Partida Rol por web

El norteño se alejaba con Lady Lenia para hablar con más tranquilidad, pero Oberyn reclamó de nuevo la atención de la joven Vaelys preguntando por su maltrecha garganta.

Galbart lamentó tener que alejarse de Lady Lenia, pues la conversación era de gran interés, pero aquél era su día y las hijas Vaelys debían de atender a los caballeros.

El norteño hizo una pequeña reverencia sonriendo a Lenia y esperó mirando distraído el jardín durante unos momentos.

Galbart tenía la esperanza de poder compartir un minúsculo nuevo momento a solas con Lenia, pero Oberyn destrozó sus ilusiones momentáneamente, la apartaban de su lado de nuevo, pero no podía hacer nada si quería mantener las apariencias. Miró a Lenia con un brillo en los ojos que sólo ella comprendía, le mostró una sonrisa amable y la dejó marchar viendo como se alejaba con Oberyn. Él esperaría lo que hiciera falta. Tensó la mandíbula mientras la veía alejarse.

El dorniense esbozó un gesto de amargura e hizo un gesto de asentimiento, mientras se disponía a informar a la joven Lenia acerca de sus teorías acerca de lo ocurrido.

-Si mis sospechas son correctas, quien os ha hecho esto es una persona que conoce bien los diferentes tipos de venenos y toxinas -explicó Oberyn, pensativo. Comenzaba a caminar alrededor de la muchacha, mientras intentaba unir todas las piezas de aquel rompecabezas-. Es lo suficientemente hábil como para utilizar varias sustancias distintas, una que os arrebataría la voz, y otra que generaría una reacción descontrolada en la piel de vuestra hermana Alyra. Y sea quien sea, cuenta con la ayuda de uno o varios sirvientes. Eso explicaría que os suministraran el veneno con tanta facilidad, durante la cena, o que alguien pudiera haber entrado en la habitación de Lady Astrid y lady Tabitha durante la noche. Conoce el castillo, al servicio y todas vuestras virtudes y las de vuestras hermanas. Por eso atacó donde más daño podía haceros. Y todos esos rumores... No sólo hablaron de vos o de Alyra, como os conté. También de Tabitha e incluso de Astrid. Es como si a persona le importara mucho mancillar todo lo posible el nombre de la Casa Vaelys.

-Por otra parte, si siguiera teorizando, podría aventurar que la salud de vuestro padre tampoco es casual. Podría estar siendo envenenado lentamente desde hace mucho tiempo, mediante un veneno que estuviera acabando con él de manera lenta y dolorosa. Y vuestra propia hermana Astrid no descarta que vuestro hermano Alwen también hubiera podido ser asesinado. Un veneno puede ser camuflado fácilmente como una enfermedad -El dorniense sonrió con amargura, pensando en lo fácil que, de suceder como lo planteaba, debía haber sido acabar con el heredero de la Casa Vaelys sin levantar sospecha alguna- y el envenenamiento de las aguas de una fortaleza podría pasar por ser una epidemia con la misma facilidad. Pensando fríamente, en este jardín diviso a tres personas con la habilidad y recursos suficientes para poder haber llevado a cabo este ardiz desde hace años, ayudado por alguien de la Fortaleza de Sangre, claro. Pensad una cosa, Lady Lenia, ¿quién podría desear hacerse con el control de la Casa Vaelys?

El dorniense dejó que la joven pensara en la información que le acababa de revelar. En la mente de la Víbora Roja de Dorne ya había varios sospechosos, aunque uno de ellos se alzaba de manera muy clara frente a los otros, hasta el punto de que Lady Astrid y Lady Alyra también habían coincido en pensar en aquel hombre cuando había hablado con ellas.

