Partida Rol por web

Un hombre alto y de cabellos ensortijados se le acerco, Alyra debió volver su rostro hacia el hombre el cual vería como su piel estaba enrojecida y marcada por granos y alegría, la joven ya no tenía vergüenza de la treta que le habían jugado, además, no podía seguir ocultándose o manteniendo alejada, al contrario, debía mostrar toda la entereza que tenía para sortear lo que estaba pasando.

— un placer y no se preocupe por el recibidor, la verdad es que hay muchas personas en este momento en el castillo, pero ahora podremos compartir entre todos — exclama viendo como Tyler cada vez parecía más y más ausente, la chica, que a pesar de su molestia, le tenía aprecio da unos pasos hacia él cuando Gwen por fin se acerca, recibiendo las instrucciones pero debiendo devolverse sobre sus pasos varias veces, Alyra quedó ligeramente desconcertada, pero no le dijo nada, la joven era de naturaleza tímida y no estaba Fiona como para hacerse cargo de tremendo caos.

— gracias Gwen, solo te pido que coordines los aperitivos que están sirviendo a los invitados, y el jugo, que no falte líquido en las copas — se le acerca y le susurra que el vino fuera para después, claro, no quería a todos borrachos antes de sentarse a la mesa —  ya están las mesas listas solo falta mi familia, por favor, ve por ellos y por Evan, Ginevra ya debe estar informada de mis instrucciones — le  indica con una media sonrisa a la chica que era casi de su misma edad, siempre se le hacía muy extraño dar órdenes a los que eran incluso mayores que ella — ahora no te interrumpo más, ah, por cierto, Fiona debe estar en mi cuarto, se ha lastimado, así que les pido que apoyen su trabajo hasta que mejore — agrega, volviéndose hacia ser Tyler.

— caballeros deberé dejarlos un instante, ser Tyler, ¿puede acompañarme?... quedó pendiente lo que hablamos sobre los establos — era una maestra para fingir, su cara de poker era asombrosa, incluso haciendo una pequeña reverencia ante los hombres e invitando a Tyler a acompañarla por algunos segundos, que quizás se extendería más de lo que podía. 

Alester asintió con una sonrisa a Ser Galbart y miró a su alrededor. Una de las criadas había llegado y se había puesto a preparar el almuerzo, recibiendo órdenes de Alyra. El caballero tenía que reconocerle a la joven que los puestos de mando le venían como anillo al dedo. Me sigue pareciendo increíble que sea tan joven, pensó asombrado. Se preguntó también dónde había quedado Lady Myriah. Él había seguido sus instrucciones hasta el jardín y pensó que la mujer venía con sus invitados.

Al fin llegó Lady Astrid, aunque esta vez no se acercó a ella. La joven había estado ausente y pensativa y no quería seguir insistiendo, pues no sabía si la muchacha querría estar sumida en sí misma y él podría incomodarla. Aun así, sonrió hacia ella, para hacerle ver que no estaba molesto por no haber recibido su atención.

Cuando escuchó a Lady Alyra mencionar los establos, sus pensamientos volaron a Halo. Confiaba en que estuviera cómodo, pues el mozo de cuadras le había dado buena impresión. Recordó que Ser Tyler le había propuesto salir a cabalgar al día siguiente y ya estaba deseando conocer los alrededores de la Fortaleza. Sus ojos se dirigieron entonces a la mediana de la familia, Lenia, quien estaba cerca de Galbart y él. Si alguien podía recomendarle un camino por el que pasear a caballo, era alguien de la familia.

- Lady Lenia, me gustaría haceros una pregunta. ¿Vos sabéis por dónde…? -En ese momento, calló y se quedó con la boca abierta un segundo. Había estado atento a otros asuntos y no había sido consciente del problema de la joven-. Disculpadme, había olvidado por completo que no podíais hablar –dijo, con gesto avergonzado y la mano en el pecho-. La verdad es que es una pena. La primera descripción que oí de vos fue lo agradable que es vuestra conversación -Sin duda, Alester era una persona que disfrutaba hablando, del tema que fuera-. Aunque, tal vez, con un gesto vuestro me sea suficiente -pensó Alester, mirando a su alrededor-. Solo quería saber qué camino me recomendaríais para cabalgar por la zona. Me valdría con que me señaléis con la mano, ¿hacia el norte, hacia el sur...?

