Partida Rol por web

Con los comentarios de los demás poco a poco fui entendiendo un poco las partes que me había perdido. Nuestros trabajos estaban en juego. Y nos había encerrado de verdad, sin ningún miedo a las consecuencias.

- A ver, si de verdad existen esos infiltrados, - Dije como si no me lo terminase de creer. - Carmen tiene razón: que lo digan y ya está. ¿Que quieren hundir el Mercadona? Con este numerito encerrándonos a nosotros y a los clientes ya lo habrán conseguido, aunque sólo sea por la denuncia que le va a caer a Enrique. - Expuse, antes de esperar a ver si alguien reconocía haber hecho algo. Aunque si todas las pruebas eran el Croissant de caca y dos chorradas más, bien podría ser todo imaginación y paranoia del Bulldog.

Antes de volver a hablar me llevé la mano a la frente, agobiada. - Aicha, ¿por qué no llamas a tu padre? - Propuse. - Es eso o la policía directamente.

No le llegó a dar tiempo decir que sí o que no al ofrecimiento de Joel cuando un anuncio del encargado les dijo que había infiltrados o alguna cosa así. Había oído que los del Día le tenían resquemor a los del Mercadona porque el Hacendado era mejor que la marca que a saber que fuera la que tenían ellos, pero aquello era demasiado.

-A mí me da que esta es otra coña de Enrique- decía mientras seguía a su compañero reponedor, que le indicaba para que se reunieran todos.- Para demostrar que es el que manda y nos puede mandar las chorradas que se le ocurran.

Pero entonces vio lo de los croisants y empezó a creer que igual era cierto.

-No tienen bastante intentando bajarle el precio a sus productos que ahora nos hacen ésto. Claro que más que un sabotaje serio esto parece la broma de unos bándalos o unos niños, ¿quién se va a creer que están rellenos de caca?

Era, como él pensaba, una chiquillada. Claro, que, por si acaso se hizo otra nota mental que la sumó a la de no comer en casa de Maricarmen. No comer nada que, de broma o no, diga contener caca como uno de sus ingredientes. Solo por si acaso.

Esperó pacientemente la respuesta de Lourdes y cuando le mostró todo, miró extrañada el lugar. Ella había limpiado todo con gran atención. ¿Cómo no había visto eso?

- Discúlpame - y de alguna parte de sus pantalones, sacó un pequeño trapo para limpiar, jabón en spray y una fregadora. Era un enigma de dónde sacaba todo, pero lo hizo con una velocidad tal que la Pokemon envidiaría si fuera su trabajo. Seguro me envidia. Tengo muchos más atributos que ella...

En tan solo unos minutos, el mostrador estaba impecable, a lo cual Asunción sonrió complacida. - Creo que está listo. Creía haber dejado todo limpio esta mañana, pero creo que a todos se nos pasan cosas - se rió y cuando pensaba que podría llevar un poco de café a su jefe, un sonido de algo golpeando el suelo inundó sus oídos y el olor de un cigarrillo consumido llegó a su nariz. Corrió hacia él y encontró a Gai-Tan con su sobrino. Miró el cigarrillo y nuevamente, sacó el escobillón y una pequeña pala de su pantalón para limpiar eso. Miró a Gai-Tan enojada y luego se puso de pie, pero sus ojos se inundaron con parte del gas pimienta que estaba echando bajo sus axilas, por lo cual, Asunción gritó con fuerza y al tratar de correr hacia el cuarto donde se guardaban todos los instrumentos de lavabo para tratar de retirar esa sensación de su rostro, tropieza con su sobrino, mientras rueda unos cuantos metros. Siendo tan redonda, no le era fácil detenerse, hasta que chocó con el puesto de setas, derribando algunas.

Se toca su cabeza con algo de dolor y trata de abrir los ojos, aunque aún se encuentran algo afectados. Afortunadamente cuando el jefe sale, sus oídos están bien y puede escuchar todo lo que dice - ¿Infiltrados? Eso es terrible - trata de ponerse de pie pero aún se siente aturdida y su peso vence su fuerza. - Creo que estoy atascada - dice para sí misma mientras alza la voz.

