Partida Rol por web

Las chicas esperaban que aquellos nerds respondieran a sus preguntas, pero en realidad pasó esto…

Y es que no era lo normal que entrara gente de fuera, pero que encima fueran mujeres y de la deseada hermandad HOTS, era una locura. Como pensar que porque sigues de forma obsesiva a un famoso en todas sus redes sociales tenéis una relación formal-informal-casual. Allí estaban rodeadas todas de machos, bueno, de hombres… De… Emmm… De género masculino.

Ahora estaban en un mar de sudor, frikismo, videojuegos, sudor y algún ganchito que otro pegado a la ropa de aquellos chicos. En un momento se vieron rodeadas y atrapadas.

De repente se oyó un suspiro entre la muchedumbre nerd y uno de ellos cayó fulminado. Su corazón no pudo resistir aquella emoción y falló. Aunque antes de caer al suelo se vio la evidencia de que allí ya había algo tieso antes de que llegara el rigor mortis. El resto de chicos ni intentaron socorrer a su amigo, porque ¡había chicas atractivas delante!

Uno de los chicos, que no estaba entre los que rodeaban a las HOTS (algo raro, pero ahí estaba en modo hombre duro y con actitud “ya vendréis a mí”) cogió un arma que había colgada en una de las paredes y apuntó a las chicas con ella. Los ojos le brillaban de un verde extraño.

-Vaya, chicas… Parece que estáis pasándolo de muerte- el chico soltó un chiste típico de mierda, con esa voz alienada que salía por los altavoces.

El chico de las gafas parecía asustado con toda la situación. Al menos hasta que le dio la risa tonta por los nervios. Es el primero que fue a intentar echar una mano a Luzbel para que pasara al otro lado de la valla. Le costó lo suyo, porque estaba realmente escuchimizado, de no poder ni sujetar su peso al andar. Nada tenía que ver con el musculado cuerpo de una animadora.

-Me llamo Fogell- dijo cuando la tuvo al otro lado, en un tête à tête.

El rubio hizo un intento de subir él la valla para tratar de ayudar a la oscura seguidora del dueto satánico, pero tampoco es que pasara días de gimnasio ni nada de eso. Es por eso que su intento de subir a ayudar queda en intento de subir.

-Em… Esto… Lo siento- dijo el chico apurado.

La lengua de Lilith cumple su cometido, como puede comprobar… Pues no. No puede comprobar nada, pero ahí bajo esa tripota debería de haber visto una tienda de campaña. Una montada toda para ella y anhelante de que entrara dentro a darse la fiesta padre.

-Mi amigo le ayuda- rodeó la cintura de la rubia en un plis plas y se arrimó a ella todo lo que pudo, poniendo aquellos consabidos morros de pato. Sí, esos morros que se habían vuelto en cáncer en las redes sociales. -Dame un besito guapa, que te voy a poner una naranja en la boca y sorbértelo hasta que salga fanta naranja- sus piropos eran de chico refinado, sin duda.

Del ¡Oh! ¡qué monos! inicial pasamos al Si me queréis, irse.  ¡Coño, que agobio! Así, de repente. ¿Porqué se acercan tanto? ¿Porqué nos miran con esos ojos?  ¿Porqué se mueren sin más?

"Pues va a tener razón Jess y no hay que hacer movimientos bruscos... A ver, que sé que esto de sentirse acosada por los fans es algo muy de guapas, pero en estos momentos ya tenemos un problema. Sentirme Kim Kardashian, acosada por los fanes psicópatas que le quieren besar el culo, no me ayuda a estar mejor"

Y entonces, el hombre de ojos verdes, con actitud indiferente del rincón se dirige hacia aquí... ¡Mierda! ¡Con lo bien que sonaba y lo feo que resulta! El tipo no esta bueno, pese a tener los ojos verdes ("¿Quién lo iba a decir?") Y no es cierto que sea indiferente, nos apunta con esa cosa firme y rigida... Y esto tampoco es tan guay como suena ¡puff!. Y la voz sexy esa, grave y profunda que debería decir "Te sobra toda esa ropa" solo dice no sé qué de muerte 

-¡Jo, que mal tías!- les digo a todas porque suena a frase guay para decir ahora.

