Partida Rol por web

Aquellas vacaciones se habían pasado entre risas y diferentes momentos que se habían vivido. El incidente del primer día fue el tema de conversación por los primeros días, pero luego la gente parecía haberlo olvidado por completo. Eso o simplemente era algo que no quería ser mencionado.

Mamoru seguía internado en el hospital mientras todo sus demás compañeros disfrutaban de su estancia en ese lugar. Yuuki-sensei permanecía la mayor parte del tiempo en el hospital, así que su amenaza de tener que estar siempre con sus compañeros de cuarto había pasado a un segundo plano, ya que la mayoría simplemente pasaban de ello. Masaru regresó un día con ella, aparentemente sintiéndose mejor y volvió con sus dos compañeras de habitación. Era bastante renuente a hablar de lo que había tenido que pasar, así que optaba por no decir mucho. Él había regresado unos tres días después del incidente, pero no había noticias de mejoría por parte de Mamoru, al menos no aún.

Por otra parte, la banda de los Red Stones se había quedado todo ese tiempo allí mientras Ruka acompañaba a Mamoru en el hospital y Edward Tempus parecía recuperarse de una extraña crisis de ansiedad que había sufrido. Takeshi, Tenma y Ono se habían preocupado por prestar sus manos para que la reconstrucción del hotel fuera más veloz y para atender a quienes se pudieran encontrar heridos. Decían sentir responsabilidad, ya que ellos mismos habían sido estudiantes del instituto, así que era su labor y que Ruka los mataría si no los ayudaban en lo que más pudieran. En ocasiones, visitaban a Edward, quien parecía estar cada día mejor y había salido de su encierro el día anterior. Aún tenía un aura un tanto tétrica, pero se le veía mucho mejor.

Había llegado el último día de las vacaciones en aquel lugar, pues partirían al día siguiente de nuevo a sus casas. Muchos hablaban de todo lo que querían hacer, pero parecía que sus profesores tenían un plan diferente, ya que todos fueron convocados después de la cena al comedor, donde pudieron ver a alguien que algunos conocían y que otros no, pero que su enorme figura y algo inquietante sonrisa hacía difícil de ignorar. Era un hombre fornido y enorme que tenía fama por sus habilidades físicas sobrehumanas y su inagotable entusiasmo.

- HOLA, MIS QUERIDOS ESTUDIANTES. SOY SHINTA DAIDOUJI, SU PROFESOR DE DEPORTES JAJAJAJA - su tono de voz era fuerte y estridente. ¿Lo hacía para llamar su atención o siempre era así? -. YA QUE USUI-SENSEI SE ENCUENTRA VIGILANDO A TSUKAIMA-KUN, ME HA PEDIDO EL FAVOR DE ACOMPAÑARLOS Y CLARO QUE GUSTOSO ACEPTÉ LA TAREA JAJAJA. ESTARÁN A MI CARGO DURANTE ESTA NOCHE JAJAJAJA - subía y bajaba los hombros en un gesto exagerado. ¿En serio él se comportaba así en su día a día?

- ASÍ QUE EL DÍA DE HOY HEMOS DECIDIDO HACER UNA PRUEBA DE VALOR. TODOS IRÁN EN PAREJAS DESCIFRANDO ALGUNAS PISTAS QUE HE DEJADO PARA USTEDES JAJAJAJA. SI LOGRAN ENCONTRARLAS, PODRÁN LLEGAR A LA PRUEBA Y LOS ESTAREMOS ESPERANDO ALLÍ - dijo, estaremos, ¿verdad?

En el momento en que muchos podrían estarse preguntando sobre la verdad en lo que habían escuchado, un joven de cabello largo negro y ojos ambarinos se asomó detrás de Daidouji-sensei. Podía equipararle en altura a Shinta, pero Shinta era tres veces más musculoso que él. Saludó con una sonrisa gentil y un gesto de su mano para luego hacerles una reverencia.

Su expresión era gentil y encantadora - Soy Eiji Kita. Es un placer conocerlos. Seré el guía que los acompañará en su recorrido nocturno. Lo que dice Daidouji-san es cierto. La pista se las daremos a cada una de las parejas y quien la resuelva, sabrá a dónde ir. Por eso, primero, necesitamos que se organicen en parejas. De modo que podamos entregarles el sobre a cada una - pudieron notar que llevaba una bolsa de color negro en su mano izquierda.

