Partida Rol por web

Eby no responde ante las palabras de ánimo de Joshua, más un brillito en los ojos de la chica limo y un ligero asentimiento lleno de determinación (que parecía estar más bien dedicado a sí misma que a él) dan a entender que estas palabras de cierta forma han logrado calar fuerte en la muchachita. En el fondo le costaba verse a sí misma como una heroína, pensar en salvar a otras personas y asumir esa responsabilidad... Era demasiado, e incluso podía llegar a envidiar a Sora por ser capaz de tenerlo tan claro, por ser capaz de asumirlo de esa manera. Y, sin embargo, no dejaba de ser uno de sus sueños y algo por lo que valía la pena afrontar cualquier riesgo.

... Pero ahora quizá no era el tiempo para estar concentrada en ello. ¿Por qué? ¡Simple! Pues porque la comida se robó el espectáculo completamente, al menos en lo que a Eby respecta. La muchacha mira casi hipnotizada las bolas de Takoyaki y los bowls de ramen, cayéndosele la baba sin que pudiese hacer nada por evitarlo, sin llegar a probar nada hasta que Joshua le preguntó por su opinión. Aquello la sacó de su ensimismamiento y la hizo juntar las manos, exclamar -¡Itadakimasu!- Y llevarse una bola de Takoyaki a la boca sin pensarselo demasiado. Y... La verdad es que podía notarse un poco el por qué solía evitar alimentarse de sólidos. Podía verse como comía, como masticaba y finalmente la comida se disolvía en su estómago. Era un espectáculo raro, uno que en cierta manera le avergonzaba enormemente y que no ha mostrado a mucha más gente que a Joshua. Y sin embargo ahí está, haciéndolo de forma completamente natural y sin siquiera habérselo cuestionado. 

Es fácil notar cómo ha adquirido confianza. -¡Arigato Joshua-san! ¡Está delicioso! Extrañaba mucho comer contigo.- Confesó la limo mientras le abrazaba, tomándose una pequeña pausita de la comida para abrazarlo y continuar con su comida.

Estuve con la cara roja durante un buen rato, sin saber si lo pensaba en serio o si solo lo hacía por meterse conmigo. De todas formas, con la invitación a ir a la heladería pronto olvidé el tema y me puse de buen humor.

—Sí. Yo también creo que lo haremos genial —comenté sonriente. Pero seguía estando nerviosa.

Ya en la heladería, abrí mucho los ojos al ver que Hiroshima quería aquel helado gigante y Kenzo estaba dispuesto a pagárselo.

—¿Estás seguro, Onii-chan? No es que tengamos mucho dinero después de… ya sabes… —le dije preocupada en bajito para que Hiroshima no nos oyera.

De todas formas, la tarjeta no funcionaría bien, para disgusto de mi hermano.

—Vaya… ¿Qué es lo que pasa? —pregunté. No parecía que la tarjeta estuviese mal—. ¿No te habrás quedado sin dinero?

Sin embargo, no tendríamos que preocuparnos por eso en ese momento, puesto que Hiroshima pagaría. Lo miré con los ojos entornados. Tenía un montón de dinero, se pedía el helado más caro y ¿quería que mi hermano lo pagase? Aunque, conociéndolo, seguro que no lo hacía con mala intención. Simplemente no se habría parado a pensar en esas cosas.

Luego, en la mesa, Hiroshima devoraría vorazmente su helado, como era de esperar, mientras yo lo contemplaba divertida. Yo, por mi parte, disfrutaba de mi helado de fresa, que también estaba bien rico.

—Tengo muchas ganas de empezar. Ojalá lleguemos los dos muy lejos. ¿Te imaginas que la final es entre tú y yo? Ja, ja, ja. —comenté, divertida—. Yo me lo he pasado muy bien aquí. Todos mis compañeros son excelentes y estamos aprendiendo mucho unos de otros. ¿Y tú? ¿Te llevas bien con tus compañeros? —pregunté con curiosidad.

Aún me seguía sorprendiendo que Kitao siguiera actuando como si nada... El sonreía y nos animaba mientras que por mi parte yo continuaba serio... ¿realmente le importó tan poco hacerme lo que me hizo que ya ni lo recuerda? Pensar eso realmente me hacía enfadarme más... Pero ahora estaba con Chika, la cual se veía bastante preocupada mirándome todo el rato mientras caminábamos al lado de la fila... es por ella que hice el esfuerzo de aunque sea esbozar una leve sonrisa; aunque siendo yo, era evidente cuando sonreía por gusto y cuando era algo impostado o forzado.

Me preguntaba que relación tendría Kitao con los dueños del restaurante para dejarles pasar de esta manera y darles una buena mesa... Pero no tenía humor para preguntarle. Una vez sentados, me centré en ver la carta para saber que pedir... todo se veía bien, sabroso y a buen precio. Entonces el chico nos dijo que podríamos pedir lo que quisiéramos que invitaba él... Chika obviamente estaba contenta por aquello; aunque conociéndome y habiéndolo vivido antes sabía que a mi tampoco era necesario invitarme -No hace falta que me invites a mi si no quieres- le dije con seriedad y educación, simplemente diciendo que por mi parte no era necesario que lo hiciera... Podía invitar a Chika y yo me pagaría lo mío; pero que si insistía entonces aceptaría.

