Partida Rol por web

Ya a solas de nuevo, volvió al espejo, esas marcas era notorias y el velo podría cubrirlas y levantar cierto halo de misticismo entorno a ella, sin embargo en el baile mismo no sería de ayuda. Era un verdadero desastre, mientras veía como sus mejillas estaban llenas de sarpullido y su frente tenía dos enormes espinillas que comenzaban a doler mientras enrojecían la piel.

- puaj...- exclamó, nunca antes le habían importado, pero ahora, justo ese día, parecían ser un mal presagio aunque claro, también era la forma de evitar que algún mozo la quisiera desposar y sus padres lo aceptaran. Suspiró pensando en Evan sintiendo la incertidumbre de lo que fuera a decir.

Ya decidiendo qué hacer y sobre todo, animándose a no quedarse en su cuarto buscó a una de las nodrizas para que le trajera miel y limón, eso ayudaría a lo rojo y el olor que sentía en su rostro.
 

Luego de que la miel y el limón ayudaran con el enrojecimiento, limpió su cara lo mejor que pudo, pero algunos de esos granos se pondrían amarillos pronto, era la peor noche para ser una adolescente. Le pide a su nodriza que le ayude con las ropas, y poder arreglar su cabello e ir con su hermana pequeña para saber como había amanecido, podría estar muy asustada y necesitaba tranquilizarla.

Abrió la puerta de su cuarto y arregló  su vestido, antes de caminar hacia la puerta de su hermana pequeña, puerta ante la cual se detuvo y tocó dos veces.

Cuando Gwen llegó a la habitación, se detuvo frente a las puertas cerradas para recolocar su cabello y las ropas para no parecer demasiado destartalada. Se tomó unos segundos más para mirar sus manos que no estuvieran demasiado castigadas y sobre todo limpias -que lo estaban- Y tras eso, llamó a la puerta suavemente con los nudillos. Esperó a que le dieran acceso a la habitación de las damas.

SU pequeña hermana no estaba y eso le preocupó, aunque debería suponer que su madre se llevó a Mira, después de todo parecía que la señora de la casa estaba visitando a sus hijas aquella mañana. Dejando la puerta cerrada del cuarto de Mira, escucha los nudillos de la puerta principal. Arregló sus ropas y debió decidir rápidamente si ocultaría su rostro o no. Optó por esta segunda opción, por lo menos tendrían que ocultarse para hablar a su espalda.

- adelante - ordenó la joven heredera, esperando que la puerta se abriera y mostrará quién era.

Rueda sus ojos, nadie respondió ni abrió la puerta cuando habló y se cuestionó si quizás habría hablado demasiado despacio, pero no fue así, ella había hablado fuerte y claro, así que se acercó a la puerta y laa abrió par en par, viendo que estaba ahí Gwen, a quien observó esperando algún gesto, más nuevamente no recibió respuesta alguna.

- espero que estés bien - le dice, sinceramente mostró cierta preocupación por el mutismo de la joven, tan repentino y fulminante. Al parecer muchos integrantes del castillo habían tenido percances esa mañana. Bajaría los escalones para ir al gran comedor, tenía curiosidad por ver como irían los preparativos y de paso poder probar algo de la comida que estarían preparando.

Oliendo a perfume y a hierbas aromáticas, Tabitha llama a la puerta de su hermana: 

*Toc toc*

Espera unos segundos, a ver si abren.

Con un suspiro, Tabitha se va en busca de su hermana Alyra, preguntando a las sirvientas con las que se pueda cruzar si la han visto. 

Fue tranquilizador llegar a los aposentos de Alyra junto a Evan y Kyle. Lo que le había dicho el mayordomo antes de subir por las escaleras la había calmado, todo saldría bien, eso es lo que esperaba. Si su salud empeoraba no solo podía traerle consecuencias graves a nivel físico sino también perjudicar a su trabajo. 

¿Si algo estuviese roto me moriría de dolor, verdad?. - pensó para si misma. Claro que le dolía el pie, pero debía tratarse solo de una torcedura. 

- Gracias por traerme. - dijo con voz débil a los muchachos con el rostro desencajado por el dolor y las idas y venidas. Necesitaba reposo y no estar de un lado a otro como una pelota. - ¿Dónde pensáis que será mejor que espere al maestre? - preguntó mirando a su hermano y a Evan, intercambiando una mirada entre los dos. - Para que no me tengáis que mover otra vez. 

- Tumbarme en la cama de mi señora Alyra no me parece adecuado, quizás en aquella butaca y con un reposapies en alto. - ella no sabía que posición sería la mejor para que el maestre la tratase pero su sentido común se imponía. 

Miró por extensión también al septón que estaba presente para rezar por ella. Aún no le había agradecido que la acompañase hasta allí.

