Partida Rol por web

Castillos y Caballeros

Por el simple placer de narrar...

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06/06/2017, 16:27
(0) Alyra Vaelys

- claro amor, también quiero quedarme así, mucho tiempo - ya escapando de las garras de la pasión abrazadora que sentía el uno por el otro, Alyra se cómodo sobre la hierba y llevó su mano al cabello de Evan, acariciandolo un mechón rubio del hombre que contrarrestaba tanto con su cabello negro. Tuvo ganas de imaginar cómo serían sus hijos, si tendrían el color de los ojos de su amado, o si serían altos como él, fuertes. Rogó a los dioses una oportunidad porque sentía que con cualquier otro su interior desfallecería y se volvería un cascarón oscuro y lleno de amarguras.

Alyra se fue fue durmiendo lentamente, bajando su mano y dejándola cerca del rostro de Evan, relajada y con una sonrisa en los labios, pensando en ese futuro donde sería feliz. ¿Y si lo había? Quizás alguien podría ayudarla... quizás podría encontrar una salida que no fuera separarse para siempre.

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07/06/2017, 02:10
- Muerta (accidente ) - Fiona Ironsmith

Su amiga la recibió con una cálida sonrisa haciéndola pasar a su habitación. Fiona sonrió también suavemente, en esos momentos hogareños de cercanía con Alyra la alegría la embargaba y se sentía parte de la familia. La amistad y confianza que los años habían obrado entre ellas las convertía a las dos en cómplices, la criada era consciente de eso, la relación de Alyra era mejor con ella de lo que se esperaba con Astrid, la primogénita Vaelys.

Al preguntarle por la leche y el bizcocho Fiona negó con la cabeza. - Nadie vería bien que coma a deshoras, dos raciones llamarian la atención si Ginevra me viera, no le sentaría bien, ni tampoco a tu señora madre, aunque es buena y gentil conmigo, la comida no se debe coger cuando uno quiere y sin permiso. Además, tengo estómago de pajarito, por las mañanas es cuando mejor como para afrontar el el día. Esto es para ti. - deslizó la bandeja para Alyra mientras se dejaba guiar por ella hasta la cama para sentarse juntas.

Esos pequeños detalles las obligaban a recordar a ambas cual era la posición de cada una, su amiga la dama y ella la criada. - Jevic tiene una mano estupenda para los postres. -  dijo en relación a las galletas y sonrió mirando el libro que Alyra sujetaba en sus manos. - ¿De qué trata? - preguntó ella con curiosidad mirando la cubierta y su portada. Sabía que no sería una historia de caballeros y princesas, Alyra no era Lenia, quien soñaba despierta con encontrar al caballero perfecto para ella.

Fiona, sabía su amiga, que su corazón estuvo llorando un tiempo por un amor de juventud* que no llegó a ser, cuando su hermano Kyle partió a la guerra, Einar, el hijo del herrero también marchó a la campaña. Aquel chico humilde era amigo de Kyle y quería a Fiona con pureza y humildad. Pero la joven no quiso darle esperanzas al muchacho, pues se iba a combatir y ella corría el peligro de quedarse sola y más enamorada de él si le entregaba su corazón, aunque sus sentimientos ya le pertenecian.

La sirvienta, le hizo creer erróneamente que no lo quería porque no deseaba sufrir por él uniéndose en un noviazgo que la martirizara noche y día esperando el regreso de su amor, ya tenía suficiente con la partida de Kyle, pero al final resultó que el muchacho jamás regresó de la guerra y el dolor fue el doble, por su muerte, y por haberse guardado sus sentimientos.

Fiona no se perdonó nunca que él se fuera a la tumba sin saber que lo quería.

Notas de juego

*Te cuento un poquito de historia que no viene en la ficha pública de Fiona. La sabría solo Alyra.

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07/06/2017, 23:54
- Muerto (asesinato) - John Kalhan

La guerra no es como cuentan los juglares, llena de gloria, de hazañas épicas y de justicia. Así lo habían comprobado los participantes en ella, que no volverían a ver la vida de igual manera; la guerra más bien estaba llena de horror, sufrimiento y muerte, muchos habían perdido la vida, otros muchos perdieron familiares y algunos, afortunados o desafortunados, escapaban de las garras de la muerte, no sin pagar un alto precio en forma de lesiones que les acompañarían toda la vida para recordarles todos los horrores vividos, bien en forma de cicatriz si tenías suerte, o como en el caso de John, con la mutilación de su brazo derecho.

Lo único que mantuvo vivo a John en aquel tiempo era la promesa de regresar y ver a su hija, la única familia que le quedaba tras la muerte de su hermano y su mujer. Aunque sabía que tras su regreso las cosas iban a cambiar mucho, y no para bien, ya no era alguien de utilidad para su señor, un guerrero que ha dedicado su vida a la espada, y ahora no puede usarla.