Por mi parte pedí Omurice y Tamtamnen... y entonces mi antiguo amigo quiso preguntarme como me iba, diciendo que me merecía estar en esa prestigiosa academia y demás. Realmente quería preguntarle a Kitao que se traía entre manos, o porque me trataba así después de lo mal que lo pasé en el colegio por culpa suya y de los demás chicos que se metían conmigo... Pero por Chika, para no fastidiarle su tarde de descanso, me guardaría esa pregunta para más tarde -Me ha ido bien, me han tocado muy buenos compañeros. Ahora mismo entrenando para el festival... aunque hoy de descanso- respondí con brevedad, al menos continuando la conversación que él empezó -¿Y tu, que andas haciendo?

-¿Especial...algo así como un primer beso? Umu, eso es un tanto adorable.

Algo agitada aún, se recogió el cabello con una banda elástica, diciendo esto con su usual transparencia.

-Bueno, es cierto que el quirk que tienen como tal es bastante fuerte y flexible. No se lo suficiente para opinar en profundidad de eso pero, creo que si crees que sinceramente está equivocado, eventualmente serás capaz de demostrárselo de forma irrefutable. ¡Empezando por el festival! No creo que sea una mala persona, pero me da la impresión de ser del tipo que no atiende razones si estas no lo chocan de frente.

Se rascó la mejilla.

-Mi padre es mas sencillo de lo que esperarías, se metió en heroísmo por ser un idealista. No era rico ni mucho menos, pero su familia la pasaba algo mal en cuanto a dinero, hasta...que no. Su padre se metió en algunas malas cosas, ¿sabes? Eventualmente terminó siendo un villano. Así que se fue temprano de casa e hizo lo que pudo por su cuenta de forma exitosa. ¡Y entonces...!

Pausó un momento, de forma dramática.

-Mi madre lo demandó por destrucción de propiedad privada mientras actuaba como héroe. No es el mejor comienzo, pero es de una familia rica y algo prepotente. Pero una cosa llevo a la otra. Él aún sigue tratando de hacer las cosas lo mejor posible.

Esperen, esperen... dijo que me veo linda, ¿no?

Escuchar esa declaración me hizo sentir bastante nerviosa. Era consciente que no estaba tan mal, pero que precisamente Makuro lo dijera hizo que abriera más mis ojos y sintiera más calor en mi cara, lo cual contrastaba notoriamente con mi poder y que si quería podía congelar el piso de la habitación. Afortunadamente no pasó, pero la pena no se iba y sentada en el sillón bajé mi mirada mientras él hablaba y yo repetía en mi cabeza que él decía que yo era linda. Por fuera parecía que me avergoncé solo un poco, pero en mi interior era otro cuento.

El tema había cambiado, lo cual era bueno... muy bueno. Pude verlo luego y lo acompañé con una pequeña risa por la cuestión de los vegetales. ¡Él debía comer bien para recuperarse! 

-Creo que le pediré a una enfermera que te grabe cuando comas, así sabré si te alimentas apropiadamente-demandé riendo y aún ruborizada. 

Si nuestros papeles se hubiesen invertido en el incendio, ¿yo también lo hubiese esperado? ¿Tendría la misma esperanza que él ha demostrado en mí? No se cuánto daño le habrán hecho ni qué eran esos cristales en sus ojos, pero él sufría mucho y verlo así de bien... sentí que me picó la nariz, pero evitaba llorar de nuevo. No, él no debía verme así, sino con una sonrisa.

-He aprendido muchas cosas en la Academia. También he conocido a buenos amigos y a dominar mejor mi poder. Nos han sometido a muchas pruebas y hay una gran variedad de habilidades. Tenemos a alguien que es contenedor de un dios egipcio e incluso un vampiro. ¡Un vampiro!-exageré lo último para terminar riendo un poco-. También alguien que tiene un poder de llamas, pero lo manifiesta en color azul-aclaré, pues Ao y Makoru compartían un Quirk similar-... y una chica que parece ser una slime... otros que pueden crear cosas, alguien que controla la tierra mediante el magnetismo y darle formas, otro se transforma en un gato y alguien en una armadura...-me interrumpí al recordar a Takeshi. Me desanimé un poco, pero no permití que eso me desalentara-. ... no, él ya no está, pero me gustaría que pudieses conocerlos a todos después.

Y con la mención del festival, tomé aire para darme unas pequeñas palmaditas en mis mejillas y me levanté para ponerme frente a Makuro.

-Sí, participaré. No se si ganaré, pero daré todo lo que tengo para superarme... ¿Podrás ver el festival?-pregunté, pensando en que si él sería uno de los espectadores...-Te demostraré de lo que he sido capaz-... podría sonreírle para darle esperanza.

