Partida Rol por web

Quizás era la única que podía darse cuenta de la escena que se estaba desarrollando, pero le causaba gracia, los celos de su hermana y que Tyler no era del todo consciente de lo que estaba pasando y mucho menos de lo que producía en su hermana mayor, por eso su mirada castaña estaba sobre la pareja, y los ojos de Tyler, era un buen hombre, como dijo. Su mirada nuevamente se entristeció, iba a perder tantas cosas, tanto, y sentía que solo la soledad la acompañaría luego de haber tomado aquella decisión. Sintió frío o quizás era su corazón que se escarchaba, que la hizo abrazarse así misma.

— creo que estamos cerca de los establos ya, será mejor que lo ayude, luego podríamos hacer una corona de flores, picaria mucho menos que una barba florida —  se acercó a Bernard, seguía siendo un noble y un hombre después de todo, y se presentaría con flores en su barba delante de los peones y demás sirvientes, no era conveniente para su nombre y faltaba solo un mal paso, algo inocente para despertar los malos comentarios entre los demás, por eso tan solo no se había ido, dejar a su hermana sola con dos varones, haría poner el grito en el cielo a su madre y acrecentaría el terrible rumor que esperaba haber acallado, aunque no dejaría de investigar.

se acercó al hombre, la diferencia en las estaturas era evidente, aunque Alyra era una mujer delgada y ligeramente más alta que el promedio de las mujeres, quizás por aparecerse más a su padre que a su madre. Lo miró a los ojos, pero luego se puso nerviosa y el rictus de sus labios lo demostró. Era gracioso ver a la joven Alyra nerviosa, pocas cosas la sacaban de su siempre templado carácter y mucho menos el hablar con un varón. De ahí que verla antes tan triste y ahora contrariada era fuera de la norma.

— creo que esta es la última —  sacó una pequeña manzanilla de la barbilla del hombre, y la miró, sus dedos estaban ligeramente helados y eran muy lisos, como los dedos de los que leen mucho — creo que esto me haría bien, mi rostro no está del todo bien el día de hoy, y eso ha hecho que me sienta incómoda acercarme a ustedes —  por fin revela lo que la incomodaba, tenía el rostro enrojecido, como si la hubiera golpeado de pronto la adolescencia, lo que la había complicado. Se pusieron más rojas sus mejillas, y sonrió, con la mirada baja.

— ¿irán a cabalgar? —  pregunta de pronto, buscando cambiar de tiempo — pasé por los establos hace poco, y Thiago tiene a todos los caballos en orden, así que podrían hacerlo, aunque recomiendo que sea por poco tiempo, ya han escuchado a Lady Myriah, y no creo que sea conveniente molestar a la señora —  o despertar al dragón durmiente, si lo pensaba mejor, pero se guardó ese comentario con una sonrisa traviesa entre los labios. Era mejor que cambiara el ánimo, lo que iba a ser, sería, ya había escogido el camino del desconocido, y estaba entregada a ese destino incierto y quizás, desolador. 

Estaba mirando a Alyra mientras paseaba con Lenia del brazo. Observaba como la cuarta hija quitaba las flores de la barba de su hermano. De pronto, al verla con la margarita, apartó la mirada de golpe algo transtornado. Jamás se había fijado en ello, pero era cierto como que el sol les bañaba la piel, cosa que quizás ayudaría a Alyra, pero no para aquel día.

Sintió cierta lástima y arrepentimiento, entonces miró a Lenia para borrar aquella desagradable imagen que se había aferrado a su mente tan recientemente. 

-Me encantaría cabalgar, pero creo que no sería apropiado en este momento, sobretodo en vuestro caso. Lady Myriah se molestaría con razón. Por mi parte me conformaré con visitar los caballos, mañana realizaremos un paseo el doble de largo- Hablaba para todos, respondiendo a la pregunta de Alyra, sin embargo lo hizo mirando con una sonrisa a Lenia.

