Partida Rol por web

¿Cómo justificar con un psicólogo que no estaba loco? No había forma alguna que le contase voluntariamente sobre su pasado... Dawn, las titánides. ¿De qué le servía un psicólogo, entonces? Aunque de todas formas tenía sus dudas; ¿se estaría volviendo loco? Lo que vio sobre Reimu... ¿Siquiera era Reimu, o una chica muy parecida a ella? ¿Tal vez eso había sido una alucinación, como las que tenía con Dawn?

—Oh, sí... —contestó Mamoru, sin saber qué responder realmente— Estoy en sus manos.

No era la primera vez que Mamoru pasaba por manos de un psicólogo. De hecho, la sola mención de aquella profesión lo llevaba directamente a su infancia, a recuerdos muy poco agradables.

"Una vez más esa pregunta". Yuuki-sensei también se la había hecho. 

—Estaba con mis compañeros en la playa. Luego de que los Red Stones tocasen... unas bestias de hielo emergieron del mar... Y eso es todo lo que recuerdo —terminó por decir, mirando a la psicóloga. Y era verdad, no recordaba más. 

La mujer tomaba algunas notas sin cambiar su expresión y tomó una hoja.

- ¿Esas bestias lucen así? - volteó la hoja y pudiste ver un dibujo bastante bueno de las criaturas de hielo que les habían atacado.

- Otro huésped del hotel lo dibujó. Hemos estado interviniendo a los heridos para mitigar el daño causado. Este resultó ser un buen dibujante. Dime, Mamoru-kun, ¿es así cómo las recuerdas? ¿Y ellas te atacaron? ¿Saliste herido? ¿Qué hizo que perdieras el conocimiento? -.

Ren se te acercó cuando estabas buscándole, al parecer ya con el sobre en la mano y su clásica sonrisa socarrona.

- Hola, Eiren. Aquí tengo el sobre, pero soy realmente malo para estas cosas. ¿Se te ocurre qué podría ser? - te entrega el sobre y se cruza de brazos.

- La verdad, llevo un rato pensando, pero no se me ocurre nada -.

Mariko miró a Hikari sorprendida, casi como si la sacara de su propio ensimismamiento y le dijo con una sonrisa simpática.

- No es nada. Es solo que ese guía me parece algo extraño - miraba fijamente al profesor mientras se alejaba a toda velocidad con el otro joven entre sus brazos.

Luego, se giró hacia Shiro Kuroryuu, quien asintió en aprobación a lo mismo que ya la peliazul había dicho.

Aimi se acercó a Jaycee, su compañero de cuarto que nunca habían compartido, y le dio un leve golpecito en el hombro, aunque con la fama de fuerza sobrehumana, tal vez a alguien sin entrenamiento físico le habría dolido.

- Es obvio que no es eso, Jaycee-kun. Es un acertijo para adivinar un lugar. ¿Verdad, Kathy-chan? - le dijo a su cuñada con una sonrisa y esperando que le ayudara un poco con su novio. Era un chico extraño y se requería de algo así.

Sonrió cuando vio a Ren, tomo el sobre y lo abrió.

-Tranquilo, entre los dos seguiremos la pista, se me da algo bien esto de buscar el tesoro-

Le miro de pies a cabeza buscando si tenia alguna herida de lo que había ocurrido hace unos días, pero al parecer no notaba nada.

-¿Todo bien contigo?, lo de hace unos días... la verdad aun no se si ha sido completamente real- menciona recordando a Ezra.

En lo que esperaba respuesta del uso del teléfono, ya que tenía sus propias incertidumbres ante la posibilidad de que algo pudiese pasar debido al incidente el primer día, Katherine recibió a Aimi con una sonrisa pequeña y afable; sin embargo, con lo que le dijo en voz baja sus mejillas se colorearon bruscamente y dio un paso atrás con una mueca bastante graciosa porque aquello le tomó desprevenida.

-W-why do you say that?...-preguntó bastante curiosa, pero entonces cayó en cuenta de lo que había hecho y casi parecía ser un tomate andante-. No, no. Yo no..-y se quedó callada porque no sabía qué hacer. Por ese nerviosismo no notó la reacción de Kuroryuu y Mariko, regresando a la realidad solo cuando el profesor Shinta "habló" de nuevo y se giró asustada a verlo.