Le producía rechazo el modo en el que todos celebraban su regreso como héroes, como si la victoria les hubiera supuesto algún beneficio, lo que habían perdido de humanidad en la guerra era algo que nada podía compensar. No había salido palabra por la boca de John desde su llegada, desde luego no era el mismo tras la guerra.

Ya por la noche, encontró al fin un momento para abstraerse de todo y alejarse de la gente, fue entonces cuando tras él apareció Alyra. La chiquilla que había estado entrenando hace apenas tres años ya era toda una mujercita, por alguna razón eso le produjo orgullo. Le alegraba que se hubiera tomado la molestia de buscarle, era la primera persona que no había mencionado la pérdida de su brazo al hablar con él, lo cual agradecía pues ni es algo que le gustase que se lo recordaran continuamente.

Eso parece.- Respondió sin más a las primeras palabras de Alyra. - He vuelto pero no me alegro por ello.- Pensó John. A pesar de tener cosas por las que vivir más de una vez se había planteado si hubiera sido mejor haber muerto. Apartó esos pensamientos de su cabeza y puso su mano sobre la cabeza de la chica cariñosamente, a pesar de que había crecido no tenía que alzar mucho el brazo para eso. - Estoy seguro de que has cumplido, no esperaba menos de mi pupila.- Aunque se notaba que las palabras de John iban con ternura, la calidez de su voz al hablar distaba mucho de la de tres años atrás; ahora una expresión sería se alojaba permanentemente en su cara y rara vez mostraba una sonrisa.

Notas de juego

Está perfecto :)

Perdón por tardar tanto, pero lo leí desde el móvil y se me fue de la cabeza, es lo que tienen los exámenes, que te vuelven loco ^^u

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08/06/2017, 00:10
(0) Evan Ross

Se mantuvo relajado de ese modo, sintiendo sus caricias, escuchando el canto de los pájaros, el sonido del agua y el ritmo de la respiración de su amada, que poco a poco iba disminuyendo. Supo que Alyra se había dormido definitivamente cuando su mano quedó junto al rostro de Evan. Acarició sus dedos, largos, delicados, femeninos. Quiso atesorar aquel momento, quizás el último que tendrían ellos dos. Se resistió de inmediato a esa idea. Lucharía, trabajaría sin descanso hasta lograr ser digno de desposarla. Tan solo cejaría en su empeño si ella escogiese a otro...

Echó esa idea de su cabeza, pues no podía resistir ni planteárselo. No, ese era un instante que había que disfrutar, manteniendo fuera los pensamientos negativos y los temores.

La brisa hacía bailar las copas de los árboles abriendo, de vez en cuando, pequeños espacios entre las hojas, dejando ver un cielo que empezaba a teñirse de tonos anaranjados. La tarde caía y Evan se sintió tentado de dejar que ella continuase durmiendo, de pasar la noche allí mismo, ellos dos solos, como dos amantes ciegos de amor. Sin embargo era consciente de que no había ningún camino más rápido para perderla que engañarla, por este motivo no dudó. Besó su mano y se incorporó lentamente. Observó aquellos cabellos azabache que enmarcaban su rostro perfecto, aquella piel blanca y sus lábios rojos. Juntó los suyos con los de ella en un beso de ternura infinita.

- Es hora de despertar, ninfa- le dijo mientras reseguía su mejilla con los dedos.
Cuándo ella abriese los ojos se encontraría con la mirada azul de Evan muy de cerca.

Notas de juego

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08/06/2017, 23:13
- Muerta (accidente ) - Fiona Ironsmith

Pasó un tiempo llorando echada sobre la hierba, apretando entre sus puños las hierbas pequeñas que había destruido por la rabia. El tinte vegetal teñía sus manos de un verde vivaz y fresco como los ojos del norteño, recordándole su nombre y su rostro.

La tierra que la acunaba se bebía poco a poco su amargura y el dolor que caló fuerte en ella por el abandono de Gal se iba apaciguando, pero no así el rencor que sentía por la ofensa que le había hecho el norteño en forma de beso robado, sin sentimiento. Eso pensaba ella. Sino, se habría quedado a su lado.

La marca de los labios de Gal quemaba sobre la suave boca de Fiona, tardaría más tiempo en desaparecer, él fue el primero en besarla.

No quería regresar al castillo. ¿Para qué? Pensaba que estaba mejor allí, sola tumbada junto al arroyo hasta que anocheciese.

¿Por qué me ha besado? ¿Por qué? - se repetía con lágrimas en los ojos.

***

Esa noche el cielo descargó una lluvia abundante e impetuosa sobre las tierras de los Ironsmith. La joven llegó empapada a la morada de sus tíos procurando no ser vista por ningún familiar o sirviente que advirtiese su presencia y preguntase por su estado.