El caballero se había alejado de la mesa para hablar en privado con Merol Ríos, su conversación con el criado fue extendida aunque hablaba en susurro. El muchacho le respondía con asombro, cuando la conversación hubo terminado Ser Lance se despidió con caballerosidad del criado. Las conversaciones posteriores no la pudo escuchar por lo atento y centrado que estaba en su conversación. Aunque ligeramente pendiente a que nadie se acercara pues en ese caso interrumpiría el diálogo con Merol. La cara de satisfacción se veía en el rostro del caballero cuando volvió a la mesa con los presentes. El vaso ya estaba por la mitad del estupendo jugo de frutas. Se acomodó en la mesa entre los presentes para incorporarse a la conversación que se estaría llevando a cabo. 

Poco a poco el caballero de Dorne se iba sintiendo como en casa, participando del apreciado banquete y de los caballeros que asistían. De las hijas de Lord Rhys y su amada mujer Lady Myriah todo podía ser espléndido ese día, a no ser por la pérdida de su compañero y amigo e hijo fallecido del Lord de la casa. Un halo de amargura ensombrecía su cara no dejando que su satisfacción se completara pero intentó no estar ausente en mente de la conversación. Aquel banquete se antojaba primordial para poder conocerse entre ellos y presentar los respetos a la señora de la casa y a sus hijas. 

El día intercedía por ellos con un buen clima y los jardines se veían bellos y frondosos. La comida estaba tardando pero la charla extendida estaba dando su fruto. Ser Lance pensó por un momento cuál sería el próximo paso de la señora de la casa entre los presentes.

-Si mis sospechas son correctas, quien os ha hecho esto es una persona que conoce bien los diferentes tipos de venenos y toxinas 

Nada mas empezar a hablar, Lenia intentó ir recopilando datos de manera mental para ponerle rostro a los posibles causantes de su mal y el de sus hermanas. ¿Alguien que conociera sobre venenos y toxinas? ¿el maestre? fue la primera persona que le vino a la mente. 

 Es lo suficientemente hábil como para utilizar varias sustancias distintas, una que os arrebataría la voz, y otra que generaría una reacción descontrolada en la piel de vuestra hermana Alyra.

Lenia había amanecido con la sensación de sequedad y dolor en la garganta, que había achacado a pillar frío pero no podía ser casualidad, ya no, que su garganta estuviera dolorida, que la piel de Alyra estuviera afectada y la voz de Mira temblara. Además de la peste que desprendía Tabitha ... ¿pero que le pasaría a Astrid?. Lenia la miró intentando ver que le afectaba a ella.

Y sea quien sea, cuenta con la ayuda de uno o varios sirvientes. Eso explicaría que os suministraran el veneno con tanta facilidad, durante la cena, o que alguien pudiera haber entrado en la habitación de Lady Astrid y lady Tabitha durante la noche. Conoce el castillo, al servicio y todas vuestras virtudes y las de vuestras hermanas.

Lenia miró a Oberyn con cierto temor, ¿quien querría dañarlas? miró a la gente del servicio de por allí, algunas criadas habían dicho rumores, pero eran criadas ... siempre solían tener envidia de sus señoras aunque ellas se portaran bien, ¿quien podría haber sido tan mala? Los ojos de Lenia mostraron algo de preocupación, ¿que le habría hecho ella a alguien para que intentaran sabotearla?.

  Por eso atacó donde más daño podía haceros. Y todos esos rumores... No sólo hablaron de vos o de Alyra, como os conté. También de Tabitha e incluso de Astrid. Es como si a persona le importara mucho mancillar todo lo posible el nombre de la Casa Vaelys.

Lenia se llevó su mano libre a una de sus sienes y la masajeó, ¿que ganaban las criadas? ellas no ganaban nada, una voz dentro de si, le decía a Lenia "Madre tiene la culpa" pero su madre tampoco ganaba nada echando todo por tierra y poniendo el apellido Vaelys a baja estima, puede que contra la propia Lenia tuviera algo ... ¿pero contra el resto?. 

Lenia miró a Oberyn a los ojos, empezaba a estar asustada. 

