Partida Rol por web

Sonrio a Luzbel y acabo dando un par de palmaditas.

- Si, vamos a por su vestidor. Solo nos hará falta un mechero y papel. Cogemos un par de rollos de papel higiénico del baño y hacemos confeti ardiente en su vestidor...Pero ya, aprovechemos la confusión. - muy presta voy para el baño, ayudada por la luz de mi móvil. La idea era prender fuego a ese papel, mezclado con su ropa para que prendiera más rápido. - El perfume también prende rápido. Acuérrdate de cuando ardió el gato de Madre... - ese día dejó de ser bola de nieve, para ser bola de fuego.

–Eso, mejor hacerlo ya. Que cuanto más tiempo pasamos aquí más gérmenes de pobreza vamos a respirar y eso sí que no.

El aire de HOTS ya no era límpio y puro. Se notaba, estaba cargándose de miasmas de aldea medieval china. Había que purificarlo.

Sirvió el último chorrete de champán en las dos copas y brindaron a brazo enganchao como enamoradas obsesas turbias que acercan demasiado las caras y durante un instante dudan de darle buenas hermanas.

–Chin chin, hermana –brindó–. Por la destrucción de HOTS y su puta madre.

No dejó la botella. Moët embotella en envases de calidad y Luzbel estaba deseando iniciar su carrera hacia el infierno rompiendo algún cráneo. Sería como fletar un barco. Si solo pudiera hacerlo en la carabuque de Channel…

Aquello ya no era para ir en pijama. Ni siquiera en un pijama de supralujo como el suyo. Se cambió y se puso ropa útil: un elegante vestido escotado minicorto por abajo, y botas de tacón de 15 cm. Lo normal, nada excesivo. Se quitó el tanga de perlas (plop plop plop plop, sonaron al despegarse de la raja), que ya no era necesario, y se puso algo más de andar por casa. En un bolso llevaría los condones, el tabaco, lo normal.

Botella…. Ok.

Móvil…. Ok.

Mechero…. Ok.

Bolaza china…. SIEMPRE OK.

El vestidor de Channel es el sueño húmedo de cualquier joven universitaria exitosa. Aquella habitación monstruosa era a lo que aspiraba toda HOTS en su vida, además que el vestuario era renovado cada dos meses, para que la presidenta de la fraternidad no tuviera que repetir modelito. Luego toda esa ropa, usada o no, se quemaba. Osea, como hacían varias marcas. No había nada peor que ver a un pobre con tu modelito del mes pasado, ¿no?

Parecía que las HOTS no se inmutaban en su mayoría de lo que ocurría allí. Claro, ver electrocutarse a Sadie o a aquella cosa rara no era más horrible que cruzarse con los pobres y la plebe a mediodía y hacer de tripas corazón. Pero el resto de hombres, que en el fondo eran nenazas, huyeron hasta la puerta. Ellos eran los que tenían que hacerse los fuertes, era el estereotipo, proteger a las chicas.

-¡¡La puerta está cerrada!!- gritó Tom, intentando forcejear con la puerta principal. Aquello creo un poco de histeria masculina y chilliditos, no tan masculinos.

-No saldrá nadie de aquí, ¡vais a morir todas!- gritó y luego se rió de una forma extraña. Como si estuviera cantando en autotuning o algo así. Que extraños eran los frikis, joder. Al tiempo uno de los cables empezó a dirigirse peligrosamente al grupo de universitarias-animadoras-chicasdeéxito-malasperras.

Acorde con mi hermana, me cambio para estar despampanante. Opto por un look sin bragas, con toa la chotera al aire para sentirme mas sexy y poderosa de lo que ya me sentía. El momento lesboincestuoso con mi hermana me pone a mil, pero lo primero era lo primero. Como si la master nos hubiera pasado ese trecho rápido hubiéramos conseguido teletransportarnos al vestidor de Channel, aparecemos allí con todo dispuesto. Yo había cogido rollos de papel higiénico y un bote de perfume de alta graduación alcohólica. 

- Alumbra con tu móvil, hermana - le digo en aquella oscuridad que nos rodeaba. Para que, si contaba  con esa luz, dedicarme a esparcir el papel por aquellas ropas de diva venida a menos que pendían de los pecrheros y prender con el perfume y el mechero. Vertiendo perfume a modo de chorrazo de gasolina sobre la tela y el papel, y luego...Fire.

No había tiempo que perder.

Si no fuera una dama, Luzbel se cagaría en el vestidor y se limpiaría, por un lado, con el vestido preferido de Channel, y por otro, con papel del culo que luego guardaría en los bolsillos de alguna prenda. Esas serían las únicas prendas que salvaría de todo aquel vestidor, para que todo el mundo viera lo guarra y lo puerca que era Channel en la intimidad. Nada de verdad de esa imagen de zorra pulcra y que se lava.