Se encerró en su habitación y se despojó de las ropas mojadas que se pegaban a su cuerpo y la calaban hasta los huesos. Un pequeño río de agua ensuciaba junto a las pisadas de sus pies pequeños el suelo. Su ropa descansaba doblada y tirada de forma desdeñosa por la habitación, lloraba con la cara enrojecida, pero el agua que resbalaba por su pelo y su frente se mezclaba con sus lágrimas y la muchacha no sabía cuánto había llorado ya, que agua pertenecía a sus ojos y cual a la naturaleza.

¿Gal por qué, dónde estás? - se acercó a la ventana lentamente. Observó empequeñecida el cielo relampagueante y nocturno que se alzaba frente a sus ojos en medio de la tormenta exterior. Estaba desnuda, tiritaba de frío, y sin embargo… No dejaba de preocuparse por el destino del causante de su dolor.

La joven lo extrañaba, quería sentirlo de nuevo, y no le importaba cómo, dónde, o cuándo, ni el daño que le hubiera hecho abandonándola. Lo necesitaba. Encendió la chimenea y se acostó en su cama nombrándolo en alto - Gal, Gal… - se echó por encima unas pieles y entró en calor rápidamente. Cerró los ojos viendo su rostro nítidamente como una visión de carne y hueso y el sueño la venció.

***

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09/06/2017, 00:20
(0) Alyra Vaelys

el sueño fue plácido, aunque lo olvidaría apenas abriera los ojos y se encontrara con los ojos de su amado Evan. Pestañeó lentamente hasta que pudo verlo, la tarde estaba muriendo y la luz se tornaba dorada, como los cabellos del hombre. Lo amaba, por los siete que lo amaba.

- debo estar soñando aún - su mano se colocó en la mejilla de él y aun con pereza sonríe, levantándose un poco tan sólo para poder pegar sus labios a los de Evan, sujetando sus mejilla con ambas manos, dándole un sonoro beso luego de los pequeños besos que le dio al principio- despierto y te encuentro a mi lado... es mi sueño hecho realidad - se vuelve a recostar sobre la hierba, ya comenzaba a sentir el frío del atardecer.

- pero... es hora de irnos, ¿no es cierto? - murmuró, incorporándose lentamente con un gesto demasiado triste como para poder ocultarlo - te amo - le dice nuevamente, no pudo dejar de pensar que sonaba a despedida.

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09/06/2017, 00:45
(0) Alyra Vaelys

Alyra movió la cabeza de lado a lado, negando a parte de las palabras de su amiga, aunque sabía que tenía la razón y que debía dar las gracias todos los días al amor de Madre por las bendiciones en su casa, por tener comida todos los días y que nada faltase, incluso, dar gracias a que la guerra se hubiera terminado, por eso le preocupaba tanto el destino de su casa, que estuviera en buenas manos, que quien administrara no fallara, debía ser alguien prudente y que le importara el destino de todos.

- tienes razón, pero no creo que mi prima se molestase por algunos dulces más - se había suavizado el trato entre Alyra y Ginevra luego del accidente que tuvo Alyra con los caballos y que la mujer salvó de ser aplastada por las patas de los caballos asustados por una serpiente - pero eso no quiere decir que no pueda compartir lo mio contigo - tomó el cubierto y partió el bizcocho en dos - espero que no me digas que no, amiga - tomó sus manos, sus gestos eran dulces, amable,cálidos, tan lejos de la imagen fría siempre proyectaba.

- ¿esto? - retomó el libro que había dejado a un costado - me lo prestó Marvin, es sobre administración y derecho, algo aburrido pero me preguntará dentro de unos días y necesito estudiar - dejó a un costado el libro y colocó sus manos en su falda, observando los movimientos de su amiga, notándola un poco más de caída de lo normal, no estaba segura, pero podría ser que el aniversario de la partida de su amor estuviera cerca.

- Fiona, - llama la atención de su amiga - ¿has pensado que con esto del baile y todos los que vendrán... podrías... intentar sanar tu corazón? - puso su mano en la mano de su amiga para poder hacer aún más cercana la conversación que iniciaría - no digo que debas casarte y todo eso, creo que una mujer puede estar sola si así lo desea, pero.. sólo si lo desea, y no sé... creo que a pesar de que tu corazón esté aún lastimado, el luto no hace bien para el alma, no cuando ha durado tanto - intentaba llegar a su amiga, hacer que logre entrar en razón - quiero verte feliz, y no sé como ayudar con eso, sabes que soy torpe y siempre hago algún desastre, pero si puedo ayudarte en algo... sólo dímelo y moveré cielo y mar para conseguirlo - Alyra, en su modo muy particular, era una soñadora, aunque no quisiera asumirlo y fingiera ser madura y correcta como su padre. 