Se da cuenta que Tyler, que la estaba mirando, aparta la vista de pronto, eso sin lugar a dudas la llenó de una terrible inseguridad, algo que no sabía cómo manejar, ¿había apartado su vista de ella?, ¿tan terrible era como se veía? Bajó la mirada, conteniendo el aliento, porque su primera reacción fue la de largarse corriendo, llorando, pero era una reacción demasiado infantil, así que la desechó de pronto. Luego, lo pensó mejor, si para él era tan importante la belleza externa, quizás no debería tenerlo tanto en estima, y esa idea la llenó de dignidad de nuevo, pero no menos lastimada en su orgullo.

—  ¿sucedió algo, Ser Tyler? —  lo interpeló rápidamente, y su mirada gélida fue ineludible, Alyra no sabía de escapar de los problemas, a los que enfrentaba con todo el valor que pudiera demostrar, así que entornó los ojos y con ese gesto exigió que la mirada a los ojos, que se atreviera a verla a los ojos, pues, podrían ser solo ideas de ella, sin embargo, su rostro desencajado habia dicho otra cosa, a pesar de eso, le daría el benefio de la duda.

Lenia volvía a sentirse relajada y feliz, caminar del brazo de Ser Tyler era algo que le agradaba muchísimo y su sonrisa lo demostraba.

Ser Tyler -¿Cuánto tiempo hace que tenéis a Noche?-

La muchacha giró el rostro hacia el - Un par de años, tres quizás, son tantos días los que paso con el que casi lo he olvidado - sonrió con dulzura, adoraba montar en su caballo, le daba libertad. - Por eso creo que, ya que nos hemos adaptado tan bien el uno con el otro, hay que avanzar un paso más - dijo, refiriéndose a su relación con Noche, aunque en el fondo pasó por la cabeza que le gustaría que eso pasara también con Ser Tyler.

Ser Bernard : Gracias, es la primera era vez que llevo algo así.- Miró a su hermano. -Aunque no sé si te lo recomiendo. Empieza a picar.

Lenia sonrió soltando una pequeña carcajada, la verdad es que Ser Bernard había aguantado el tipo muy bien y cuando Alyra comenzó a retirar las flores de su barba, sonrió con ternura, ¿y si Alyra eligiera a Bernard y Bernard a Alyra? dos hermanas, para dos hermanos, le agradó la idea, pero algo le dijo en su cabeza que era dificil. 

Apretó ligeramente el brazo de Ser Tyler, inconscientemente, sin dejar de sonreir.

Alyra reconoció ante ellos su problema de piel y eso sorprendió a Lenia, era una mujer valiente y afrontaba las cosas con una fuerza que a Lenia a veces le costaba. Volvió a fijarse en las miradas que intercambiaron Alyra y Ser Tyler, ¿que pasaba exactamente entre ellos?.

Ser Tyler : -Me encantaría cabalgar, pero creo que no sería apropiado en este momento, sobretodo en vuestro caso. Lady Myriah se molestaría con razón. Por mi parte me conformaré con visitar los caballos, mañana realizaremos un paseo el doble de largo- 

 Lenia asintió, estaba conforme con Ser Tyler, puede que deseara cabalgar y relajarse, pero no era el momento. - Me encanta la idea - reforzó Lenia - Hoy el día es acelerado, mañana lo agradeceremos - asintió mirando al frente, perdida en sus pensamientos, intentando deducir que se estaba perdiendo.

Alyra —  ¿sucedió algo, Ser Tyler? —

Lenia se giró para mirar a su hermana y luego al caballero al que cogía del brazo, para no someter presión a Ser Tyler, sonrió y miró al frente, ¿que le pasaba a Alyra? ¿no podía ser dulce y amable más que un rato? si, Lenia admiraba su fuerza, su caracter, pero tenía demasiado caracter a veces. 

No había sido consciente hasta ese momento, por esa razón le cogió tan por sorpresa. ¿Cuándo había empezado a sucederle? No la recordaba así en el último día de su nombre. Se mantuvo un rato mirando a Lenia aunque oyó claramente como le lanzaba aquella pregunta Alyra. En el fondo era la misma chica, la que galopaba sin montura y la que disfrutaba entrenando con la espada. Aquello debía ser cosa de la edad, tarde o temprano pasaría, aunque Tyler no había sufrido nunca aquellas afecciones de un modo tan acusado, ni mucho menos.

