Partida Rol por web

hermana, señores, lady Astrid

No le pasó inadvertido la maldad en esa frase al no querer introducirla en el concepto de "hermana". No se enfadó, ni frunció el ceño ni nada. Simplemente inclinó la cabeza, despidiéndose de su hermana. La falta de educación seguía faltando en ella. Podrían llevarse a matar y no tener relación nunca, pero delante de los invitados había que saber comportarse. Y esas faltas de educación no deberían estar permitidas. Pero como la educación de sus hermanas no estaba en su mano, al menos de momento, lo dejó pasar.

La llegada del septón hizo que Astrid tuviera ganas de alejarse de allí. No había terminado de abrazar la religión de su padre, prefería mil veces antes la de su madre, aunque ahora sabía más gracias a ser Galbart. No le gustaba que su padre las obligase a hablar con él cada vez que se le antojara. Y mucho menos que su padre tuviera que enterarse de todo lo que pasaba por sus cabezas... Porque estaba convencida que el septón Tiziano acudía a su padre rápidamente después de las conversaciones mantenidas con ella y sus hermanas.

Observó, sin hablar, pero con educación, al anciano que quería hacerse el amable, pero para ella no lo conseguía. Alyra se fue con él la primera Para ser la más bruja, tendrá mucho que contarle pensó, pero pronto regresaron. O al menos el tiempo pasó con velocidad.

Lo mejor era quitarse eso cuanto antes

Yo misma, septón, si a Lenia no le importa se acercó hasta él, pero sin tocarle. La gente tan mayor le daba un poco de grima.

Tiziano esbozó una sonrisa con su anciano rostro cuando Astrid accedió a ir - Sabia decisión, caminemos entonces - dijo y estiró su mano, pero ésta quedó en el aire y el Septón comprendió rápidamente que ya no estaba con Alyra. Su sonrisa continuó inmutable y saludó con un gesto a los demás. Esa dama era la heredera de Lord Vaelys y entre ellos había habido siempre un mutuo respeto, aunque poco expresivo tal vez. Mientras se alejaba miró a Lenia y sonrió  con complicidad, has logrado algo de tiempo, pero igual serás la próxima, pensó.

Caminaron en silencio unos cuantos pasos, avanzaban por igual pero distanciados una palma, cada uno sumido en sus pensamientos. Cuando Tiziano se aseguró que ningún oído indeseado pudiese escucharlos, comenzó a hablar - Astrid, lamento interrumpirte y no esperar al consejo para hablar ciertas cosas contigo, requieren discreción y buen juicio, y los Siete te han bendecido con ambas cualidades. Tu padre está enfermo y lo mejor que nos puede suceder hoy es que una de ustedes se case, de ese modo él estará tranquilo los días que tenga por delante, rezo para que sean muchos pero no está en nuestras manos decidirlo. De todas tu eres la mayor y la mas preparada, estas participando junto a mi del consejo y estás al tanto de muchas cosas que tus hermanas ignoran- él sabia que ella era consciente de todo eso y que no tenía la paciencia para escuchar lo que ya conocía, así que detuvo su paso y con seriedad la miró a los ojos - El lugar que te corresponde por derecho corre peligro. Hay dos personas que pueden quitarte lo que es tuyo, tu Padre no puede influir, no corresponde, pero tú si puedes y si consideras que necesitas ayuda, estoy a tu servicio. Sabes de quienes hablo?- se quedó en silencio, esperando la respuesta. Era una mujer orgullosa, sin duda no aceptaría desconocer la respuesta, pero esa información podía ser valiosa y cambiar su destino, y el Septón optó por tirar de la cuerda y ver como reaccionaba.

Devolvió la sonrisa a Astrid, aunque no sabía cómo interpretar aquello.
¿Prefería que no fuese suyo porque no le había gustado? Aunque el hecho de que lo llevase puesto le hacía decantarse más por la segunda opción. Que ella no le veía como el hombre que era, si no como un amigo, como el cuñado que estuvo a punto de tener. Alguien que podía ser muy cercano pero que no valoraba como posible esposo.
Por esta razón aunque su boca sonreía su mirada tenía un aire triste.