Lenia regresaba junto a Galbart a la carpa dispuesta para comer. Se percató de que había llegado más gente, como Alester, con el que aún no había hablado, su hermana Astrid, Gwen y Ser Ulrich con el que tampoco había tenido tiempo de conversar.

Había estado absorta en sus pensamientos y al escuchar la voz de Alester nombrándola, Lenia reaccionó y le miró.

Alester : - Lady Lenia, me gustaría haceros una pregunta. ¿Vos sabéis por dónde…? -En ese momento, calló y se quedó con la boca abierta un segundo. Había estado atento a otros asuntos y no había sido consciente del problema de la joven-. Disculpadme, había olvidado por completo que no podíais hablar

Lenia sonrió amablemente y negó, haciendo un gesto con la mano para restarle importancia, no quería que el hombre se sintiera incómodo por culpa de su dolor de garganta.

  Alester : La verdad es que es una pena. La primera descripción que oí de vos fue lo agradable que es vuestra conversación

La muchacha miró sorprendida a Alester, ¿quien le habría dicho eso? inconscientemente, miró a Galbart con complicidad, ¿habría sido el?. Se giró para mirar nuevamente a Alester.

Alester :  Solo quería saber qué camino me recomendaríais para cabalgar por la zona. Me valdría con que me señaléis con la mano, ¿hacia el norte, hacia el sur...?

Lenia se llevó la mano al mentón pensativa y miró hacia varios lados, depende de lo que Alester quisiera ver. Mordió su labio inferior pensativa y torció los labios en un gesto de inconformidad cambiando la vista de un lado para otro. Tomó la pizarra que tenía en una de sus manos y escribió con letra clara y elegante.

"Depende de lo que queráis ver o hacer " 

Sonrió mostrándole la pizarrita, después borró esas palabras y completó.

" El norte es más verde y hay un arroyo " 

Después de unos segundos hizo un gesto, sus ojos notaron algo de nerviosismo y escribió en la pizarra nuevamente.

" Pero al oeste hay una puesta de sol hermosa, os recomiendo el oeste "

Al ser una frase mas larga, las letras quedaron mas compactas. Lenia sonrió a Alester con cara de no haber roto un plato en su vida.

Ya de vuelta al grupo con Lenia, Galbart vió que se habían sumado más caballeros al grupo, cosa que agradeció pues significaba que la comida estaba apunto de comenzar, la charla permanecía animada entre los caballeros y las hijas Vaelys, provocando un ambiente cómodo y distendido, cosa que el norteño agradeció, esa sensación de sentirse un extraño esa mañana, se había mitigado en gran manera.

Lady Alyra se ausentó con Ser Tyler para atender unos asuntos no sin antes dejar avisado que la comida estaba practicamente lista, el norteño sonrió satisfecho, los aperitivos era exquisitos al igual que la compañía. En ese momento se acercó Alester para realizarle una cuestión a Lady Lenia, el norteño sonrió con amabilidad y permaneció callado, Lenia le miró por un instante y el correspondió con exacto gesto, para luego atender a sus respuestas, sin duda los paseos a caballo en ese inmenso jardín deberían de ser una maravilla para los sentidos.

— Ser Tyler...— pronuncia su nombre en un pequeño susurro, mirando de reojo a Lenia — la-lamento... — bajó de nuevo la mirada sin saber muy bien cómo hablar de aquello y si le correspondía — lamento lo que está pasando — vuelve a mirar a su hermana para dejar en claro a qué se refería, no era buena con ese tipo de cosas, de ahí su incapacidad de comportarse como debería, es decir,  sentía que era algo demasiado privado, peor no comprendía del todo las acciones de su hermana, sus actos y decisiones que parecían cambiar tan repentinamente. 

— si necesita hablar de eso... estoy aquí, le tengo aprecio, como a su hermano, por eso... por eso desearía que ahora me dijera lo que pasó realmente hace rato en los jardines, vi su cara cuando se acercó y se dio cuenta del estado de mi cara, y no negaré... me sentí demasiado incómoda e insegura, me sigo sintiendo así, de hecho — se encogió de hombros — pero no puedo... no puedo ocultarme mucho más, menos cuando todo parece estar tornándose en un caos, con rumores horribles y con mis hermanas con problemas — su voz se quebró, dejando en evidencia que debajo de toda esa calma, estaba asustada.