- Este empleo es lo único que tengo, así que jamás traicionaría al Mercadona. Llevo tanto tiempo como Mauricio antes de ser despedido. No podría despedir a nadie, eso sería atentar contra mi buena fe y ¿Cómo podré ser popular si no me quieren? - su llanto parece el de una chica que no se ha graduado del instituto, al igual que su tono de voz.

Al escuchar un alarido proveniente de el fondo del local miro hacia todos lados mientras se ponía de puntillas,al no ver nada decidió acercarse hacia donde parecía venir el ruido.

La escena que se encontró fue hilarante,un chino chorreando,con hielos en los sobacos y siendo ametrallado por el pescadero,la limpiadora tirada en el suelo haciendo angelitos con los champiñones,el pijo haciéndose la victima y el cara de perro echando la bronca.No pudo evitar reírse,la escena era épica,aunque no se lo pareció tanto cuando el bulldog cerro las persianas y empezó a soltar la bronca de su vida.

-¿Infiltrados?- su cara de asombro y confusión era mas que notable -¿Pero este que se cree? ¿que somos la versión cutre de Mision imposible?- al imaginarse a una de las ancianas bajando del techo,atada a una cuerda y con el tacataca no pudo evitar esbozar una sonrisa.

Justina estaba encantada con el recibimiento de Arsenio. Sobre el comentario sobre su ropa de imitación barata. Pero no podía dejarse engatusar de nuevo por el pescadero. El mes pasado le vendió merluza de anzuelo y tuvo que ir al comedor social e inventarse excusas otra vez. No podía repetirse aquella situación o la gente sospecharía. Pero tenía la excusa preparada. Oh gracias querido. Tu siempre tan atento, deberían aprender otras. Me encantaría poder llevarme el rape, pero el médico me ha dicho que tengo la uretra muy alta. Me ha dicho que hasta que me baje nada de pescado o marisco.

Iba a contarle la nueva cuando escuchó los gritos del encargado. Se ajustó su bolso y salió en dirección del ruido. A ver a quien están despidiendo. Ojalá sea al negro, da mala imagen. Lo que escuchó la indignó de sobremanera. ¿Ladrones? ¿Entre nosotros? Qué descaro! La sobreactuación era digna de telenovela. Y no puede ser! No puede haber infiltrados del DIA sin que me haya enterado yo.

Justina se ajustó las gafas de forma dramática y entrecerró mucho los ojos mientras miraba a todos los presentes de arriba a abajo. Así que tu único trabajo, muchas bocas que alimentar y un hijo no deseado en camino... Los ojos de Justina brillaban, orgullosos de sus dotes de investigación, que eran tan pobres como ella. Todas buenas razones para aceptar un soble sueldo en el DIA como topos. Confesad!

La aparición del encargado, ese jefecillo de tres al cuarto, deja sorprendido a Pascual. ¿Quien iba a pensar que el esmirriao de Enrique, que no se presenta ni a las conciliaciones ni a los comités de empresa, iba a bajar con toda la chusma al supermercado? Pero su venida, como un solitario jinete del apocalipsis sin caballo, no deja indiferente a nadie. Y es que el encargado acaba de cometer un delito de detención ilegal, además de posibles calumnias contra trabajadores honrados.

- Pe'o... Pe'o... ¿no va y cierra la puerta, el de'graciao? ¡Pero que ezto e ilegá! ¡Ze va a llevá una denuncia que no le van a quedá ni bolzillo donde guarda la perra! ¡Vamo' to, compañero! ¡¿Vamo' a permití que eze mindundi haga lo que quie'a con nozotro'?! ¡Yo digo que vayamo' a la huelga! Pero ezo zi, ante zubimoz detrá de eze patán, le quitamo' la llave y zalimo de aqui to, que hacé la huelga en el zupermecao no da vizibilida' mediática.

Pestañeo repetidamente ante el espectáculo que presencian mis ojos alzando la cabeza por encima de la estantería del papel higiénico. Como último añadido al espectáculo de peculiaridades cósmicas que es este súper todos los días, el Vicealmirante en funciones de la flota, el llamado "Bulldog", hace su aparición portando el pregón de malas nuevas que caen sobre nosotros como los alas negras de un cuervo Nausciano eclipsando los soles de Sirius 9.