-Por otra parte, si siguiera teorizando, podría aventurar que la salud de vuestro padre tampoco es casual. Podría estar siendo envenenado lentamente desde hace mucho tiempo, mediante un veneno que estuviera acabando con él de manera lenta y dolorosa. 

En ese instante Lenia hizo un gesto de gran preocupación, su padre era sin duda el hombre de su vida, había querido a sus hermanos y sabría que querría a su futuro marido pero nunca habría hombre que superara el amor que sentía hacia su padre, entonces, una ligera luz se encendió.

 " Viserys "

Susurró apenas sin sonido y con el consecuente latigazo de dolor, que debido al enfado, apenas notó. Lenia tenía bastante en contra de Viserys pero puede que ahora más. Apretó los dientes sin dejar de mirar a Oberyn a los ojos.

Y vuestra propia hermana Astrid no descarta que vuestro hermano Alwen también hubiera podido ser asesinado. Un veneno puede ser camuflado fácilmente como una enfermedad

La pizarra que Lenia sostenía en una mano calló al suelo, no hizo un ruido fuerte puesto que el suelo estaba cubierto por una perfecta capa de césped , pero Lenia se sintió ligeramente mareada, tal fue el mareo que no pudo evitar agarrarse del brazo de Oberyn para no perder el equilibrio.

  y el envenenamiento de las aguas de una fortaleza podría pasar por ser una epidemia con la misma facilidad. Pensando fríamente, en este jardín diviso a tres personas con la habilidad y recursos suficientes para poder haber llevado a cabo este ardiz desde hace años, ayudado por alguien de la Fortaleza de Sangre, claro. Pensad una cosa, Lady Lenia, ¿quién podría desear hacerse con el control de la Casa Vaelys?

La voz de Oberyn sonó más lejos de lo que realmente estaba. Lenia alzó el rostro para observar a las personas que allí se encontraban. ¿Alester? ¿Merol? ¿Edric? ¿Lance? ¿Tyler? ¿Ulrich? no pensó en Galbart ni por un instante, como tampoco pensó en el propio Oberyn. Los ojos de la muchacha fueron a parar sobre su madre.

Lenia sintió sus piernas flojas, necesitaba sentarse, no se encontraba bien y Oberyn pareció entenderlo porque la acompañó hasta la silla mas cercana sin que ella tuviera que pedírselo.

A pesar del dolor que sabía que iba a sentir, Lenia hizo un gran esfuerzo por tener algo de voz y preguntarle.

- De quien sospecháis Oberyn - dijo con una marcada afonía y un gesto de dolor en el rostro.

Lenia y Oberyn estaban manteniendo una ligera "conversación" en privado, pero Lenia de pronto dejó caer la pizarra que tenía al suelo, que no hizo mucho ruido pues el suelo estaba cubierto por una cuidada capa de césped. El rostro de Lenia palideció y la muchacha se agarró al brazo de Oberyn para no caer. 

El príncipe acompañó a Lenia hasta el asiento mas cercano para que esta pudiera sentarse y recuperarse de su mareo.

Una vez sentada, Lenia alzó la mirada buscando la de Galbart, quería correr hacia el y refugiarse en sus brazos, contarle lo que sucedía y pedirle que la protegiera, pero a pesar de todo, no podía, no tenía fuerzas, allí había gente que no lo vería bien y Oberyn le estaba contando algo bastante importante como para cerrar esa conversación de golpe. Pero los ojos de Lenia no podían separarse de los de Galbart.

Estaba apunto de llorar, Oberyn debió decirle algo que le afectó.

Oberyn se sintió tentado de pedir a los criados que trajeran una copa con agua para Lady Lenia, pero después de haber constatado que la afección de su garganta había empeorado, no pensó que fuera la mejor idea.