-Hmmmmm... - lentamente los ojos de Koizuma se entrecerraron al elegir esas palabras.- Creo que hay héroes que más que buscar la justicia intentan proteger lo que atesoran, incluso si eso es su orgullo o quienes son en esencia, guardaré las palabras de orgullo que dices para mí hasta el momento en que decidas comentarlas para todos.

Ese sujeto de la pasada ocasión había sido el que más le había aterrizado, la diferencia del mundo de los profesionales frente al de los aprendices era abismal.

Lo vio ir a la cocina traer café y regresar con ese gesto risueño que era propio de Eraser, su cariño por los felinos no tenía límites.

-Los gatos somos territoriales y un tanto egoístas, pero no estaría mal si adoptas uno o dos para que no estés tan solo, así al venir podré notar que haces más cosas que trabajar, dormir y dictar clases.

Y un par de cañas de pescar te vendrían bien, ¿Tal vez un ratón mecánico?

Se enderezó y empezó a atender el llamado, igual sabía que ambos no tenían más que un ratito corto antes de que tuviese que regresar a la Academia.

-Si me rascas la barbilla mañana tendrás que usar vendas en los dedos.

Después de decir eso se sentó y compartió el momento con Aizawa de la manera que un padre abrazaría a su hijo para mostrarle aprecio. 

 Ver como te dejabas llevar completamente por la comida sacaría una pequeña risa no solo a Joshua, sino también al cocinero quién en lugar de asquearse o incomodarse encontraría hasta interesante la manera en la que la comida "desaparecía" dentro de ti.

 -Yo también extrañaba comer contigo -admitió el hombre dándote unas suaves caricias sobre la cabeza durante el abrazo antes de que regresases a la comida, siendo que él también empezaría con la suya con un ritmo más tranquilo que el tuyo.

 Luego de la deliciosa comida, Joshua agradecería y pagaría lo que pidieron antes de salir juntos del local, donde nuevamente el hombre sacaría conversación mientras caminaban.

 -Por cierto, ¿ya has pensado en las pasantias? -preguntó con cierta curiosidad. -. Si no estoy mal enterado, luego del festival los alumnos pueden empezar a hacer practicar con héroes profesionales, ¡y también pueden elegir oficialmente su nombre de héroe! ¿Has pensado en uno para ti? ¿Qué tal...? ¡Chica Slime! -era un nombre terrible, pero por la manera en lo que lo dijo claramente lo hacía en broma... tal vez.

 -¡No dejaré que te envíe la grabación! -siguió el chico con la broma como una manera de desviar el tema de haberte dicho linda, aunque era obvio que a ambos les había afectado de alguna manera aquella confesión.

 Entonces, escucharía con atención y curiosidad todo lo que habías vivido y experimentado en la U.A, exagerando también un poco su reacción de sorpresa cuando remarcaste lo del vampiro, acabando por soltar una leve risa.

 -Espero poder salir pronto para que me lleves a conocerlos -concluyó con una ligera sonrisa, antes de que te levantases decidida de aquella manera, lo que si bien le tomaría un poco por sorpresa haría que su sonrisa sincera se mantuviese, conmovido por tus palabras al punto de tener que levantarse para mirarte fijamente a los ojos. -. Se que lo harás: te estaré apoyando desde aquí. No tengo televisor en el cuarto, pero tenemos una sala común para varios de los del hospital, y todos queremos ver el festival, pero ninguno tanto como yo -aseguró, antes de inevitablemente volver a rodearte con sus brazos para abrazarte. -. De verdad me alegro de que estés aquí... -le era imposible seguir ocultando el sentimiento que le causaba finalmente volver a reencontrarse contigo.

 Pasados unos segundos del abrazo, la puerta de la enfermería se iría abriendo lentamente, y Ao se iría a asomando lentamente antes de dar un par de golpecitos a la puerta estando ya adentro.

 -¿Interrumpo...? -preguntó.

 -Saori, ¿es amigo tuyo? -preguntó Makuro, un tanto confundido dado que no parecía reconocer a tu compañero, hasta que de pronto sus ojos se abrieron como platos y golpearía su puño sobre la palma a modo de revelación. -. ¡Oh, tú estabas allí! ¡Eres el de las flamas azules! -recordó, acercándose rápidamente hacia Ao para estrechar una de sus manos con ambas suyas. -. Muchas gracias por lo que hiciste por Saori aquella vez... -le agradeció con sinceridad y una expresión seria.

 Resultaba que Makuro recordaba lo que sucedió aquel día, o al menos tenía una idea y recordaba a Ao, e incluso trataba el tema con cierta naturalidad y fluidez, algo que seguramente te habría tomado por sorpresa tanto a ti como al chico de las llamas azules, en cuya mirada se podría notar que no sabía como reaccionar.