Luzbel suspiró. Aquel vestidor había sido su anhelo y su paraíso perdido. El ombligo del mundo, el oráculo, el templo. Un lugar sagrado. Esa misma mañana ellas habían estado allí suspirando por esos vestidos, esos complementos, esa interminable colección de zapatos y el catálogo de perfumes y maquillajes infinitos. Era la Reserva Federal del buen gusto.

Pero Luzbel sabía ahora que todos aquellos manjares estaban envenenados. Que eran ofrendas mancilladas de una diosa que ya no lo era. Y por lo tanto debían ser consumidos en un fuego purificador, desparecer de la faz de la Tierra, del mismo modo que su dueña debía ser degollada.

Si HOTS ya no existía, ese vestidor ya no tenía sentido. Y el edificio tampoco.

– Se nos ha olvidado cerrar la puerta para que nadie escape del fuego, ¡tst! –comentó mientras rociaba perfume en los vestidos. No se podía estar en todo, claro. En cualquier caso, confiaba en quemar vivos a unos cuantos.

Se empeñó en hacer buenas bolas de papel higiénico y en verter perfume aquí y allá. Había que hacer un buen fuego, uno potente y que creciera rápido, que no pudiera apagarse con facilidad, y que no cayera bajo los detectores de humo ni demás mierdas de esa. La verdad es que Luzbel nunca se había preocupado por eso. Intuyó que, si no había luz, también estarían apagadas las demás mierdas eléctricas esas de la casa. Lógico.

No sabía de apagar fuegos pero sí de encenderlos. En carne, por supuesto. Por algo era la quemapollas oficial de la universidad y parte del extranjero. Pero también sabía que la ropa en general prende de puta madre. Las sedas vaporosas, las gasas, las pieles, el lino de primera… y todos los putos vestidos de novia que Channel coleccionaba creyendo que las demás no lo sabían y que se ponía en secreto de noche mientras lloraba por ser gorda mientras tragaba cubos de helado. Eso lo sabían todas.

Alumbró a su gemela favorita, trabajando coordinadas y sin necesidad de explicarse nada. Obvio, si eres una mente simbionte no hace falta decir ni pio.

Por ejemplo, al agarrar las dos el mismo mechero a la vez, sujetar un Chanel nº5 y escupir sobre la llama un aerosol de fuego y muerte.

– Uy qué chachi.

Sintió por dentro algo que se encendía y la llenaba de placer. Se puso cachonda, pero era algo mucho más que eso. Era algo oscuro, putrido y terriblemente gélido a la vez que ardiente en el pecho y las tripas. Se follaría a su hermana ahí mismo entre llamas si no fuera porque seguir viva tenía mejor pinta. Además, tenían que rajar a alguna de aquellas putas. Empezando por Channel.

Con un ágil salto, Darcy consiguió esquivar el cable eléctrico. Parecía que aquello iba en serio, lo cuál empezó a preocupar a la animadora. ¿Acaso aquel tipo quería hacerlas una horrible permanente? Jo y ni siquiera se había tragado lo de que aquellas dos zorras eran hombres.

Joder, Kim ¿has visto es...Kim? ¡Joder!¿Donde está Kimber? Aquello ya empezaba a ser peor. Al lado de Kimberlee una estaba segura. Segura de que partiría la jeta a cualquiera que se curzase en su camino.

—¡Hermanas! ¡Esto pasa de castaño oscuro! Estos hombres no valen de nada... ¡Toca unirnos y destruir a ese friki de mierda!

Channel trató de organizar a sus chicas.

—¡Tomemos este sofá, arriba con él... y lo usamos de ariete contra el asqueroso! —gritó. Total, quería cambiar la decoración, y aplastar al mierda contra la pared con un sofá sería lo suyo. Las chicas estarían en buena forma, eran animadoras, y así Darcy quemaría calorías de la manera correcta. Haciendo ejercicio y no siendo electrococinada por el friki. 

El DJ ese dice que no vamos a salir ninguna con vida, y los tíos se acojonan. Está claro que si necesitamos ayuda tendremos que valernos solas. Para colmo el tío ese de la camiseta chula intenta acabar con Darcy, pero ella esquiva con facilidad. Ahí ya ha dejado claro que esto es de verdad (y lo que faltaba es que hubiese acabado con ella, me habría quedado sin opciones de enrollarme con ella).

Entonces Channel critica a los tíos y da instrucciones para acabar con la situación, y yo no lo dudo un instante a pesar del riesgo de romperme una de mis cuidadas uñas.

