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El Septón guardó silencio mientras escuchaba atentamente las palabras de Alyra, comprendía su angustia y el peso que todo ellos significaba para ella, estaba en un momento de la vida en que la niña y la mujer aún convivían y eso a veces generaba mas confusión que claridad. Era tiempo de que esa dualidad desapareciese, la vida la ponía a prueba exactamente para eso. Y Tiziano estaba agradecido a los Siete por ser él quien estuviese a su lado en este momento, esa niña había sido su inspiración, y tal vez llegase a ser su señora algún día, Lady Vaelys.

- El maestre os diría que resuelvas de a una cosa por vez, demasiadas preocupaciones te están abrumando, Alyra. Sin embargo, los que seguimos el verdadero camino sabemos que a veces la solución de todos ellos reside en un solo aspecto que debemos enfrentar, una decisión, algo en que superarnos, y una vez logrado, todo lo que nos angustiaba pasa a ser un tema menor. Me comprendes?- hubiera deseado abrazarla, calmar sus penas de otro modo, pero éste era su lugar, su pesadilla y su bendición a la vez, ella no tenía idea cuan bien comprendía la situación ese anciano. - Nunca olvides que no estas sola, que los Siete te acompañan. Y no lo digo solo respecto a su lugar de dioses, ni por su poder ni como guías, no solo me refiero a eso. Los Siete encarnan aspectos que todos llevamos dentro, no solo uno, sino todos. Has pensado en ello? Lo que ahora esta delante tuyo requiere de que des un paso muy grande, una decisión muy importante. Dejar de ser niña para pasar a ser mujer, asumir las responsabilidades que la vida te presenta o simplemente seguir soñando. Es algo que está en ti y puedes elegir libremente. Pero si quieres dar el paso, la respuesta a como hacerlo está en los Siete- se detuvo y tomó con firmeza el brazo que Alyra le entregaba. Guardó silencio unos segundos para que asimile sus palabras.

- La Doncella ha guiado tus pasos, representa el punto en el que estas hoy, pero la Madre es en quien te convertirás si aceptas el desafío, ella está clamando por ti ahora mismo. Sin embargo, la Vieja está presente en tu vida, tanto en tu búsqueda de conocimiento como en la sabiduría que se requiere para tomar la decisión mas sabia para ti. Me comprendes? los tres aspectos de la mujer yacen en tí ahora, y necesitas de los tres. Pero no hace falta que te diga cuan cercana eres a tu Padre, se que lo amas y tratas de ser como él, la presencia del Padre en tu vida es fuerte, estas llamada a ser cabeza de tu familia, y no solo eso, el Guerrero habita en ti alimentando la fuerza que necesitas para afrontar este combate con entereza, sin decaer. Pero hay combates que no se resuelven con liderazgo o con espada, sino que requieren el fino y constante trabajo de quien construye su futuro, y el Herrero representa esta cualidad. Comprendes que para lograr afrontar todo lo que me cuentas tienes que encarnar también las cualidades de los hombres? Has sido bendecida Alyra, y en gran manera. Tienes todo lo que se necesita para afrontarlo, me comprendes?- preguntó expectante. Anhelaba que ella entre todas las hijas de Lord Vaelys estuviese a la altura de la sabiduría de estas palabras.

Luego, con seriedad y mirando hacia adelante murmuró - Sobre el desconocido, sin embargo, tenemos mucho mas que hablar, y es tan importante como todos los otros-

No había logrado reflexionar de esa manera, aunque si se había dado cuenta del momento crucial en el que se encontraba su vida, y no solo la de ella, sino, la de toda su casa, la de la historia de los Vaelys y como debían continuar con legado construido desde cimientos tan débiles como el reconocimiento al valor de un bastardo, pero que había demostrado su valía, tal como ella, Alyra se sentía como el primer Vaelys, que sin tener nada en el mundo, sus actos le hicieron ganarse el favor de los demás y le consiguieron el respeto de su padre.