- Entiendo que tenían ya unas parejas designadas, así que sería solo reorganizar una de ellas - y mostró la lista que había resultado el primer día:

Irisu Dairokuten Mao - Katherine Tempus

Chidori Maki - Leticia García

Hikari Umino - Mamoru Tsukaima

Eiren Echizen - Ren Aragami

Jaycee Yamamoto - Aimi Kitamura

Haruka Otsusuki - Koichi Ayase

Shiro Kasumi - Mariko Kitsune

Isabella Girelli - Masaru Okasaki - Shiro Kuroryuu

- Ya que Tsukaima-kun no está, propongo que Masaru Okasaki haga pareja con Hikari Umino. De esa manera, la organización será más ágil. ¿Alguna pregunta o queja? -. 

A pesar de la extraña apariencia, para los dos era muy claro que quien se encontraba allí era el Rey Alioth, camuflado con algún disfraz humano. Era un poco diferente a su apariencia humana usual, pero tal vez se trataba de algún motivo oculto que él pudiera tener.

Jaycee pasó casi todo el tiempo pegado a su móvil, dirigiendo una considerable reforma no solo del hotel, si no de la playa y las zonas afectadas por el ataque. Por suerte los daños reales eran mucho menores que los morales, algunas personas con miedo o preocupados por el evento reciente, gente con la que por suerte no necesitaba tratar.

Estuvo poco con Aimi, en su cabeza no había moralidad en compartir cuarto con una chica, incluso si sabía que a ella no le importaba, por lo que alquiló la segunda habitación que había en la planta superior, que pese a ser la otra mitad de la planta enfrente de la que ocupaban sus hombres, no la compartió con nadie, aunque si acogió a quienes le visitaban, incluyendo alguna reunión en la que vecinos acudían a mostrar los destrozos causados "por el incidente". Muchos de esos visitantes se fueron sin nada más que el té y las pastas servidas, mientras que otros que siendo sinceros, dijeron que los daños de su edificio no eran causados por aquel fenómeno inesperado, sólo por la dejadez del tiempo, "habían escuchado de un grupo ofreciendo reparar la zona", no queriéndose aprovechar con mentiras, solo preguntaron si tendrían posibilidad de lograr unirse a la reforma a un precio razonable.

Aquel incidente me había arruinado las vacaciones. Entre la intriga por aquellas bestias de hielo y mi preocupación por Lety... No había tenido el valor de hablar con ella. Si recordaba algo... y si no recordaba pero debería... Era todo tan complicado que me sentía como paralizado. Tuve que observar cómo los demás se divertían mientras una procesión marchaba dentro de mi cabeza. Pero aquí estabamos, el último día de vacaciones, un tonto juego cuyo desenlace seguramente nos desilusionaría y ese ruidoso profesor... Pero bueno, no quería preocupar a mis compañeros con mis dramas.

-Bien, parece que te tocó conmino -le dije a Masaru con una sonrisa- Espero que nos llevemos muy bien.

Irisu se recupero muy rapido de sus lesiones, lo que la llevo a estar bastante activa ante cualquier actividad que correspondiera a ser de ayuda en el hotel, ofreciendose de voluntaria para las labores en las cuales se pudiese meter.

Salvo algunos días que estuvo con sus amigas, no se le vio haciendo otra cosa mas que siendo ella misma, fotos para un posible reporte del viaje y bastantes cosas normales en su rutina de organizar el viaje.

En el mundo actual, estar sin celular era bastante raro e Irisu no era la excepción a la regla, pasaba mucho tiempo grabando las actividades de todos y compartiendolas en linea con sus respectivos permisos. 

Y ese día estaba grabando el anuncio del maestro, su porte aunque impecable como siempre, contrastaba con su expresión la cual revelaba cierta incredulidad ante la idea del maestro, indicando que luego hablaría con el...

...terminando de grabar se acerco a su profesor.