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09/06/2017, 01:03
(0) Alyra Vaelys

Había cambiado, lo había visto cuando el grupo de soldados llegó a la fortaleza, y ahora que buscaba en la mirada de él las marcas de la guerra y por los siete, que estaba marcado, no por el brazo, eso era casi algo menor frente a lo que había ocurrido en el alma de su maestro, pero Alyra se quedó callada, no hizo comentario alguno, él ya debía ser terriblemente consciente de aquello y no quería incomodarlo, aunque no sabía si debía tratarlo igual que antes o no, porque no era  igual que antes, aunque lo intentaran con todas sus fuerzas.

La niña se encogió de hombros e hizo un pequeño puchero echándole los brazos al cuello y abrazándolo, estrechándolo con enorme cariño, porque a pesar de todo, había vuelto, y su hija y ella lo tenían de vuelta. Puede notar que estaba mucho más delgado, había perdido esa robustez que tanto lo caracterizaba antes de irse.

- quería que se sintiera orgulloso, maestro - Alyra dio un paso hacia atrás y limpió su mejillas rápidamente, aún conservaba los gestos de cuando era niña y odiaba que la vieran derramar lágrimas, aunque lo hacía más de lo que desearía reconocer. Avanzó hasta la baranda de piedra que rodeaba el balcón, y se apoyó ahí - ya no es cómodo estar ahí dentro, ¿no? no ha cambiado mucho, todos hablan, y bla bla bla... no sé como a mis hermanas mayores les puede gustar tanto estar en celebraciones así - se ríe, aunque con algo de incomodidad, llevando su mano a su cuello sobándolo un poco, era tan mala para iniciar conversaciones casuales, pero no podía negarse que se volvía adorable  -  ah, la verdad es que quiero saber una cosa - por fin se decide sacar lo que traía atravesado - ¿cómo puedo ayudarlo? - mordió su labio inferior, sin saber cómo continuar sin sonar tan mal - es decir, no digo que necesite ayuda pero quiero saber si no le molesta que lo trate como siempre, o algo... la verdad es que no sé, no quiero ser ofensiva, tampoco creo que debamos tratarlo distinto, y me estoy complicando demasiado - bajó el rostro, en su cabeza había sonado mucho mejor de lo que había salido de su boca - lo siento... sólo quiero saber cómo hacer para que esté mejor... es todo - por fin puede ser más clara, solía pasar cuando dejaba de pensar y sólo hablaba de lo que sentía.
 

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09/06/2017, 01:15
(0) Evan Ross

Los besos de Alyra le daban y le quitaban la vida para devolvérsela de nuevo después. Su tacto suave y su sabor dulce eran la única droga que necesitaba a cada momento. Ella volvió a tenderse.  

-Ojalá pudiese verte despertar cada mañana. La primera noche junto a ti no podría dormir, tan solo contemplarte- le sonrió con dulzura - si te vieses con mis ojos...- No terminó la frase, en vez de seguir hablando prefirió volver a fundirse en un beso con ella, un beso largo, cálido, un beso que pudiese mantener vivas las llamas y la esperanza.

Cuando Alyra le dijo que le amaba solo pudo estrecharla con fuerza contra su pecho. La rodeó con ambos brazos, como si no fuese a soltarla jamás. Por desgracia tenía razón, era el momento de irse. -Podemos volver, o podemos escaparnos y bañarnos desnudos en la playa a la luz de la Luna - Le dijo con una sonrisa pícara. Sabía que no sucedería, pero al verla apenada quiso bromear un poco tratando de hacerle olvidar un instante esa tristeza tranquila y gris que iba avanzando lentamente en su interior siempre que se separaban. Después, por las noches, a él le costaba conciliar el sueño, rememorando una y otra vez cada palabra, cada momento compartido, y preguntándose cuándo podrían volver a estar a solas.

 

 

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09/06/2017, 01:42
(0) Alyra Vaelys

si te vieses con mis ojos...

Alyra se guardó los comentarios, porque en realidad no sabía que veía en ella, porque él era todo un hombre, atractivo, listo, amable, con una buena posición en la fortaleza y querido por el señor, mientras que ella, no era más que lo que era su apellido, su familia, pero no era la heredera como Astrid, ni atractiva y llena de gracia como Lenia o hermosa y fuerte como Tabitha, ella en cambio, era torpe, algo  escualida y traía problemas, ella en sí eran problemas, demasiado desafiante, demasiado testaruda, demasiado muchas cosas. La joven sonrió y puso sus dedos en el cabello de su amado. Rogó por una salida, rogó por poder amarlo todos los días de su vida.