Cogió fuerzas para hacer lo correcto. Cuándo Lenia apretó un poco su brazo se sintió reconfortado. Ahora estaba preparado.

Levantó la vista hacia Alyra, centrando su mirada en los ojos de ella.

-¿Debería haber sucedido alguna cosa?- dijo con la amabilidad que le caracterizaba.

tomó una bocanada de aire y la expulsó por la nariz, cambiando su expresión a una cercana a la decepción o la tristeza, nuevamente la tristeza. Debió quedarse lejos de ellos, se cuestionó, y comprendió que lo ideal es encerrarse en su cuarto. Sostuvo la mirada de Tyler que no parecía haber imaginado que lo cuestionara, y si no esperaba eso, no esperaría lo que estaba apunto de escuchar.

— lo qué pasa, ser Tyler, es que vi su expresión cuando me acerqué, y me hizo sentir que mi aspecto es terrible y grotesco, lo que puede ser un error de mi parte, pero si no es así... — inclinó su cabeza ante él, en una reverencia — disculpe mi presencia y aspecto, no era mi intensión ofenderlo, solo creí que comprenderían mi situación y claro, la angustia que ahora me produce, porque a pesar de no ser muy cercana a las cosas de las mujeres, sigo siendo una, y una que puede sentir inseguridad y angustia, más cuando ve que un amigo desvía los ojos con el rostro de desagrado — cerró sus ojos, se sentía profundamente avergonzada y tonta. Miró a su hermana, si se sentía afectada por la situación, que debía ser una tontería, y pudo serlo, pero ahora realmente quería ocultarse en su cuarto. Chocaba con violencia con la naturaleza, aquella que era infantil, por mucho que intentase aparentar madurez, no lo era.

— pero debe ser un error mío de apreciación, no creo que usted realmente reparase de esa forma en cosas tan... domésticas, lo tengo en gran estima ser Tyler — le sonrío y recobró su compostura, en un afán de dejar solo la situación en una anécdota, aunque el daño estaba hechizo, sin embargo, prefería engañarse así misma, pero ya quería irse, y le suplicó a su hermana con una pequeña mirada, lamentaba cortar su cita con el hombre, pero no se iría sin ella. Maldito código de honor que seguía a pie juntilla.

Primero quedó muy sorprendido por cómo Alyra arremetía contra él. Después ese sentimiento quedó reemplazado por la tristeza.

- Lamento profundamente si os he herido. No era en absoluto mi intención.- dijo sincero y algo cabizbajo.

- para nada os había juzgado por estos asuntos que no hablan si no de vuestra juventud- mintió ahora piadosamente por ella y por él mismo. Sentarse en un trono enseñaba a mentir muy bien, y como señor de sus tierras había aprendido hacía tiempo a hacerlo de un modo exquisito, nada indicaba que no dijese la verdad.

-Os conozco Alyra, y se mejor que muchos que sois una dama tan hermosa por fuera como por dentro. No permitais que nadie os diga lo contrario-

Esperaba que considerasen continuar con el paseo y la visita a los establos, pues estaba siendo muy agradable. Además Tyler tenía la firme intención de casarse con una de ellas, buscaría el momento adecuado para pedirle el matrimonio. No deseaba empezar con mal pié, de uno u otro modo ya se sentía parte de la familia, cosa que con suerte se haría definitivo en breve.

Tyler se disculpa por como la había hecho sentir, aunque se excusa diciendo que no había intentando ofenderla, Alyra sigue sus palabras, sus gestos, no revelan mentira, pero si abre una gran interrogante, ¿por qué había tenido ese gesto? Si lo pensaba, había sido exagerado viniendo de él, lo esperaría de Astrid, pero no de Tyler, entonces ¿por qué?. Alyra ahora estaba curiosa, aunque seguía ofendida, sin embargo si le daba tanta importancia, sería peor, o eso pensaba. Volvió a mirar a Lenia para ver si captaba su problema o si en cambio prefería quedarse, en tal situación, igual se quedaría con ella, pues a pesar de preferir creerle al hombre, seguía con las inseguridades, ella sabía que su rostro estaba marcado por los granos y enrojecido y lo que había usado, no ayudaba tanto a corta distancia.