-Shinta sensei, una prueba de valor es una buena idea ¿Por qué no sabia nada de eso? -Sus cejas indicaban que las sorpresas en el itinerario no eran muy de su agrado. 

Y con voz baja añadio para no ser eschada por todos. 

-¿Esta seguro que es una buena idea? Con el incidente del hotel necesitaremos seguridad...

A quienes buscaron unirse a la reforma de la zona a un precio ajustado, obtuvieron justo lo que buscaban, ellos pagaban menos, y Jaycee obtenía el material a un costo menor al pedir mayor cantidad. Además a la hora de reformas es raro perder dinero mientras se supiera lo que se hacía, por lo que las leves ganancias de unos eran invertidas en las reformas de los otros, a menudo Japón había prosperado de aquel modo, pagando gastos para mejorar zonas de obras que podían permitírselo.

No dudó en ofrecer un préstamo a aquella gente que buscó juntarse a la reestructuración, arreglo y pintura, después de todo, iba a pagarlo igual, si los propios habitantes se apoyaban, incluso si no se daban cuenta de que era así, al muchacho le enorgullecía más el llamar y pagar a sus propios contactos.

Cuando todo trato estaba cerrado y pensó que podría dormir sin llamadas el resto del día,...!- ¡maldita sea! ¿En serio? - esa voz era inconfundible, Shinta estaba allí, era un buen tipo, pero le daba dolor de cabeza.

Se acercó a Aimi suspirando - parece que tengo prohibido dormir... No se como lo hago para que siempre se me estropeen las noches.

Una leve risa sarcástica se le escapó, no es que nodurmiera, si no lo hiciera ya estaría muerto, pero dormía poco y a menudo le despertaban con alguna llamada importante.

Los días habían sido particulares, para nada como Chidori esperaba que hubieran sido, pero por desgracia o fortuna la cosa había salido así. Había estado bastante tiempo dando vueltas por el complejo, en ocasiones en la playa, a veces encerrada en su habitación y se le había visto varias veces con Leticia. Incluso había salido en alguna ocasión de las instalaciones armada con su guitarra.

Aquella pequeña prueba sin duda sería algo que les serviría para despejar la cabeza, ella seguía preocupada por los heridos y no solo por los heridos físicamente, sino también por los mentales, por los que habían recibido heridas en su mente por lo sucedido y sin duda revelado. Al escuchar lo que harían se acerca a Lety y le coge la mano mientras dice:

Hoy divirtámonos con los demás haciendo este pequeño juego ¿vale?

Katherine había intentado pasarla bien durante esas dos semanas junto a sus amigos. Se le podía ver con una sonrisa y sus atenciones habituales, pero ante cualquier momento en solitario su mirada se cargaba de preocupación y ensimismamiento, develando que lo ocurrido esa noche le afectó; ella no resultó herida porque había ido al hotel, pero cuando regresó se topó con ese escenario desolador aunado a la crisis que sufrió su hermano y del que estuvo al pendiente cada día tratando de ayudar. Además, estaba preocupada por Mamoru y ya quería regresar para ver en el hospital a su amigo. Esa ansiedad era una acompañante de lo más pesada.

Llegado el último día, preparó sus maletas rápidamente porque le agradaba la idea de irse de ahí, volver a la ciudad y así estar más al pendiente del rubio y en un ambiente que ella conocía como lo era su hogar y otros sitios. Solo era pasar una noche más y mantuvo esa idea en mente hasta que se les solicitó en una reunión y al ver al profesor Shinta, su instinto de preservación saltó indicando que algo se venía... y así fue.

La pelinegra soltó un pequeño suspiro mientras una sonrisa resignada apareció en su rostro. No le costaba nada fingir que estaba enferma y no asistir, pero dejaría sola a Irise y eso no estaba en su agenda. Además, cuando vio aparecer al guía un leve rubor coloreó sus mejillas mientras parpadeaba un poco. El joven Eiji era bastante atractivo, pensamiento que se permitió permear en su cabeza para luego parpadear y acercarse a la presidenta para estar con ella. Le sonrió y luego miró al ojiambarino.

-¿Podremos llevar nuestros teléfonos celulares?-preguntó con un acento marcado, pero gentil y con afabilidad-. Mera precaución-aclaró llevándose una mano a su cuello y luego recorrer sus dedos a través de su cabellera para peinárselo con cuidado. 