- ey... no me parece mala idea - se había puesto muy roja por su insinuación e ir a bañarse desnudos, y aún roja, logró retrucar la broma de Evan - ay... haces que me ponga roja.. que eres malo - llevó sus manos a sus mejillas para cubrirla, cuando lograba bajar sus defensas o dejar de pensar, era demasiado adorable y tierna - y la primer noche que estemos juntos, como marido y mujer, ninguno de los dos... . se inclinó a su oído para hablarle - podrá dormir, no habrá tiempo para eso...- le pica el costado y se pone pone a correr, huyendo de él, riendo alegremente, no iba a entristecer, habrían otros momentos a solas. Lo sabía.

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09/06/2017, 18:52
- Muerta (accidente ) - Fiona Ironsmith

Año 291

 

El peso de ser una Ironsmith había quedado atrás, ya no la asustaba ni la hacía sufrir. Tener como familia a una jauría de lobos era algo a lo que nunca se había acostumbrado, pero aún así su estupidez por agradar a sus tíos y a su primo enfermo siempre la hizo esforzarse para hacerse querer pero solo recibir bofetadas.

La niña se había quedado sin su abuela, el último apoyo que la mantenía cuerda en la casa Ironsmith, su hermano seguía perdido, sin que ella hubiese recibido noticias de él. Sin saber si estaba vivo o muerto.

Pero el destino quiso que la suerte cambiase para ella y su hermano. Kyle apareció un día sonriente, sano y salvo entrando triunfal en el patio de armas del castillo, más mayor, tanto que su hermana no lo reconoció portando un yelmo y una armadura que parecía más la de hombre que la un adolescente. Claro que fue un niño el que marchó a la guerra… y ahora regresaba un caballero fuerte, un hombre de armas que podía hacer sombra al heredero de la familia, el hijo de Lord Thorgen, su primo, el cual sufría una extraña enfermedad que convertía sus huesos tan frágiles como el cristal.

¿Cuánto tardarían él y Fiona en sufrir un accidente y desaparecer de forma misteriosa? Los mellizos hablaron largo y tendido después de su reencuentro y determinaron huir en pos de buscar un nuevo hogar que los acogiese con honor y orgullo, en esa casa no eran bien recibidos.

Desde que iniciaron ese viaje había pasado un año. Kyle y su hermana estaban rumiando juntos donde dirigirse cuando el primero vio anunciado en un cartel de una posada el torneo de tiro con arco en la casa Vaelys. Allí se dirigieron y tras ganar Kyle el torneo ambos se quedaron sirviendo a la familia, él como cazador y ella como criada.

Cuando no tienes un verdadero hogar al que aferrarte el paso de un lugar a otro es mucho más sencillo. Para Fiona adaptarse a las costumbres de otra familia no fue difícil, trabajar como sirvienta tampoco, en el castillo de sus tíos no era tratada como una señorita. Tenía ascendencia noble y era familia lejana de los Stark por parte de madre, sin embargo, su posición no valía nada, tanto o menos que la de cualquier muchacha, hija de una criada que hubiese nacido en la fortaleza.

***

Aquella mañana se levantó temprano. Y tras asearse y desayunar se enfundó un pañuelo en el cabello para recogerlo y dirigirse al campo. Los tomates aún estaban verdes, y las lechugas demasiado pequeñas, pero las patatas estaban listas para recogerse, Jevic las necesitaba para hacer un buen cocido a la hora de la comida.

Así que Fiona se puso a recogerlas, hacía frío, pero el clima de esas tierras no era nada comparadas a las del norte, sus manos se hundían en la tierra con vivacidad arrancando de raíz las patatas mientras iba colocando en un pequeño cesto que llevaba colgando de su hombro advirtió la presencia de dos hombres desconocidos.

Alzó la cabeza y miró con gesto curioso a ambos, se levantó sacudiéndose las manos de tierra y su delantal para acercarse a ellos y ver más de cerca los caballos que traían, suponía para venderse a la familia. Frunció el ceño ligeramente observando al joven alto y apuesto de cabello rubio. Tenía apariencia más de guerrero que de adiestrador, criador o vendedor de caballos.

- Buenos días. - dijo saludando a ambos con un ligero movimiento de cabeza. - ¿Y estos caballos tan bonitos… ya tienen dueño? - preguntó interesándose por saber si ya estaban vendidos a la familia o iban a tratar de venderlos.

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09/06/2017, 22:51
(0) Evan Ross

- ay... haces que me ponga roja.. que eres malo -

Sonrió enarcó dos veces las cejas asintiendo. Inclinó un poco su cabeza al sentir las caricias de ella en su cabello.

y la primer noche que estemos juntos, como marido y mujer, ninguno de los dos... . se inclinó a su oído para hablarle - podrá dormir, no habrá tiempo para eso...-

Rió un poco ante el comentario, ahora era él quien se sonrojaba levemente, pues le pilló por sorpresa, pero sería un mentiroso si dijese que no le agradó. 

Cuándo Alyra le picó en el costado y salió corriendo Evan estalló en una carcajada.