— gracias Ser Tyler por sus palabras, aunque no las comparto del todo, o mejor dicho, a veces somos nuestros peores jueces y verdugos, y hace que nos tratemos mal — era humilde y en esa frase, completamente sincera, además  debía disculparse y lograba dejar a un lado el orgullo para hacerlo —entonces... me disculpo por incomodarlo con mi niñería, mi buen amigo, solo fue parte de la inseguridad que siento con esto en mi cara...   -  estaba segura en lo que había visto, aunque ahora no lo atribuía a su piel, apenas tuviera la oportunidad, lo interrogaría. Ya era un hueso el cual no soltaría.

Le sonrió, aunque esta vez si era más sincera, y con la flor que le había sacado de la barba a Bernard, se la puso en el cabello, quedando con la mirada a media asta, meditabunda, ahora todo quedaba en manos de Lenia, y aún no las necesitaban, pensó, sino ya hubiera aparecido Ginevra o Fiona buscándolas. Pensó en Marvin y la conversación que debía tener con él, se estremecía de pensar en lo que le diría su buen amigo, quizás hasta la reprendería. Marvin se preocupaba demasiado por ella. 

Los ojos de Lenia bailaron curiosos entre Ser Tyler y su hermana, ¿porqué tenía la sensación de que se estaba perdiendo algo importante?. Miró a Ser Bernard, ¿el estaría entendiendo algo de lo que sucedía?.

Lenia intentó no meterse entre medias, se perdió en sus propios pensamientos hasta el punto en que tomó una decisión. Cuando Alyra la miró, sonrió - Un segundo - detuvo su paso y por ello, al estar agarrada de Ser Tyler, hizo que se detuviera el también.

- Acabo de caer en la cuenta de una cosa, Ser Tyler, ¿podéis permitirme un minuto de vuestro tiempo en privado? - miró a Alyra de reojo, indicándole que por favor, se adelantara con Ser Bernard, pues quería tener unas palabras en privado con el mayor de los  Risefeller.

Volvió a mirar a Alyra, con una mezcla de inseguridad, miedo y determinación en la mirada. Eran hermanas, la quería, puede que no siempre se llevaran bien, pero seguía queriéndola y aunque Lenia no era ni la más valiente, ni la que más carácter tenía de las hijas Vaelys, había tomado una decisión.

Sonrió a Alyra. La joven había quedado herida en su amor propio y Tyler lo podía ver claramente. Como ella misma dijo, no dejaba de ser una mujer, aunque jugase a juegos de hombre.

Mientras pensaba en como distraer la atención de la dama de su problema estético Lenia le pidió hablar a solas.

- Por supuesto- respondió temiendo haber vuelto a meter la pata. Al parecer aquella mañana no estaba demasiado acertado. Incluso, tal y como le había señalado su hermano, habían rechszado un beso por vez primera.

Lenia esperó a que Alyra y Bernard se alejaran un poco y quedó con Tyler, le miró, sin soltarle del brazo y con una gran sonrisa, no quería que fuera incómodo para el caballero.

Aclaró su garganta, pues seguía dolorida y le miró a los ojos - Lo primero de todo, quiero agradeceros el paseo, está siendo muy agradable, aunque los nervios a veces jueguen malas pasadas, lamento si antes fui un poco fría - se disculpó bajando la mirada un segundo.

- He estado analizando al situación - dijo sin dejar de sonreir, pero mostrando madurez en sus ojos - Creo que a pesar de que todos intentamos hacer esto agradable, sabemos porqué estamos aquí, lo que va a pasar esta noche y el verdadero motivo de esta fiesta - Lenia humedeció sus labios, temía que se secaran y no fuera capaz de expresarse.