-No te preocupes, puedo permitirnos algo así de vez en cuando -aseguró el chico con una sonrisa de confianza antes de que la propia tarjeta le rechazase la posibilidad de pagarles los helados, algo que ciertamente le decepcionaría pero que no tardaría en superar al ver como Hiroshima se hacía cargo, aunque eso no le quitaría la confusión de el porqué su tarjeta no pasó. -. No lo creo, llevo bastante bien las cuentas de cuanto he gastado… De verdad lo lamento, ya les invitaré a otra cosa otro día -comentó finalmente como agradecimiento al chico por pagar los helados de los tres.

 Ya en la mesa, Kenzo no contendría una risa al escuchar como mencionas la posibilidad de una final entre ambos.

 -¿Te imaginas? ¡No me contendría contigo en lo absoluto! -aseguró con una amplia sonrisa antes de probar su helado, continuando luego de haberlo saboreado. -. Aunque siendo honestos lo veo un poco difícil: hay varios en la clase con mucho potencial, lo tendría difícil para ganarles… ¡Pero tú sí podrías con todos ellos juntos! -exageró un poco mostrando otra amplia sonrisa, intentando no caer en negatividad en un momento alegre como era aquella reunión. -. Todos son excelentes compañeros, sí, aunque tienen sus particularidades. Hay una chica que prácticamente siempre está ebria, un chico que puede crear y manejar la tinta, ¡incluso hay uno que puede crear una zona a su alrededor donde puede intercambiar la posición de todas las cosas que hay dentro! -visiblemente contento de hablar de sus compañeros, se llevaría otra cucharada de helado a la boca, añadiendo aún con la cuchara en la boca: - Lo tendrás difícil en el festival, ¡pero se que podrás con todos ellos!

 Justo entonces, Hiroshima se llevaría las manos a la cabeza mientras aún tenía la cucharada de helado en la boca.

 -¡Hhhhhmmmmp…! -y con los ojos abiertos como platos, se pondría a dar pisotones veloces al suelo: parecía haber recibido un congelamiento de cerebro, lo cual sacaría una risa a tu hermano. Con todo el tema del festival encima, momentos como estos servían para bajar las preocupaciones.

 Habiéndose acabado sus helados, los tres saldrían de la heladería ya preparados para regresar, o al menos ese era el caso de ti e Hiroshima.

 -Yo tengo algunas cosas que hacer antes de volver a la academia, ya nos veremos mañana en el festival -explicó tu hermano buscando despedirse de ti con un abrazo y una sonrisa, dirigiendo también una mirada a Hiroshima antes de “susurrar”. -. Cuida que no se pierda, ¿okey?

 -¡Okey! -e Hiroshima se lo creyó.

 -Vamos, insisto -respondió Kitao cuando comentaste lo de que no era necesario pagar lo tuyo, dedicándote una de sus mejores sonrisas de modo que no parecía haber manera de rechazar su oferta.

 Una vez todos habían pedido y tocaba esperar a que les trajesen la comida, tu amigo sacaría tema de conversación, siendo que tu pregunta de vuelta llamaría la curiosidad de Chika, interesada por conocer un poco de aquel chico.

 -Me alegra escuchar eso. Hace poco tuve un golpe de suerte, aunque me hubiera gustado que fuese de otra forma… Con esto del ataque que hubo a la U.A. muchos alumnos dejaron la academia, y eso abrió plazas para las clases de héroes: adivina quién pertenece ahora a la 1-B -con una sonrisa de confianza, guiñaría el ojo.

 -Ohhhh, ¡felicidades! -le aplaudió un poco Chika con sinceridad. -. Lo sucedido fue una lástima, ha afectado a unos más que a otros, pero al menos es bueno saber que no quedarán asientos vacíos en la U.A: tú y otros con espíritu heróico los ocuparan -aseguró.

 Ciertamente, recordabas a Kitao en su niñez hablar de querer ser un héroe profesional, de ayudar a todas las personas, de ser reconocido y demás… Y es que si bien para muchos realmente era una buena persona, tú habías conocido su otra cara, una que hasta el momento permanecía oculta…

 Justo entonces, llegarían los camareros con lo que habían pedido, provocando que a Chika se le hiciese agua la boca antes de agradecer la comida y empezar a comer, de manera mucho más “contenida” que como lo hacía en la academia.

 La comida estaba tan deliciosa como cabría esperar, y habiendo acabado sus platillos Chika soltaría una bocanada de aire, satisfecha.

 -Vaya, ojalá tuviesen estos precios todo el tiempo: ¡la comida es excelente! -aseguró antes de levantarse. -. Ugh, pero creo que comí mucho… ¡Vuelvo en cinco minutos! -y sin dar explicación alguna, Chika saldría corriendo hacia el baño más cercano, sin dar tiempo a que alguno hiciese preguntas raras.

 La reacción de Chika sacaría una pequeña risa a Kitao, quién pasados unos segundos se fijaría en ti con una expresión más decaída.

