Partida Rol por web

Volvéis a coger los caballos, algunos en el carruaje, y partís hacia el monasterio de San Timoteo, lleváis una hora de camino cuando el carruaje se tambalea, la rueda se ha quedado atrapada en un hoyo del camino, aunque los que van a caballo podrían jurar no haberla visto antes de que la rueda cayese en él, todo pinta a... ¡una trampa!

Y así se demuestra pronto cuando una lluvia de flechas cae sobre el carruaje comenzando a incendiarlo.

De entre los árboles sale un hombre al que conocisteis en vuestra anterior vida, no es nada más y nada menos que el hermano Clemente que comienza a gritaros:

- ¡Os lo advertí! ¡Os dije que evitaseis las tierras de los muertos! ¡Ahora participáis de su maldad! ¡No quisisteis escuchar la voz de los justos, y ahora estáis condenados!

El hermano Clemente no está solo, junto a él podéis ver a seis hombres con la misma vestimenta.

Los reconocéis, son de la Orden de Templarios, ¿pero no habían sido disueltos hace 130 años? Parece que alguna rama sigue actuando en la clandestinidad, y por desgracia, han decidido salir para enfrentarse a vosotros. Desde la lejanía estos hombres hondean en sus manos una hondas

Antón sacó la espada que había robado de los anteriores asaltantes, últimamente no ganaban para ausentarse, por suerte había bebido copiosamente, pero aún así tenía gusanillo y bueno, ahí tenía unos cuantos sacos de sangre. Aún así fue prudente y no se lanzó hacia ellos, pues acabaría rodeado rápidamente y aquellos no parecían campesinos.

Antón comenzó alejarse del grueso de ellos para meterse en la espesura, preparado para alejarse si iban a por el, a ver si así se dividían y a sus compañeros les sería más fácil de ese modo y si podía coger a uno de ellos solos.
Se relamió ante la perspectiva de sangre fresca.

Lo que parecía un bache estuvo a punto de arrojar a Etienne fuera del pescante, pero se agarró con mano firme. Entonces comenzaron a caer las flechas. Etienne, poniéndose en pie, empuñó su espada y la desenvainó con un siseo. A la luz de las llamas, el brillo del acero titiló, y el caballero se lanzó de un salto al camino embarrado, dispuesto a presentar batalla. Echó de menos su escudo, pues frente a un ataque con flechas sabía que sería mejor guarecerse: pero no disponía de él, y protegerse tras el carro que comenzaba  incendiarse tampoco era ya una opción.

Sobreponiendo su ánimo a la presencia de las llamas, comenzó a correr en dirección al más cercano de los caballeros, volteando el filo por encima de su cabeza y asestándole un golpe con todas sus fuerzas.

        - Por favor tengan mas cuidado amigos!    Porque los tipos que estan afuera parecen mejor preparados y armados que los bandidos que enfrentamos antes!     Creo que antes de salir cada quien por su cuenta a enfrentarlos deberiamos colaborar y enfrentarlos con una estrategia conjunta! -       Propone Maria al resto mientras que se ajusta el vestido y el cabello para que no le estorben y trata de cubrir su pecho con ropa de frio que le de un poco mas de proteccion antes de concentrarse para ofuscarse y salir tras los primeros combatientes despues de asomarse con la puerta semiabierta para ubicar el origen de los arqueros para dirigirse hacia ellos, no sin antes decir al resto:

         - Los que podamos combatir ocultos deberiamos cubrir a quienes se saldran de inmediato exponiendose atacando con sigilo a los arqueros y los que se quden en retaguardia apoyarnos de otra manera! -     

En la tranquilidad del viaje permanecí una vez más dentro del carruaje, pero de pronto dimos aquel pequeño tumbo y terminamos atascado. Luego las flechas llegaron, impactando en el carruaje y comenzando a incendiarlo. Mi primera reacción fue abrir la puerta desesperado y tirarme afuera, cayendo boca abajo antes de rápidamente levantarme del suelo y alejarme del carruaje. Cuando sale la Duquesa María llego a escuchar su plan, pero yo decidí ayudar a aquellos que iban en la delantera.

¿Pero como? No lo sabía. Solamente miraba desorientado a cada uno de los presentes que estaban afuera, anonadado por la situación y con los nervios a mil por aquel peligro que se presentaba en nosotros, exaltado. Entonces mi atención se va a uno de nuestros guerreros que aún no se lanza a la batalla: Nicolae. En un segundo puedo llegar a compartir el como se sentiría, a como su corazón empezaría a palpitar con rapidez, moviendo por cosa de memoria muscular su mano hacia su espada, con su mano cosquillando en anticipación de cargar un poderoso golpe con el metal en una  acción de atacar o huír, y de pronto algo vino a mi, como si pudiera transferirle esa intensidad que sentía ante el peligro a él, o incluso hacer que sus emociones aumenten, hasta que de pronto aquel deseo se manifiesta en lo más dentro de mi ser, y siento como empieza a formarse aquel deseo hacia él, como si de verdad pudiera hacer que sus emociones aumenten.