Bajó por un instante la mirada al suelo, observando como los pies avanzaban, primero uno, después el otro, al caminar paseando por los jardines. Tardó unos segundos en recuperar su compostura, pero cuando se sintió preparado volvió a alzar la vista al frente.
Su hermano estaba ridículamente adornado con flores en la barba. Bernard reía y bromeaba sin importarle, Tyler sabía que no veía amenazada su virilidad, aunque muchos hombres lo sentirían así. Esbozó una sonrisa pensando en el contraste de ver a Bernard con esas pintas, riendo y bromeando con Lenia, y el Bernard que blandía su espada con fiereza y luchaba sin perdonar un golpe.

No podía negar su sorpresa. Esperaba un sermón por parte del septón, hablando de las bondades humanas, y los beneficios de adorar a los Siete como él y su padre. O quizá esperaba que fuera libre de cargas a la ceremonia, incluso aconsejarla qué no debía permitir a un hombre... Pero no esa conversación.

Quizá veo enemigos donde no los hay, septón, pero veo a más de dos personas. Todas mis hermanas son una amenaza, en especial Alyra o Tabitha... Quizá incluso Lenia, no deja de tontear con todos los hombres que se le cruzan alzó la cabeza a modo de resignación, compungida por la actitud de su hermana.

También conozco la posibilidad de Ginevra, y se rumorea que algún bastardo pudiera presentarse en la fiesta, arruinando todo.

Se detuvo para mirar a los ojos al septón. No le agradaba, pero sabía reconocer que alguien con información era valioso para sus planes. No se podía llegar a ser una gran señora, o incluso una reina, estando sola. ¿Quiénes son esos peligros de los que me hablas?

El cruce de miradas puso en evidencia algo que los unía, y tal vez ambos ignoraban del otro. Inteligencia. Un don que los Siete repartían a cuentagotas en el Poniente, y esa casa no era la excepción. Afirmó con la cabeza y comenzó a avanzar, satisfecho, la mujer había mantenido su orgullo y a la vez estaba dispuesta a aceptar ayuda, eso era un signo de madurez, equilibrar el liderazgo y la humildad no era fácil, y ambas virtudes eran necesarias para gobernar.

- Tienes enemigos, y si vas a ser quien gobierne, tendrás aún mas. No es malo, el que anda en caminos rectos los tiene siempre. Pero no todos los que estamos a tu lado somos tus enemigos, Astrid, tendrás que elegir en quien confiar. Tus hermanas podrían casarse antes? Dudo que ninguna de ellas cuestione directamente los privilegios de tu primogenitura, además tus padres no lo permitirían, es cierto que también tienen derechos, pero ninguna atentaría contra ti. Conoces el testamento tan bien como yo. Sin embargo, como bien dices, hay mas personas con derecho que sí estarían dispuestas a hacerlos valer. Ginevra es una, ha sido siempre muy dedicada a todas ustedes, y creo que tienes claro el amor que tu madre le tiene, y que yo mismo le tengo, pues es un ejemplo de devoción. Si Lady Vaelys me solicitara casarla, no podría negarme, me entiendes? Ella podría devolver la soberanía de las tierras Blackwood a quien estaba destinada a ser su soberana cuando nació. Pensadlo, yo no puedo hacer mucho al respecto, eres tu la preferida de tu madre, pero me temo que si Lady Myriah tiene que elegir entre ambas, tal vez elija a su primogénita - dijo y guardó silencio, Astrid era inteligente, lo había confirmado, y sabía que entendería que no tenía la preferencia de su madre frente a la ama de llaves. 

-Aún con todo ello, Ginevra es una buena mujer y de casarse antes sería generosa con toda la familia. Sin embargo tu padre invitó a su sobrino Eric, el testamento lo menciona directamente. Él es el bastado heredero, todo será suyo si ningún otro se casa antes, sea una de ustedes, sea Ginevra o sea algún otro primo anónimo que desconocemos. Es un tema delicado, probablemente guarde rencor hacia tu padre. No descarto que quiera matarlo esta misma noche, y si lo hace, heredará. En su lugar, no harías lo mismo?- miró con tristeza, los corazones de los hombres podían llegar a ser muy crueles si de poder se trataba, la ambición solía cegarlos si no estaban templados por las virtudes divinas - Es mas, puede que quiera matarme, soy yo quien puede darle validez ante los Siete y ante Desembarco del Rey a tu matrimonio, eliminarme a mi y a tu padre lo convertiría inmediatamente en soberano. O aún peor, presionarme para que lo case a él antes que a ustedes, imagina si tomase de rehén a una de ustedes, los Siete no lo permitan, yo no tendría otra opción que acceder. Y él, a diferencia de Ginevra, no tendría piedad con el resto de la casa-