- ¡¿¡¿Barkatu?!?! -

Exclamo sin poder evitarlo al comprobar que sus amenazas son reforzadas con la clausura del súper hasta que aquellos que han traicionado la causa salgan a la luz.

- ¡Que nos pone en cuarentena el loco este! - digo con los ojos muy abiertos volviendo la cabeza hacia Miriam.

Bajo de la balda del estante sobre la que me había subido para otear por encima lo que estaba ocurriendo y me dirijo presto hacia las cajas dónde veo que se dirigen Joel y Alberto para juntarse con las chicas.

- Vamos, hay que aclarar esto cuánto antes - le digo a Miriam.

Sin esperar respuesta camino airado hasta allí.

Por supuesto hablar en público con más de tres personas que no son de mi grupo de Txikiteo me pone colorado, así que ahora mismo, entre los demás que poco a poco se reunen dónde las cajas, mis mejillas son dos auténticos tomates.

Con cierta timidez ante la profunda mirada de Eva y su atractivo maquillaje gótico (boner power de nuevo), digo  repitiendo la pregunta de Joel.

- Eso eso, ¿Qué hacemos? Porque yo no tengo sangre de Okupa... - intento poner una sonrisilla ante la metáfora sobre quedarnos encerrados aquí dentro.

Saray había pasado revisando productos y hablando por el Whatsapp desde que había entrado, a su bola, hasta que la confrontación entre Loudred* y Snorunt le hizo asomar la cabeza, y entonces escuchó el discurso del encargado Granbull, y el mundo de Saray se vino abajo.

¿!Infiltrados del DIA aquí?! ¿!En mi Mercadona!?

Saray cayó de rodillas al lado de una estantería, y tras unos segundos sin saber que hacer, levantó la mirada y encontró con que recuperar el ánimo.

Antes de mí, podías encontrarlo más barato en otros supermercados de la zona. Ahora ya no, y es gracias a ti, porque eres fría como el hielo y más lista que el hambre.

Poco a poco Saray empezó a reincorporarse, mientras acumulaba fuerzas hacer hoy una tarea ligeramente distinta: en vez de encontrar mejores productos en otros supermercados y boicotearlos, debería encontrar a los que son de otros supermercados y pretenden boicotearlos a ellos.

Hipólito aprovecho el revuelo primeramente del chino montando el pollo para acercarse a la sección de cosméticos donde no solía haber mucha gente para aprovechar a vaciar su almohada ergonómica hinchable comprada en la tienda en casa que utilizaba como barriga falsa  a través de un pequeño agujero situado en su cadera, con un sonoro PRFFFFFFFFF que  hizo que hasta se le cayeran las gafas y retumbó en un eco a través de las estanterías .Cuando se agacho a recogerlas, una clienta que pasaba por la zona, se le quedo mirando anonadada e Hipólito la miro y levantándose mientras limpiaba sus gafas contesto, --Si es que con estas edades ya no es uno el que era. Dijo con su ensayada cara de vergüenza anciana. Tras acomodar los productos pendientes de su lista en el nuevo compartimento disponible en su ropa,decidió ir a ver qué pasaba.

La escena era dantesca cuanto menos. No podía permitirse que le pusieran una orden de alejamiento del Mercadona. Lo tenía todo tan preparado tan ensayado. Que le llevaría bastante tiempo volver a obtener la profesionalidad aquí demostrada en otro súper del barrio. Quitando que sus clientes amaban la marca Hacendado y perdería a muchos de ellos. Miro a sus compañeros de la tercera edad como preguntando que estaba ocurriendo.

¿Cuarentena? Miriam infla sus morros y responde – segulo que quielen que cosamos balones a puelta celada!! Aqui hay mucho fulbol y este cuento chino ya me lo se yoooo…. – dice, meneando ligeramente su cabeza de un lado para otro.