-¡Como te pille ya verás lo malo que voy a ser!- Le gritó mientras se levantaba para perseguirla a toda velocidad. 

Así entre risas estuvieron jugando un rato. A veces Alyra esquivaba a Evan, otras él la dejaba escapar para que no terminase el juego. Finalmente, cuando la atrapó le dijo entre risas:

-Que chica tan traviesa. ¡Voy a tener que castigarte!- y mientras le hacía cosquillas en los costados.

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09/06/2017, 23:27
(0) Evan Ross

Llevaba años trabajando bajo la tutela de Adnan, un hombre de tez morena y los ojos y cabellos más negros que había visto jamás. Sin duda había nacido lejos de los siete reinos, pero era el hombre más generoso que Evan había conocido. 

Adnan le enseñó todo a cerca de los caballos. Cómo reconocer un buen ejemplar, incluso siendo un potro muy joven, las enfermedades y a tratarlas, todos los cuidados que debían darse a los caballos más selectos, a adiestrarlos sin dolor ni hacerles sufrir miedo... Evan estaba convencido de que Adnan era capaz de hablar con los caballos y por eso, y el amor que ambos sentían por estos animales, puso toda la atención posible para empaparse de los conocimientos de su mentor. 

Aquel día le dijo que habría una gran sorpresa, que estaba listo para volar del nido y hacer algo grande. Evan no le comprendió muy bien, pero estaba emocionado, pues llevaban un lote de caballos, pero esta vez le acompañaba a una casa noble, a ver a la familia Vaelys. Los nervios burbujeaban por los músculos y el estómago del muchacho de 18 años. 

Al fin vieron la fortaleza y cruzaron sus puertas. Aguardaban en el patio al jefe de caballos, quien quería ver a los animales y, si le gustaban, compraría algún ejemplar. Evan esperaba que los comprase todos, pues eran excelentes.

Adnan le pidió que los colocase y los preparase para mostrarlos. Evan cumplía la orden con sumo cuidado y cariño, de pronto una voz femenina sonó detrás suyo. 

El joven se volvió para mirar bajo el cuello de una de las yeguas. 

 ¿Y estos caballos tan bonitos… ya tienen dueño? 

 

Preguntaba una muchacha de rasgos delicados. 

- Todavía no, si te interesa alguno...-  Salió de detrás de la yegua para colocarse delante de ella. - Esta yegua tiene carácter, pero es toda corazón- añadió dándole una palmadita afectuosa al animal en su grupa. La yegua respondió sacudiéndole con la cola en la cara. Evan rió un poco mientras se recolocaba el pelo, esperando no haber resultado muy ridículo.

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10/06/2017, 01:48
(0) Alyra Vaelys

cayó en la hierba, con Evan sobre ella, si pudiera hundirse para siempre en esos ojos, vivir en ellos porque con él, se sentía viva, completa y sus carcajadas lo evidenciaban, con nadie más reía así, tan libremente, tan ella, contorneándose  intentando evitar que siguiera con las cosquillas, intentando no perder la respiración, pero Evan termina por completo sobre ella, apoyado en su cuerpo, hasta su muslo, y su pierna flectada con la falda recogida hasta y mostrando su piel.

- te... te amo...- por fin pudo decirle - Evan... sé todo lo que dije... pero  buscaré la forma de... de... que estemos juntos, no sé como, pero lo haré - sujeta sus ropas - sólo te pido... que no me traiciones, que no me dejes, que si lo haces, moriré, Evan, no puedo verte con otra, yo... yo - se mordió el labio inferior mientras sus ojos se llenaron de lágrimas mientras se estaba haciendo pucheros  - no eres noble... pero no hay nadie mejor que tú, nadie podría hacerlo - tomó una bocanada de aire, y lo besó con una pasión inusitado, era fuego cuando dejaba de ser tan racional y dejaba salir sus emociones a tan flor de piel

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10/06/2017, 11:47
- Muerta (accidente ) - Fiona Ironsmith

Le resultó curiosa de ver la combinación física de ambos vendedores, no era habitual encontrarse con forasteros de las ciudades libres en su zona y aquel hombre, el más mayor, tenía toda la pinta de haber nacido al otro lado del mar Angosto.

Fiona se acercó hacia ellos con algo de timidez dando pequeños pasos, admiró con ojos curiosos todos los caballos que aguardaban en el patio ser vendidos a sus señores. El lote completo lucía sano, sus pelajes relucientes, la musculatura en forma, se les veía vivaces y con las patas fuertes. Eran hermosos.

 

-Todavía no, si te interesa alguno…

La voz del muchacho resonó detrás de una yegua. La sirvienta alzó las cejas y se echó a reír con su sugerencia.

- ¿Aceptáis patatas como moneda de cambio? - sacó una de su cesto mostrándosela al chico con una sonrisa, lánzandosela con decisión para que la entomase en el aire. ¿Cómo iba a comprar un caballo una sirvienta?