— me siento tan pequeña, una niña que desea ser adulta — se pone delante del anciano y toma sus manos besándolas con devoción y una profunda estima — me ha leído cual libro abierto, siempre me ha sorprendido la facilidad con la que logra entenderme, a pesar de mis silencios — aun sujetando las manos vetustas de septón, le sonríe, había vuelto la alegría a su rostro lastimado por aquella alergia que la hacia sentir tan mal consigo misma.

— siempre oramos a los siete, según las circunstancias, pero pocas veces vemos la necesidad de actuar según ellos, a pesar de todo lo que estudio, debo orar a la anciana para poder actuar con sabiduría y sin soberbia y algún día ser como usted, Septon Tiziano — suelta sus manos y siguen caminando, ella sujeta su brazo para que pueda caminar mejor el anciano — seguiré su consejo y buscaré tomar esta situación con la entereza que se espera de mí, sin embargo, las marcas en mi rostro siguen siendo... un problema — se encogió de hombros, nuevamente sus mejillas se colocaron rojas de que la viera así.

— sobre el des- el desconocido ¿qué puede decirme sobre él?... sinceramente es el que más siento, y eso me estremece, señor Tiziano — había aprendido la importancia de la muerte en el equilibrio de la vida, sin embargo la muerte que los rondaba, que incluso se podía traducir en la maldición de su familia, estaba cargada de violencia, ambición y venganza y ella deseaba proteger a todos contra el terrible mal que se avecinaba sobre su familia.

Las suaves manos de Alyra tomaron las suyas con fuerza, y la alegría volvió a su rostro, como si de un ángel se tratase. Tiziano apenas podía contener su emoción al ver reaccionarla así, su corazón se regocijaba y se estremecía a la vez, alegría y dolor hasta límites incomprendidos. A veces prefería ser nuevamente un hermano mendicante que reabrir las profundas heridas de su corazón, pero todo eso era parte del interior de un hombre viejo y oxidado, que intentaba hacer algo grato a los ojos de los dioses durante el tiempo que ellos le permitiesen vivir. Continuó escuchando a la hija de su Lord, preocupada por los signos de la pubertad que su rostro mostraba. Luego sobrevino el tema inevitable, el que sabía que iban a tener que abordar.

- Así que la presencia del desconocido te estremece... - pasó una de sus manos por su blanca barba, pensativo - No te culpo, la mayoría no lo comprende, pero como te he dicho, los Siete son parte de nosotros, no solo los seis, comprendes? También él está en ti, pero no lo conoces. Te diré algo que todos saben pero pocos piensan en ello, porque así son las verdades de la vida, están delante de todos pero pocos las comprenden. Cuando un Caballero muere, el Guerrero lo acompaña, cuando un Maestre muere la Vieja se hace presente, cuando un Rey muere el Padre acompaña su espíritu, entonces... porqué se asocia al Desconocido con la muerte? Eso es en parte cierto, pero no completamente. El Desconocido representa lo que no sabemos, aquello que no tenemos el más mínimo control, aquello que viene a nosotros sin avisar o se nos arrebata sin pedir permiso. La muerte es una de esas cosas, pero no la única manifestación del Desconocido sino solo una mas de sus bendiciones - la miró fijamente, con el rostro relajado, y se dio cuenta que lo que decía no era del todo claro aún - No solo el fin de nuestros días en incierto, también lo es si tendremos hijos o si la cosecha será abundante o si subiremos de peso o si lloverá o incluso si nos saldrán granos en la cara - sonrió quitándole importancia al rojo sus las mejillas - Es justamente por esa incertidumbre que existe el coraje del guerrero y la fe de los septones, porque si el resultado del combate se supiera de antemano de nada serviría la valentía, y si nuestra vida estuviese hecha a base de certeza no conoceríamos la fe. El hecho que haya incertidumbre, que no podamos ver mas adelante de nuestro presente, esa es la bendición del Desconocido, y es por ello que podemos desarrollar las virtudes necesarias para saltar al vacío, para avanzar por aquello que realmente queremos aún sabiendo que tal vez no lo logremos, y por sobre todo nos enseña a ser humildes, porque nadie, por grande que sea, puede ver mas allá del velo del Desconocido, y eso nos recuerda nuestra pequeñez, en su presencia tanto el Rey como el mendigo son iguales. Así que no temas, Alyra, todo lo contrario, aprende a ver al Desconocido en tu interior y usa su fuerza, porque sin él estarás incompleta- sus ojos estaban cubiertos de lágrimas, pocas veces había hablado con tanta claridad, de hecho pocas veces había visto las cosas de ese modo. Esa mujer frente a él sacaba lo mejor de su interior y permitía renovar sus convicciones, ella que era la imagen de otra mujer que en otro tiempo hizo temblar su fe, ahora era quien la hacía más sólida que nunca. Esa niña sería la heredera de su querido Señor si los Siete seguían bendiciéndola, y no ahorraría palabras para animarla a tomar las riendas de su destino e ir por él.