El guía y Shinta hablaban por montones mientras el joven permanecía en silencio, pero alzó la vista al escuchar que su nombre había sido mencionado y se giró hacia Hikari. Le miró con poco interés y dijo - Sí, igual yo - seguía mirando al vacío mientras decía esto último.

La verdad es que él era casi inexpresivo en su día a día, así que su reacción era más que esperada. A pesar de eso, no mostraba desagrado por su compañía, solo su desinterés habitual.

No sabías decir cuánto tiempo habías pasado en ese abismo de la existencia y de tu mente, pero poco a poco, recuperabas consciencia de tu cuerpo. Pudiste sentir tus pies, luego los dedos de tus manos. Tu cuerpo estaba postrado sobre algo relativamente suave y acogedor y mientras tanto, sentías tu pecho subir y bajar. Ya podías mover tus extremidades sin dolor cuando sentiste que tus oídos se activaban, inundándote de sensaciones. El aroma de algo familiar te embargaba y abriste los ojos con despacio. La luz era intensa y molesta para tanto tiempo de no utilizarlos, así que los dejaste entrecerrados por un largo tiempo hasta que sentiste que podías tolerarla.

Era difícil enfocar, pero lo lograste finalmente para luego percibir una masa rosa muy cerca tuyo. Ese aroma te producía nostalgia y alivio a la vez y poco a poco, notaste que quien estaba cerca de ti era Ruka. Tenía su cabeza apoyada en tu pecho mientras tomaba una de tus manos. El sonido de las máquinas del hospital llegó hasta tus oídos, dándote a entender dónde estabas. Al mirar un poco más tu entorno, notaste que efectivamente estabas en una habitación del hospital y aunque estaba de día, te encontrabas solo con Ruka en la habitación.

Al sentir tu movimiento, la chica levantó la cabeza y te miró. Al inicio tardó en reaccionar, pero luego notó que te movías y sus ojos se abrieron de par en par - Mamo... Kun... ¿Mamo-kun? - sus ojos se llenaron de lágrimas al haber levantado su cabeza y se aferró a ti, casi cayéndote encima.

- Estás bien. Estaba muy preocupada por ti. Pensé que no volvería a verte - no dejaba de llorar mientras te apretaba con cada vez más fuerza.

Aquella sensación pastosa  en la boca era desagradable. Las articulaciones, músculos y tendones; poco a poco todo el cuerpo del rubio se fue despertando de aquel infinito letargo al que había sido sometido momentos antes. Mamoru no se molestó en abrir los ojos ya que la claridad era molesta. Podía percibir los rayos del sol penetrar sus párpados, encandilándole, casi como si la luz pasase por una fina cortina blanca. Intentó mover los dedos de los pies, sintiendo aquel acogedor placer de reactivar su cuerpo. Hizo lo mismo con el otro pie y luego dejó escapar un gran suspiro; su pecho dolió un poco cuando lo hizo, pero era esa precisamente la señal de que estaba vivo.

Abrió los ojos cuando su nariz despertó, haciéndole percibir un aroma que hacía que su pecho doliese. Levantó sus párpados un momento, solo para volverlos a cerrar, con fuerza. La claridad era muy intensa aún. Pero el aroma le desconcertaba. Estaba casi seguro de saber a quien pertenecía, por lo mismo no quería abrir sus ojos. Eventualmente, se decidió por afrontar aquella situación. Levantó lentamente sus párpados. Su vista no se enfocó al instante, lo que le hizo parpadear con rapidez unas cuantas veces. Toparse con la imagen incompleta de Ruka sobre su pecho le dio la certeza de que sus sospechas eran reales. Una parte de sí mismo sintió alivió, la otra, terror; como parte de un reflejo todo su cuerpo se tensó, incluyendo la mano que le sostenía Ruka. Con premura Mamoru se volvió a ver todo lo que había a su alrededor.

—Un... hospital —susurró para sí mismo, sorprendiéndose de lo ronca de su voz. Toda su boca estaba seca, hablar le dolía un poco.