 

-Esta yegua tiene carácter, pero es toda corazón.

Dijo el muchacho dándole una palmada sonora a la yegua, que, reaccionó al instante dándole con su cola en la cara.

Fiona continuó riéndose, la imagen del joven vendedor era singular pero el lote iba al alza. Tuvo el tacto de taparse la boca con la mano, gesto que no impidió que su sonrisa joven y blanca se viera reflejada en el fondo de sus ojos. - Quizás se lleve mejor con una mujer que con un hombre. ¿No crees? - deslizó el comentario acercándose con respeto a la yegua.

- Mi señor, Lord Rhys tiene cinco hijas muy jóvenes… Estoy segura de que la encontrarán hermosa. - miró a la yegua a los ojos, se fijó en la forma en cómo caía su cabello por el cuello. - ¿Puedo tocarla? - preguntó al mozo. Fiona esperaba que le diera su aprobación para hacerlo.

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11/06/2017, 00:20
(0) Evan Ross

Las palabras de Alyra alentaron su espíritu y sus fuerzas para luchar por su amor.

Con sus besos encendió su pasión, estaba más entregado todavía por ver el brillo de las lágrimas en sus ojos. Aquello le hacía sentir un fuerte deseo de protegerla y hacerle feliz, hacerle olvidar las penas y amarla como nunca nadie lo había hecho. Mientras sus lábios bailaban pegados los del uno con los del otro su respiración fué haciéndose más fuerte. Apretó su cuerpo contra el de ella, Alyra podía sentir como el pecho de él subía y bajaba, cómo su corazón y su deseo iban creciendo e intensificándose. Evan buscó la lengua de Alyra con la suya para enredarse con ella. Sus cabellos caían salvajes acariciando el rostro de su amada. De pronto se vió recorriendo con su mano la pierna que había quedado al aire, subiendo por su suave y blanca piel hasta mas allá de la rodilla. La pasión y el deseo le hacían arder la sangre, sus músculos se tensaban y se marcaban... Y de pronto... Con un esfuerzo estoico se detuvo. Se incorporó ligeramente, aún guardando cierto contacto con ella.

- Si no paramos ahora no puedo asegurar que pueda controlarme- Confesó jadeante - Te amo y deseo tanto que tienes todo el poder sobre mí. Jamás otra podría eclipsarte, ni hacerte la más mínima sombra. Eres mi Sol, eres mi todo -

Jamás podría engañarle, simplemente no había nadie mejor que ella, sabía que era la pieza que encajaba a la perfección con él. La única capaz de llevarle a lo más profundo o a lo más alto. Solo Alyra era Alyra, y por lo tanto ninguna otra podría comparase a ella.

Notas de juego

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11/06/2017, 00:58
(0) Evan Ross

La muchacha le lanzó algo tras preguntarle si aceptaría el pago de ese modo. Evan la cogió al vuelo por puro acto reflejo, tan solo después pudo ver que, evidentemente, se trataba de una patata.

Ante la pregunta se encogió de hombros con media sonrisa.

- Quizás, si van acompañadas en un estofado y una buena conversación-

Por su parte no le importaba ser generoso si el receptor lo merecía. La chica reía con buen humor, y Evan, sintiendose importante por ser el causante, le dedicó una sonrisa ámplia y un tanto boba.

"- Quizás se lleve mejor con una mujer que con un hombre. ¿No crees? -"

-Es posible, a las mujeres siempre les gusta hacer equipo ¿no es así? Quizás los hombres somos torpes para entender muchas cosas...- dijo rascándose la cabeza mientras miraba de reojo a la yegua, como si de pronto le hubiese sido desvelado un gran misterio.

Que Lord Rhys tuviese varias hijas le pareció una buena noticia, más que nada porque cuánto mayor fuese el número de miembros de la familia mayor sería la demanda de monturas.

Cuándo ella preguntó si podía tocarla él asintió.
- Claro. Pero primero debes presentarte.- Dijo mientras se acercaba a la cabeza de la yegua esperando que Fiona le siguiese -Así- Extendió la mano con la palma hacia arriba, los dedos completamente estirados y juntos. La yegua acercó el ocico para olfatearle,después Evan acarició su cuello. Miró a Fiona con una gran sonrisa. Seguramente ella ya sabía aquello, pero él había visto de todo y además quería hacerse un poco el interesante.

Esperó a que ella hiciese lo mismo, manteniéndose muy cerca por si surgiese cualquier cosa poder actuar de inmediato.