- El Desconocido te completará. No es casualidad, él te ha bendecido aún más de lo que piensas, porque los Siete me han permitido ver que si asumes el riesgo heredarás la casa de tu padre, pero eso implica que alguien que aún no conoces tome tu mano - su mirada cambió completamente, acababa de abrir una puerta que solo la inspiración divina le había permitido ver, una vedada a todos menos a ella, una que estaría abierta poco tiempo pero podía cambiar la historia de esa familia y sus tierras.

Las misteriosas palabras del hombre las comprendía, ese tiempo de aprendizaje le ayudaba a seguir los razonamientos del septon, aunque a veces demasiado escatológicas, como esta enseñanza, aún así, lograba entenderlo o creer hacerlo. El Desconocido, como dijo, era el que más presente estaba en esos días, pero ¿cómo reconocerlo en ella si no había que orarle?, no, no era ese el sentido, los siete son uno, uno, son los sietes, en todas sus facetas, dentro de cada fiel. Era el tiempo del desconocido, y no había que temer, sino que tomar el riesgo, o eso comprendía de las palabras de su maestro.

sin embargo aquello le desgarraba el corazón, había una promesa que había hecho, su corazón aguardaba entre las manos de alguien que ya conocía, ¿tendría que pedir que lo devolviera?. Suspiró, entornó la mirada, lo desconocido y el arriesgarse.

— un salto de fe... — musita, con la mirada perdida en un punto cualquiera — un acto de fe a lo desconocido — levanta la mirada hacia el anciano, había un brillo distinto en sus ojos, como si hubiera encontrado una razón para continuar, y lo peor es que no existían más razones que el arriesgarse, — señor Tiziano, deseo ser la heredera de mi padre, deseo ser como el primer Vaelys, pero sólo si soy digna de esto, pues... si bien siempre he deseado el reconocimiento y el amor de mis padres, no deseo esto para mí, sino... sólo para honrar a los siete y sus bendiciones, no busco más, — era sincera, y aunque a veces se sentía demasiado egoísta y arrogante de creerse mejo que la legítima heredera, también sabía porqué lo hacia.

— aunque en este salto de fe, pierda el corazón — los ojos de la joven se llenaron de lágrimas, pobre joven, oraba a la Doncella sus bendiciones, pero al final del día, era Madre la que guiaba sus pasos, pues, deseaba ser la guía de todos aquellos vasallos de Vaelys,sin embargo, creía que si honraba a los dioses, la bendecirían con el amor y su alma que se jugaba en aquel salto de fe a lo desconocido.

El Septón pudo sentir el pesar de Alyra aunque no sabía de que se trataba, hasta que terminó su frase. Romper tu corazón, jamás!, pensó de inmediato y abrazó a la doncella cuando se quebró y brotaron sus lágrimas. Que he hecho? se preguntó, lamentándose por el dolor que sus palabras habían causado. Aún no era la mujer que pronto sería, y hubiese preferido que todo fuese mas suave para ella.

