Partida Rol por web

Tiziano estaba tomado de la mano de Astrid, y por primera vez expresó compasión por la mujer, a medida que hablaba de su relación con sus hermanas se dio cuenta del profundo pesar que había detrás de la fortaleza con la que hablaba. No emitió comentario al respecto, solo una plegaria silenciosa hacia la Madre para que le diese fuerza a ese corazón.

Cuando terminó de hablar, asintió conforme - Tendrás que conversar mucho con tus hermanas y con Ser Tyler, en el orden que creas conveniente pero no tienes mucho tiempo. Sin embargo te ofrezco allanarte el camino. Los humanos tenemos el poder de decidir, es un don que nos fue dado de lo alto, pero los Siete preparan los corazones para que lo mejor para nosotros esté a nuestro alcance. Dadme unos minutos y tendrás la tierra fértil para sembrar tus semillas, no sabrán una palabra de lo que hablamos y aún así todo te será más sencillo una vez que hable con ellos. Que los Siete bendigan el futuro de la Casa Vaelys - dijo y señaló al grupo indicando que ya era tiempo de unirse a ellos para poner en hechos lo que habían hablado.

-Lady Astrid, ha sido una buena conversación, la primera de muchas, espero. Que tus caminos se allanen - dijo, y besó su frente como un gesto de bendición.

-Antes he dicho lo que pensaba de vos y vuestras hermanas ¿Qué opináis vos de los invitados?- 

Sonrió a Lenia con ternura y negó con la cabeza.

-No me pidáis perdón. Doy gracias por haber podido tratar este tema. Vuestra madre es una mujer sabia.-   Besó la mano de Lenia, sentía que sus corazones ahora estaban más cerca el uno del otro, aunque aquella noche cualquier cosa podía suceder y debía estar preparado para ello. Volvió a ofrecer el brazo a Lenia.

-Sigo siendo completamente vuestro, al menos hasta los establos- Le dijo sonriendo.

Cuando Alyra y Bernard asomaron Tyler ofrecía de nuevo su brazo a Lenia sonriente. 

Miró a Bernard y sonrió ampliamente. Esperaba poder llegar a los establos los cuatro juntos, sentía ganas de escuchar a las jóvenes explicando curiosidades de sus corceles y se preguntaba cómo sería Noche, pues a Indómito ya había tenido el placer de conocerlo. Un animal magnífico y de fuerte carácter, sin duda.

-Mira, un par de viejas chismosas nos espían- dijo a Lenia bromeando en voz baja.

 — justamente, es la siguiente, septon Tiziano no estará tranquilo sino hasta hablar con ella, así que no podrá escapar  — bromeó, aunque sintió una extraña sensación al pensar en el anciano y su hermana, algo que no podía explicar del todo  — podríamos hacer dos carreras, una de resistencia y otra de velocidad, así no tendrá excusas si pierde  — se cruza de brazos, con un aire de victoria, y mirándolo desafiándolo.

 — ¿los invitados?, pues sólo me agradan ustedes dos, usted y su hermana, el resto, no me agrada o no tengo una opinión sobre ellos porque no los conozco, además  no dejan de ser extranjeros que pueden querer traer sus costumbres a estas tierras, por eso la esposa que escojan no puede ser débil, sino, toda una señora  — escuetamente habla, Bernard y Tyler eran a los únicos que conocía mejor, y habían estado cerca de la familia desde hace muchos años, sin embargo, dejando de lado el tema de la herencia, sólo a ellos les convenía un matrimonio así, y la herencia y sus curiosas cláusulas era una muy buena oportunidad pues los señores Vaelys estarían más dispuestos a un matrimonio desventajoso para sus hijas con tal de no perderlo todo.

 — eh, mire, ahí vienen, y mi hermana viene muy contenta, quizás realmente... se van a casar  — se dio cuenta que no estaba tan contenta como imaginó ante esa idea, pero luego si lo estaba, se sentía ambivalente en sus emociones, y esa templanza con la que enfrentaba todo, la ayudaba a amansarlas. Estaba contenta si realmente se iban a casar...

