percibía alguna sensación tan relajante como lo era la brisa marina. En aquel momento aquello parecía casi un placer astral. Considerar que podía haber muerto hacía de ese momento algo profundo. ¿Qué hubiese sucedido de haber muerto? ¿Cómo se sentiría...? La mirada de Mamoru se ensombreció un poco al hacerse esa pregunta. 

—Es verdad, ya sé lo que se siente —se respondió a sí mismo, con algo de ironía. 

Por suerte, o desgracia, los recuerdos de esa fatídica escena se detuvieron una vez algo, en el paisaje marino, captó su atención de forma alarmante. Sus manos se agarraron al borde de la ventana con fuerza, abrió bastante los ojos y sacó un poco su cuerpo de la ventana. 

—Es imposible... —¿Reimu? No podía ser ella, debía estar observando mal. Pero el escalofrío en su espalda fue seguido de una extraña sensación.

Que la puerta de su habitación se abriese, para luego escuchar a alguien decir su nombre, hizo que Mamoru se voltease, aún agarrándose a la ventana. Tenía sus ojos muy abiertos, como si hubiese visto a un fantasma.

Le tomó un poco responder a la mujer. Titubeó un poco, incluso.

—Lo siento, yo... —¿por qué estaba excusándose? Agitó su cabeza y se dio la vuelta— C-claro, adelante —le dijo, mientras él iba a tomar asiento en su cama, volviéndose una última vez a mirar hacia la ventana.

Shiro y Mariko parecían algo preocupadas. Recibí la nota del sensei, pero antes de prestarle atención, quise asegurarme de que todo estuviera bien.

-¿Sucede algo? -le dije a Shiro y Mariko- ¿Creen que haya algo de malo con ésta actividad?

Al ver tu reacción, solo dijo - ¿Acaso llegué en mal momento? - pero al ver que le permitías el paso, se hizo de pie a una distancia prudencial y saludó con una reverencia.

- Mi nombre es Yuma Arashiki y estaré contigo en esta sesión. Si nos damos cuenta que no hay algún tipo de daño mental o trauma emocional, podrás irte más tarde. Pero por ahora, solo quiero conocer un poco tu percepción - te sonrió con amabilidad y te indicó que te sentaras en tu cama, mientras ella acercaba la silla donde antes había estado sentada Ruka.

Tomó su agenda y comenzó a anotar algunas cosas para luego intervenir.

- No quiero que sientas presión, pero es importante que seas tan honesto como sea posible a la hora de responder. Primero, ¿qué recuerdas de antes de perder la consciencia? -.