 -Hiciste una buena amiga… -concluyó, empezando a revisar uno de los bolsillos de su pantalón. -. Mira, se te puede leer desde la entrada del restaurente, y lo entiendo… Pero quiero hacerte saber que me arrepiento mucho de todo lo que hice de pequeño -empezó a comentar. -. Era joven, cometí muchas tonterías, pero ninguna como lo que te hice… Hmph… Argh, vamos al punto, se me dan mal estas cosas -soltó entonces antes de enseñarte y ofrecerte un sobre transparente. -. No espero que me perdones de un día para otro, fueron muchos años desde la última vez que hablamos, y no fue un final agradable para ti… Pero espero que esto sirva para ser un comienzo…

 Lo importante obviamente no era el sobre transparente, sino lo que tenía en su interior: una carta blanca sobre la cual había un dibujo hecho por un niño. La recordabas bien, fue una de tus primeras creaciones de cuándo descubriste tu quirk, y si bien actualmente tenías la “versión actualizada y mejorada”, esa carta representaba tus comienzos, y la última vez que la viste fue siendo tragada por el quirk de Kitao...

 -Supongo que si, es adorable -confesó el chico soltando una leve risa, escuchando atentamente tu opinión sobre su quirk luego de que te sujetases el cabello, siendo que cuando hablaste de esa manera de su padre Ciel suspiraría mientras hacía un gesto de despreocupación con las manos. -. Creo que es una descripción acertada, pero honestamente no quiero demostrarle nada, me conformo con cumplir mis propias expectativas -respondió mostrando una de sus sonrisas.

 Al escuchar como contabas la historia de tu padre, el vampiro no ocultaría su curiosidad e interés, haciendo ligeros asentimientos de cabeza a modo de ir entendiendo según contabas su vida, sobre todo cuando hiciste aquella pausa dramática que, habiéndole dejado expectante, haría que lo siguiente le tomase completamente por sorpresa, descolocándole.

 -Pff... -tuvo que reprimir una risa por como lo habías contado. -. Vaya comienzo para un romance: la vida de los héroes es la mar de pintoresca -aseguró antes de mirar a su alrededor, siendo que entre charla y charla el sol ya empezaba a ocultarse, aunque el chico aún tendría que llevar su sombrilla para evitarse los rayos que pasaban entre los árboles. -. Creo que ya podemos volver a la residencia -comentó regresando su mirada hacia ti. -. Gracias por hablar conmigo. La verdad no suelo cortarme al hablar con las personas, pero hay ciertos temas que no suelo sacar por mi mismo, como lo relacionado a mi padre -confesó, con una sonrisa de tranquilidad y satisfacción. -. Creo que tendré que contratarte como Psicóloga -bromeó antes de empezar a caminar, esperando que le acompañases en el camino de vuelta a las habitaciones. -. Ah, y... Lamento lo de tu abuelo. Debe ser duro el tema familiar, ¿cierto? -habiendo caído en cuenta un poco tarde, esperó poder apoyarte al respecto como tú hiciste con él.

 El profesor asentiría a tus palabras a modo de aprobación, tomando un poco de café mientras sacabas el tema de poder adoptar otros gatos.

 -Varios gatos suelen frecuentar los alrededores. Les doy alimento y trató las heridas que tengan, pero no pienso adoptar ninguno: puedo deducir que hay otras personas que también los están cuidando, por lo que estaría mal si yo me los quedase -aseguró, aunque eso de las cañas de pescar y el ratón mecánico harían que su mirada se desviase momentáneamente a la nada, como si lo estuviese pensando.

 Tu pequeña advertencia no causaría ninguna reacción en el hombre, quién se limitaría a asentir antes de recibirte en su regazo y brindarte un pequeño momento de caricias y rascadas.

 Llegado el momento, abandonarías la casa del profesor y retomarías el camino de vuelta a tu habitación, más de camino serias incapaz de no percatarte de una sensación de estar siendo observado desde los arbustos cercanos. La presencia extraña no tardaría en revelarse, siendo que Akainu asomaría la cabeza con una sonrisa nerviosa por haber sido pillado.

 -Holaa~~~ -saludó con esa sonrisa de "perdón". -. Perdón, es que había escuchado unos ruidos y... Vale, no puedo mentir, tenía curiosidad para ver a donde ibas por las noches: muchos decían que te ibas con el profesor, pero como nunca lo había visto pues... quería confirmar -reveló con una sonrisa más sincera.

-También hay gatos en los refugios, esperando alguien que les haga compañía, dar comida a las personas necesitadas es lo que Eraser haría, pero para mí Shota...hmmm... merece también hacer cosas que le gusten.- por reflejo Eru empezó a ronronear en cuanto le rascaron la espalda, había sido un momento en el que compartieron sin mayores pretensiones, en su momento se despidió de su mentor deseándole un buen descanso.

Todos los estudiantes estaríamos buscando hacer de mañana un día memorable, así que para empezar debía reposar y esperarlo.

Estaba de regreso cuando notó a alguien en las cercanías y sus sienes felinas se llenaron de sudor, así como siseó incómodo. Inicialmente escuchó la voz de Akainu y dio unos cómicos pasitos cortos rápidamente fingiendo ignorar que había sido descubierto.

No, no, nada de regresar a los viejos hábitos...

Se detuvo, maldijo no haber nacido con poderes de Avestruz.