Su rostro estaba serio, era un hombre de fe, pero no un iluso, sabía que estaban frente a una gran complicación - Creo que es hora que dejemos las charlas adolescentes que tanto le gustan a tus hermanas para otra ocasión, y resolvamos los temas importantes de tu familia, no crees?- dijo, extendiéndole la mano para que lo ayudase a caminar, un gesto de unión que podría o no aceptar. El Septón no imponía nada, solo hablaba verdades y facilitaba los caminos, pero cada uno tomaba su propia decisión.

Fue una sensación extraña, una incomodidad, aunque esa incomodidad siempre existía cuando Lady Astrid estaba cerca, y hacia esas miradas, Alyra había logrado convivir con aquello, bueno, todas las personas en la fortaleza de seguro se sentían de la misma manera en torno a la heredera, ejemplo de aquello era como evidentemente dejó la mano extendida del septon que sólo buscaba algo de ayuda para caminar. La sangre de Alyra hirvió, pero mantuvo la compostura, pero su rostro evidenció la molestia, inclinando ligeramente el mentón y entornando los ojos, sólo un poco, para luego ver a ser Tyler, él estaba hablando con Astrid, ¿qué le había dicho?. Esperó que se alejara para poder hablar aunque no se acercaba por completo a su hermana y a los hermanos Risefeller.

Tomó un poco de aire, y sus ojos fueron a otro lado, aún distraída, meditabunda con lo que había conversado con el septón y que le había dejado con un amargo sabor de boca, a pesar del cariño que le tenía al anciano, no aliviaba para nada el dolor que le produjo, o más bien, el dolor que le hizo sentir el constatar las decisiones que debía tomar. Había un enorme peso sobre sus hombros y ahora, ya no sabía si lo deseaba. Soltó el aire, y se encontrón con el rostro de Ser Tyler, que había hecho casi los mismos gestos que ella, pero por razones distintas de seguro.

— algo dulce sería ideal para completar esta mañana preciosa, ¿no creen? — amplia su sonrisa e intenta recuperar la compostura y la solemnidad que siempre la acompañaban, además reparó en la barba de ser Bernard y miró de inmediato a su hermana Lenia, con una sonrisa traviesa, ya parecía estar recuperando el ánimo. Imaginó que había sido Lenia, dudaba que Astrid tuviera algo de dulzura en su ser como para realizar esos juegos inocentes — me encantan sus flores, ser Bernard, hermana, deberíamos poner flores en nuestro cabello, ser Tyler, ¿no se anima a lo mismo? —  como había notado el desanimo en el hombre, pensó que abstraerlo de aquel pensamiento lo aliviaría, como ella lo hacia, intentando despejar la oscura nubes que ahora había sobre su corazón.

Astrid y el septón caminaban lentamente y rezagados del grupo, procurando de este modo privacidad a la conversación entre los dos. A cambio Alyra se animó a acompañarles, al parecer ya no iría al huerto y compartiría unos momentos con ellos, eso alegró a Tyler que asintió cuando ella dijo que algo dulce sería adecuado en ese momento.

Le cogió más por sorpresa la propuesta de prender flores en su cabello. Desde luego las damas estarían preciosas con ellas, pero él...resultaría algo distinto. Además era el representante de su casa, sobre sus hombros recaía lograr y mantener la gloria o la desgracia para los Risefeller. Bernard gozaba de unas libertades que Tyler no tenía, a cambio Tyler obtenía algunos privilegios de los que Bernard no disponía.

Miró a Alyra y sonrió primero dulcemente, después con cierta picardía.

- Ciertamente preferiría que prendieseis un beso en mis mejillas-

Miró también a Lenia, con la misma sonrisa, aunque ambas verían todavía algo de tristeza en sus ojos.

Sabía que había sido un tanto atrevido, aunque no había solicitado nada que desvirtuase a las damas. Quizás ellas se negasen, aunque esperaba que no se ofemdiesen y comprendieran que su petición era un juego inocente, que además levantaría su ánimo.1

Astrid : Yo misma, septón, si a Lenia no le importa 

Lenia alzó la mirada - Oh, no, claro que no - hizo un gesto con la mano para que Astrid entendía que podía ir sin problema.