El caballero se estaba dedicando más a escuchar que a hablar desde hacía un rato. Recorría el jardín con la mirada como si esperase ver a alguien en particular. De vez en cuando miraba a Mira y le hacía alguna observación sobre lo apetitosos que se veían los platos que se iban sirviendo y le preguntaba si a ella le gustaban.

Los caballeros habían rodeado a Alyra, que por otro lado se esmeraba en dar instrucciones ahora a Gwen. La sirvienta de cabellos color fuego parecía nerviosa y ansiosa por cumplir la voluntad de su señora, y Tyler le dedicó una sonrisa con el fin de transmitirle calma, pues todos eran caballeros y hombres nobles, educados y capaces de responder como cabría esperar en estas situaciones.

Estaba pensando alejarse del grupo con Mira para dar un paseo cuando Alyra demandó su atención. Miró al resto de caballeros un instante, como si dudase por un segundo, pero al ver como Lenia ya regresaba hacia ellos se relajó, miró a la quinta hija Vaelys y le dijo:

-Espero que podáis disculparme un momento, prometo volver lo antes posible. Sin embargo os dejo en una mejor compañía que la mía, la de vuestra hermana.-

No le habría parecido muy cortés dejar a la pequeña sola, ante tres caballeros desconocidos para ella y sin poder entablar una conversación con los hombres. Ninguna jovencita merecía encontrarse en una situación tan violenta. Por eso Tyler agradeció que los dioses hubiesen hecho regresar a Lenia, permitiéndole de nuevo no fallar a ninguna de las damas.

Besó el dorso de la mano de Mía y la acompañó junto a su tercera hermana.

-Con permiso-Dijo al resto de los presentes. Y después empezó a caminar junto a Alyra para tratar aquel asunto en privado.

- Estuve haciendo un poco de Exploración, es mi primera vez aquí, es un impresionante lugar, pero mi estomago se hace sentir jajaja. - Dice Ser Ulrich respondiendo a Oberyn con un palmeó como el que recibió y riendo un poco. 

- Casi no lo noto Ser Tyler. - Dice casi sorprendido de no haberlo notado. - Ni a usted milady, un gusto conocerla. - Mira a la joven Vaelys y hace una leve reverencia.

- Voltea hacia Alyra, esta hablando con una criada, la observa de arriba abajo mientras espera que terminen, para así entablar una conversación con Lady Alyra. 

- Cuando cree que podrá hacerlo, Alyra dice que debe retirarse, Ser Ulrich decepcionado, voltea hacia Oberyn luego que se alejan Alyra y Ser Tyler. - ¿Donde crees que podríamos conseguir vino?, me hace falta una copa de un buen vino. 

Suspiró levemente y en su rostro se dibujó una sonrisa tal vez un poco triste. Se daba cuenta de a qué se refería Alyra, su voz que parecía indicar que dudaba si debía tocar ese tema y su discreta mirada hacia Lenia, señalándola, no dejaban lugar a equívocos para el caballero.

-Vuestra hermana Lenia es una mujer virtuosa. Todas lo sois. Pocos son los caballeros aquí presentes que puedan decir que os conozcan más que yo. No pretendo ser ingénuo, siempre me sorprendeis, pues me falta más por descubrir que lo que se de cada una, y eso es parte del encanto.- hizo una breve pausa para mirar a los ojos de la joven. Ella había tomado el valor para preguntar de frente, y él tan solo podía corresponder con sinceridad -Yo mismo recomendé a Lenia que conociese al resto de invitados, solo así podrá escoger con convencimiento. No puedo negar que todo ello despierta sentimientos y miedos en mi interior, pero vos mejor que ninguna sabéis de la importancia que tiene el valor. Puedo comprender que le guste el norteño, es un hombre alto, fuerte y aparentemente atento. Si ella le escoje deberá renunciar a las sedas, al tul y vestidos vaporosos. Allí en el norte hace frío incluso en verano, pero nada de eso es tan importante si el amor es fuerte y verdadero.- Frunció un poco el ceño antes de continuar -No puedo comprender, sin embargo, que le guste el príncipe Oberyn. Con él dispondría de los más grandes lujos, telas, vestidos y perfumes de ensueño. Sin embargo, la fama de la víbora le precede, y consumida la pasión del inicio empezaría a buscar el calor de otras mujeres, ella dejaría de ser la única. Además a los pocos años, cuando Lenia estuviese en la flor de la vida, se encontraría yaciendo y desposada con un anciano. Lenia sueña con un amor idílico y yo deseo su felicidad, por eso Oberyn no me parece una buena elección para vuestra hermana. Para ninguna de vosotras en realidad.-

Le habló sin tapujos, pues supuso que las jóvenes ya debían haber conversado entre ellas sobre todo aquel asunto.