Los leves movimientos de Mamoru habían despertado a Ruka. El rubio abrió bastante los ojos al ver como la chica casi se le lanzaba encima, mientras su lindo rostro era perlado por lágrimas. Sentir a la chica aferrarse a él hizo que su pecho se llenase de sentimientos encontrados.

—Ruka... —con el brazo tembloroso, trató de llevar la mano que Ruka sostenía a su rostro. No podía moverse aún demasiado bien, por lo que hacía su mejor esfuerzo. Intentó que la chica levantase la mirada, mientras la acariciaba— En verdad... eres... ¿Eres Ruka? —la fuerza con la que Ruka apretaba a Mamoru era hasta cierto punto reconfortante. Se sentía cobijado por la calidez de la chica, pero, entonces, el recuerdo de aquel sueño que había tenido antes del viaje escolar volvió hacia él, haciéndole tensar todo su cuerpo una vez más. Ese recuerdo se encadenó directamente al de aquel día en el que Ruka lo había... "Es cierto, ella...", tragó de forma amarga, mientras la sensación pastosa en su boca aún seguía ahí. Sintió su corazón encogerse. Por un momento deseó que todo lo que había recordado no fuese más que una cruel mentira. Pero sabía que no era así. Con su otra mano intentó rodear la espalda de Ruka y la abrazó. Tenía ganas de llorar, y lo hizo. Esta vez la gravedad estaba allí y las lágrimas recorrieron sus mejillas. "Pero la amo. Aún la amo"; eso estaba presente de manera muy firme en Mamoru. Ella lo había asesinado, pero estos seis meses... ¡Él en verdad la quería! ¿¡Todo se repetiría una vez más!? Se sintió desgraciado. Lloró con más intensidad. Ahora no podía olvidar, por más que quería. Pero por esos instantes, solo por esos instantes, se permitiría abrazar a Ruka.

—Ruka, te amo —aquello lo dijo con dolor, mientras lloraba con más fuerza. Los recuerdos se materializaban, cada vez más vívidos. No podía frenarles. Así se dejó embriagar por el aroma de la chica, mientras reprimía el no gritar de impotencia.

Ruka soltó su abrazo con suavidad, pero al sentir que la abrazabas de vuelta, se sorprendió y se quedó inmóvil por un momento para luego sonreír y levantar su mirada para cruzarse con la tuya. Sus ojos brillaban por las lágrimas que los recubrían y sus mejillas estaban coloradas, tal vez por lo que acababa de decirle.

- También te amo. No vuelvas a preocuparme de esa manera - se inclinó para recostarse en su pecho un segundo y luego limpió los rastros que habían dejado tus lágrimas con delicadeza. Su tacto era el mismo que recordabas, solo que el peso de los recuerdos eran muy fuertes.

Te dio un dulce beso y agregó - ¿Cómo te sientes? ¿Quieres algo? Has dormido por casi dos semanas - acariciaba tu cabello con suavidad mientras hablaba -. Sabes que puedes contarme lo que sea, ¿verdad, Mamo-kun? -. 

Las palabras de Ruka eran difíciles de digerir. Sentir su mano en su rostro; una parte de Mamoru quería quítarsela de encima y correr, la otra, quedarse así con ella, para siempre. Pese a que Ruka había limpiado las lágrimas del rostro del rubio, las lágrimas no dejaban de fluir por sí solas. Ver a Ruka era ver la cara de aquella mujer que le había asesinado, que había hecho de todo un infierno.

El beso le supo agridulce y las caricias de la pelirosa punzantes. Tratando de calmarse se llevó una mano al rostro, cubriendo su expresión de dolor. ¿Qué pasaba con Ruka? ¿Acaso no recordaba nada? ¿Quizá estaba fingiendo no recordar nada para engañarle de nuevo? ¡No lo sabía! Una vez más, no lo sabía. ¿Caería de nuevo en su trampa? ¿Qué hacer? Ruka había dicho que él llevaba dos semanas inconsciente; ¿qué había sucedido en todo ese tiempo?