Al menos era un alivio que podían llevar esos aparatos para mensajear ante cualquier inconveniente y mantener contacto con alguno de sus amigos; y gracias a la actuación del docente con el guía en el que el primero casi se llevó a rastras al segundo relajó su cara recordando la extravagancia del musculoso. Era una persona demasiada exagerada, pero no tenía malas intenciones. En silencio leyó la pista y se quedó meditando porque no daba con la pista. Aún le faltaba dominar el japonés y pensaba que podía ser eso... o simplemente era mala en eso. Escuchó lo que otro decían, pero ante el llamado de Aimi se sonrojó un poco, pero ya no como hace unos momentos.

-Supongo que se trata de un lugar... pero... creo que lo de Jaycee tiene sentido... pero... ¿Por qué deberíamos ir a dormir? ¿O se refiere a que busquemos en nuestros cuartos?

Aimi suspiró un tanto decepcionada. Quien creía sería su salvación, había dicho algo similar. Lo peor es que ella no podía pensar en algo más, pero algo sí estaba segura...

- No debemos volver a las habitaciones porque Daidouji-sensei corrió hacia alguna parte lejos del hotel - y señaló la dirección en la que vieron que se fue.

Irisu estaba atónita con la nota que recibió, ser dejada de un lado no era inconcebible, pero que todo fuese repentino era lo que no podía procesar.

Además de que aun estaba la seguridad de los alumnos.

-…

Pero solo pudo lanzar un suspiro enorme para dejar que las cosas siguieran su curso, intentar otra cosa sería algo problemático así que saco su móvil envió un par de mensajes.

Al ver el escrito pensó en una cueva y murciélagos, pero su mente estaba distraída en como lograría aumentar un poco la seguridad, pero ninguna idea daba resultado en sus simulaciones ficticias.

El mensaje de Irisu era para el grupo de chicos, informándoles de cada evento y cosa que había pasado en el viaje en rasgos generales.

Un ataque extraño –Adjunto el video.

Los días tranquilos en la playa, con sus respectivas fotos y videos.

Y el evento reciente con el último video que tomo.

Compartía muchas cosas con ellos, y tras aquel muro de texto y multimedia, mando una pregunta final.

¿Alguien más piensa que esto es sospechoso?

Mamoru tomó la hoja con expectación. Al ver el dibujo sus ojos se abrieron bastante; eran exactamente las mismas bestias.

Asintió apenas ver el dibujo, no le tomó más de un par de segundos devolver la hoja.

—Lucen así —afirmó Mamoru, antes de escuchar con atención las preguntas de la psicóloga. Las preguntas realmente le hicieron pensar al rubio. Entrecerró sus ojos un poco y se quedó mirando su regazo. Los recuerdos de aquel día se empezaban a hacer más nítidos. Entonces... lo recordó—. Una niebla... —dijo, sin mirar a la psicóloga— Nos rodeó una niebla. Nos separó. En eso sonaba una flauta... creo que no me hirieron, pero... me desmayé —miró a la psicóloga luego de eso, algo confundido—. Es todo lo que recuerdo.

La mujer tomaba notas de todo lo que le decías y cuando ojeaste el dibujo, volvió a recibirlo y ponerlo entre sus cosas.

- Así que una flauta y una niebla... ¿De qué color era? ¿Tenía algún color u olor extraño? - anotó varias cosas antes de volverte a mirar. Soltó su pluma por un momento y te miró directamente.

- A veces, hay sustancias que pueden inhalarse y causar alucinaciones. No en todas las personas es lo mismo, así como no todas ven lo mismo. Sin embargo, en este caso todos los afectados hablan de las mismas bestias, de la flauta y de la niebla. Caso común de histeria colectiva. Si una persona dice algo en ese momento, los demás lo creerán para explicarle a su cerebro lo que pasa. ¿Crees que podría ser el caso, Mamoru-san? - y vuelve a tomar su pluma para seguir tomando nota de lo que digas.