Notas de juego

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11/06/2017, 05:22
(0) Alyra Vaelys

sus bocas acompasadas, sus lenguas danzando, jugándose la cordura a medida del que fuego aumentaba, y por los dioses que aumentaba. Alyra gimió entre los besos, jalando entre sus dientes del labio inferior de Evan, era tormenta, era una hoguera que no se apagaría si no consumía todo lo que era su amado. Imponía el ritmo de esos beso y al mismo tiempo se dejaba llevar, apresada contra su pecho, con la mano de Evan por fin aventurándose bajo su vestido tocando una piel tersa, unos muslos contorneados y jugosos en donde él podría yacer mientras reclamaban como propio cada centímetro de esa nívea piel. 

- ay... mi amor - intentó recuperar el aliento, con el corazón loco bailando en su pecho, sintiendo la presión en sus sienes, el ardor en todo el cuerpo. Se sentía sofocada, apunto de desfallecer, apretando las ropas de Evan por si decidía salir corriendo. Por eso instantes deseo que se descontrolara, que le rasgara toda su las ropas y la hiciera  suya, así, solo podría casarse con él y con nadie más que él... gimió de nuevo, se sentía alocada, tenía erizados los vellos de la nuca. Deseaba más. No podían más.

- lucharé por ti... por nuestro amor - bajó su mirada y se apoyó en su pecho, intentando relajarse - eres la estrella que me guía, Evan, eres mi suerte - lo volvió a mirar, y soltó sus ropas para poder dejarlo ponerse de pie - mejor vamos... y mantengamos las distancias, sino, una tercera caída y no pararemos - ríe nerviosa, nunca antes había estado tan cerca de yacer con él y las sensaciones no podía alejarlas de su mente y de sus mejillas encendidas - - te amo - susurra tendiéndole la mano, alegre como pocas veces lo estaba.

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11/06/2017, 13:17
(2) Ser Galbart Glover

...Fiona dormía...

Y Gal apareció al lado de la ventana de su habitación, sin la armadura tachonada, solamente vestía con sus botas, pantalón de cuero y una camisa blanca, con la parte superior sin abrochar, mostrando su poderosa musculatura.

En el exterior reinaba una oscuridad absoluta que sólo se iluminaba momentáneamente por cada rayo que descargaba su furia sobre la tierra. Llovía con fuerza y el repiqueteo incesante del agua chocando contra el cristal marcaba un ritmo intermitente que resonaba con suavidad en la habitación. Gal se acercó silencioso como si no estuviese allí con ella, la ropa húmeda descansaba en el suelo a los pies de la cama hecha un montón desordenado. Hacía frío, para Gal no era problema, pero Fiona debía de estar congelada y se acercó unos pasos más.

-Fiona ¿estas despierta? Soy Gal…-dijo con un tono suave, dió unos pasos más y ya se encontraba delante de ella observando su rostro angelical, dormía plácidamente.

-Fiona, me has llamado y he venido..-

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11/06/2017, 14:58
- Muerta (accidente ) - Fiona Ironsmith

La joven se rindió dormida bajo las pieles calientes de su cama, acurrucada como una bolita, desfallecida por los acontecimientos ocurridos en ese día tan importante y a la vez doloroso para ella. El sueño la mecía suavemente dándole consuelo entre sus brazos.

Dentro de ese vacío en sus sueños, en medio de una tranquilidad oscura, la paz era su amiga, nada la perturbaba. Silencio... salvo que algo llamase su atención y la trajese de vuelta a la realidad, algo que se materializó en su cabeza en forma de voz grave y masculina, una voz que ni el paso de los años haría olvidar a Fiona a qué caballero pertenecía.

Fiona ¿estas despierta? Soy Gal…

No podía ser él. ¿Había dado media vuelta alejándose de su objetivo, su hogar, Bosquespeso, para regresar a buscarla? la muchacha no era capaz de creerlo, aún permanecía acostada en su cama con los ojos cerrados preguntándose si estaba soñando.

Después de sufrir tanto por el cruel abandono del norteño, temía que su cabeza la estuviera engañando brindándole un socorro al dolor que sentía gracias a aquella fantasía.

Fiona, me has llamado y he venido..

Pero la voz siguió hablando, no se calló. La llamaba con dulzura en sus sueños, ella quiso descubrir si había enloquecido de amor por un desconocido o si es que realmente Gal estaba ahí, aunque la joven no supiera cómo.

La duda le hizo apretar ligeramente los labios, abrió los ojos despacio, sus párpados titubearon un segundo inseguros debido al cambio de luz que soportaron sus pupilas.

Mientras se acomodaban a la iluminación tenue que proporcionaba la chimenea de la habitación vio lo que parecía ser una figura borrosa a los pies de su cama. La visión se fue perfilando poco a poco en su cabeza hasta que la sorpresa de la visita inesperada la hizo paralizar su joven corazón.

- ¿Eres tu? ¿De verdad eres tu? - preguntó con voz dulce y temblorosa, incorporándose levemente sobre la almohada de cama grande y mullida.

Notas de juego

A los vips que nos leen: esto es un sueño, no ocurre en la realidad.