- Soy la tercera hija ...  ni la más mayor, ni la más pequeña, justo la de en medio - sonrió, orgullosa de su posición - Tampoco soy fan fuerte como Astrid, tan decidida como Alyra o tan divertida como Tabitha pero ... tengo mis encantos - ensanchó su sonrisa - Y no suelo ser tan directa, pero creo que hoy ... todos nos jugamos mucho -su sonrisa no desapareció, pero se encogió un poco.

- No os voy a mentir, ni creo que os sorprenderá si os digo que espero un romance de cuento de hadas, con detalles, príncipes, bailes y una boda de ensueño, que espero encontrar a un hombre al que amar, respetar y darle hijos ... al que querer con toda mi alma y al que hacer feliz, tanto, como quiero que el me lo haga a mi - los ojos de Lenia se clavaron sin ningún tipo de pudor en los de Tyler. - Soy enamoradiza ... creo que el amor es lo que mueve el mundo, pero ... a veces una no siempre consigue lo que desea - Una triste sonrisa se dibujó en sus labios.

- Quizás no sea correcto decir lo que estoy a punto de decir ... pero lo voy a hacer porque sea correcto o no, por encima de mis sentimientos, está mi apellido, mi padre y mi misión como hija de Lord Vaelys - tragó saliva.

- Me gustais mucho, Ser Tyler ... pero algo me dice que no es recíproco - apartó la mirada avergonzada, una dama nunca debía mostrar sus sentimientos, pero Lenia no era una dama al uso. Ella debía coquetear y conquistarle, no mostrar sus cartas, pero lo estaba haciendo por una razón y es que no quería sufrir, no quería dejarse la piel en enamorar a Ser Tyler, terminar ella enamorada y que Ser Tyler escogiera a alguna de sus hermanas y terminar con cualquier otro caballero por despecho.

- Para nosotras es un día complicado, pero soy consciente de que también lo es para vosotros - Lenia, que aún estaba cogida al brazo del caballero, aflojó el contacto, pero no le soltó. - No quiero, bajo ningún concepto, hacer vuestra decisión más dificil y si vos ... preferís a Alyra ... yo ... me retiro - Finalmente, las manos de Lenia, muy a su pesar, cesaron el contacto con Ser Tyler. Su voz se había vuelto ligeramente triste.

- Como os digo, se que una dama no debería decir lo que estoy diciendo, pero creo que ... lo justo es que ... - alzó la mirada y le miró fijamente - No quiero sufrir - dijo con la voz ligeramente ahogada - No quiero ilusionarme con vos y que esta noche vos decidáis que cualquiera de mis hermanas está por encima de mi, prefiero asumirlo ahora mismo - nuevamente, la sonrisa de Lenia se volvió ligera y triste, pero sin desaparecer.

Su hermana tomó una decisión que no se esperó, es decir, ¿que significaba esa mirada? Parece que de pronto ella lo haría, ¿lo haría?. Alyra quedó por unos segundos perpleja, pero luego asintió con la cabeza y le dio los ánimos que necesitaba, guardándose sus reparos, total, ya se lo había dicho, pero su Lenia lo haría, ella la apoyaría, la apoyaría siempre, aunque fuera una locura.

— ¿continuamos? Los establos están pasando aquellos arbustos — apuró el paso luego de invitar a Bernard a seguirla, el hombre lucía especialmente callado, quizás sería un buen momento para hacer caer la abuela mascaretas y enfrentar los rumores. Rumores, no se necesitaba que fueran verdad, solo se necesitaba que empezaran a correr de boca en boca. Alyra no miró atrás buscando darle privacidad a su hermana, de ahí que tuviera premura de pasar los arbustos. Si algo pasaba, ya Lenia le contaría, o si escucha algo extraño, ya se lo cobraría a Tyler. Nadie hace sufrir a sus hermanas amadas. 

Bernard estaba sorprendido de lo que había pasado. También reparó en la enrojecida cara de Alyra, pero no esperaba que los instintos de su hermano le hiciesen actuar así. Normalmente Bernard era el que actuaría más por instinto. Veamos como sale de ésta pensó. Era mejor no intervenir. Tyler tenía bastante labia y consiguió arreglárselas para suavizar lo acontecido por el momento.