-Alyra, no estas obligada a nada. Tu padre te dio la libertad de elegir y los Siete también, no te sientas presionada. Una parte de ti busca ser la heredera, no por ambición, lo entiendo, sino por llamado, porque te has preparado para esto desde siempre. Pero para ello necesitas dar un paso de madurez y encontrar en tu interior la fortaleza de los Siete, e ir en busca de ese desconocido que puede ayudarte. Sin embargo, otra parte de ti esta llena de ternura y es frágil, y prefiere ceder su lugar a una hermana antes de herir el corazón de aquél a quien prometió su amor, aunque esto haya sido en el pasado, en otro tiempo y con una Alyra diferente a la que hoy eres. Puedo saber quien es el agraciado? - preguntó con prudencia, temiendo entrometerse en algo personal - Esas promesas son delicadas y volátiles, por eso solo valen las que se hacen frente a los Siete, justamente porque el corazón suele cambiar de opiniones y solo se compromete cuando todo su espíritu lo apoya- habló con calma, tratando de contenerla lo mejor que podía.

- Decide con calma, no te presiones, busca en tu corazón. Cuando estés lista, búscame y si lo deseas, hablaremos del desconocido que hoy vendrá, y sino bendeciré el matrimonio que te haga mas feliz, nadie tiene porque sufrir. Eso si, no hables sobre esto con tu familia, no es por desconfianza pero se preocuparán e incluso puede despertarse una competencia que no será sana - luego giró hacia atrás, para comenzar su camino de regreso, el cual sería largo y lento como el que habían recorrido. - Por cierto, hablaré con el Maestre para que prepare un ungüento para tu rostro, ve a buscarlo a su laboratorio después del almuerzo. Tal vez ese hombre sabio tenga otro punto de vista sobre el dilema, él y Marvin conocen bastante mas que yo de leyes y temas de gobierno- le dijo, reflexionando.

Alyra se quebró, y las lágrimas salieron de sus ojos, más aun cuando el anciano la abrazó con tanto amor, dándose cuenta de la forma en que la joven se quebraba ante el deber y el querer, y cómo por dentro de destruía, como aquel día era como un luto, de ahí que sus ropajes fueran negros. Alyra era consciente de lo que pasaría y eso la hacía sentirse así.

— le prometí que encontraría la forma de estar con él y ser la señora, y que lucharía por lograr eso, pero él sabe que el destino me llama a ser por lo que tanto he trabajado, por lo que tantas noches me he quedado en vela y cuantas veces terminé lastimada por las instrucciones de mi padre, y aun así me queda tanto por aprender — se separó del hombre, con el que sentía confianza y aprecio — he orado a la Doncella que nos proteja, que nos ayude, pero sé que es demasiado... difícil, que... que es un sueño — temía hablar, decir su nombre, pero era Tiziano, en él, en Marvin y Fiona confiaba ciegamente —  es Evan, él es el dueño de mi corazón —  nuevamete la lágrimas salen de sus ojos y llora en el pecho del hombre.

— pero sé cual es mi llamado y no puedo... no puedo desatender el llamado, haré lo que me pide, lo que me señala, pero... duele... este día es el día de mi muerte. aunque quizás, con la bendición de la doncella, aún existan esperanzas y mi felicidad verdadera pueda concretarse... — las lágrimas seguían brotando de sus ojos, pero había certeza en sus palabras, la decisión estaba tomada, lo estaba desde hace mucho tiempo. — el futuro de la casa Vaelys no puede depender de los simples designios del corazón, de solo los caprichos y de los sentimientos, no, su futuro depende de la seguridad y de la fortaleza que tendré, que tengo porque a pesar de que mi alma se desgarra en este momento, mi felicidad está unida a mi nombre y a su destino, no puedo egoísta y so velar por mí misma y aunque peque de arrogante, me he preparado para esto más que mis hermanas, porque una señora no sólo debe saber de buenos modales, sino debe sabe tener una espada en una mano y en la otra la balanza... así es la vida de los llamados a gobernar — sentencia,  y seca sus lágrimas recuperando la serenidad, ese llanto era el de una niña, pero tras ese suspiro, buscaría ser una mujer, enterrar sus sentimientos y dar el salto de fe.

— buscaré los ungüentos, espero que me ayuden, porque si me encuentran feas los señores invitados, mis planes llegarían hasta ahí tan solo — intenta sonreír, amaba a Evan y aun podrían haber esperanzas, pero si quien la ayudaría sería un desconocido, lo veía tan difícil, además, su temor hacia los sientes la hacía hacer obediente, a pesar de la libertad de la que hablaba Tiziano, sabía que su camino no podía ser sencillo. Nunca lo había sido.