Septon - Sabia decisión, caminemos entonces -

Lenia comenzó a sentirse extraña, no entendía muy bien porqué, había estado de buen humor toda la mañana pero ahora se sentía algo ... agitada, quizás por lo que Alyra le había contado, quizás por los nervios de la fiesta ... miró al frente y suspiró. Se dio cuenta de que aquella sensación extraña no solamente se apoderó de ella, Ser Tyler y Alyra parecían perdidos también en sus pensamientos.

Alyra : algo dulce sería ideal para completar esta mañana preciosa, ¿no creen?

Lenia se encogió de hombros, había desayunado, no tenía mucha hambre ahora mismo y aquella sensación estaba haciendo que su apetito desapareciera aún más. ¿Que sucedía?.

Alyra :  me encantan sus flores, ser Bernard, hermana, deberíamos poner flores en nuestro cabello, ser Tyler, ¿no se anima a lo mismo? 

 Lenia sonrió, miró a Alyra con cariño, se alegraba de haber recuperado la buena relación que solían tener, no era tan estrecha como la que tenía con Tabitha, pero quería mucho a su hermana - Si - dijo Lenia algo seca, su garganta seguía molestándole, igual debería quedarse callada un rato. Miró al frente y volvió a suspirar.

Ser Tyler - Ciertamente preferiría que prendieseis un beso en mis mejillas-

Cuando Ser Tyler opinió que quizás prefería un beso en su mejilla ... y lo hizo mirando a Alyra, Lenia no pudo evitar sentirse celosa, aunque luego Ser Tyler la miró a ella también. Lenia alzó el mentón con cierto orgullo - Yo ya os prometí el primer baile - dijo intentando que su voz sonara neutral, aunque posiblemente su rostro, que siempre brillaba con una sonrisa, estaba serio ahora mismo. Miró de reojo a su hermana y después volvió a mirar al frente.

Intentó respirar profundamente y borrar el malestar y el enfado que estaba creciendo en su interior, Tyler no era suyo, no podía, ni debía tener derecho a sentirse celosa y tampoco había pedido nada extraño, aunque ir dando besos en las mejillas no fuera tan extraño.

Intentó compensar con una sonrisa rápida, pero Lenia fue consciente de que no fue sincera y le quedó algo forzada. Mordió su labio inferior pensativa y miró de manera intermitente a ambos hermanos y a la suya propia.

pudo ver la tristeza en los ojos del hombre, ¿que era? Alyra se preocupó, ¿había sido Astrid la responsable de esa reacción? Esperaba que no, pero todo indicaba que era la responsable ¿cómo podía tener tanta facilidad para agriar el humor de los demás?. Eso no aliviaba en nada el peso que había sobre sus hombros, al contrario, le daba aún más razones pero que a la larga la hacían sufrir. Ella también miró a los ojos de Tyler, con comprensión y preocupación por su estado, de haber estado en otras circunstancias, le preguntaría directamente, había la confianza como para hacerlo, pero su hermana comenzó a comportarse extraño, sin embargo para Alyra, no lo era tanto, era entendible. Suspiró y sus manos fueron delante de ella, sujetándose, debió tomar una decisión en segundos, decidir cómo responder sin incomodar aún más a Tyler y no molestar a su hermana. ¿Bernard se estaría dando cuenta lo que estaba pasando? Aguardó uno segundos, pero debió actuar.

— ella ofreció el primer baile, eso equivale a dos besos en las mejillas y uno en la barbilla, ser Tyler, — mueve su mano y sonríe mientras habla, — mire cuan bendecido por los siete está que mi hermana haya accedido a engalanar la noche con su compañía y su baile  — agrega, disfrutando de ese instante, nuevamente buscando aliviar el pesar en su pecho — si fuéramos niños, estaríamos corriendo, jugando con cintas y flores — suspiró con añoranza de una infancia ha tan lejana, en donde obviamente todo era muchísimo más sencillo que estos oscuros días donde el resto de la vida se decidía y seguramente, sin la sabiduría que requerían semejantes decisiones.