-Pero no sintáis lástima por mi- Añadió volviendole a sonreír esta vez más ampliamente -Estoy convencido de que nada ocurre porque sí. Yo también deseo un matrimonio lleno de amor sincero, si Lenia no va a brindármelo quizás es que el destino me reserva para otra mujer-

Ahora debía afrontar la segunda cuestión, quizás algo más embarazosa, por eso se mantuvo en silencio mientras daban algunos pasos más.

-Me sorprendí- Reconoció -Os conozco desde niña y jamás habíais sufrido una afección así. Me dió rábia que justamente os abordarse el día de hoy.- Lo último que quería era dañar la autoestima de Alyra, por eso no le habló de recuerdos de la guerra, de pústulas infectadas ni de psoriagrís. Con total seguridad aquellos granos y rojeces remitirían, dejando libre nuevamente la belleza de la joven, al menos en gran parte, pues esas erupciones e infecciones en la piel podían dejar marcas para toda la vida, pero Tyler no deseaba alarmarla con aquellos pensamientos.-Lamento no haber sido capaz de disimular mi preocupación e impotencia. Pero no debéis sentiros mal, no sois menos que ninguno aquí. Me atrevería a decir que sois más que muchos de los presentes. Lo que os ha sucedido es típico de vuestra edad, casi con total seguridad los nervios lo han desencadenado, pero remitirá. Sea como sea sois vos ahora, fuisteis vos ayer y lo seréis mañana. Eso no puede cambiarlo nada ni nadie, así que enorgulleceos, porque sois maravillosa-

Concluyó sus palabras mientras tomaba las manos de la dama con firmeza y clavaba sus ojos azules en los ojos negros de ella. No era su intención propasarse en confianzas si no transmitirle fuerza con aquel gesto.

Aunque le pidió que no sintiera pena por él, lo hizo, estaba sufriendo y en conocía sobre ese dolor, pensó en el dueño de su corazón y como todo se estaba yendo cuesta arriba, alejándola cada vez más de él, mientras sólo podía desear poder sentir un abrazo o un gesto dulce de su parte, suspiró, y miró las manos enorme y fuertes de Tyler que tomaban las de ella y no pudo dejar de pensar que de poder escoger, dentro de las opciones que podía escoger, Tyler sería un camino que tomaría con gusto, pues, compartían una alma a fin, quizás por eso eran cercanos, amigos, aliados, pero según las palabras de Tiziano, el desconocido le tenía otro camino si deseaba ayudar a su casa, uno que estaba oculto completamente y que la alejaba de su amor y de sus amigos, arrojándola aun sitio inhóspito y donde no habrían aliados ni una mano amiga. 

— comprendo... algo me alcanzó a decir, la verdad es que no comprendo, sigo pensando que se está tomando todo muy a la ligera y que no comprende que las decisiones que hoy tomará, definirán su vida y la de todos — miró a Galbart — y la verdad es que no sé si ser Galbart esté buscando a alguien como Lenia, o ella sepa lo que es el norte, pero es un buen sujeto o eso creo, agradable y de buen trato, a pesar de su aspecto rudo — se notaba aprecio en sus palabras — y había pensando en Tabitha para él, aunque creo que ambos serian dos fuerzas de la naturaleza chocando — le causó gracia la idea, y apretó un poco más las manos de Tyler. — sin embargo, a pesar de pensar en esto, mi hermana es mayor y debe... tomar sus propias decisiones, sin embargo... me preocupa que no tenga en vista la seguridad de nuestra casa, en cambio, sólo piense en caballeros y castillos... ejem... bueno, quizás yo debería pensar un poco más en eso, ¿no crees, mi buen amigo? quizás así sería más feliz — ladeó su cabeza — por otro lado, yo le dije que le hablara sobre caballos y cetrería, por cierto... vaya, si lo pienso en ese caso nosotros dos tenemos más cosas en común — levantó una ceja, queriéndole hacer ver a Tyler que quizás él estaba poniendo más fuerzas en una expectativa que su hermana. Soltó su mano y le dio un golpecito en su hombro.