—Ruka —dijo de repente Mamoru, pasando por alto las preguntas de Ruka. Aún le dolía hablar—, ¿recuerdas...? —Mamoru se mordió los labios antes de terminar la pregunta. Tenía miedo. No quería perder a Ruka, no quería tocar el tema, quería hacerse el desentendido. En verdad quería a Ruka. ¿Simplemente no podía ignorarlo, hacerse el desentendido? No, ya no podía. Mirar el rostro de Ruka era doloroso, porque ver a la chica era revivir todo lo que había pasado.

Ante lo extraño que actuabas, Ruka no parecía ser indiferente a tus reacciones, así que se alejó con expresión triste - ¿Pasa algo, Mamo-kun? ¿Hice algo malo? - se mostraba al borde de romper en llanto y con sus manos temblorosas. Se corrió hacia atrás y se sentó en la silla que dormía originalmente.

Cuando le preguntaste, la chica volvió a alzar la mirada hacia ti y pudiste ver que lo que segundos antes era ilusión y alegría, ahora solo era camuflado por una profunda tristeza. 

- Claro que recuerdo. Estábamos en la playa después del concierto hablando cuando de repente... La extraña niebla y esas bestias de hielo. Tú caíste inconsciente y una extraña chica de cabello rubio con un cosplay de lo más elaborado me salvó. Yo... No me despegué de ti en todo este tiempo. ¿Acaso no quieres que te acompañe? Yo... Dudo que creas que es mi culpa. ¿O sí? - una parte de sí no daba crédito a lo que decía, pero había duda en su voz.

- ¿Qué es lo último que recuerdas, Mamo-kun? -. 

"¿Hacer algo malo? ¡Me asesinaste! ¡Eres tú quien desató todo el caos!", eso fue algo que pasó por la cabeza de Mamoru, aunque solo por un momento. Al mismo tiempo, sentir que Ruka se alejaba le dolió. Le dolió porque no sabía si estaba obrando de buena manera. ¿Cómo se suponía debía actuar?

¿Le estaba mintiendo o estaba diciendo la verdad? No podía saberlo. Los recuerdos sobre lo que había sucedido ese día llegaban hasta las bestias de hielo. Después de allí... no podía dar fe a nada de lo que Ruka dijese. Le dolía, pero tenía que proteger a sus amigos. Tenía que descubrir si Ruka... ¡Pero simplemente no podía hacer algo como eso!

—Recuerdo que tú... —la voz de Mamoru seguía sonando ronca—  Tú me... —¡No podía! Por entre sus dedos veía el rostro de Ruka. ¡No podía, simplemente no podía! ¿Eso le hacía muy débil? ¿En verdad era débil por no poder encarar a Ruka?— Tú me besaste frente a todos, y luego todo lo demás sucedió —no podía preguntarle, Ruka parecía no haber recordado nada aún. Se vio incapaz de volver a tragar saliva por el nudo en su garganta—. Lo siento, jamás creería que tú fueses capaz de hacer algo así —en verdad quería creer que eso podía ser cierto, pero desconfiaba, lo hacía, una parte de él lo hacía—. No te vayas, creí que nunca más podría verte, déjame apreciarte un poco más —Mamoru había conseguido calmarse. Con su mano limpió como pudo las lágrimas de su rostro, lamentándose por no poder mover la mano como le gustaría. Como todo lo que venía diciendo desde que había despertado, había una parte de verdad en sus palabras, otra de mentira. Amaba, pero temía a Ruka. La quería cerca de él, y también quería correr muy lejos de ella. Se encontraba fragmentado.

Las manos de la chica temblaban ante lo que pudieras decirle y como si se preparara para un golpe o algo así, cerró los ojos esperando el grito o algo. Ella parecía notar algo extraño en ti. Llevaban juntos seis meses, así que era natural. Sus ojos hacían fuerza para no romper en llanto y cuando te disculpaste, sus nudillos se aflojaron y mostró una leve sonrisa. Las lágrimas bajaron por sus mejillas al fin y agregó - Soy tu novia, tontito. Claro que haría algo así - limpió sus propias lágrimas, se puso de pie y se acercó a ti.

- Te traeré algo de beber - besó tu cabello y salió. No tardó mucho. Al parecer, tenía algo en su habitación porque regresó con un vaso de agua.