— pero ahora nos conformamos con flores en nuestro cabello y en las barbas de nuestros amigos — mueve su mano un poco, mostrando su palma, dejando en evidencia lo candoroso del momento y que deseaba que se mantuviera así, apartando las tristezas que había en su corazón y en los ojos de Tyler y el enfado de Lenia, que por cierto, esperaba que comprendiera la oportunidad que estaba desperdiciando en ese momento al estar enfurruñada.

— besos en las mejillas... — repite, para sí misma, celebrando la ocurrencia del hombre, y saltando una pequeña sonrisa, que desapareció en su rostro plácido, de correctos modales y control absoluto de sus emociones.

Astrid escuchó las palabras del septón. Parecía saber más de lo que contaba, pero estaba tentando su curiosidad y su capacidad como líder. Si en el futuro se alzaba con el poder, tendría que lidiar con esa clase de comportamientos. Y, al fin y al cabo, no estaba siendo agresivo, sólo parecía jugar a una partida de ajedres...

Una partida que ella, lady Astrid, futura señora de la casa Vaelys, tendría que ganar. No titubeó cuando el anciano le ofreció nuevamente la mano. No era tonta, y sabía perfectamente lo que convenía. Así que se arrimó al septón y dejó que se apoyara sobre ella al caminar

Por muy buena chica que sea, Ginevra tiene sus propios planes, y en ellos no me incluyen. No puedo pasar de ser la heredera a ser parte de la casa simplemente. Es algo inviable.

Respecto al bastardo, le conocí cuando estuve con los Lannister. Parecía entender muy bien su posición social, y no me dio la sensación del tipo de hombres que entraría en casa ajena como invitado para asesinar. Pero hay mucho en juego, me temo negó con la cabeza mientras andaba lentamente quizá se le pueda ofrecer algo para que se esté quieto. La mano de una de mis hermanas, o quizá que se le reconozca con su apellido, que deje de ser un bastardo dejó que sus pensamientos fluyeran tranquilamente, seguro que era algo que al septón también se le había ocurrido.

¿Qué más problemas ves en el horizonte? La enfermedad de mi padre puede ser signo de debilidad, y los señores pueden alzarse en armas para intentar usurpar su poder.

Esbozó una leve sonrisa a la respuesta de Alyra. La idea de recibir tres besos, uno por mejilla y otro en la barbilla, le parecía muy agradable, aunque al final se había quedado sin ninguno.

Alyra había tomado bien su respuesta, sin embargo a Tyler le pareció que había ofendido en cierto modo a Lenia. Era cierto que ella le había prometido el primer baile, y quizás el solicitar un beso le pareció excesivo por parte de Tyler. No deseaba que el paseo se tornase triste, ni demasiado serio. Quizás ese sería el último día en que pudiesen compartir un momento así, sin más apreocupaciones ni ataduras que las de uno mismo. Deseaba disfrutarlo, y en el futuro ya se vería.

Sonrió a Alyra con afecto, habían compartido momentos inusuales entre dama y caballero, aquello forjaba cierta complicidad entre ellos.

Después miró a Lenia, le sabía mal haberla disgustado. Se acercó a ella.

- Dulce Lenia, lamento si os he ofendido. Permitidme ofreceros mi brazo el resto del camino para enmendar mi error y demostraros que soy un caballero.-  Le dijo mientras le ofrecía el brazo para que pudiese cogerse de él si le parecía bien. Esperaba no haber sido tan desatinado como para no obtener su perdón.

Alyra : — ella ofreció el primer baile, eso equivale a dos besos en las mejillas y uno en la barbilla, ser Tyler, — 

Lenia miró a su hermana y se sonrojó ante la idea de imaginar dándole a Ser Tyler dos besos en la mejilla y uno en la barbilla, desvió la mirada colorada, ¿porqué Alyra había hecho esa referencia?. Después, Ser Tyler pareció pedirle disculpas por algo, Lenia se sonrojó aún más.

Ser Tyler : - Dulce Lenia, lamento si os he ofendido. Permitidme ofreceros mi brazo el resto del camino para enmendar mi error y demostraros que soy un caballero.- 

 - No Ser Tyler, no me habéis ofendido es solo que ... - dijo con la voz nerviosa, mirándole un segundo a los ojos y luego retirando la mirada con vergueza, ¿como iba a decirle que no era enfado si no algo de celos?. Ella no tenía derecho a sentirse celosa, porque Ser Tyler no era de su propiedad.