— sobre el príncipe... pues... él es amigo de nuestro padre y está... — hizo una pequeña pausa, la serpiente no le había respondido a su pregunta y entornó los ojos, odiaba que le quisieran ver la cara, pero ahora si que no la evitaría — digamos que está aquí para ayudar a nuestro padre, y sobre su interés en mi hermana, o en cualquiera otra de las hijas de Lord Rhys, pues, es algo que averiguaré, pero de momento, lo considero un aliado — sentenció se fueron apartando un poco más del grupo — Tyler — por fin lo llamaba por su nombre — lo que le pasa a mi rostro no parece ser coincidencia, está la voz de Lenia, la tartamudez de Mira y ese infernal olor cuando está Tabitha, sin contar muchos rumores de embarazos y de hijas bastardas, esto no es... solo algo de la edad, estoy segura que atentaron contra mis hermanas y contra mí, y te necesito a mi lado, ayudándome Tyler — era ella la que tomaba sus manos y esos ojos castaños se fijaron en los ojos de Tyler — estamos sobre un terreno pantanoso, amigo mío, y como nunca antes, siento demasiado miedo y ganas de llorar — confianza debilidad, que incluso sus ojos se llenaron de lágrimas  — pero no hay lugar para eso, ¿no es cierto? no si quiero proteger a mi familia...— se mordió el labio inferior, mirándolo a los ojos en todo segundo, en medio de aquella intimidad que les otorgaban los arbustos y las rosas.  

La joven Alyra tenía razón en muchas cosas. Ambos compartían gustos. Quizás fueron sus palabras, quizás el ambiente de la fiesta convocada con un fin muy claro, quizás la intensidad de aquellos ojos oscuros, el caso es que Tyler no pudo evitar imaginar un día hipotético casado con Alyra.

Seguramente a primera hora da la mañana tomarían un buen desayuno entre risas, explicándose lo que habían soñado el uno al otro. Después Tyler cumpliría con el papeleo más importante mientras ella se relajaba o cuidaba de las flores. Cuando el cuerpo estuviese bien despierto y los estómagos asentados se pertrecharían y acudirían al patio de armas para practicar un rato con sus espadas, enzarzándose en un combate en el cual ella no daría tregua. Evidentemente Tyler se imaginaba vencedor, sonrojando las mejillas de ella no por timidez ni vergüenza, si no por la promesa firme de derrotarle en la próxima ocasión. Tras eso saldrían a cabalgar, recorriendo los viñedos y los bosques, para después regresar a la hora de la comida con los cuerpos exaustos y el apetito abierto. Tras la comida procederían a entrenar al halcón de ella, Alma, y el águila de Tyler, Chispa. Por la tarde harían lo que el día demandase, quizás pasear entre el pueblo y atender algunas de las necesidades de los menos favorecidos. Para cenar lo harían en un ambiente más tranquilo, a la luz de las velas y repasando la agenda del día siguiente. Y después él no se bañaría solo, y con el agua humeante frente al calor de la chimenea de su alcoba, sus cuerpos desnudos se enredarían llevados por la pasión... 

Tyler parpadeó varias veces, negando un poco con la cabeza, los colores sonrojando su rostro atribulado por aquellos últimos pensamientos. Miró a la dama con timidez, pues la había imaginado sin sus ropas y no se creía con derecho a siquiera pensar aquellas cosas.

-De de, ¿de veras cre creeis que han... atentado contra vos... y vuestras hermanas?- ¿Ahora parecía que no iba a ser Mira la única tartamuda en la fiesta? No, debía recobrar su entereza. Alyra estaba en lo cierto, si todos estos males les habían sido provocados no había sitio para la debilidad. Cogió aire mientras apartaba aquellas fantasías de su mente y le devolvía una mirada segura -Por supuesto que podéis contar conmigo. Si todo esto es una afrenta contra vos y vuestras hermanas por mi honor que lucharé a vuestro lado. No temais, no estáis solas.- Le aseguró afianzando sus manos con las de ella y con un rostro serio, propio de quien hace una promesa con todas las consecuencias que ello pueda significar.

La afección de Alyra era la más visible, pero Tyler estaba convencido de que la más cruel se la había llevado Tabitha. Si aquel hedor procedía de la segunda hija... ¿qué caballero querría acercarse a ella? ¿Quizás uno sin olfato? Permaneció un instante pensativo, después volvió a dirigirse a la joven.