-Si os soy sincero, vuestro primo, Ser Edric, es mi principal sospechoso -reconoció el dorniense, tomando la mano de la joven, intentando que se tranquilizara-. Él desea ser legitimizado, lo que le convertiría en un heredero legítimo de la Casa Vaelys. Vuestras hermanas Astrid y Alyra también sospechan de él. Sin embargo, es un sospechoso tan evidente que dudo mucho que haya sido Ser Edric. Parece un hombre inteligente, dudo que hubiera sido tan descuidado. Más bien, diría que alguien está intentando inculparlo de todo cuanto sucede a vuestro primo. Por el momento, sólo puedo hacer conjeturas sobre quién se trata.

El príncipe se dirigió hacia el lugar donde había caído la pizarra de Lady Lenia, la recogió y regresó sobre sus pasos para entregársela a la muchacha.

-Hallaré a la persona que os hizo esto a vos y a vuestras hermanas -le aseguró, en tono grave-. Podéis estar segura, Lady Lenia.

Con esas palabras, Oberyn avanzó con pasos presurosos hacia Ser Lance Dayne, el caballero vasallo de su hermano Doran, que estaba conversando con un joven y rollizo sirviente.

Oberyn conversó con Lady Lenia entre susurros. La muchacha se encontraba pálida y mareada, por lo que había tenido que tomar asiento. Tras haber intercambiado algunas palabras con ella, el dorniense se dirigió al lugar donde había caído la pizarra de la tercera hija Vaelys, la recogió y volvió sobre sus pasos para entregársela a la joven.

El príncipe pronunció algunas palabras al oído de Lady Lenia y se dirigió con pasos rápidos hacia Ser Lance Dayne, que conversaba con uno de los sirvientes.

-Ser Lance. -Oberyn se aproximó al caballero de la Casa Dayne, hablándole entre susurros sin que le importara la cercana presencia del joven sirviente, quizá porque el dorniense pretendía invitar a este a la conversación-. ¿Qué opináis de lo que le sucede a las hijas Vaelys? Lady Lenia con dolor de garganta, Lady Alyra con el rostro repleto de ronchas, Lady Mira y su tartamudeo... Hay que reconocer que resulta un tanto extraño que estén sufriendo tantos percances el día en el que supuestamente va a producirse el compromiso de al menos una de ellas.

Una vez Ser Tyler volvió a la compañía de la pequeña de los Vaelys, Alester estaba a punto de acercarse a Ser Galbart. Había visto cómo Lady Lenia se alejaba con el dorniense y vio una oportunidad para retomar su conversación con el caballero del Norte. Se acercó a una mesa para coger otra copa de agua endulzada, pero cuando se volvió vio a la hermana mediana sentada y pálida.

Sin pensarlo, sus pasos le dirigieron donde estaba la muchacha, justo cuando Oberyn fue rápidamente donde estaban Ser Lance y un criado, suponía que para pedir ayuda. Se agachó junto a ella, sin acercarse demasiado para no agobiarla y le habló, en voz baja.

Nada más agacharse junto a ella, Alester le ofreció su nueva copa de agua endulzada, de la que aún no había bebido. Mantenía la distancia, para dejarla respirar tranquila. Sus ojos preocupados recorrieron su rostro, pálido, deseando ver el color volver a él.

- Mi señora, ¿qué os ha pasado? ¿Habéis perdido las fuerzas? Si es así, tal vez esta agua os haga bien. Mi experiencia me dice que un poco de dulce ayuda a sobrellevar los mareos. Solo si os apetece, por supuesto –Giró su cabeza, para ver a Oberyn hablar con Dayne y el criado, mientras esperaba que este último fuera corriendo hacia el castillo. Retornó su atención a Lady Lenia-. Seguro que vuestro sirviente va a buscar rápidamente al maestre para que os asista.

-Si os soy sincero, vuestro primo, Ser Edric, es mi principal sospechoso

Lenia mordió su labio inferior y miró a Edric, ¿tendría el algo que ver realmente? ¿estaría tramando algo con alguien más? nunca habría pensado en Edric como primera opción pero ... no era tan descabellado después de todo.