Lenia pensó por primera vez en la posibilidad de que Ser Tyler eligiera a una de sus hermanas, en vez de a ella y eso la hizo sentir celosa, ¿porqué? apenas le conocía ... pero quería ser la elegida.

- Sois un caballero y gustosa acepto vuestro gesto - dijo volviendo a sonreir, miró a Alyra con la mirada llena de esperanza e ilusión, la sonrisa había vuelto a su rostro. Miró a Ser Bernard, las flores en su barba y pensó que quizás ella había hecho algo poco adecuado también. No era una niña, no podía jugar con cintas y flores, como había hecho referencia Alyra.

Su futuro estaba en juego, el de ella y el de sus hermanas. Lenía debía buscar marido, esta noche debía cerrar un compromiso y sin duda habría cientos de caballeros. Miró a Ser Tyler a los ojos, ojalá fuera capaz de tener valor y decirle lo que pensaba, ojalá pudiera leer sus pensamientos y saber en que posición estaba frente a sus hermanas. Ojalá supiera como iba a terminar todo.

El anciano apoyó su brazo sobre la heredera, no así su peso, no le hacía falta para caminar, era solo un gesto que ambos entendieron tácitamente, no hacía falta que la palabra confirmara esta alianza transitoria en defensa de sus interese comunes, porque sus deberes como Septón no incluían un diálogo político con la heredera, él solo asistía a Lord Rhys en esos temas, sin embargo era momento de adelantarse a los sucesos si ambos querían defender los intereses de la familia.

- Mantener a Ginevra soltera es un tema que creo puedes manejar bien, solo ten presente que es probable que tu madre sea la clave para lograrlo. Lo que comentas de Eric es alentador, siempre es mejor un adversario civilizado. Pero casarlo con una de tus hermanas? Si en la misma noche que tú contraigas matrimonio se casa él con otra hija de Lord Vaelys con los mismos derechos que tu, puede que aún siendo la mayor no heredes, Astrid. El testamento menciona al primero que se case, pero si se casan el mismo día, como asegurar que Eric no hará valer sus derechos frente al Rey, más sabiendo la buena relación que tiene con los Lannister? Su nombre figura en el testamento y serán dos primos casados entre sí, me temo que si eso sucede, él herede la casa de todos modos- la mente del Septón viajaba rápido, los anños habían deteriorado su cuerpo, pero su pensamiento era mas agudo- Sabes si él conoce el testamento? Tal vez si ignora los detalles, se conforme con que tu padre lo nombre  Caballero y darle su  apellido como sugeriste. Casarte con él sería otra alternativa... - dijo y se quedó en silencio, la opción era la mejor desde el punto de vista político, la menos riesgosa, pero ni sería la mas santa a los ojos de los siete, ni sería lo mejor para Astrid, ella pasaría a ser un títere de ese hombre.

- No quiero ni debo entrometerme en tus decisiones, pero tu matrimonio no va a estar teñido de amor y de fantasía como el de tus hermanas, Astrid. Tu entiendes las fortalezas y debilidades de esta casa y las responsabilidades del poder. Tu padre lo entendió y unió dos casas bajo su matrimonio. Podrías hacer lo mismo si quisieras, al casaros con un Lord de otras tierras podrían fusionarse las casas, aunque probablemente el apellido se pierda. Podrías casaros con Eric, como mencioné, y asegurarte tu gobierno, aunque el costo personal sería alto. Podrías honrar la memoria de Sir Risefeller y casaros con su hermano, es un fiel servidor de tu padre y toda la casa te respetaría, con ese matrimonio podrías imponer tu apellido y gobernar con libertad, pero necesitarías que tus hermanas se casen con algún Lord para lograr el apoyo de los vasallos- se detuvo de repente y habló con mayor lentitud - Disculpa, solo hablo de este modo con tu padre cuando me solicita consejo, así he contribuido a muchas de sus desiciones, pero tal vez no sea ese mi lugar contigo. Mejor piensa estas cosas, y si quieres que volvamos a hablar del tema solo tienes que decirlo y ahí estaré -

-En cuanto a la enfermedad de tu padre, no es debilidad, es parte de la vida y es designio de los Siete, por algo sucede lo que sucede. Pero Astrid, si entiendes lo que te he dicho antes, tú eres la clave para la fortaleza de esta casa, si eliges adecuadamente quien te acompañe, y superas los obstáculos que se interponen en tu camino, entonces esta casa será aún mas fuerte, no lo dudes. Sin embargo hay un problema mas, ya que lo mencionas... el Targaryen- al mencionar ese apellido sabía que el Rey castigaría a Lord Vaelys. Bastaba con que alguno de los invitados se enterase que lo tenían en la casa sin haberlo comunicado a Desembarco del Rey para que la ruina cayera sobre todos. El calabozo no haría gran diferencia ante la ira del Usurpador, y entonces podrían perder todos los títulos de nobleza, en el mejor de los casos.