-¿Tenéis alguna sospecha de quien o por qué han hecho esto?-

— tengo mis sospechas — mira sobre su hombro, mirando en dirección de Astrid — pero confío que no sea, mientras que la otra persona es mas obvia, si nosotras fallamos, él tendría acceso directo a un título, fortuna y tierras — sus labios se apretaron, una parte de ella deseaba que fuera él  y así acabar con Colina, sin embargo, no tenía pruebas — pero todo lo que se ha hecho hasta ahora parece más un trabajo de una mujer y no creo que sea Lady Astrid, pues, los rumores son demasiado al boleo, pudieron ser mucho más terrible, o incluso, ser verdad — de ahí que no creyera que fuera Astrid, si ella deseara hacer daño, seguramente podría.

— sobre el porqué, es obvio... ambición y la posibilidad de conseguir todo lo que Vaelys representa, posición, nombre... el botín es suculento, Tyler — suelta sus manos y arregla su vestido claro — es hora de volver, ya no quiero dar lugar a más rumores, están diciendo que espero un hijo de Galbart, espero que Lenia no llegue a creer algo así, — arruga el ceño y mira hacia arriba al hombre — es obvio que no estoy embarazada, por si te lo preguntas — le sonrió de medio lado, no iba a decirle que era virgen, eso era demasiada información, y sus mejillas se enrojecieron, por la conversación a la que ella misma había decantado. 

Oberyn observó que Alyra y Ser Tyler se alejaban caminando. Ante la pregunta de Ulrich, no pudo evitar esbozar una sonrisa divertida. Si bien él también era propenso a la diversión, no estaba muy seguro de que fuera bueno comenzar la mañana con un poco de vino.

-Creo que la joven con la que acaba de hablar Lady Alyra es quien se está encargando del vino -le explicó el dorniense a su compañero, localizando a la joven criada con la mirada para indicarle a Ser Ulrich de quién se trataba-. Se llama Gwen. Mi sugerencia es que probéis el vino dorniense, es exquisito. El mejor tinto de todo Poniente. Si en la Fortaleza de Sangre tienen algunos barriles, no dejéis pasar la ocasión. Aunque si preferís un vino más dulce, el dorado del Rejo es incomparable.

Oberyn divisó entonces a Lady Astrid, que se hallaba ya en los jardines. Por desgracia, Lord Rhys, Lady Myriah y Lady Tabitha continuaban ausentes.

-Disculpadme, Ser Ulrich -dijo el príncipe-. Tengo un asunto que atender.

El dorniense se aproximó hasta la heredera de la Casa Vaelys.

-Me alegro de veros, Lady Astrid -reconoció, en tono solemne, haciendo una sutil reverencia-. Es una lástima haber tenido que desplazarnos desde el Gran Comedor, aunque hay que reconocer que las vistas son mucho más hermosas desde aquí. ¿No os parece?

El dorniense se situó a la derecha de la joven heredera de la Casa Vaelys, lo suficientemente cerca como para hablar con ella en voz baja sin que les escucharan, aunque también lo suficientemente separados como para que su presencia no llegara a intimidar a la muchacha.

-¿Os encontráis bien, Lady Astrid? -le preguntó Oberyn, en un tono que advertía una visible preocupación-. Durante esta mañana, vuestras hermanas no han dejado de dar muestras de incidentes de lo más extraños. Lady Lenia ha amanecido sin poder articular palabra a causa de una irritación de su garganta, Lady Mira sufre una especie de tartamudeo, Lady Alyra afirma haber despertado con dolor en el rostro, y parece que un extraño olor acompaña a Lady Tabitha allá donde va. Me preguntaba si vos habéis sufrido algún tipo de mal. -El príncipe esbozó una leve sonrisa para relajar a la joven dama-. Disculpadme, mi señora. Soy amigo de vuestro padre desde que era un muchachito, y me dolería profundamente que alguien pudiera estar actuando contra sus hijas. Sobre todo contra vos, Lady Astrid. Tal vez vos no lo sepáis, pero os conozco desde que vuestro señor padre os sostenía en sus brazos.

Aquello era inquietante. No pudo evitar recorrer levemente el jardín con la mirada y posarla por un segundo sobre Lady Astrid. ¿Cómo iba a hacer eso ella a su familia? No, estaba claro que debía ser otro quien ejercía todo ese mal.