- ¡Voy, Channel! - digo mientras voy con ella para coger el sofá. Nadie chafa mi noche, ni muerta me quedo sin mi rollo lésbico.

Vale, Sadie había tocado donde no debía y se había electrocutado.

Vale, los supuestos "hombres" de la sala (incluido Chad) resultan ser unas nenazas.

Vale, el tío éste se ha pasado de teatral...

¿Pero de verdad hay que cargar un sofá contra el único que mola en la fiesta?

Me encojo de hombros e intento ayudar a Channel. Al fin y al cabo ahora somos hermanas. Y tampoco es que el mal imitados de El Cuervo me importe lo más mínimo. Es acabar con la diversión, pero...

Observo con horror como ese ser horrible intenta darle a Darcy -¡Ay, por favor!...- Cuando ya creía que no se podía ser más horrible, esa manera de intentar acabar con ella me demuestra que, no sólo tiene mal gusto (si matas a alguien, que sea elegantemente, en silencio, si es posible con veneno) es que ¡además no cree en los abogados!. Mi amenaza ha caído en saco roto. Una persona que no cree en abogados no puede vivir en sociedad, está claro.

Cuando Channel nos pide que carguemos con el sofa lo hago sin pensar. ¡Faltaría más!
Pero vamos, que me esfuerzo lo mínimo posible, que yo a la jefa le hago caso, pero sudar es muy ordinario y no pierdo la esperanza de irme a la cama con alguno de los cobardicas... ¡y no pienso hacerlo oliendo a sobacazo!

¡Oh venga! Un poco de brío, chicas...que tirando así solo sudaréis ¿KIM?¡¡¡KIM!!! Ven un momento

Darcy se acercó al sofá y con una facilidad sorprendete levantó una de las partes del sofá, dejando claro que toda la grasa corporal de cuerpo debía estár ubicada en los pechos, porque aquella fuerza no era ni medio normal. Estaba claro que l animadora estaba más en forma de lo que parecía. Esquivar cables, levantar sofás...

Venga chicas. A la de tres. Si esos mediohoombres no se quitan de en medio, seguirán el camino de la puerta–dijo mirando a los chicos y lanzándo un provocador beso-mordisco al aire

Los hombres se agolpaban en la puerta y las mujeres decidieron que tenían que echar al friki de en medio. Fuera como fuera. Así que tomaron el sofá entre todas y se dispusieron a cargar contra aquel DJ que no tenía ni idea de pinchar música, osea es que estaba poniendo ropa de esos jevis piojosos que se paseaban por la facultad y estudiaban cosas como filosofía o ciencias. La ciencia era para frikis, eran como otro tipo de friki con mal gusto para vestir y de luto continuo. Ugggg.

Entre todas cargaron contra él, pero lo único que consiguieron fue atravesarlo. Eso y comerse el equipo de música, que acabó de romperse por completo. Al menos así la música esa del infierno había parado. Es cuando estaban tiradas en el suelo, doloridas y sin rastro del friki de colores raros, cuando vieron la humareda que bajaba por las escaleras.

Aquello olía a ropa quemada, a ropa de primera calidad... Y quemada con chanel número 5, OMGOSH. ¡¡El vestidor fantabuloso de Channel!!

El fuego no tardó en llegar y con él el humo. Aquello era como un auténtico infierno, por el calor y todo, pero las gemelas se sentían por alguna razón como en casa. Channel no tardaría en darse cuenta que estaban tirando abajo su vestidor, pues la humareda con olor a chanel número cinco ya estaba bajando las escaleras.

Kimber, en su maldito pánico se había metido de lleno en la marabunta de tios lloricas y asustados, junto con zorras de mierda muertas de miedo (Oh si, ahora mismo yo soy una de ellas), apelotonados frente a la puerta principal, como viejas esperando que abriesen el zara para las rebajas de temporada.

-Oh mierda, tengo que salir de aquí...- Comentó en voz baja casi inaudible debido a la cantidad de gente gritona de su alrededor.

Entonces sacó fuerzas de la flaqueza para tranquilizarse...

...¡Pero no se podía mover!, estaba embutida como una tia de 100 kilos en una talla 42, igualita que un lomo embuchado.

Alzó un brazo como pudo mientras intentaba patear y dar codazos a todo dios, con afán de liberarse.

-DARCYYYY, DARCYYYYYY- gritaba cuanto podía

-ESTOY AQUÍ EMPOTRADAAA, JELP MIIII-

Como la situación siguiese igual, empezaría a morder caras y cuellos, y eso no resultaba agradable para nadie.