—Niebla... normal. Lo único extraño fue el sonido de la flauta —realmente esos detalles no los recordaba a la perfección. Sin embargo, Mamoru ya creía saber por dónde iba la psicóloga. Y era normal. Tal y como las sospechas de la psicóloga eran normales, Mamoru daría respuestas normales. Escuchar lo siguiente que la psicóloga le preguntó no hizo más que afirmarle eso.

Mamoru sonrió con algo de ironía y bajó la mirada. De no haber recuperado sus recuerdos, realmente consideraría las palabras de la psicóloga.

—Es probable —fue lo que dijo, sin más. Estaba claro que no tendría caso discutir cosas cuestionables con la psicóloga. Debía enfocarse, en el mejor de los casos, en que le dieran de alta—. He leído algo sobre casos como ese. Aunque es algo... raro vivirlo de primera mano.

La psicóloga siguió tomando notas mientras hablabas y mirándote tan sólo por un momento con una sonrisa. De repente, la temperatura del entorno comenzó a bajar y sentiste frío.

- Es verdad. Normalmente cuando se sufre de estas cosas no se percibe porque te encuentras alterado, así que solo sigues lo que hacen los demás - volvió a tomar notas.

Paró un momento sin retirar la mirada del papel y dijo con una voz neutral, casi sin mostrar emoción alguna - ¿Qué puedes decirme de extrañas imágenes que hayas visto después del incidente? Como esa chica de cabello verde -. 

Las palabras de Mariko me dejaron algo preocupado. Me quedé observando por un rato al sensei, por si acaso, pero no pude discernir nada sospechoso en él.

¿Frío? Mamoru se contuvo de meterse a la cama y arroparse. El cambio brusco de temperatura le desconcertó, así como ver que a la psicóloga no parecía afectarle; ¿sería porque él llevaba ropas ligeras?

Asintió a lo que la psicóloga dijo. Era verdad, en ese tipo de casos esas cosas sucedían; pero él sabía muy bien que ese no era su caso. Y un momento más lo reafirmaría, cuando la psicóloga dijo algo que le hizo echarse un poco hacia atrás, abriendo un poco los ojos. Esa fue como una alarma para el rubio, quien no tardó en replicar.

—¿Disculpe? —dijo Mamoru, aún un poco desconcertado. Receloso miró hacia la puerta, y luego de nuevo a la psicóloga. Algo no le daba buena espina— ¿Chica de cabello verde, a quién se refiere? —no podía ser a la misma que él tenía en mente, ¿no?

La temperatura parecía bajar más porque ahora podías ver la estela de tu aliento frente a ti, aunque la psicóloga no parecía realmente afectada por este hecho. ¿Sería solo tu imaginación?

- A la chica que mirabas cuando yo llegué. ¿O lo olvidaste? Porque si fuera así, sería desgraciado con alguien que recién despierta de la tumba - Suelt su pluma y te mira.

- Aunque ella va es por cierta chica de cabello rosa - no cambiaba su tono neutral y parecía estar hablando de un tema completamente normal y habitual en su trabajo. Había algo que estaba muy fuera de lugar. 

¿El frío aumentaba de intensidad? Pero... ¡estaba en una playa! Ver el vaho de su aliento hizo que Mamoru se levantase de golpe, extrañado. Aunque no más extrañado a lo que lo estaría cuando la psicóloga dijese aquel comentario sobre la chica peliverde, casi leyéndole la mente. Mamoru sintió que sus pensamientos eran violados. 

"Imposible, esto no puede estar pasando... Pero lo está haciendo", pensó Mamoru, con los dientes apretados, sintiéndose impotente. ¿Qué podía hacer? ¿Quién era realmente esa psicóloga? Ahora una sensación pegajosa, desagradable, casi como si una babosa recorriese toda su espina dorsal, le asediaba. Entornó los ojos a la rubia, ojos severos, y respondió, a la defensiva.

—¿Quién eres tú realmente? —preguntó Mamoru, con frialdad. Ya no tenía caso ir por delante con los honoríficos o el respeto. En ese momento podía estar en peligro. ¡Reimu había revivido! De ser eso cierto...—  ¿Qué asunto tienen ustedes con Ruka? —preguntó, con enfado. Él ya lo presentía. Si Ruka no había recuperado aún sus recuerdos... ¿A lo mejor quizá quedaba una oportunidad?