 Él desea ser legitimizado, lo que le convertiría en un heredero legítimo de la Casa Vaelys. Vuestras hermanas Astrid y Alyra también sospechan de él. Sin embargo, es un sospechoso tan evidente que dudo mucho que haya sido Ser Edric. 

Lenia asintió lentamente, a ella esas tramas misteriosas se le escapaban, no le importaba lo más mínimo la política, cuanto ni menos, quien fuera heredera, quizás, porque era la 4º y quería a sus hermanas y no iba a matarlas para ser ella heredera, no le hacía falta.

  Parece un hombre inteligente, dudo que hubiera sido tan descuidado. Más bien, diría que alguien está intentando inculparlo de todo cuanto sucede a vuestro primo. Por el momento, sólo puedo hacer conjeturas sobre quién se trata.

Lenia volvió a mirar a Edric, ¿no sería más facil que Edric se casara con Astrid que organizar todo eso? quien quisiera el puesto ... entonces Lenia abrió los labios, un nombre apareció en sus recuerdos. Buscó con la mirada pero no encontró a Sebastián. Había oido un rumor ... pero nunca lo había creido, no creía capaz a su padre, pero si había una mínima posibilidad, quizás Sebastian fuera quien estaba organizando todo esto, tenía que averiguarlo.

-Hallaré a la persona que os hizo esto a vos y a vuestras hermanas -le aseguró, en tono grave-. Podéis estar segura, Lady Lenia.

Lenia tomó a Oberyn de la mano con cierta confianza y le susurró "Gracias" mientras le miraba a los ojos, tenerle de aliado era sin duda algo positivo, era amigo de su padre, era príncipe, el, para Lenia, quedaba descartado como sospechoso, no le creía capaz, era amable, dulce ... confiaba en el. 

Oberyn se alejó para traerle su pizarra y después se marchó para hablar con Ser Lance.

Lenia se quedó allí sentada, pensativa, intentando aguantar las lágrimas con una sonrisa forzada. ¿Porqué sucedía todo aquello?.

Lenia estaba sentada intentando contener las lágrimas de impotencia cuando Alester se acercó. Con disimulo, se secó los ojos y sonrió para intentar demostrarle que estaba bien.

- Mi señora, ¿qué os ha pasado? ¿Habéis perdido las fuerzas? Si es así, tal vez esta agua os haga bien. Mi experiencia me dice que un poco de dulce ayuda a sobrellevar los mareos. Solo si os apetece, por supuesto –

Lenia le miró con ternura y tomó el vaso agradecida. Estaba cansada, le dolía la cabeza y sentía que no tenía ánimo para afrontar todo lo que venía.

  Seguro que vuestro sirviente va a buscar rápidamente al maestre para que os asista.

Sonrió nuevamente. Contra todo protocolo, Lenia miró a Alester a los ojos sin ningún tipo de pudor. Clavo sus jóvenes ojos grises en los del caballero, como si quisiera leer algo en ellos. Fue una mirada tan directa que hasta ella misma se sorprendió. 

Tras unos segundos, bajó la mirada entre avergonzada y cansada. Se llevó la copa a los labios para humedecerlos, más que para beber y después escribió una frase en la pizarra.

"Siento no ser una buena compañía en estos instantes"

Borró la frase después de que Alester la leyera y suspiró, tenía que coger fuerzas, no iba a rendirse, lo que acababa de descubrir no iba a hundirla, si no a hacerla más fuerte.

Volvió a mirar a Alester y sonrió esta vez de forma más natural y agradecida por su presencia.

Algo grave había ocurrido, Lady Lenia dejó caer su pizarra y su rostro se tornó blanco como la cera haciendo el amago de caerse, cosa que logró evitar Oberyn sosteniédola y llevándola hasta un asiento cercano para luego alejarse. El norteño separó ligeramente los labios mirando con atención la escena y su preocupación aumentó, algo ocurría con las hijas Vaelys y no eran simples coincidencias. Las afonías, Alyra y ahora Lenia.