Anton observó a los templarios, retrocedió hasta los árboles por si una nueva lluvia de flechas caía del cielo sobre ellos, esperando la oportunidad de que los templarios se separasen y atacar por la espalda a alguno de ellos, pero en un principio no parecían dispuestos a separarse, en una mano portaban una espada, preparados para el combate cuerpo a cuerpo, pero en la otra llevaban una honda dispuestas a ser lanzadas en la distancia.

Etienne fue el primer valiente que se lanzó al ataque y atacó al primer templario que se puso en su camino, consiguió herirlo, pero se dio cuenta que era mucho mejor combatiente que cualquiera con los que había luchado con anterioridad, también su armadura era bastante buena y protegía los puntos vitales dándole una ayuda extra.

Enzo se lanza del carro y desea ayudar en batalla, pero no sabe cómo, entonces su mirada se encuentra con uno de sus compañeros, Nicolae, usando su disciplina hace que Nicolae saque su espada y ataque a uno de los templarios, los pies del guerrero se mueven contra su voluntad, la espada en su mano y ataca al templario que más cerca está de su posición, pero ataca como un autómata, sin estrategia, sin gran fuerza y su ataque solo consigue abollar la armadura del templario.

Pietro quizás por miedo a las llamas se lanza en combate desoyendo el consejo de la duquesa María se lanza para intentar hacer un placaje a uno de los templarios sin éxito alguno, son demasiado fuertes para su escasa fuerza, incluso la potenciada. La duquesa intenta hacerse invisible a los ojos de todos, pero la visión del fuego, el terrero que revela sus pisadas impide que sus intenciones vayan a buen puerto.

El padre Clemente lanza su honda hacia Pietro, lo golpea y para sorpresa de todos Pietro comienza a gritar enloquecido, no podéis creer que una pequeña piedra pueda hacerle tanto daño, pero entonces veis que allí donde la piedra a golpeado hay una pequeña quemadura, no son piedras normales, están bañadas en agua bendita.

Constanza ya esta harta, harta de que la protejan, harta de ser tratada como una dama y se encamina hacia los guerreros mostrandose lo mas terrible que puede. Levanta sus manos como si fueran garras y sin acercarse del todo. Esta nueva fuerza sacada de no se sabe donde hace que su sombra tenga una textura mas solida, mas oscura. Sin acercarse a una distancia de ataque Constanza intenta colocarse tras los fuegos creando una sombra lo mas prolongada posible para que llegue hasta el grupo de guerreros contrario.

Aún a lomos de su caballo, los veía, y veía las estupideces que querían hacer, ellos hacía poco que fueron transformados y muchos no tenían una formación en combate apropiada, es más, ni siquiera la tenían. 

-¿¡Que hacen!? Ellos son hombre muy bien entrenados y equipados para enfrentarnos, no somos rivales, vámonos, de prisa-

Dijo aquel hombre mientras se acercaba a María, tennderle la mano y subirla al caballo 

Antón viendo que se quedaban a la defensiva y que parte de sus compis se lanzaban al ataque decidió que no podía quedarse atrás, si les privaban de la fuerza del número eran suyos.

Se abalanzó sobre el grupo y lanzó dos golpes muy rápidos contra los hombres armados, el primero fue un golpe a fondo a la carrera según se acercaba y el segundo fue un tajo lateral para evitar que otro se acercara.

- Vamos amigos... entre todos haremos lamentar a estos infelices su atrevimiento - Dijo a sus compañeros

              - ¡Creo que tienes mucha razón hermano!     Pero irnos nosotros y abandonar al resto aquí con los cruzados seria dejarles en una situación desventajosa, si quieres trata de montar de regreso a la posada hacia con nuestro sire y el resto para pedir refuerzos, que con nuestra naturaleza de por medio no se que otros aliados tengamos de momento mientras que yo trataré de colaborar con mis limitados recursos en batalla! -     Dice con voz clara y decidida la duquesa Borgia aun dentro del carruaje cuando Basilio se acerca a un de las ventanas por detrás y se concentra para ofuscarse desde el interior para aprovechar cuando uno de sus hermanos de sangre la abre para salir oculta detrás de él y tras alegarse con sigilo unos pasos a la posición mas elevada y cercana posible del carruaje para no ser una diana casual de una flecha pero poder reconocer la situación tras haber visto desde el interior de donde venían las flechas trata de acercarse con sigilo hasta el hermano Clemente  

Los inesperados movimientos ajenos a mi voluntad me toman por sorpresa. No puedo hacer nada como si me estuvieran manejando. Un golpe sin ganas y a ciegas. ¡Un suicidio!. No sé lo que ha pasado pero sí que el causante ha sido Enzo. Eso me hace hervir la sangre y le lanzo una mirada de odio y advertencia.