Por lo visto, se había montado un cristo de narices hacia el fondo, y tras los aberrantes ladridos del bulldog, en los que podían escucharse cosas como “caca” “infiltrado” y “despido”, lo cual sonaba a que los cacas infiltrados serian despedidos, o que las despedidas cacas habian sido infiltradas, o tal vez que las infiltradas despedidas habian sido una caca... fuese como fuese, sonaba mal... y el super habia parado momentáneamente su actividad - ala mira… al final no lepongo las latas de conselva, wiii – Al instante el chico reponedor, Iker, sugiere ir a junto de las chicas para dar sentido al jaleo. Miriam echa una mirada furtiva hacia su carrito de patatas, al cual tristemente le dice – fue bonito mientras duló… pelo no puedo llevalte conmigo – y lo aparca allí mismo, en el pasillo de los packs de papel higiénico.

Miriam se predispone a seguir los pasos del vasco que dice cosas raras, pero de camino y pasada… se frena un instante, pues visualiza a través de un espejo como la bípeda oruga peliblanca, clienta habitual, también circulaba libremente por el super… - aaaAAh! no es el momento de pelsecuciones - se dice así misma, pues también quería enterarse bien de cual era el motivo del circo, y no tardando... corretea en pasitos cortos hasta las cajas, faltaban Eva y Sara, y a lo bien lejos se escucha a Pascual balbucear en el extraño idioma analfa-secreto de los españoles, Miriam tenia que hacer números para entenderlo de cerca… imposible de lejos, pero sonaba a revolución. – No se tlabaja mas hoy? – pregunta sonriente en las cajas.

Al ver que Joel, Iker y Miriam iban hacia la zona de cajas, Sara les hizo un gesto a Aicha y a Eva con la cabeza, indicándoles que fueran para allá. 

Si se quedaba allí, con todas las marujonas, acabaría tirándose de los pelos. 

Llegó donde estaban los demás y se sentó sobre la cinta de la caja. Ya estaba cansada de estar de pie delante de la pescadería y total, nadie iba a salir por aquella puerta.

- Chicos, Pascual dice de quitarle las llaves al Bulldog - . Delante de gente como el Lejía o el Seta procuraba no utilizar esos términos, al igual que delante de las viejas que siempre estaban metidas allí dentro. Pero con los más jóvenes se llevaba mucho mejor y no se cortaba un pelo. 

- No puede encerrarnos aquí. Esto es ilegal - . La joven apoyó las manos sobre el borde de la cinta y se impulsó un poco hacia atrás, dejando que las piernas quedaran colgando. - ¿Qué hacemos? ¿Nos unimos a Pascual y vamos en turba a por las llaves, llamamos a la poli...? - Levantó la mirada y buscó a Aicha. - ¡AICHA! ¿VAS A LLAMAR A TU PADRE? - 

"Joder... y yo, sin tabaco"

El Lejía había adquirido en la legión (según le gustaba contar) un sexto sentido para las desgracias. En aquel momento, su sexto sentido le decía que se avecinaba una buena.

-Infiltrados... ¿aquí? Y del DIA, nada menos-hasta los moros del Gurugú imponían más como enemigo-Pues mira, a mí no me parece tan raro. Ya me parecía a mí que esto iba muy de culo hasta para los inútiles que tenemos aquí trabajando. Si es que no hay más que ver el paisaje y el paisanaje que pulula por el supermercado. No me tiren de la lengua, no me tiren de la lengua que ya me veo venir yo por dónde van los tiros.

Y alzó una ceja mientras se mordisqueaba el bigote cruzando los brazos. 

Shakiro seguía a lo suyo.  Bajo el foco aquel -se habían fundido un par de bombillas cercanas, o la había desenroscado, para conseguir un buen haz de luz-,  seguía de rodillas frente a  los productos exóticos. Encendió el móvil con música moñas:

 Apretando el puño, mirando al infinito, comenzó a declamar haikus:

-Croisán, caca.

Sabotaje, caca.

Soledad, caca.

Encerrados aquí

profundo angst sin soja

Soledad caca.