Menos mal que la jefa está aquí. -Seguro que ya tienes un plan magnífico para librarnos a todas de esto, Channel, fijo que si... pero igual, porsiaca, solo porsiaca, ¿echamos a correr hacia el otro lado?-

Los nerds habían venido a adorarnos como hormigas antre sus diosas. Y yo era la más guapa de las diosas. Eso tenía mucho mérito porque Kim, Jessica, Darcy y Mary Anne no eran feas y compensaban el resto con su aura de puterío extremo, ultraputerío era la palabra si nos poníamos técnicas. Channel aprobaba eso en sus servidoras. Pero era ella la mejor y más guapa y sexy. Sin parecer una puta. Bueno, podía parecerlo si quería, pero no quería. Siempre estaría perfecta. 

Uno cayó fulminado, sin duda una muerte por la que tendría que agradecer a las HOTs, ¡si hacían una labor social! Debilitaban el rebaño dándo muerte dulce a todos. 

Otro tomó un arma extraña y larga de la pared, algo friki ¿no podían tener estos memos sendos AR-15 como buenos americanos de bien? Recordó por un momento su niñez, cuando la habían llevado a las zonas exteriores de sus grandes extensiones de terreno boscoso y enseñado a disparar.

Aquella arma sin duda era japonesa y de un videojuego, ¡Aquello era anti-americano! Pero daba igual, sabía lo que tenía que hacer.

Mary Anne hizo una pregunta lógica —Sí, putilla, podemos escapar y tengo un plan, tenemos que escapar de ese friki electrónico flipado y del trío de furcias satánicas —susurró— Pero antes... —pasó a voz normal— ¡Chicos! ¡Vuestro amigo ha cogido esa katanaespada rara. Creo que quiere hacerme pupa... ¡Si nos defendéis como héroes, y le paráis los pies, ahí fuera están tres lesbianas calentorras gemelas prostifurcias que os la chuparán, soy la presidenta así que tienen que obedecerme!

—He venido a informaros y a entregároslas, ahora, nosotras cinco... ¡Nos vamos a dar un paseo!

Channel señaló hacia la entrada de la hermandad, podrían escapar, la misión era huir. Las otras cuatro eran unas sucias putas novatas, hermanas prostitutas recién ascendidas, deseosas de abrir las piernas... pero eran sus sucias putas novatas, hermanas prostitutas recien ascendidas y deseo... bueno, eso. 

Aquel era el cabrito. Pero no ocurría nada. Puede que los hombres fuesen más de "colegas antes que furcias" (o al menos eso decían, aunque finalmente siempre iban a por las furcias) Pero es que aquello ni siquiera eran hombres. Eran más bien protohombres. Seres que tenían sus erecciones, que les gustaban los pechotes y que se la cascaban. Y todos los hombres reaccionaban de forma similar ante un par de buenos pechos. Babeando y haciendo lo que la pechugona en cuestión ordenase.

Hace calor aquí

Con cuidado y muy, muy despacito, Darcy se fue levantando la escotada camiseta dejando al descubierto un vientre sorprendentemente plano, un ombligo con un pendiente, y lo que parecía la sombra de un pecho. Siguió subiendo despacito y apareció una insinuación de carne y entonces, como una televisión a monedas, como una máquina recreativa, como el aire que se acaba del air hockey, la pechugona mássexy de HOTS se bajó la camiseta.

Tsk.. no puedo quitarme ropa delante de ese chico. Me da escalofríos y parece que quiere...bufff ¡Ojaláalguien acaase con él y así podría quitarme tooooda esta ropa!

No me quedaba otra opción. Aunque pensar con claridad no era precisamente el gran don recibido tras la resurrección, había que ser demasiado estúpido para no ver que lo único que podía hacer era intentar saltar la valla, como las demás.