- Tu médico dijo que si despertabas, no debías tomar nada más que un poco de agua hasta después de hacerte los exámenes correspondientes. Tómala despacio. Tanto tiempo en coma hace que sea difícil - ya que podías detallarla un poco, notaste que Ruka no Lucía tan perfecta como siempre, sino que parecía estar cansada. ¿Falta de sueño, tal vez?

- Si quieres, puedo llamar al personal para que te examinen. Si estás bien, aún puedes volver a la excursión, al menos para una última noche -. 

Ruka había malentendido por completo lo que Mamoru había querido decir y él no hizo algún esfuerzo en decírselo. Así estaba bien. Vio a Ruka salir y, el poco tiempo que estuvo solo, se dedicó a mirar por la ventana.

Su afilada mirada escondía tras de sí cavilaciones. Sentía que algo había cambiado entre él y Ruka. Pero realmente el trato de Ruka no había cambiado para con él, era todo lo contrario; él ya no podía ver de la misma forma a Ruka, por mucho que tratase de hacerlo.

Ver a su... novia volver, hizo que su mirada se suavizase. Forzó una pequeña sonrisa y tomó el vaso de agua. Asintió con la cabeza a Ruka y se llevó el vaso a los labios; tenía sed. Apenas el agua entró en contacto con sus secos labios lo agradeció. Pese a que Ruka se lo había dicho momentos antes, Mamoru no tuvo el cuidado suficiente. Tomó agua con rapidez y eso hizo que se ahogase. Tosió un poco, levantando una mano a su novia para indicar que estaba bien. Una vez se calmó, negó con la cabeza a Ruka, mientras dejaba descansar el vaso sobre la cama.

—¿No has...? —la voz de Mamoru ya recuperaba un poco su tono normal. Aunque aún se escuchaba un poco ronca— ¿No has descansado correctamente? —ver así a Ruka le preocupó genuinamente. Una vez más la parte de él que amaba a la chica hacía acopio de su voluntad— ¿Ha sido por mí? —Mamoru se quedó mirando el vaso. Momentos antes la chica había dicho que no se había despegado de su lado, de ser cierto...— Lo siento, Ruka. 

Al ver que no respondías su pregunta sobre los médicos, pero la mirabas tan fijamente, Ruka se sonrojó un poco y se llevó un mechón de cabello detrás de la oreja.

- Bueno, es que tú eres mi familia, Mamo-kun. Yo... no tengo a nadie más aparte de la banda y tú. Y tú tampoco, así que ¿cómo no podía acompañarte cuando me necesitabas? - su expresión era tímida y un tanto vergonzosa. Sabías que ella era mayor que tú, pero por cosas como esas a veces no lo parecía.

- Y no te disculpes, sé que harías lo mismo por mí - cuando te ahogaste se acercó angustiada y tomó una toallita que traía entre sus manos, casi como previera aquello para secarte. Lo hizo con delicadeza, como quien trata a lo más preciado.

- Ya está. No seas tan descuidado. Apenas despertaste y debes recuperarte - sonrió ampliamente y cuando abrió los ojos, parecías notar un brillo diferente en su mirada. Te miró fijamente por unos segundos y su sonrisa se borró de su rostro.

- Veo que... que no te sientes muy cómodo conmigo aquí. El médico dijo que esto podía pasar y que no me extrañara de ser así - bajó la mirada y luego la subió otra vez mientras daba un paso atrás -. Igual ya es hora de irme. Llamaré a los médicos, ¿está bien? Ellos vendrán a revisarte - su mirada esquivó la tuya y su voz era dubitativa. Sin decir más, salió de la habitación y volvías a quedarte solo.

Minutos más tarde, apareció la profesora a cargo de tu clase, Mika Usui.

- Bienvenido, Tsukaima-san. Estuvo ausente por varios días - como siempre, no cambiaba la tonalidad de su voz ni su expresión. Realmente se ganaba con creces su apodo de Yuuki-sensei.

- Su novia me ha avisado que se encuentra mejor y me ha dicho que llamara los médicos. ¿Hay algo que pueda contarme que recuerde antes de que vengan? - ella siempre tan directa. Parecía que no se preocupara por "banalidades". Claro, si socializar era una banalidad.