Bernard se adelantó con Alyra.

Ahora que se habían avanzado, Bernard miró de nuevo a Alyra. Era normal que estuviese preocupada ya que era el día de la fiesta y tener el rostro así de enrojecido haría sentir vergüenza a cualquier dama. Se quedó pensativo unos instantes. Sabía que no solía elegir las palabras más suaves, prefería ser directo y decir lo que pensaba. No siempre funcionaba. Pero hacerlo de otra forma sonaría falso.

-Si no queréis hablar de esto puedo cambiar de tema- sonrió. -Estáis preocupada por vuestro rostro. ¿Viene de días atrás o ha ocurrido esta mañana?- Bernard se preguntaba si era alguna reacción que había ocurrido de forma natural o alguien se la estaba jugando. Era mucha casualidad que ocurriese el mismo día de la fiesta. -No dejéis que os afecte. Yo no me di cuenta hasta que lo nombrasteis y mostrasteis algo de inseguridad. Es algo pasajero y seguís siendo la misma Alyra de siempre, ¿no? No os avergoncéis. Caminad con orgullo. Nadie le va a dar importancia si vos no se la dais. Y si alguien se la da, peor para él, ya sabréis quién no merece vuestra compañía. Quizá haya sido una bendición.- Sonrió bromista. Estaba claro que era algo serio para Alyra y quizá no lo tomase a broma, pero Bernard no solía reparar en esas cosas hasta después de decirlas. Incluso entonces no se arrepentía, no había mala intención.

hpronto llegaron a los arbustos y le dieron la privacidad que la pareja necesitaba, Alyra miró un segundo para atrás, solo para asegurarse de no estar a la vista de su hermana y Tyler, y rogaba a la docella que lo que fuera a hacer (y pensaba que haría) funcionase.

 —   solo hoy, nunca antes había pasado — Alyra no era tonta, también estaba barajando la posibilidad de que le estuvieran jugando una trampa, pero si fuera esto o algo natural, el asunto es que ya estaba metida y debía actuar de la mejor manera, o intentarlo — en verdad no iba a darle importancia, claro hasta vi la expresión de su hermano, lo cual me hace estar en una disyuntiva, creerle o no, y opto por hacerlo, sin embargo ese gesto... — guardó silencio un segundo, en su cabeza se daban muchas opciones pero nada que pudiera ser verosímil más allá de que ella le había producido asco al hombre

— en eso tiene razón — lo miró a los ojos, dejando a un lado su inseguridad o intentándolo — no se me acercaran los que buscan tan solo una linda esposa, pero por otra parte, la primera impresión ya es complicada, usted y su hermano me conocen, más o menos por lo menos, pero todos los demás no — sonaba como si estuviera ansiosa por casarse, y se lamentaba por eso, porque era lo más lejano a la realidad, sin embargo sus razones eran algo complejas para compartirlas así sin más, era mejor que el noble pensara que era una doncella dispuesta a casarse apenas pudiera, sin embargo no le era cómoda esa posición. 

— imagino que mi belleza interior deberá brillar más, aunque tampoco tenía buenos antecedentes, ya sabe, eso que me parezco a mi padre, dudo que muchos caballos esperan que la cuarta hija del señor sea una doncella hermosa, pero puedo vivir con eso — se río, lo hacía con gracia, quitándole el hierro a la situación — pero dejemos de hablar sobre mí, ¿que puede decirme de usted? Más allá de que le gustan las flores en la barba — mantenía la conversación mirándolo a los ojos con una sonrisa plácida en los labios.   Había una importante pregunta que necesitaba hacer, un rumor que había escuchado y que deseaba esclarecer, aunque no lo juzgaba, pero era mejor poner las cartas sobre la mesa. 

— ¿qué espera de esta celebración? desvió la mirada a un arbusto con pequeñas flores, muchos esperaban diversas cosas, y todas ellas se jugarían en una sola noche.