-Yo tampoco creo a Astrid capaz de algo así. No sería propio de ella perjudicar a su propia familia.- Se pasó una mano por la barba, valorando la situación -Intuyo a quién os referís, de quien receláis, pero creo que en su caso podría solucionarlo simplemente contrayendo matrimonio con una de vosotras. Me temo que algo se nos escapa-

Por más vueltas que le daba no encontraba una respuesta. 

-Tenéis razón también en cuanto los rumores. Evidentemente yo tampoco mantengo ningún romance con Tabitha como sugieren las criadas de la fortaleza. Las escuché por casualidad.- En su casa ya les habría reprendido con severidad, pero no tenía poder sobre las criadas de los Vaelys, y por lo tanto hablaban necedades sobre él y la segunda hija a su antojo, sin que él pudiese hacer mucho por evitarlo. - Sí, será mejor regresar con el resto, es mejor no levantar sospechas ni recelos. Sin embargo deberemos ir hablando para mantenernos al corriente si queremos aunar fuerzas frente a este asunto- 

Cuando Alyra decidiese que era el momento él la acompañaría junto al resto de caballeros y sus hermanas.

Gwen se encontraba apenada y un poco nerviosa escuchando las últimas instrucciones que le daba Lady Alyra, cuando levanta la mirada un poco y ve a los ojos a Ser Tyler y este le dedica una sonrisa que sin lugar a dudas la tranquiliza y la hace sentir tan bien.
Cuando Lady Alyra finalizo, Gwen comenzó a pensar en donde podría encontrar a el resto de la familia si tenía un rato que no los veía y en su andar para terminar de acomodar la mesa no logro encontrarse con alguno siendo Lady Alyra la primera que veía, entonces se despidió haciendo un pequeño gesto con la cabeza.

- voy a buscarlos enseguida milady.

Para después girarse un poco hacia Ser Tyler, verlo a los ojos y sonreírle levemente y hacer un gesto de despedida hacia los invitados que acompañaban a Lady Alyra.

- mis señores

Y comenzó a dirigirse hacia de dentro de la fortaleza para buscar a los demás miembros de la Familia.

— yo la creo capaz, es más una Lannister que una Vaelys, sin embargo serían movimientos tontos, solo necesita tomar a cualquier incauto y casarse, no es mucho el esfuerzo, con todos rodeándola como mariposas — justo se da cuenta como el príncipe va donde ella, y tuerce ligeramente los labios — tampoco la creo capaz de dañar a alguien por dañar y los rumores también van en su contra, por lo que sé, — en realidad las pruebas iban más a su favor que probando su culpabilidad, aunque ella desearía poder desenmascararla no podía hacer una caza de brujas en contra a una integrante de la familia. 

— ¿así que con Tabitha?... ejem, si, te imaginaba con alguien como ella — bromea un poco, era mejor hacerlo antes de perder la cabeza — vamos... creo que andan pidiendo vino y no deseo que se emborrachen antes de que mis padres lleguen, necesito que conserven un poco la cabeza sobre sus hombros — le da unos golpecitos en el hombro, riendo, el regalo que él le había hecho, brillaba sobre su hombro y entre las hebras oscuras de su melena. 

Astrid llegó con paso lento a los jardines. Su madre se había quedado atrás y ella seguía pensativa, decidiendo qué pasos dar, en qué momento y en qué orden. Era la heredera y, como tal, tenía que hacer gala de su gran inteligencia.

El paseo hasta llegar con los invitados le alegró. Haberse liberado de ese olor tan desagradable y llenar los pulmones con aire puro hizo que su interior se llenara de energía. Alzó la mirada, levantando la barbilla y, con las manos agarradas por delante de la cintura, aceleró el paso para llegar junto a los demás.

Al primero que divisó fue a Alester, que es a quién estaba buscando. Observó cómo el hombre la sonreía, gesto que agradeció. Ruborizándose levemente, empezó a caminar hacia él para pedirle disculpas, pero Oberyn se interpuso. Se detuvo con una buena sonrisa en su rostro. Aunque le desagradaba por el comentario que había hecho sobre lady Cersei, era toda una dama, sabía comportarse.

El salón es una estancia preciosa, pero acompañar nuestra comida con este paisaje es sublime dijo, echando una ojeada a los jardines, contemplando su belleza. Incluso quizá lo mejor para esta noche sea celebrarlo también en los jardines añadió, dejando claro que todos sabían lo mal que olía en lugares cerrados.