Como si hubiera otra cámara enfocándole, de pronto se tapó la frente con el brazo, miró hacia el pasillo en cuyo final estaba la salida -ahora cerrada- y clamó:

- Dolor profundo

Angustia interior

¡SOLEDAD, CA-CA!

-Pues claro que es ilegal. -Dijo en dirección a Sara y Aicha- No creo que la nueva reforma de Rajoy incluya el secuestro de trabajadores.

Joel se encogió de hombros, tenía una buena idea pero no podía llevarla a cabo por aquello de tener pito. -¿Oye Sara y si zorreais un poco con Enrique? Dejad que arrime cebolleta y le quitáis el mando cuando esté distraído. Lo haría yo mismo pero creo que no soy su tipo, y me da miedo.

Croissants de caca... que bueno. Empezó a reir por lo bajini con cara de alelado, luego miró al resto y alzó los brazos sin entender porque le había hecho tanta gracia. -La verdad es que los infiltrados tienen sentido del humor.

-El Vodca dice... com pa' hablar con el ruso ese, que no entiede ni media palabra, na esto lo soluciono yo a golpe zapato.--Dicho y hecho. Malaleche se quito el zapato, puso la botella en el tacón y golpeo con ella la viga de la entrada hasta que poco a poco, a cada golpe el tapón salio y pudo abrir la botella y beber de su contenido.

Fue en ese momento álgido de la semana, bebiendo de las mieles de su éxito cuando el encargado, el hijo del que el conoció cuando llego aquí, empezó a gritar ha amenazar, Mauricio que aun estaba con los labios pegados a su amante de cristal y con los ojos abiertos como platos no pudo decir palabra, hasta que tras despegar su cara de la botella y toser para evitar morir atragantado, miro a la probé dependienta.
-Ve lo que te ije? una trampa, to esto es una vil trampa zagaciña, pos no se yo na de estas cosas, de seguro que el Enrique este lo ha hecho en posta para incriminar y hechar a ma' gente como hicieron conmio.-Se limpio entonces y solo entonces los bigotes.-Contra eto ytaba yo protestando toa la vida de despido, a esto me referia niña, que son toos unas malas bestias sin sentimento, malajes en to su ser ¡¡YOS!! que rabia me da que os haga lo mismo, con lo bue gente que sois, bue no todos, pero si muxos de vusotros. Me ta entrando una malalexe...

Escucho la pregunta de Eva y nego con la cabeza.-Ni lo sueñe mija, estos no pagan una perra de mas ni harto vino.-Entonces escucho a Pascual y bufo desde su esquina.-¡¡¡PSSSFFFFFF!!! Si coo se nota que ahora tees miedo,¿eh extrangero? dom tabas el dia de luchar cuando me hecharon a mi.-Dio otro trago a su botella y paso de nuevo a la zona de comestibles, dejando atras la cascara de platano en el suelo para quien quisiera resbalarse con ella.-Peo este aqui tie razon, vamos para el despacho y ende todos lo abrocamos.

Como se nota que el pescadero es buena persona - piensa para sí - como ha visto que el desodorante de Sauron me escuece, me lanza hielos para ayudarme a bajar el calor. Eso sí, tiene la puntería a la altura de su capacidad pulmonar

Observa Kanaka ajeno al encarcelamiento, después de todo, para él no supone mucha diferencia incapaz como era de encontrar la salida.

Después ve que parte de la gente se pone en movimiento y decide seguirlos hasta la zona de cajas. Juntos se adentran en una zona del supermercado que le es vagamente familiar pero que hace días que no ve. Se queda pensativo un rato.

Juraría que esta zona de mostradores se parece mucho a aquella por la que entré hace días, pero no puede ser, porque allí donde recuerdo la entrada, solo hay una verja metálica. En fin, tendré que seguir buscando la salida, después de todo, si esta zona aún no la había recorrido hasta ahora, lo mismo puede haber más lugares nuevos.

Echa un vistazo alrededor hasta posar sus ojos en la Sholi.

El caso es que cuando entré aquí recuerdo haberme fijado en la koala de las pechugas... todo el día con la cría a la espalda mascando eucalipto...