-Está algo tarde, vamos de regreso, te lo explicaré mejor y muy resumido de camino.

No conozco a mi padre, la relación con mi madre es... especial, Aizawa me rescató de las calles y me ofreció un propósito, ha sido mi soporte durante todos este tiempo.

No, no he recibido ningún trato especial por ello y si, desde lo del permiso para poder residir en la academia he aguantado cada vez que tengo miedos o dudas el impulso de correr hacia su casa.

Bien, no ha sido tanto tiempo desde entonces, tal vez soy algo compulsivo... mitad gato, supongo.

¿Algo más?  

—Qué raro… A lo mejor es que está dañada. Puede que tengas que pedir otra —comenté respecto a la tarjeta. Era un inconveniente, pero no era nada grave.

—¡Ja, ja, ja, ja! —reí cuando dijo que no se contendría—. Yo tampoco me contendría. Así les mostraríamos a todos lo geniales que somos. Lo mejor de todo es que sabríamos de seguro que uno de los dos ganaría, así que cualquier resultado sería estupendo. —Luego pasó a hablar sobre los compañeros—. ¡Eh! ¡Deja de hacerme la pelota! —contesté, aunque en realidad estaba sonriendo ligeramente, halagada por lo que acababa de decir—. Sí, todos tenemos habilidades peculiares. Es lo que tiene que cada uno tengamos una singularidad diferente. Yo creo que eso es bueno. Sea como sea, yo lo haré lo mejor posible. Y ¡sé que puedo vencerles si me esfuerzo lo suficiente! —exclamé con decisión y positividad—. En mi clase hay una chica slime que puede transformarse en cualquier cosa, incluso otras personas. Hay un chico muy tímido que puede transformarse en gato. Una chica que controla el hielo. Una chica que crea estructuras… Son todos geniales.

Tras la conversación y un momento en que pareció que a Hiroshima se le había cortocircuitado el cerebro, salimos de la heladería, donde Kenzo se despidió.

—Vale. Nos vemos mañana —dije devolviéndole el abrazo, sonriendo contenta—. Espero que tengas suerte. Descansa bien para estar bien preparado. —Antes de separarnos, pidió algo a Hiroshima—. ¡Eh! ¡Sé volver yo solita! —dije inflando los mofletes, sin darme cuenta de lo había dicho en broma.

Tras el encuentro, me dirigiría de vuelta a la academia, donde me acostaría pronto, pensando todo el rato en qué depararía el día siguiente.

-Hablar contigo es divertido. Es decir, con la mayoría lo es, pero contigo un poco más.

Emitio una risilla, pero luego tomo una expresión algo más inclinándose a lo neutral, inusual en alguien que normalmente tenía una gran sonrisa en su rostro, en lo que de buena gana, anduvo fuera de la arboleda de forma lenta, esperando por él.

-Hmm... honestamente, solo lo vi una vez. Fue una terrible ocasión...y ciertamente, verdaderamente...realmente aterrador. Su quirk se llama "Black Sun", es energía solar super concentrada y liberada en gran cantidad de forma violenta. Recuerdo haber visto vagamente que atravesaba edificios enteros como si fueran hechos de mantequilla. Pero luego de esa ocasión debe haberse retirado, mi padre tomó todo lo de metal de la zona y creo algo asi como un espejo para reflejarle el tiro.

Sentí alivio cuando Makuro siguió el cambio de tema de conversación a uno donde podíamos reír; sin embargo, una parte de mí seguía pensando en aquella declaración porque era la primera vez que se refería de esa manera a mí de lo que pudiese recordar. Éramos unidos en el orfanato y conocimos facetas del otro que nos hicieron cercanos y, por lo mismo, siempre pensé que lo tendría a mi lado cuando intentáramos alcanza nuestros objetivos y entrar en la Academia, pero aquél incendio y, por lo que sé, el secuestro, cambió nuestras vidas y no se si podremos volver a ser los mismos de siempre, aunque no sería malo si no fuera así porque ambos crecimos y él debía salir adelante para retomar su vida. ¿Si hubiésemos seguido juntos... habríamos sido pareja? Nunca lo pensé y no creo tener la respuesta ahorita... ¡Claro que me da pena pensar en eso! Pero... esa posibilidad no era tan descabellada; sin embargo, en mi corazón lo que sí puedo percibir con seguridad es la alegría de saber que está vivo y recuperándose... y quiero ser testigo de cómo sobresale a las adversidades.

-Entonces daré mi mejor esfuerzo en el festival-declaré también mirando directamente a sus ojos aún sonriéndole. Y cuando me abrazó le correspondí hundiendo mi cabeza en su pecho. Me sentía feliz y aliviada de que él siguiera vivo y por lo mismo...-También me alegra de que estés aquí, Makuro. Y estarás bien, podrás recuperarte y no quiero que te sientas presionado. A tu ritmo, a tu tiempo. 