Galbart emprendió camino a paso ligero hacia la joven mirándola con ojos preocupados cosa que también hizo Alester llegando y agachándose ante ella. El norteño meditó un momento, pero el estado de la joven Vaelys era lo importante, lo demás podía esperar. Se acercó a una de las mesas y pidió un simple vaso de agua, ya con él en la mano se encaminó hacia ellos con presteza.

-Disculpad mi intromisión Ser Alester, pero no he podido evitar acercarme al ver el estado de Lady Lenia-dijo el norteño con educación mirando a Alester y luego a Lenia, con importante preocupación-he creído correcto traeros algo de líquido para hidrataros, no os preocupéis, es agua y no está excesivamente fría, tomad-comentó el norteño con una sincera pero preocupada sonrisa, cogió una de las manos de la joven Vaelys y le acercó el vaso con la para que lo cogiese, tenía un aspecto tan compungido que parecía casi ausente-Bebed con cuidado y tomáos el tiempo que necesitéis, por lo que he visto Oberyn ha ido en busca de ayuda y un criado os atenderá con presteza-comentó mirando en dirección al hombre para luego centrar su antención en la pobre joven.

Los ojos de Lenia le gritaban, le suplicaban, algo terrible había pasado, había dejado caere la pizarra y ahora permanecía sentada, con la mirada triste, sus ojos llorosos pedían socorro a Galbart y él jamás se lo negaría. Tensó la mandíbula ostensiblemente y sin dudar fué hacia ella no sin antes coger un pequeño vaso de agua, Oberyn se había ido, pero Alester se le había adelantado agachándose ante ella y susurrándole algo, pero le dió igual, Lenia necesitaba su ayuda y aquel caballero no iba a detenerle.

Según se acercaba a la ambos no separaba la mirada de Lenia ni un segundo, intentaba transmitirle tranquilidad con sus ojos, pero no era suficiente. Sabía que interrumpía la situación, sabía que no era lo correcto, pero no podía evitar ser así y Lenia le necesitaba.

Habló pidiendo permiso y disculpas, pero en el fondo le daba igual sólo tenía un objetivo, ella. Se saltó el protocolo cogiendo su mano directamente para darle el vaso de agua, pero ¿qué más daba? ya se había saltado varias veces aquel día, cogió su mano con mimo, la acarició por un instante al dejarle el vaso y la miró con ternura, si por él fuera la hubiese abrazado allí mismo ante todos, rodearla con sus enormes brazos, pero el atrevimiendo de interrumpir la conversación, de coger su mano de improviso, ya era bastante. Maldecía para sus adentros aquellas limitaciones y formalidades, le costaba mucho amoldarse a ellas y mucho menos ahora con Lenia presente, pero por el bien de ambos, si los dos querían un futuro juntos no debía excederse.

Lady Lenia sonreía, pero Alester notó un brillo en sus ojos que no era producto de la alegría, sino restos de lágrimas. Algo le hizo pensar que su malestar no era solamente físico, pues ella ya le había demostrado que no se dejaba abatir por una enfermedad. ¿Tal vez algo de lo que había hablado con el príncipe la había trastornado? La presencia del sureño le había sorprendido, y no en el buen sentido, no se fiaba de él; pero dudaba que Oberyn dijera algo a propósito para molestar a una de las hijas de Lord Rhys en su propia casa. Además, si acaso querría caerles bien a las muchachas, no atormentarlas. Así que desechó esa idea de su mente.

Cuando la joven clavó sus ojos grises en los suyos, Alester no pudo evitar una pequeña sonrisa. Su espontaneidad le resultaba agradable, se sentía más cómodo con sus pequeñas salidas de protocolo. Tener que seguir un guion establecido cada vez que hablaba con una persona nueva era fácil, las clases altas aprendían ese guion desde su primer día de vida; pero a veces también era agotador.