Astrid caminó junto al septón Tiziano sin dejar de sentir que la partida había comenzado y que las piezas estaban en juego. En esos momentos, ella era la pieza clave. Era la Reina, la pieza más poderosa del ajedrez. Y tenía que actuar con mucha astucia antes de verse derrotada. Eso no podría consentirlo

Se que casarme con el bastardo es una opción buena, pero también puede ser causa de desgracia. Me casaría con un bastardo. No creo que aumentar la historia de bastardos de esta casa sea realmente lo mejor, septón Su cabeza no dejaba de dar vueltas. Estaba muy claro que ese tema lo había pensado detenidamente. No me refería a casar a Edric esta misma noche, pero veo su problemática. Si se quiere casar con una de mis hermanas, tendrá que ser en el futuro, cuando mi poder esté asentado y nadie pueda discutirlo y aún así, dudaba. Ella también tenía muy buena relación con los Lannister, pero la habían echado de su hogar en cuanto su hermano había enfermado. Quizá esa buena relación sólo existía en su cabeza.

Respecto a los hermanos Risefeller, es una de las decisiones más acertadas. Al fin y al cabo, se definió mi matrimonio con uno de ellos. Es necesario que esa alianza y fortaleza siga viva, ¿no cree? Sabía que parecía fría con sus palabras, pero no podía permitirse hablar con el corazón, tenía que mantener la cabeza bien fría para no perder la perspectiva. Además, me permitiría quedarme en mi hogar, y no tener que mudarme al hogar de ningún otro señor. Sí, creo que sería lo más acertado.

Disculpa, solo hablo de este modo con tu padre cuando me solicita consejo, así he contribuido a muchas de sus decisiones, pero tal vez no sea ese mi lugar contigo. Mejor piensa estas cosas, y si quieres que volvamos a hablar del tema solo tienes que decirlo y ahí estaré -

Septón Tiziano, estamos construyendo un futuro. Es necesario todas las ideas y contribuciones posibles, pues hay mucho en juego. Si en algún momento siento que se excede, se lo haré saber. Pero por favor, no se coarte.  y de pronto, le vino una idea a la cabeza ¿Le suena la Orquídea Púrpura?

Sin embargo hay un problema mas, ya que lo mencionas... el Targaryen

Soy muy consciente de ese problema Astrid se sentía muy frustrada ante el Targaryen. Le gustaría acabar con él, o al menos alejarle de su casa. Su padre, al permitir su acceso, les había puesto a todos en apuros. ¿Qué sugiere con él? Mis ideas son, siento decirlo, muy funestas. No quiero que esté por aquí, pues toda la casa Vaelys está en peligro por su culpa. Mi padre no hizo bien, siento juzgar sus actos.

Las palabras de Lenia le reconfortaron. Le sonrió amablemente cuando ella se prendió de su brazo para después caminar acompasados.

-¿Cuánto tiempo hace que tenéis a Noche?- Se interesó. 

Ya no debía faltar mucho para llegar a los establos, de paso saludaría a Austin. Se preguntaba si Alyra también acudiría a ver a Indómito. 

Sonrió a Bernard, ¿hasta cuando pensaba llevar esas flores en la barba? Empezaba a imaginarlo cenando en la fiesta con ellas.

¿Por qué estaba Tyler cabizbajo? ¿Qué le había dicho Astrid? Estas preguntas rondaban la cabeza de Bernard mientras caminaban, pero no le preguntaría delante de todos.

Cuando pidió besos a las dos hijas y fue educadamente rechazado, Bernard se sorprendió y no pudo evitar una leve carcajada. Dio un suave codazo a su hermano -Tyler, debe ser la primera vez que te niegan un beso. ¿Cómo se siente?

Cuando Alyra halagó sus flores, Bernard sonrió -Gracias, es la primera era vez que llevo algo así.- Miró a su hermano. -Aunque no sé si te lo recomiendo. Empieza a picar.