Channel intenta manipular a los frikis para que vayan a por ese flipado de ojos verdes y así dejarnos la vía de escape. Esperé para buscar a oportunidad de huir cuando Darcy empezó a hacer esa escena tan sensual enseñando su atractivo cuerpo.

Iba a escapar, planeaba escapar. Pero me entran ganas de agarrar el teclado de uno de los ordenadores de los frikis y estampárselo al tío raro para que Darcy enseñe sus tetas. La lujuria lésbica me puede al final.

- ¡Darcy! ¡Por tus tetas hago lo que sea! - exclamo antes de intentar agarrar una de esas tablas con teclas con intención de estampársela al tío raro grimoso.

Darcy era una auténtica Puta, Channel asintio aporbadoramente, era exactamente el comportamiento que tenían que utilizar como hermanas iniciales en HOTs.
Matad a ese friki y vereis tetazas de morena y os la chuparan fuera. ¡Estan deseosas de polla!

Finalmente salto, con más facilidad de lo que creía, y si hubiera sido alguien con cierta consciencia de la vergüenza propia me habría sentido estúpida, pero yo había puesto mi consciencia al servicio de las gemelas, y no sentir demasiado aparte de sed de sangre de zorra tenía sus ventajas, así que corro hacia ellas y me coloco a su lado, dispuesta a obedecer órdenes.

No es que piense las cosas mucho, no. Simplemente veo que ese gordo de mierda desobedece lo que le digo y encima me toca, y mi acción se sucede como un resorte. Como una inercia, que consisten en intentar clavarle el cuchillo de cocina en el costado, para pinchar ese jodido flotador de grasa. Pero la arcada que me sobreviene al ver esos morros  hace que me doble y simplemente le eche hasta la ultima papilla a los pies. Realmente lo único que descomo es bilis y líquido, porque no es que haya comido nada en las últimas horas, ni desde nunca, pero es suficiente para regar aquellos pies de nerd despreciable. Pero oye, eran fluidos de diva en su cuerpo, visto de ese modo. Debería estar corriendose del gusto, porque lo mas cerca que tendra un fluido mio. 

Kimber se puso al lado de Darcy, y comenzó a magrearle las tetorras para 'envalentonar' más al personal.

-Oh chicos, que penas que por culpa de ese gilipollas, no esteis viendo a estas nenotas- Comentó en referencia a las domingas tamaño XXXXXL de Darcy -¡Se sienten tan bien al tacto!¡Que suavecitas!-

Había que esperar al momento justo para dirigir a la jauría de nerds contra aquel friki de ojos verdes LSD, entonces, podrían correr y seguir avanzando, el caso era ¿A donde coño iban a ir?.

-Darcy, en cuanto los frikis despedacen al capullo ese, nos vamos, o nos violetean de manera triste e inútil estos payasetes-

Dios...Si tan solo tuviera un palo...

Luzbel acercó el hocico a Fogell y olisqueó su cuello. Olía a antivirilidad, antitestosterona. A contramacho subzeta. Era un especimen raro y desconocido, porque hasta ese momento Luzbel había pasado por delante de criaturas así y ni siquiera sabía que existían. Eran totalmente invisibles para ella. Una pena, porque de haberlo sabido los hubiera aplastado con gusto, los hubiera pisoteado con su doloroso desprecio y buscado su ruina. Por gusto. Fogell estaba incluso por debajo de aquellos ¿tíos? que entran en la categoría de «te desprecio y te hago daño porque disfruto hiriendo a seres inferiores». No llegaba ni a eso, la temblorosa ameba Fogell.

– Uhmm... deberías llamarte Fucker, creo yo –lamió el lóbulo y pasó la mano por un cuerpo blandurrio y ni siquiera con temperatura normal. Era como un trozo de pescado muerto–. Se nota, Fucker, tienes algo –mintió. Era divertido verle sufrir, temblar, sofocarse. Bajó la mano estratégicamente hasta casi llegar... y sonrió con falsa picaresca. Se mordió el labio con cara de pera en celo, simulando ponerse cachonda por él. Era por joder. Luzbel dudaba de que a Fogell la excitación le pusiera la polla dura. No por falta, sino por exceso. Seguro que estaba tan cachondo que se había cagado de miedo y la pililita le hizo chof. Una manchita en los calzoncillos de Spiderman. Por delante y quizá por detrás.