Se alegró al escuchar que el corazón de esa noble muchacha estaba en manos de un hombre simple y de buenas intensiones - Evan, un buen hombre. He hablado con él esta mañana - dijo pensativo, él también había abierto su corazón pero no podía compartir sus palabras con nadie, ese era su voto - Si te unes a él, estoy seguro que aceptará y que serán felices. No serás tu quien gobierne la casa sino una de tus hermanas, pero tendrás una bella familia. Y si crees al igual que yo, que eres la más adecuada para gobernar estas tierras, entonces te invito no solo a que vayas por el desconocido, sino que busques entre tus hermanas a quien sería más adecuada para el corazón de ese a quien tanto quieres, para que encuentre consuelo y no se entristezcan sus días - dijo, levantando la vista hacia dónde estaban las otras dos hijas de Lord Vaelys. Los Siete también le habían mostrado el futuro de todas ellas, pero lo guardó para él.

Era claro que no habían esperanzas para su inocente amor, las palabras del septon eran absolutas, por un lado, estaba la vida sencilla junto al hombre que amaba, y en la otra, el destino de su familia y de sus propios sueños.  Su mano fue a su corazón, dolía, todo en ella sufría, sufría tanto, y miró hacia donde estaban sus hermanas.

— Lenia, ella gusta de él, Evan no la aceptado, sólo en ella puedo pensar, pero ella se está enamorando de ser Tyler...— seguía presionando su pecho, abrazándose así misma — siempre supe que en esta unión, que en esta fiesta, no habría amor, sino política y negocios — suspiró profundamente — pero dígame algo... maestro, sólo una cosa...de la mano de ese desconocido al que debo buscar...¿habrá... amor para mí? — su mirada había perdido todo el brillo que antes había visto el hombre, parecía resignada a su decisón, no había alegría, sino solo desazón y tristeza por el amor al que tendría que renunciar.  

Asintió al escuchar sobre Lenia, en ella la Doncella era fuerte y la Madre aún no había despertado. Luego respondió - Hija mia, el camino del Desconocido es pura incertidumbre, si buscas certezas solo encontrarás frustración, pero ten presente que trae consigo la esperanza.Te digo algo más, si despiertas a los Siete en tu interior, como hoy hablamos, entonces aquello que te propongas se dará. Incluso el amor - Pensó en insistirle en que podía elegir a Evan si así lo deseaba, pero se dio cuenta que en el fondo ya había elegido, aún antes que se encontraran, porque su anhelo mas profundo era ser la líder del lugar y no una doncella enamorada. - Tómate tu tiempo, es un hermoso día. No decidas nada antes de ver al Maestre y hablar con Marvin, pero luego búscame, de acuerdo? Por cierto, cual es la flor que mas te gusta?- dijo cambiando de tema para alejar el dolor del puro corazón de la muchacha.

— Vaya día hermoso —para Alyra no lo era, se había ocurrecido todo, había perdido cualquier esperanza en lo conocido pero no había marcha atrás —  hablaré con ellos pero ya no hay mucho sobre qué hablar, pues, estoy segura en lo que debo hacer — debía dejar de quejarse, debía superarlo aunque tendría que hablar como Evan y romper su corazón, eso sería otro martirio, ver cómo aquel que la amaba, terminaba odiándola. 

— ¿mi flor preferida? — realmente la pregunta la hizo dejar su pesadumbre — el jazmín es mi flor preferida — de todas las preciosas flores, ella prefería la sencilla flor del jazmín, — ¿por qué lo pregunta? — ladea un poco su cabeza, intrigada por la curiosa pregunta.