Luzbel observaba fascinada la evolución del fuego, cómo iba cogiendo fuerza y rabia, cómo crecía en altura y fuerza. El calor le pegó una bofetada en la cara y sonrió con maldad.

Se le pusieron los pezones como dos bellotas de Swaroski y notó el fssshhh del jugo hirviendo en la vallaina. Lo que estaba pasando era para ponerse toda perra.

Con gusto se quedaría ahí para ser una con las llamas y subir de nivel o algo de eso. Renacida como un fénix estiloso, un elemental del fuego. Era lógico. Había practicado con el fuego uterino toda su vida. Ahora lo entendía todo: solo era la llamada de su verdadera naturaleza. Ella y su hermana eran criaturas superiores, siempre lo habían sabido, pero en ese momento estaba más claro que nunca. La Revelation. Volverían como inmortales diosas de la crueldad y el vicio.

Pero Luzbel todavía tenía una misión en la Tierra como mortal. El asesinato. No les quedaba mucho en esos cuerpos humanos, por lo demás perfectos, pero el tiempo que les quedaba debía aprovecharse para hacer el Bien. A la manera Monroe. Y sentirlo. Que si algo tiene de buena la mortalidad es que sientes a tope las cosas.

– Vamos, hermana, todavía no –dijo, acariciándole sensualmente el brazo y saliendo por la puerta. Allí esperaban fielmente Kim y Kanye–. Lindos cachorritos, vosotros no merecéis morir así, pobres –dijo, acariciando sensualmente a Kanye. Ahora todo era sensual y provocador. Quizá luego pudieran montar una orgía los cuatro de esas prohibidas en 47 Estados de USA. Por «así» se refería, obviamente, a morir rodeados de plebe. Quemarlos vivos era una cosa, pero en compañía que pudiera mancillar su recuerdo, eso sí que no–. Salgamos de HOTS por atrás, cojamos un coche y bloqueemos la puerta delantera para que nadie salga.

El invento había resultado todo un éxito y las llamas comienzan a engullir la ropa y el vestidor de Channel. Casi me puedo imaginar su cara de horror. Deseaba verla llorar, verdadera lágrimas de sangre. De rodillas, susceptible y humillada, débil y vulnerable. Ahora entendía el placer inexplicable del pirómano haciendo de las suyas. Siento la caricia en el brazo de mi hermana y es como sus manos estuvieran en otra parte más al sur de mi cuerpo. Le sonrío con picardía y me dejo llevar para fuera.

Le asiento a Luzbel.

- Rápido, el olor y el humo ya se nota... No nos crucemos con ellas... - susurro, cierro la puerta del cuarto/vestidor, apra disimular un poco todo, o al menos para que la luz de las llamas no se vea y volvamos a la oscuridad. 

Entre varias agarramos el sofá y embestimos contra ese DJ grimoso de la camiseta chula. Logramos pillar fuerza, tanta que atravesamos al tío y todo. Ignoro si le hicimos algo o si lo matamos ("cojonudo, otro cadáver" pensé), pero de paso arrasamos con el equipo de música y todas nos fuimos al suelo. Al menos ya no escuchamos ese tema infernal tan poco glamuroso.

- Ay... ¿acabamos con él? - pregunto, un poco aturdida e intentando levantarme lentamente.

La humareda bajaba por las escaleras... y sólo podía provenir de un sitio. Aquellas dos putas gemelas sifilíticas incestuosas le habían prendido fuego a su ropa. Por un instante Channel se planteó subir y matarlas, aquello era una traición miserable, una venganza sucia (y, teniendo en cuenta los materiales de gran parte de la ropa*, un suicidio para las dos furcias coñosucio). 

—No se, Jess... creo que sí acabamos con él. Sería una proyección holográfica o algo así. ¡Otro punto para HOTS! HOTS UNO, FRIKI LAMENTABLE CERO —dijo levantándose muy segura. 

—¡Ahora tomemos el ariete y contra la puerta! ¡Demostremos a esos idiotas lo que unas verdaderas HOTs pueden hacer!

La fiesta ya había logrado la categoría de legendaria, con tanta muerte, friki raro, novatas en bragas y similar. Nadie se perdería otra fiesta en HOTs. Nadie al que invitáramos. Ahora quedaba que hacer con el incendio de MI ROPA. Aquello merecía una venganza, no por el dinero de la ropa de diseño del armario (estaba todo asegurado) sino por la falta de respeto.

De alguna manera, la había hecho un favor, ahora recompondría el armario con ropa de temporada. ¿Cual era la ropa de temporada, la que ella se pusiera. Ella creaba tendencia. LA TENDENCIA.