- No sé por qué os disculpáis, Lady Lenia. El malestar no cambia las cualidades de una persona y vos sois una compañía excepcional hasta debilitada –Le sonrió de vuelta, intentando pensar algo que la animara-. Lo único que podríais hacer para que piense lo contrario es tirarme esa copa de agua a la cabeza y abrirme la frente. E incluso entonces dudo de que cambiara de opinión tan fácilmente, probablemente pensaría que la mala compañía soy yo y no vos.

En ese momento se acercó Ser Galbart, trayendo agua para la joven. Rio en silencio, para sí mismo, pensando en cómo los dos habían pensado en la misma solución para ayudarla-. No os entrometéis, Ser, faltaría más. Es alentador ver cómo la gente se preocupa por otra persona.

Alester : Lo único que podríais hacer para que piense lo contrario es tirarme esa copa de agua a la cabeza y abrirme la frente. E incluso entonces dudo de que cambiara de opinión tan fácilmente, probablemente pensaría que la mala compañía soy yo y no vos.

El entristecido rostro de Lenia se suavizó con una pequeña sonrisa ante la idea que Alester le había puesto delante, tirarle el líquido de su copa encima le pareció divertido, pero solo, porque era una idea loca.

En ese instante, Galbart llegó con otro vaso de agua y se lo tendió.

Galbart : Bebed con cuidado y tomáos el tiempo que necesitéis, por lo que he visto Oberyn ha ido en busca de ayuda y un criado os atenderá con presteza

Lenia le sonrió con dulzura y agradecimiento y bebió también de su vaso para demostrar que ambos eran importantes, volvió a sonreir fugazmente, con dos vasos de agua endulzada no iba a deshidratarse. 

Miró un instante a lo lejos, como Oberyn hablaba con uno de los sirvientes. Lenia suspiró, estaba cansada, quería irse a su habitación y descansar pero no iba a hacerlo, los invitados estaban ahí por ellas, no podía desaparecer como había hecho Alyra, a pesar de su afonía, su malestar o el miedo que sentía en esos instantes, no iba a ceder.

Los ojos de la muchacha pasaban de un invitado a otro con rapidez, primero por Edric, luego por Lance, Ulrich, su propia hermana Astrid ... se sintió mareada nuevamente ante el aluvión de temores que surgieron en su mente y agarró ambas copas con fuerza para no derramarlas, pero aflojó al temer que se rompieran.

Miró nuevamente a Alester y Galbart, Alester, arrodillado junto a ella, preocupado, Galbart, en pie mostrando su fortaleza. Se sintió afortunada.

- Ales .. - intentó decir Lenia, sin voz. Trago saliva y dejó ambas copas sobre la mesa para escribir en la pizarra.

" ¿Podéis hacerme un favor? " 

Mostró su pizarra a Alester, aunque su mirada se dirigió a Galbart para no hacerle sentir mal.

" Necesito hablar con Tyler, ¿podéis pedirle que venga? "

Incluso sus letras, perfectas y claras eran un poco temblorosas comparadas con las de hacía unos minutos. 

Lenia esperó a que Alester se marchara para sin pensarlo, coger a Galbart de la mano y apretarla, hizo un gran esfuerzo por no romper a llorar, pero no podía contarle mucho, porque no podía hablar. Aun así, tiró de el para que se agachara a su altura y poder escribir en la pizarra.

" Tengo miedo " 

Escribió, su nariz comenzó a enrojecerse de la emoción contenida.

Miró a lo lejos para asegurarse de que nadie les veía, borró la pizarra con rapidez y escribió nuevamente.

" Tenemos que hablar pero no aquí, no ahora "

Esperó unos segundos y volvió a borrar el mensaje.

" Si Oberyn tiene razón, asesinaron a mi hermano"

Los ojos de la muchacha volvieron a llenarse de lágrimas, pero no las dejó salir.

" Es posible que lo intenten con mi padre ... y puede que con nosotras "

El labio inferior de Lenia tembló y tuvo el reflejo de abrazar a Galbart, pero terminó abrazando la pizarra.