La pareja conversaba amenamente, incluso parecían estar bromeando entre ellos, y a medida que se acercaba Tyler y Lenia, podían ver que Bernard ya no tenía flores en la barba aunque ahora tenía una ramita de romero en flor prendada de sus ropas así como Alyra, aquella flor blanca resaltaba sobre la tela tan negra de su vestido.

Alyra buscó la mirada de su hermana y al verla sonriendo, el rostro de la joven se iluminó, aunque sus ojos se entornaron un poco al fijarse en Tyler, claro, tenía una conversación pendiente con el hombre.

 — creo que ya podemos ir a los establos y volver a la fortaleza... — le dice a Bernard, aunque con la cercanía de Tyler, se volvió a sentir incómoda y se evidenció en su rostro al bajar la vista.

Después de darse un ligero respiro, refrescarse y quitarse la capa de gruesa piel, decidió recorrer el castillo, pero el intrincado de su estructura aún con ayuda de los sirvientes, le hacia perderse con facilidad así que decidió volver al jardín, ya que aún recordaba el camino.

Se sentía mucho más cómodo al aire libre y verse rodeado de naturaleza, le relajaba y le recordaba a su hogar. Quizás con un poco de suerte aún estarían allí los amables hermanos y las hermosas hijas Vaelys, su compañía era muy agradable y se sentía cómodo con ellos.

En los límites de los jardines, justo antes de empezar los establos estaba Alyra junto a Barnard y Tyler se dirigía hacia ellos llevando del brazo a una sonriente Lenia. No se veía a Astrid cerca, los pares de hermanos parecen estar en camino a ir a ver a los caballos.

Galbart se dirigió a una pequeña zona boscosa, sentirse rodeado de árboles le recordaba a su querido Bosquespeso, aspiró profundamente el aire puro que le rodeaba y empezó a serpentear entre ellos con habilidad.

Observaba las grandes copas y las oscuras cortezas, oía el cantar de los pájaros y siguió caminando, pasados unos momentos y usando su gran sentido de la orientación salió del pequeño bosquecillo, alegrando su rostro al instante, había tenido suerte, tenía a la vista a Bernard con Alyra y Lenia con Tayler, así que se acercó a éstos últimos por ser los más cercanos.

-Grata sorpresa el volver a veros Ser Tyler , Lady Lenia-dijo con una educada inclinación de cabeza-Os saludo de nuevo, como veis os hice caso, seguí vuestra recomendación y he dejado mi capa en mis aposentos- siguió con una suave sonrisa-Hice un pequeño descanso y me refresqué, las comodidades de mi habitación son fantásticas, por favor transmitírselo a vuestros padres Lady Lenia- finalizó manteniendo su educada sonrisa.

Sonrió a Galbart.

- Con el día que nos acompaña ha hecho bien en seguir los consejos de nuestras anfitrionas.- le respondió sonriente y haciéndole la inclinación de cabeza pertinente.

-¿Nos acompañareis?-

Apreciaba la compañía del norteño, pues era educado y además esperaba poder visitarle en sus tierras. Al interés por negocios se sumaba su curiosidad, y desde luego también se preguntaba qué montura habría traído a la fortaleza.

Estaba entretenida hablando con Bernard, la punto de parecer estar bromenado, incluso compartían una ramita de romero en flor prendidas en sus ropas, pero al ver la llegada de Ser Galbart Glover su expresión cambia, de hecho se vuelve seria y toma distancia del hombre, alzando el rostro hacia el mejor de los Risefeller, y luego miró a su hermana, esperando su rescate.

Bernard miró a Alyra algo sorprendido. ¿Acaso temía al norteño? Por su parte era el primer día que lo había visto, y no sabía casi nada sobre él. Miró hacia Galbart. ¿Acaso Alyra sabía algo que él no? Se giró de nuevo hacia Alyra y le susurró unas palabras.