Nos quedamos así un poco más de tiempo hasta que escuchamos unos golpecitos en la puerta. Inmediatamente pensé en Ao y lo miré, sintiendo leve rubor en mis mejillas por encontrarnos en una situación así. Sin embargo, sabía que él comprendía por qué nos abrazábamos y.. ¿Por qué me puse nerviosa? De todas maneras, Makuro fue quien se alejó y mi nervio previo se esfumó cuando se me preguntó si era amigo mío. Asentí.

-Sí, se llama Ao-san y...-me interrumpí al ver que pareció recordar algo y... sentí mi corazón detenerse. ¿Sí rememoraba ese día? Lo seguí con la mirada y cuando estrechó la mano de Ao, ambos nos miramos sorprendidos por lo que había pasado. Me quedé callada procesando todo y al final no pude evitar sonreír un poco y acercarme a los dos para asentir a mí misma e ir intercalando mi mirada en los dos mientras hablaba-. Ese día... ese día fue muy fuerte para todos-volver a ver a Makuro y cómo sufría él, además de que Ao estuvo en riesgo por mi culpa... por poco yo...-... Sin embargo, lo importante es que estamos aquí en nuestro presente. Aunque debamos seguir afrontando adversidades y diferentes pruebas, sé que podremos superarlos. Ao-san, te presento oficialmente a Makuro; Makuro, él es Ao-san. Yo...-estaba un poco inquieta, pero eso se mantenía en bajo perfil porque...-... me siento muy feliz.

-¡Arigato Ming-san! Todo fue mucho muy delicioso- Agradeció la slime mientras se inclinaba y con una leve reverencia se despedía del cocinero. No es fácil saber si la experiencia culinaria resulta así de destacable para ella a causa de la comida en sí o de la positividad que se le pega cuando el asunto trata de Joshua, sin embargo no ha comido poco y si eso ha terminado un tanto hinchada al ser tanto carbohidrato y comida más lenta de procesar. Se le pasaría pronto, pero por mientras mantendría ambas manos en el estómago y una sonrisita de felicidad absoluta.

-¿Qué son las pasantías?- Preguntaría elevando su mirada a Joshua mientras ladea su cabeza hacia un lado, sin estar en absoluto enterada del asunto y mostrándose un poquito nerviosa cuando le entrega la explicación correspondiente. -¿A-Aaah...? ¿C-Con héroes profesionales...? ¡Pero! ¿Héroes de verdad? ¿Como tú?- La pobrecita no tardó en hacerse un lío, casi podían verse los espirales en sus ojos ante la idea no solo de interactuar con extraños, sino de interactuar con Extraños Heroícos. Eso la llevó a quedarse callada por un largo rato mientras agachaba su cabeza, silenciosa y consternada, parecía estarselo pensando mientras caminaba. Y... Como era ya algo de costumbre en ella, se tomaría un buen rato para responderle.

-¿Bubblegum...?- Acaba por susurrar, sin mostrarse segura en absoluto de su respuesta, aunque presentando algo bastante curioso. No se ha quedado estancada en el tema de asistir a los héroes profesionales y por mucho que le pese opta por avanzar. -S-Significa chicle... Y... A veces es rosado y limoso...- Se encoge sobre sí misma. No parece muy convencida, pero es que es una pregunta difícil. ¡Ya le cuesta tomar decisiones, ponerse nombre es raro! -¿Cual era el nombre de héroe de Joshua-San?- Levanta la mirada hacia él. Tal vez le serviría ese poquito de inspiración.

Como quieras...- dije al final con respecto a que me invitara a mi también. No rechazaría su oferta para no ser desagradecido y borde, aunque no tuviera demasiadas ganas de aceptar comida por parte de él... Pero lo hice por mi amiga. Luego de eso, le comenté lo de entrar en la academia... y cuando el habló... al parecer a él le ocurrió lo mismo que a mi; y es que después de haber ocurrido el accidente, como Yume y yo él también pudo entrar en la U.A porque algunos alumnos se marcharon. Escuché a Chika en silencio mientras hablaba de los huecos que se ocuparon... aunque lo que comentó del "espíritu heroico" de Kitao... no pude evitar desviar levemente la mirada. Se que era su sueño... Pero lo que me hizo a mi no era nada heroico -¿Participarás entonces también en el festival?- pregunté con cierta seriedad para saber si participaríamos los dos.

Todos empezamos a comer una vez los camareros la fueron trayendo. Todo estaba bastante rico, sin duda venir aquí fue una buena idea por parte de Chika... en parte me sentía mal por quizás fastidiarle el ambiente por culpa de mi frialdad por estar junto a Kitao... pero no lo pude evitar. Supongo que en algún momento se lo explicaría... pero ahora no para no fastidiarla más -Hasta luego Chika...- le dije sonriendo levemente después de que hubiera disfrutado de una buena comida, lo cual me alegraba... Aunque...

Significase quedarme a solas con Kitao. Al irse ella la relación entre ambos se hizo sin duda mucho más evidente, mirándole con más frialdad y hasta algo de enfado velado... aunque no quisiera montar una escena -Si, es una muy buena amiga, al igual que mis otros compañeros- le dije, asintiendo en que Chika era muy buena amiga mía, y ambos compartíamos muchas aficiones.