Se encoje de hombros y recupera su sonrisa habitual.

Igual es porque estoy cerca de la salida

Ya de vuelta en mi caja, vi cómo Sara se sentaba sobre la cinta de la caja y me di cuenta de que a mí jamás se me había ocurrido. Para mí, aunque intentara evitarlo, las cosas tenían un orden, y aquello habría sido impensable. De modo que acto seguido la imité, sentándome en la mía de cara a los demás. Nos habíamos reunido un buen grupillo, la verdad.

- Yo llamaría directamente a la policía, y que se encarguen ellos. - Propuse. - Verás cómo nos metemos a quitarles las llaves, se lleva algún guantazo, y lo mismo acaba denunciándonos a nosotros. - Expuse antes de escuchar la propuesta de Joel.

- Pues yo creo que deberíais intentarlo vosotros. - Le dije entonces. - Seguro que toda esa mala ostia es homosexualidad reprimida. Además, ¿no has visto cómo te mira siempre el culo? - Bromeé con una sonrisa.

Luego, cuando Mauricio explicó su punto de vista una vez más, no pude sino suspirar. Al final iba a tener razón: puede que los trabajadores no tuviéramos la culpa, pero el encargado se estaba comportando como un tarado. - Chicos. - Dije incluyéndole ante algo que se me había ocurrido. - Ha dicho que decidamos nosotros a quién despedir. ¿Por qué no le escogemos a él y listo?

Cuando Joel hizo su propuesta, Sara estaba haciendo el globo más grande de toda su vida. Estaba soplando y ese globo cada vez se hinchaba más y más y justo reventó cuando el chico dijo que dejaran que el bulldog arrimara su cebolleta. 

- Mierda - 

Los alrededores de la boca de la joven habían quedado llenos de chicle. Empezó a despegárselo mientras profería improperios.

- Que asco... Aghhh. Nunca había hecho un globo así, ha sido una pasada. jajajaja... Mierda, joder... - Terminó de despegarse el chicle, incluyendo la mijilla que le había quedado en la nariz y se lo volvió a meter en la boca. - Eso, tío, no te flipes. Que tengo novio y no voy zorreando por allí. Además, con el Bulldog... - Arrugó la nariz al referirse a Enrique. Volvió sus ojos azules hacia Eva y una mueca se formó en sus labios. - Tienes razón, si intentáramos forzar la puerta de su despacho acabaría denunciandonos y tendríamos más problemas. Pero es que joder - . Resopló y el chicle volvió a salir de sus labios, hinchándose hasta explotar de nuevo mientras pensaba en la otra propuesta de Eva. - No creo que sirva eso. Me da la impresión que él ha procurado salvarse el culo -. 

Cuando le dijeron que llamara a su padre se fue a buscar su móvil para luego ir con todos a reunirse en las cajas y se puso junto a Sara.

-Ya voy, ya voy a llamar a mi padre.-Marca un número y tras unos segundos esperando con el móvil en la oreja-Vaya, lo tiene apagado, pero ahora que lo pienso, está de vacaciones como ya te dije, es posible que haya desconectado el móvil, así que en una semana dudo que conteste a no ser que me llame él para asegurarse de que estoy bien, mierda. Y enserio Joel, si quieres vas tu.

Tras unos momentos escuchando a los demás pensativa.

-Pfff...realmente no se que hacer. Y yo no me se el número de la policía, si alguien lo sabe que lo intente.
 

Saray empezó a mirar a cada uno de los presentes con ojos como platos, intentando leer "psíquicamente" a los presentes. Hasta que vio a Mauricio, y se le pusieron los pelos como escarpias.

¡Tuuuu! ¡Garbodor peasho de mierda! ¿Que haces dentro de este sacrosanto lugar? Está claro quien ha dejado entrar aquí apestosos Stunkys para intentar joder a clientes y personal por igual.

Entonces escuchó que Eva decía de despedir a Enrique, y se giró hacia ella mientras negaba con la cabeza y hacía chasquear los dedos haciendo una "Z".

No no no estúpida Gothorita, primero evoluciona un poco y luego podrás usar esa cabeshita que tienes.