-¿Estáis bien? ¿Ya conocíais a Ser Galbart?-

— umm, ay no, no lo conozco de ninguna parte, pero... mire mi rostro, él se acerca y por muy fuerte y decidida que me quiera comportar, no creo que pueda soportar que me mire como lo hizo su hermano o que simule que no le molesta, lo sé, es una tontería, que en cualquier otro momento no me molestaría, pero hoy... me siento insegura y vulnerable — le responde con suma sinceridad — por eso espero que Lenia se dé cuenta y nos vayamos, pero dudo que lo haga y yo no me puedo ir y déjala con tres hombres, estoy en un predicamento — se encogió ligermante de hombros y haciendo un pequeño morrito con los labios, que casi la hacia adorable, si no fuera que duró solo unos segundos antes de recobrar su solemne porte.

La amistosa bienvenida de Tyler reconfortó a Galbar-Por supuesto, será un placer hacerlo-dijo con una leve sonrisa-Sin duda como decís es un día espléndido y no todos los días se puede disfrutar de tan magnífico lugar-respondió mirando a Lenia a modo de agradecimiento.

Alejó sus ojos mas allá de ella y pudo ver en la distancia a Lady Alyra y Ser Bernard, pero la dama le miró con ojos fríos y su amable gesto se tornó en uno más tenso, Galbart frunció el ceño durante un segundo extrañado por tal comportamiento, pero decidió centrarse en sus interlocutores.

-Por lo que veo, nuestro camino tiene como objetivo los establos si no me equivoco, buen destino así podré ver a mi montura-respondió con otra amable sonrisa.

El Septón caminaba con lentitud de la mano de Astrid, venía murmurando algunas cosas con ella a medida que se acercaban al grupo que estaba hablando en el jardín. Notó que había un extraño con ellos, ignoraba como había llegado allí pero asumió que era uno de los invitados de Lord Vaelys, de lo contrario no le hubiesen permitido acercarse a sus hijas. Su vestimenta parecía la que los norteños solían llevar, y eso probablemente significase problemas. Su rostro se tensó y su mirada era severa, como solía serlo ante desconocidos. - Astrid, que los Siete te bendigan e iluminen tu camino - le dijo a la hija mayor del Lord y soltó su mano.

- Buenos dias- dijo al recién llegado, sin ser descortés pero carente de entusiasmo - Espero no interrumpir, pero aún puedo dar otra vuelta por el parque si alguno desea acompañarme- dijo mirando a Lenia y a los hermanos Risefeller.

Tyler llevaba a Lenia prendida de su brazo y charlaba sonriente y distendidamente.

Sonrió al ver acercarse a Astrid y al septón.

-Este caballero es Galbart Glover, señor de Bosquespeso- presentó al noble norteño al notar cierta incertidumbre en el anciano.-Este es el septón de la casa Vaelys, un hombre santo y sabio- comentó a Galbart. Tyler era muy consciente de que santo y sabio no eran dos conceptos que siempre fuesen de la mano, así como tampoco tenían porque estar implícitos en la condición de septón. Fuese como fuese de puertas afuera los septones siempre eran ambas cosas, la fe merecía un respeto y necesitaba pilares fuertes para inspirar confianza en ella. No había que dar mucha credibilidad a los rumores, pero quizás fuese cierto que Tiziano fuese más ágil en los movimientos horizontales que en los verticales.

Sonrió al anciano y miró a Lenia, quizás ella desease su sabio consejo ahora.

Galbart vió que un anciano de pelo totalmente cano se acercaba a su pequeño grupo de tres, presentándoselo Tyler al momento de llegar a su lado a la vez que hacia lo propio con Galbart-Encantado de conocerle Septón-dijo con una pequeña inclinación de la cabeza. Galbart no comulgaba en absoluto con la Fe de los Siete, pues él se debía a los Antiguos Dioses, pero igualmente la respetaba.

El saludo junto con el serio gesto del anciano hacia Galbart, anunciaba claramente que desconfiaba de él. Galbart volvió a sentir esa mirada que recibió cuando entró en el comedor de súbito y sintió como el animado y amigable ambiente que sentía junto a Lenia y Tyler hace unos instantes se enfriaba, pero Galbart no se amedrentaba ante tales nimiedades, manteniendo la compostura y un respeto digno de un Ser.

-Es un placer conocer a un Septón. En el Norte de donde provengo no tengo muchas oportunidades de ver y conocer a muchos debotos de Los Siete-respondió con una respetuosa sonrisa, mientras seguía caminado junto a Tyler y Lenia.