Entonces, ya cuando dijo lo de que "se me podía leer desde el principio", suspiré mientras le escuchaba -No lo parecía en ese entonces...- dije al final con seriedad desviando la mirada... no pudiendo evitar lo mal que lo pase -No fue una tontería... Fue una crueldad. Eras mi único amigo... y en vez de quedarte conmigo, te aliaste con los que me hacían daño como uno más...- no pude evitar recordarle esa "tontería de joven" que hizo... que desde luego para mi no lo fue lo más mínimo.

Dejé que terminase de hablar... y entonces miraría el sobre que me ofrecería... llegando a sorprenderme levemente -Esta carta...- obviamente la reconocí. Era de las primeras cartas que hice de pequeño... cuando aún no sabía dibujar del todo bien, pero si la recordaba con cariño y por eso la cogí. Aunque cuando recordé como "desapareció" no es que me alegrase mucho -Has tardado mucho en devolvérmela... tu y tu "quirk"...- no pude evitar decir, recordando como me la quitaron... Aunque tampoco podía ignorar el hecho de que me lo devolviese -Lo tengo que pensar Kitao-san... es un gesto; pero como tu dices... esto por si solo no arregla lo que hiciste...- le terminé diciendo al chico, guardando el sobre al final.

 El hombre concluiría asintiendo a tu opinión antes de disfrutar los últimos minutos de tu compañía hasta su despedida, tras lo cual partirías hacia tu habitación con la mala fortuna de toparte con un mirón en el camino, quién lejos de disimularlo o excusarse confesaría sus intenciones de curiosidad, siendo que aunque no podrías decir que lo conocías del todo podías estar seguro de que no estaba allí por malicia.

 El chico asentiría a tu indicación de ir hablando mientras hablaban, escuchando con atención lo que tenías para revelar. Desde las primeras palabras se pudo notar en su rostro como se sentía mal al escuchar tu situación, negando cuando mencionaste lo del trato especial.

 -No creo que nadie haya pensado eso, bueno... al menos yo no -confesó. -. Tal vez se haya preocupado por ti, pero no parece el tipo de persona que consienta a alguien y lo acostumbre a tener ventaja gratis. A todos nos han enseñado lo mismo, ¿no? No dejarse domar por las dificultades, superar los límites... -mostrando entonces una agradable sonrisa, añadiría. -. Todos sabemos de lo que eres capaz, y por seria más bien raro que Eraser-sensei te diera algún favoritismo: más bien es raro que no te lo ponga más difícil -concluyó un tanto bromista, habiéndote acompañado hasta el pasillo que compartían. -. No es necesario que me cuentes nada más, la verdad yo solo estuve de metido y tú ya me dijiste mucho -aseguró Akainu haciendo un gesto de negación con las manos, antes de mirarte con una sonrisa tranquilizadora mientras se agachaba para estar más cerca de tu altura. -. Pero si algún día necesitas hablar sobre cualquier cosa, puedes contar conmigo -dijo antes de formar un puño con su mano derecha, y darte un pequeño toque en donde empezaba una de tus patas, imitando el gesto de darte el amistoso golpe en el brazo en tu forma humana.

 Tras lo cual, Akainu se levantaría, y si no tenías nada más que decir se retiraría a su habitación tras haberse despedido de ti.

 -Puede ser. Llamaré luego al banco -respondió tu hermano mientras guardaba su tarjeta.

 Ya en la mesa, Kenzo soltaría una risa al escuchar como correspondías su determinación de no limitarse en combate, la cual repetiría cuando te quejaste de la manera en la que te animaba, escuchando con sumo interés las descripciones que dabas de tus compañeros.

 -Suenan a que son muy interesantes -opinó con una sonrisa. -. Claramente conseguiste unos buenos compañeros de clase.

 Ya afuera, tu hermano se despediría con aquel abrazo y aquellas palabras, asintiendo a tus palabras antes de dar aquel comentario a Hiroshima y soltar una risa por tu reacción.

 -¡Hasta luego, Yume! -se despidió con un último gesto de mano antes de cada quién tomar su camino.

 Te dispondrías a volver a la academia acompañada por Hiroshima, más luego de dar algunos pasos te darías cuenta de que el chico se había quedado atrás. Al voltear, le verías observando detenidamente como tu hermano seguía por su camino, dando la vuelta en una esquina y perdiéndose de vuestra vista.

 -... -sin decir nada, ni mostrar ninguna expresión en particular, el chico finalmente se dio la vuelta y aceleró el paso para alcanzarte. -. ¡Volvamos a la U.A.! -anunció con su naturalidad alegre.

 El camino de regreso fue tan tranquilo como cabría esperar, siendo que ya se acercaban horas donde uno solo podría esperar una cena y, en tu caso, ir a dormir temprano para estar con las energías al máximo el día siguiente, aunque Hiroshima se aseguraría de mantenerlo entretenido con algo de conversación.

 -Tu hermano parece alguien muy agradable -comentó con sinceridad.