- La orquídea Púrpura? Es una hermosa flor, si, pero no llego a darme cuenta a que te refieres, Astrid- contestó, intrigado por el comentario. Se quedó pensando en todo lo que la heredera expuso y se sintió libre de brindarle su opinión. 

- En cuanto a lo que dices de los casamientos, creo que hay algunas cosas para considerar en mi opinión. Tus hermanas, por ejemplo, que yo diga que no están dispuestas a actuar en tu contra, no significa que carezcan de inteligencia, después de todo comparten la misma sangre que tú. Si llegan a ser prometidas de Eric, querrán casarse esta misma noche, sin duda alguna, pero el carácter de ellas no está a la altura para contenerlo, y será él quien nos gobierne. Mi sugerencia es que hablemos con Lord Rhys, tal vez en el consejo para conseguir el apoyo de otros, y le demos el apellido y un título de caballero o incluso un rango importante dentro de la casa, pero por ningún motivo le revelemos los detalles del testamento ni permitamos que se case con ninguna de ustedes. Esa es mi opinión, lo mas sabio a los ojos de la Vieja-

- En cuanto a Sir Taylor, es un buen muchacho, la mas noble elección de tu parte, el Padre estaría satisfecho si eliges de ese modo. Y si tu aspiración es solo liderar esta casa, entonces es la mejor opción y comenzaré a con los preparativos, todo ello en secreto hasta lo anuncies, por supuesto. Sin embargo debo decir que si deseas ser todo lo que podrías ser,  si deseas acercarte a la reina Lannister, si deseas ir aún más lejos de lo que tus padres soñaron, entonces tal vez casarte con el Lord de otra casa podría significar no solo que te hospedes en otro castillo, también tus tierras se duplicarían, las casas se fusionaras y tu posición ante Desembarco del Rey pasaría a ser otra completamente diferente, esta opción estaría bendecida por el Guerrero, si es que estas dispuesta a luchar por ese lugar. Pero para ello deberías elegir a un candidato adecuado, si decides este camino tal vez podría brindarte un consejo mas apropiado esta tarde, una vez que sepa mas sobre cada uno de ellos- nuevamente la elección quedaba en ella, el Septón sabía que si se movía con inteligencia, no había techo para esa mujer.

- En cuanto al hijo del Rey loco, no soy quien para juzgar las decisiones de vuestro padre. Los hechos parecen indicar que él de alguna manera lo está protegiendo, traicionando los intereses del Rey Robert. Si tu voluntad es la misma, y van a apoyar la causa Targaryen entonces debieran moverse con total cautela o estaremos todos perdidos. Si no es así, y optas por ser leal al Rey actual, entonces creo que habría que notificar a Desembarco del Rey de su captura y entregarlo, si eso ocurre entonces la presencia del príncipe, lejos de ser una complicación, podría ser una fortaleza para vuestra casa, y el respeto de vuestros vasallos se elevaría si el Rey Robert te agradece públicamente- la vida del Targaryen pendía de un hilo, el Desconocido estaba sobre él tan cerca como lo estaba de Lord Rhys, y Tiziano respetaba los designios de los Siete en todo momento, le gustase o no.

- Lady Astrid, no soy un Maestre, tampoco un cortesano, mis palabras se inspiran en conocer a las personas, conocer a vuestra familia y comprender los caminos de los Siete. Eso es todo lo que puedo ofrecerte, pero no te quedes solo con mi opinión, simplemente recuerda que puedes contar con ella siempre. Tienes la belleza de la Doncella y la convicción de la Madre, el Liderazgo del Padre y la fuerza del Guerrero, y además cuentas con la inteligencia de la Vieja y la herramientas del Herrero para el arte de gobernar. Estas bendecida por los Siete, solo el Desconocido parece oculto. Es vuestro deseo que él también os ilumine? Deseas abrir las puertas ocultas de tu corazón ante los Siete? Esa es mi función y puedo, si así lo quieres, interceder por tus mas profundas inquietudes - se quedó en silencio y esperó, su último ofrecimiento era el mas sencillo, el que le brindaba a cada uno dentro de ese castillo, pero el Septón era consciente que Astrid no era de las que abrían su interior a nadie, y dudaba que fuera a hacerlo en esa ocasión.