Sorprendida de que Oberyn se hubiera acercado tanto, Astrid escuchó con curiosidad. Sí, ella había notado las mismas dolencias en sus hermanas, pero se había abstenido de comentarlas, pues ninguna de ellas tenía la solución. Quiso distinguir algún tono de maldad en las palabras del Martell, pero sólo pudo distinguir preocupación

He de decir, a vuestro favor, que os conserváis bien si realmente me conocéis de tan joven sonrió mientras se colocaba, dando la espalda a los invitados, de tal manera que sólo él la tuviera de frente. Una vez asegurada esta posición, empezó a mover uno de los guantes que la llegaban hasta los codos.

Me temo que no, no estoy bien. He visto lo que le ha pasado a mis hermanas y, aunque mi dolencia es menos visible, creo que es de las más dolorosas. Oberyn descubrió un vendaje bajo el guante. Astrid se aseguró una vez más que nadie la vería, y poco a poco dejó ver lo que cubría aquel paño, que ya estaba manchado de un color rojizo. Se pudo ver cómo su brazo estaba lleno de cortes, heridas y granos supurantes. Cada movimiento que la muchacha hacía con el brazo hacía que una nueva herida se abriera. Y, aunque seguramente eso la provocaba gran dolor, aguantaba con estoicismo.

Esta mañana me levanté con unas heridas en la palma de la mano. Me fui a la habitación del maestre, pues este día tenía que ser perfecto. Antes de llegar, ya me había cubierto toda la mano. Fíjese hasta dónde llegan ahora. Me dio un ungüento que de poco ha servido volvió a taparse con las vendas y se cubrió con el guante nuevamente.

Miró directamente a los ojos de Oberyn. Me gustaría creer que esto no tiene nada que ver con esa "maldición" que asola a los varones de mi familia, pero no es suficiente. Por otro lado, no sólo mis hermanas y yo optamos a liderar esta familia, ¿sabe? Se han despertado viejos rencores y antiguas ambiciones. Me temo que algo o alguien nos haya envenenado. Pero el Maestre me dijo que lo que me ocurría no era una enfermedad natural, y si es cosa de brujería... dejó las palabras en el aire.

La visión de la joya prendida en sus cabellos junto con la broma de Alyra hicieron sonreír a Tyler devolviéndole el ánimo. El caballero continuaba sin ver a Astrid cómo el mal que se cernía sobre la casa pero estaba completamente de acuerdo en que los invitados no debían emborracharse demasiado temprano.

-Vayamos pues, antes de que asalten las bodegas y empiecen a correr desnudos por los jardines- bromeó para devolverle el favor de hacerle sonreír.

Después acompasó su paso al de ella para reunirse ambos con el resto.

El caballero entró en el jardín y vio a Ser Galbart paseando con Lady Alyra, Ser Tyler caminaba junto a Lady Mira y pendiente de la conversación del Príncipe Oberyn con Lady Lenia. Ser Lance se mantuvo con una ligera modestia viendo como los sirvientes iban trayendo todo lo necesario para celebrar allí el banquete. El caballero se acercó a una flor oliendo su esencia para hacer tiempo y no estar mirando de forma descortés a los presentes. Pero no pudo dejar de percatarse de los caballeros que iban llegando al jardín y de su forma de acercarse tanto a los otros caballeros que conversaban con las damas como a las propias damas. Eso le dejó algo inquieto de ver que no se respetaba la intimidad de los presentes y de no esperar a que las damas terminasen de hablar con sus caballeros para saludarlas. Mientras iba por el jardín a distancia de los que se encontraban en aquel lugar oliendo flores y tocando con delicadeza sus pétalos. Se imaginaba a las señoras paseando por estos jardines buscando las flores que mejor olían y acariciando la suavidad de sus pétalos. Como andaban mientras tenían una ligera paz de estar en uno de los jardines más bellos de los castillos colindantes. La imaginación siguió fluyendo por el caballero imaginándose todas estas cosas. Pero algo le quitó de seguir soñando y fue la vuelta de Ser Tyler con Lady Mira a las mesas y cogiéndole en la trayectoria. Sin mucha amplitud para saber cómo actuar lo único que pudo hacer es quedarse allí plantado y con un gesto apreciativo y una reverencia saludar a los señores que pasaban por su lado. Intentó que después de la profunda reverencia pasaran por su lado sin pararse pues veía una situación algo rebuscada con Lady Mira sin voz y Ser Tyler con ella.