Si nunca antes había pasado, en la misma fortaleza estaría el responsable. ¿Sería alguna de sus hermanas capaz de eso? ¿Envidia quizá? ¿Para eliminar a una rival?

-Es una buena pregunta. Por una parte está lo que deseo que pase, y por otra lo que creo que va a pasar. Tengo el presentimiento de que vamos a ver mucha acción. Eso no me desagrada del todo, puede ser una fiesta entretenida, pero cuando hay tanto en juego la gente puede sacar lo peor de sí. Si algo así pasase, mi hermano y yo estamos de vuestro lado.- Miró a Alyra. Como era habitual en su mente la fiesta se había convertido en una batalla. No podía evitarlo. Carraspeó. Quizá no debía llamar al mal tiempo frente a Alyra. -Deseo que sea una fiesta divertida para todos. Con algo de acción y bromas, pero sin pasarse de la ralla. Deseo que la gente venga con buenas intenciones y sepa encajar los comentarios de los demás. Que los caballeros intenten conquistaros destacando frente al resto por méritos propios y no atacando a los demás candidatos. Bueno, siempre se puede intentar dejar mal a alguien mediante bromas. Eso puede ser divertido siempre que quede en eso, bromas.- Bernard era habitualmente uno de los primeros en hacer ese tipo de bromas. No había mala intención, pero era consciente de que algunos no sabían encajarlas y eso le parecía divertido. -Y por supuesto, si vuelvo a casa con una bella esposa sería una fiesta redonda.- Sonrió mirando a Alyra. -Y vos, ¿qué esperáis?

no podía determinar si Bernard era realmente consciente de lo que pasaría, o quizás ella era demasiado pesimista y desconfiada, pero fuera o no, agradecía sus buenas intensiones, ojalá fuera algo tan sencillo como fiesta, comida y alegrías, pero estaba segura que no lo sería. Esa noche y los posteriores días, serían un campo de batalla, y ella debería probar que estaba capacitada para estar presente y luchar con las armas de la diplomacia.

— solo espero que mi gente, todos aquellos que dependen de la casa de Vaelys queden en buenas manos, ya sean noble a o plebeyos, porque aquí no sólo se verá con quien compartiremos el lecho  hasta el último dia de nuestras vidas, sino que se decidirá el destino de demasiadas personas, y eso es mi prioridad — respondió con total sinceridad — ni siquiera creo que hablemos de amor, el amor no se da de la noche a la mañana, se da por el conocimiento, por eso desearía que mis hermanas tuvieran más tiempo para conocer a sus futuros esposos, en especial Lenia, pero aquí existe premura en el tiempo, y creo que todos somos conscientes de eso, por eso no me molesta que los nobles que vienen sólo estén pensando en la fortuna, la fortaleza o mejorar sus posiciones, no... creo que es La postura más sensata, si de paso encuentran a una buena esposa, eso es algo extra, y si encuentran el amor, eso sería una verdadera bendición — ahora lo miró a los ojos, la fría cuarta hija de ml señor  tenía una mirada intensa, una mirada que podía intimidad o despertar admiración por la fortaleza y convicción con la que actuaba.

— así que... Ser Bernard, ¿nos quedaremos en las bromas y el vino, o jugaremos está partida?... — dejó la pregunta el aire, esperando su reacción, pero luego soltó una risita traviesa — por el guerrero, sería más sencillo si fuera una justa con espadas ¿no cree? Así podríamos saber a quién nos enfrentamos pero ahora, solo podremos ver caras sonrientes y oír parabienes, pero la sinceridad será un bien preciado, aunque confio que usted y su hermano mantengan la lealtad en esta casa más que hacía mí, siempre ha sido así, además no es solo lealtad la que se comparte, sino amistad, y eso, mi señor, es mucho más apreciado — suspiró, "eso" la entristecía, no podía obviarlo pero si disimularlo.

— pero bueno, reitero mi pregunta, a pesar de ser majadera pero... ¿que espera realmente de esta fiesta, ser Bernard? — ahí, su mirada sobre él, buscando la sinceridad del hombre.