Lilith echó la pota y con razón. El gordo era repugnante. Pero al menos tenía suficiente sangre en las venas como para tener desparpajo.

– Perdona a mi hermana, guapo. Está tan borracha... Ten cuidado, cuando está así es una loba –guiño cómplice al gordo.

...pues claro que es una loba, so morsa. Pero no de las que estás pensando. Bueno, de esas sí. Pero no contigo. Aunque claro, con las cosas que disfruta Lilith, a lo mejor quiere a esa bolsa de carne lacia entre las piernas... esas piernas...

La mirada de Luzbel se desvió a las piernas de su hermana y se mordió el labio por el deseo. Le papeó el papo. A ver si llegaba la hora de tirársela y fusionarse en condiciones, después de un día tan largo se lo merecían. Pero sacudió la cabeza para quitarse ese pensamiento de la cabeza: había cosas que hacer antes de eso.

Miró a los tres gusanos. Luzbel se imaginó metiéndolos a todos en una picadora de carne y mandando a los esclavos a tirar los restos por la calle para que los devoraran las ratas. Un buen final, pero quizá, solo quizá, todavía no. Si algo tenían esos tres era necesidad. El vasallaje les hervía en las venas. Podrían servir de algo.

– Nuestras amigas son unas zorras. Nos han dejado tiradas, menos mal que vosotros sí nos habéis ayudado. Chicos guapos y listos, ¿eh? ¿Qué estábais haciendo? ¿Una fiesta de hermandad? ¿Podemos apuntarnos?

Ningún interés en apuntarse a una de esas fiestas de ganchitos, videojuegos y aire viciado con olor a pescado. Pero, por saber... quizá tuvieran la oportunidad de prenderle fuego a otra casa. Gracias a las gemelas habían muerto ya unas decenas de humanos. Calcinadoz, agonizando, sin salida, muertos de miedo y dolor. Delicioso. Luzbel sintió hambre.

Las palabras de Channel eran palabras de führer. Todos los frikis, tras un debate interno a muerte entre la Fuerza de tener mujeres cerca y el Lado Oscuro de ver tetas de verdad, se giraron hacia aquel chico con el espa-tola. O lo que fuera esa cosa friki que tenía en la mano, pistola, espada, lo que fuera.

-¡Por Azeroth!- gritó uno de ellos y ahí sonó un tronar de nerd como respuesta “AU, AU, AU”. Qué cosas tenían estos frikis.

Pero el tipo raro de los ojos de color verde solo se rio. Seguidamente la música de los videojuegos de ordenador se paró y se oyó una especie de corte de los bajos cayendo en todos los altavoces a la vez.

Lo siguiente que escucharon fue un agudo pitido que les atronó los oídos a todos los presentes. Los nerds no pudieron soportar aquello y se llevaron las manos a los oídos. Era imposible pensar o hacer nada con aquel ruido.

Suiciditos consiguió saltar la valla, por fin. Parece que comprendió que saltarla era como mucho más fácil que combatirla. A veces una retirada a tiempo era una victoria, o algo así. De dentro llegó un pitido molesto y algunos gritos masculinos de dolor. A saber la que había ahí montada.

Mientras fuera el plan era otro. El nerd que había intentado pero no ayudar a –antes-conocida-como-Bethany- Leraie está ahí pasmado delante de ella. Sonrió nervioso y todo, porque en realidad en sus deseos más oscuros le iban las góticas y el cuero. Soñaba con ser el sumiso de una dominatrix encuerada, con corset y con cadenas. Pero no son las cosas que uno va contando por ahí. Cuando creciera y ganara pasta gracias a su cerebrito, podría dar rienda suelta a esos deseos oscuros. Ahora se conformaba con mirar a la gótica y sonreír tímido. –Hola, soy Evan- le tendió la mano y todo.