Ser Tyler : Noche también es un nombre muy adecuado. En cuanto al halcón estoy seguro de que os reportaría grandes satisfacciones. Para la cetrería hacen falta el don de la paciencia y la perseverancia. Quizás algún día yo pueda enseñaros lo que se. He tenido varios halcones, aunque ahora me siento más atraído por las águilas.-

- Bueno es que al ser tan negro, me recordó a esas noches cerradas, mis favoritas - intentó explicar el porqué del nombre de su caballo, luego hablaron sobre cetrería y Lenia parecía contenta, aunque no le pasó por alto la mirada cómplice que Ser Tyler le lanzó a su hermana Alyra.

Ser Tyler : Aunque quizás prefirieseis otro maestro-

- Porqué debería querer a otro maestro - dijo con cierta confusión pero manteniendo la sonrisa - Si podéis enseñarme trucos con mi caballo y ayudarme cuando tenga un halcón, ya tendré más confianza con vos - intentó dejar claro que quería que fuera el quien la instruyera.

Ser Tyler - Estoy seguro de que estaréis deslumbrante Lady Lenia. Y aunque muchos os lo pedirán no olvidéis que me habéis prometido el primer baile-

- Haré cuanto pueda, sin duda - rió y luego se alegró de que Ser Tyler se acordara - Claro, mi primer baile será para vos - Lenia soltó un pequeño suspiro y sus mejillas se sonrojaron imaginando como sería ese primer baile. - Espero que mis hermanas puedan resistirlo - dijo casi en un susurró para que fuera algo cómplice entre ambos.

Lenia estaba disfrutando del paseo y de las conversaciones más que nunca, hasta que llegó el Septón. Ese hombre siempre le había trasmitido sensaciones ambiguas.

Septón Tiziano:  Quien pudiera tener la juventud que ustedes ostentan, creanme que es uno de sus mas preciados bienes -

Lenia se limitó a sonreir con educación esperando a que el hablara con los hermanos, ya que al parecer era con quien quería hablar. Lenia se distrajo mirando a su hermana Alyra y luego el jardín. 

Septón Tiziano - Señoritas, están radiantes hoy, vuestras vidas están a punto de cambiar, y me alegro de poder presidir este importante evento frente a los Siete. Deben tomar desiciones importantes esta noche y la guía de lo alto siempre ayuda, así que iré a visitarlas a cada una durante el día

- Gracias - contestó Lenia con suavidad, era cierto que debían tomar decisiones importantes, ella tenía mucho en que pensar aún.

Alyra :  si quisiera, yo podría ir primero, si a mis hermanas no les incomoda, claro está 

 Lenia asintió - Por mi, ningún problema - dijo con sinceridad, si Alyra quería ser la primera, Lenia no sería quien se interpusiera. Miró a Astrid.

- Tu fiesta será hermosa, Alyra, y verás la Capilla plagada de jazmines- se detuvo y besó su frente con dulzura, no quería verla sufrir -Ánimo. Si lo recuerdas bien tu padre no era el primogénito entre sus hermanos, pero sí el favorito de tu abuelo, y tuvo que sacrificar mucho para llegar a ser quien es. Dime, cambiarías algo de lo que hizo? También recuerda que se casó con Lady Myriah, en su origen fue una unión política que favoreció en gran manera a la casa, pero esa unión creció en afecto y surgieron ustedes, tus hermanos que han partido y vosotras. No te parece que son la alegría de vuestro padre? La vida te puso en un lugar similar al de él, uno que creo que siempre has soñado. Cuando tengas el doble de tu edad y tus hijos se pregunten si valió la pena el dolor que has sentido y el coraje con que hiciste lo que tenías que hacer, que crees que contestarán?- sonrió - La respuesta depende de ti, mi niña - continuó caminando hacia el resto del grupo, concediéndole unos minutos mas. No hacía falta ahondar en las decisiones, ya lo había decidido, pero igual necesitaría tiempo para asentar su corazón. Mas tarde podrían hablar sobre aquél que había de venir.

— mi fiesta... — repitió con desaliento, no, no sería una fiesta, sino un velorio, y el vestido que llevase, sería su mortaja, no habría alegría, porque sentiría que lo habría traicionado y no había peor pecado para ella que la traición. Intentó sonreír, pero apenas pudo tras el beso del anciano en su frente.