- Septón le agradezco que haya dejado de lado sus quehaceres para venir hasta aquí... - no dijo para rezar por mi, que es lo que sonaba muy raro dentro de su cabeza. Sin embargo la bondad espiritual de Tiziano agradaba a Fiona y aunque ella necesitase más bien contemplar el rostro lloroso y sangriento de un arciano, encomendando su deseo de recuperación a los espíritus sagrados del bosque, agradecía que el anciano estuviese presente en ese momento crítico para ella por el miedo que sentía hacia el dololor y quedar mal por culpa de la caída.

Se le hizo un poco extraño entrar en la habitación de la Lady Alyra, sin embargo trató de centrarse en Fiona y su pie. 

Fiona:

- ¿Dónde pensáis que será mejor que espere al maestre? -

- Tumbarme en la cama de mi señora Alyra no me parece adecuado, quizás en aquella butaca y con un reposapies en alto. -

 Miró por un instante a Fiona y después a su alrededor. 

-Lady Alyra dijo que te trajésemos aquí para que estuvieses más cómoda- Dijo a la joven, pues estaba seguro de que la idea de la joven Alyra era precisamente que pudiese estirarse en su cama. ¿Porque si no la haría mover de la cama del cuarto de Fiona al suyo? Desde luego se le hacía raro que la idea de más comodidad fuese ponerla en una butaca. Sin embargo quizás era más decoroso que el maestre le atendiese en el asiento, así también Kyle y Evan podrían ver mejor lo qué hacía el anciano y escuchar sus indicaciones. 

-Si prefieres, por el momento te podemos acomodar allí, con el pié en alto, por supuesto, y desde luego con un cojín bajo el tobillo- El tono del mayordomo dejaba claro que no había lugar a reproches, sonaba casi como una orden, debería poner el pié en alto y sobre mullido.

Miró a Kyle, por si estaba de acuerdo con su idea. Después ya verían si la acomodaban más, además si alguien le trajese comida siempre comería mejor sentada que tumbada.

El anciano subió las escaleras con gran dificultad, acababa de bajar cinco pisos y subir cuatro era un gran desafío para su edad. Los últimos escalones los ascendió agitado y casi sin aire, pero su voluntad se impuso a las limitaciones de su cuerpo, y finalmente alcanzó a los jóvenes que se le habían adelantado. Conocía bien esa habitación, mas de una vez había hablado con Alyra de sus inquietudes y aspiraciones, de religión y leyes, y otros tantos temas que Tiziano recordaba con alegría. Sin embargo otra era su compañía en ese momento. Se sentó al borde de la cama, exhausto, quedando muy cerca de la butaca en que habían dejado a Fiona pero sin entorpecer la tarea que pronto el Maestre comenzaría a realizar. 

Desde dónde estaba sentado estiró su brazo y puso una mano en el hombro de Fiona - No tienes nada que agradecer, tu salud es importante niña- dijo con amabilidad, como si se tratase de un diálogo entre un abuelo y su nieto, luego agregó con pesadez - La salud de todos es importante... estoy un poco sensible con eso tras saber de la enfermedad de nuestro Lord - su rostro se ensombreció. Detuvo sus palabras cuando se dio cuenta que los presentes probablemente no estuviesen al tanto de ello. El Maestre no se había mostrado capaz de sanarlo, y solo quedaban sus oraciones, pero la sombra del Desconocido se acercaba cada vez mas y poco podía hacer Tiziano al respecto.

Forzó una sonrisa y habló a Fiona con confianza, tratando de distraerla de su dolor hasta que Caelus llegase - Muchos Septones no valoran las creencias del norte, pero sabes? se equivocan - miró de reojo a su hermano Kyle y prosiguió - Por favor que esto no salga de esta habitación, pero te contaré algo de mi pasado. En mi juventud camine por los siete reinos como Hermano Mendicante, y tuve oportunidad de estar frente a varios arcianos, quien no puede sentir la fuerza que emana de ellos es un necio! Allí comprendí que esos árboles ayudaron a los primeros hombres a sobrevivir y a construir un gran pueblo. Cuando esa sociedad estuvo madura llegaron los Siete, y en su luz enseñaron nuevas cosas que nos han convertido en lo que hoy somos. Aprendí a verlo como parte del crecimiento en la fe, los primeros pasos fueron de la mano de esos árboles sagrados que sostenían nuestro andar y una vez que hemos aprendido a caminar, los Siete nos brindan su sabiduría para continuar avanzando. Hace muy bien el pueblo del norte en creer en sus antiguos dioses, hay quienes no creen en nada y están perdidos. Algún día llegará el momento en que descubran a los Siete en sus corazones, hasta entonces los antiguos los continuarán guiando - sus palabras no intentaban ser ni un debate religioso ni una clase de teología, pues su visión no coincidía con la de muchos eruditos. Mas mas bien eran un reconocimiento a la fe que vio en su juventud en las tierras de los Stark, la cual aprendió a respetar sin arrodillarse ante ella. Era un gesto hacia los hermanos Ironsmith que tan comprometidos estaban con la casa Vaelys.