— pero yo no soy favorita de ninguno, padre aun añora a sus hijos y aprecia a Astrid y para madre, solo existe Astrid, en el desayuno, y viendo que Astrid no llegaba, inventé que ella estaba indispuesta, así madre podría dar inicio al desayuno y salvar la situación, sé que ella me comprendió, que entendió que la hice para ayudarla, pero apenas llegó Astrid, no solo no la reprendieron como a mí por llegar tarde, sino que Lady Myriah le preguntó directamente si estaba indispuesta porque yo se lo había dicho... Astrid no tuvo tiempo de humillarme delante de todos, gracias a Lady Myriah, pudo hacerlo, ella no guarda ningún decoro en sus preferencias por ella, el resto de mis hermanas y yo, solo somos extras, más yo, que como dama, soy un desastre, dudo que crea que pueda casarme, menos, ser la señora, para ella, la única y perfecta dama es su preciada hija Astrid, que no ha hecho más mérito que el haber nacido primero — odiaba sentirse así, porque identificaba envidia, y era indigno de ella, pero así se sentía — durante tantos años he intentando captar la atención y el amor de ellos, y he trabajado tanto, tanto, porque sé que no tengo méritos por mí misma, pero siento que es ir cuesta arriba, contra la corriente... solo quisiera que me parecieran... más madre, — había tantos pesares en el corazón de Alyra, su inteligencia era su mayor carga, pues ella la obligaba a razonar y meditar las circunstancias y no obviarlas. También, esa soledad y falta de cariño la hacia buscarlo en otras personas, como el mismo septom.

— aguarde, deje limpiar mi rostro, no quisiera que me vieran con lágrimas — llevó sus manos a sus ojos y enjuagó sus lágrimas, respirando profundamente para ocultar lo mejor posible su estado. — ya... podemos ir — le dice al anciano, volviendo a sonreír.

Esperó a que limpiase sus lágrimas - No te apresures, medita dentro tuyo. El camino con Evan es posible y te traerá paz y alegría, y Astrid será quien herede la casa y eso alegrará a tu familia. Claro que te das una idea de como será la vida en estas tierras si eso ocurre...- mantuvo silencio por unos segundos sin mirarla a los ojos, no era el lugar del Septón mostrar ningún tipo de preferencia por alguien de la familia, a los ojos de los Siete todos podían corregir sus defectos - El camino del desconocido es una carga pesada, pero te llevará a un lugar soñado y podrás liderar con justicia, pero será duro, a muchos de los que hoy te rodean no les gustará- Era una decisión difícil para Alyra, y solo ella tenía la respuesta. Avanzó lentamente hacia el resto del grupo, ya había dicho lo que los Siete le habían inspirado.

— lo sé... y eso es a lo que más temo, no puedo dejar a mi gente a su suerte y en manos de ella, no puedo superponer mi felicidad por sobre la de las personas a las que aprecio, sobre toda la gente que depende de nuestra casa, eso sería traicionarlos y traicionarme, por más que ame a Evan, por más que me lastime y lo lastime el separarnos, ese futuro... de paz y alegría, no puede ser más valioso que... el de mi casa y todos — esa era la razón principal de su sacrificio. 

Ahora en silencio, Alyra ayudó al hombre a acercarse a dónde estaban sus hermanas y los hermanos Risefe

la conversación había finalizado, fuera lo que fuera que hubieran conversado Tiziano con Alyra, había dejado una profunda impresión en la joven que se mostraba meditabunda y quizás triste. Venían a paso lento, a la velocidad con la que el anciano podía desplazarse y Alyra era su puntal, pues le había ofrecido su brazo para ayudarlo a caminar, manteniendo su tranco, sin apuros. 

Llegaron ante las damas y los ser, Alyra se mantuvo al lado del anciano, quien ahora de seguro quería hablar con alguno de los presentes, pero sus ojos se encontraban a media asta, definitivamente estaba triste.

Con el consentimiento de los presentes, el Septón había caminado junto a Alyra recorriendo el jardín, y manentiendo una conversación privada en la cual él solo era el mensajero entre el corazón de aquella doncella y la sabiduría de los Siete. Varios minutos llevó el recorrido, su paso era lento pues los años no habían sido generosos con sus piernas, pero eso le permitió darse el tiempo para conversar adecuadamente con ella, la paciencia era una virtud que había llegado a cultivar.

Se acercaron nuevamente al grupo que aún seguía intercambiando palabras y sonrisas. No deseaba entrometerse en lo que hablaban y sabía que había un tiempo para cada cosa, el secreto estaba en darse cuenta si era el adecuado o no. - Alyra gracias, he disfrutado del paseo, ha sido muy grato conversar contigo- dijo mientras dejaba de apoyarse en su brazo - Lenia, Astrid, alguna de ustedes quiere aprovechar a dar un paseo como su hermana o prefieren dejar para mas tarde nuestro encuentro?- preguntó, dando la posibilidad de que sigan con sus cosas de jóvenes en lugar de profundizar en los profundos temas de la fe.

Se mantenía sonriente. Ahora el sol ya brillaba en lo alto y se dejaba sentir su calor. Los rayos del sol provocaban destellos en los cabellos de las damas, algo que a Tyler siempre le había agradado mucho. Cada una era distinta, todas ellas hermosas, cada una con sus cualidades que las hacían únicas. Las largas melenas cuidadas de las jóvenes siempre le habían parecido banderas de feminidad. Eso unido a sus bellos vestidos las distinguía de las demás, resaltando la belleza natural que poseían ya de por sí solas.

Le sorprendió que las noches preferidas de Lenia fuesen las de noche cerrada, aquellas en las que la luna no irradiaba con su luz.
-Sois una dama misteriosa y valiente, si se me permite.-. Le respondió ante eso -Las mías son las de luna llena y cielo despejado. Las sombras me inquietan, nunca se sabe que pueden esconder en su interior-

Quizás las experiencias vividas en la guerra habían alimentado estas sensaciones en el caballero.

Su sonrisa se ensanchó cuándo le dijo que deseaba que fuese él quien le enseñase tanto con el caballo como con el halcón. Le satisfizo esta respuesta.

- Entonces así lo haremos - concluyó como si hubiesen cerrado un pacto.

Asintió complacido porque el primer baile seguía siendo para él.
Entonces, antes de que pudiese responder llegó el septón con Alyra, a ella se le veía algo desanimada y Tyler se preguntó qué le debía ocurrir. Sabía que con frecuencia las charlas con Tiziano tenían un efecto por el cual después uno destinaba un tiempo a la reflexión. Normalmente salían cosas positivas de todo aquello.

Miró a Astrid y Lenia, ¿Invertirían algunos minutos ahora para la fe?

Bernard se sorprendió de que Alyra viniese con esa falta de ánimo. ¿Qué habría hablado con el septón? Seguramente nada que fuese de la incumbencia del caballero. Se mantuvo callado esperando a que alguna de sus hermanas contestase. Esperaría a que ellas terminasen y, si el septón aún tenía tiempo, hablaría con él.

- Ests noche hay mucho en juego, intereses, poder, responsabilidades.... Muchos hombres os cortejarán, os adularán, deseando vuestro cuerpo y las riquezas y poder que trae consigo. Conozco la naturaleza de los hombres, serán calculadores y la mayoría mentirán, dirán lo que crean deseáis oír. Todo con el único fin de sumar poder a su propia persona...

--... Confío en que sabreís escoger bien a quien será vuestro compañero en la vida. Que decidáis contraer matrimonio con un caballero que... Que os ame de verdad. Más allá de un castillo. Que la única fortaleza que persiga sea la vuestra propia-

Astrid notó la tensión en ser Tayler, pero no quiso ahondar en su disgusto. Sólo le había contado parte de la historia, se había guardado unos detalles para ella, esperando el momento apropiado. Le hubiese gustado acertar de lleno con su amante secreto, pero no había habido suerte. Cierto que la inteligencia estaba muy viva en ella, pero los jueguecitos de niños como el del regalo secreto no terminaban de agradarla.

En el fondo me alegro que el medallón no sea vuestro susurró, acompañando las palabras de una sonrisa. Pero el tiempo era corto, y más con tantas hermanas.