Al llegar a la habitación de Lady Alyra, Kyle se quedó impresionado por el lujo y el tamaño que tenia. Ya habían pasado muchos años desde que dejó atrás su antigua vida y casi había olvidado su habitación en el hogar de su familia Mi habitación era más o menos igual de grande que esta, aunque mucho más austera. ¿Qué habrá sido de ella? 

Ayudó a Evan a colocar a su hermana en la butaca que, aunque no fuera tan cómoda como la cama, sería mejor para curarla.- Aquí estarás bien. Intenta no mover mucho el pie, no vaya a ser que te lo tengan que amputar y te pongan una pata de palo Dijo de broma para que se relajara un poco.

Cuando el Septon Tiziano entró en la habitación y se acercó a Fiona, Kyle se retiró un poco para dejarle espacio. Al principio no hacía mucho caso a lo que le decía a su hermana, pero cuando comenzó a hablar de los Antiguos Dioses, centró su atención en su relato. Le gustaba que no fuera un radical de la Fe de los Siete, y cuando acabó de hablar, Kyle le dedicó un gesto de gratitud.

Alar llega a su cuarto y sin tocar, más bien por la costumbre que por otra cosa, abre la puerta encontrándose con todos los presentes. tanta gente en su cuarto, en especial uno de ellos le produjo una sensación tan extraña que hizo que sonriera. 

— eh... ¿no ha llegado Tabitha? — pregunta cerrando la puerta y caminando hasta Fiona — me han mandado en su búsqueda, ella ya debería haber venido — arrugó el ceño, se había ido con aquel hombre, Ser Cedric Trindell, y eso la puso tensa, su expresión cambió drásticamente —  Evan, ¿puedes acompañarme? — pregunta manteniendo su calma característica. 

El Septón se estaba recuperando poco a poco de la hazaña de subir los cuatro pisos sin ayuda, la cama de Alyra era más cómoda que la suya, y unos minutos sentado sobre ella bastaron para que se sintiese mejor. Había hecho sus plegarias silenciosas por la salud de Fiona y había hablado con ella para distraerla de su dolor. Pronto se abrió la puerta, y la dueña de la habitación entró preguntando por su hermana.

El Septón conocía bien a Alyra, había en ella un dejo de tensión, pero el anciano no se preocupó por ello, otras cosas mas graves estaban sucediendo, las travesuras de Tabitha no lo preocupaban, de hecho se hacía una idea de con quien podía estar. Se puso de pie con dificultad - Evan, si vas a salir, te pido me ayudes a ir al piso superior,  tengo que continuar hablando con  el Maestre en breve y no tendré fuerzas para subir por mi cuenta - se volteo hacia Fiona con una sonrisa - Estarás mejor , niña, los dioses te bendicen. Te veré luego cuando baje - dijo y al caminar se agarró del brazo de su hermano y asintió a modo de aprobación - Todo saldrá bien- dijo animándolo y continuó su paso hasta la puerta, dónde estaba la hija del Lord.

- Maestre, lo espero sentado en su laboratorio, mis piernas reclaman estar quietas por un rato. Alyra puede pedir que nuestro almuerzo llegue hasta allí,  si no le molesta podemos compartirlo - dijo a Caelus, y luego miró a Evan, dando por sentado que lo acompañaría.

-Hummmm...-Caelus examina el tobillo torcido de Fiona.-Ajá, ya veo...-Finalmente exhala un profundo suspiro.-Me temo que no vas a poder caminar en una buena temporada, al menos no sin la ayuda de algún apoyo.-El maestre no deja de aplicar sus potingues delicadamente sobre la zona dolorida mientras habla.-El tiempo de recuperación dependerá sobre todo del peso que apliques en esa pierna, así que intenta evitar esfuerzos.-Le dice a la criada, mirándola a los ojos con las cejas levantadas.-Tendrás que aplicarte dos veces al día este ungüento que te irá rebajando la inflamación, y puedes beber un poco de  esto cuando sientas mucho dolor, es leche de la amapola diluida.-Le dice dejando ambos frascos en la mesita al lado de la cama.-¿ Alguna cosa más ?

-Me reuniré con usted enseguida, Septón, ya casi he terminado.-Caelus no tenía intención de prolongar más de lo necesario la curas allí, tenía otras muchas tareas que realizar antes de que llegará la noche y al parecer Fiona no se sentía especialmente a gusto al estar en manos del maestre.