Lanzo la estocada al templario buscando colar la hoja por un juego de la armadura, una junta, el cuello, las aberturas del visor. Pero es algo complicado y el propio movimiento de mi rival evita que tenga éxito.

Anton no queriendo dejar a sus compañeros a solas ante el peligro y viendo que los templarios no se lanzarían al ataque, comienza a usar su celeridad para atacar a los enemigos que tiene delante. Golpea sin piedad con su espada, dando tajadas y golpes rápidos, la armadura protege al templario de los golpes pero aún así consigue herirlo, el último golpe es tan potente que Anton destruye la armadura del templario dejándolo desprotegido.

Constanza comenzó a usar uno de sus poderes, sin saber muy bien cómo las sombras a su alrededor comenzó a volverse tangibles, dándole un aspecto terrorífico y asustando no sólo a algunos de sus enemigos, sino inquietando a sus compañeros que por primera vez veían ese fenómeno.

Los caballos a causa de las sombras que había creado Constanza comenzaron a encabritarse, se movían como locos intentando escapar y amenazando con tirar de sus monturas a sus jinetes.

Nicolae mira con odio a Enzo mientras observa su fallo estrepitoso, no era su forma de luchar y se estaba viendo en la forma en que sus golpes no traspasaban la armadura pesada, pero no era solo que no traspasara su armadura, era que ni siquiera se acercaba a ella, el templario desviaba con facilidad sus golpes con su propia espada.

Basilio quería aupar a María para que subiese a su caballo, pero hasta que no controlase a su propia montura iba a ser un trabajo muy complicado. Mientras, instaba a sus compañeros a huir de la batalla antes de que acabasen con ellos.

Maldita mujer

Piensa para si mismo Basilio que no piede dominar al animal y se ve obligado a bajarse, por suerte no se vio afectado por la enajenación de las terribles sombras.

Estos no saben que los templarios tienen la mas ferviente fe a dios, y que eso los puede destruir si la cosa va mal, maldecia por dentro al saber que sus palabras no habían llegado a sus oidos, y menos a oidos de María.

Ni siquiera sabía usar unq espada, ni hablar de la fuerza para empuñar una, realmente se sentia un completo inutil en estos momentos tan tensos.

            En silencio y antes de pasar desapercibida del resto la duquesa le hace la seña a Basilio de que se ofusque y le siga antes de tratar de mantenerse oculta de las miradas de los otros templados; entonces trata de rodearlos con la intencion de tomar por sorpresa al hermano Clemente amenazando su cuello por la espalda con la daga que tiene oculta en el pequeño crucifijo colgado al cuello, cubriendose con el fuerpo del santo hombre de sus otros camaradas mientras que le susurra:

               - !Hola hermano Clemente! -      Nadie de tus hermanos ni de los mios debe morir si hoy dios toca tu corazon y mente!     Convence les de detener las hostilidades y yo hare lo mismo de inmediato o muere inutilmente!    

Albert salio del carruaje practicamente arrastrandose para acabar viendo aquella gente que otra vez los cazaba y los trataba como animales.

Padre clemente, nosotros pedimos piedad por su vida y asi nos lo paga, acaso no somos todos hijos de dios pese a como nos haya golpeado la vida a algunos- le dice al sacerdote que los hostiga  pero su dialectica  se ve  interrumpida  por los gritos de pietro al recibir la pedrada del padre clemente, haciendole recordar lo intransigente que puede llegar a ser el clero

Animaleees  eso es lo que somos para vos , si no hay piedad ni perdon para nosotros que dios o perdone en la otra vida- vuelve a decirle a los atacantes, dandose cuenta que ahora todo se reducida a luchar para vivir  por lo que se lanza contra el templario que acaba de perder la armadura sin mas opciones que clavarle sus dientes en el cuello, por un momento al ver  las sombras que salen constanza se turba haciendole dudar antes de clavar los colmillos

No puedo evitar quedarme asombrada ante la visión de las sombras mientras noto como un escalofrío me recorre todo el cuerpo. Sin embargo consigo mantenerme a caballo, controlándolo como la guerrera que soy, aunque no resulta fácil.

Por un momento miro más allá del camino, pensando en la posibilidad de simplemente escapar. No es una mala posibilidad, siempre he sido una superviviente y eso no tiene porqué cambiar por más que ahora soy esta cosa. Y es que hablamos de templarios, no de granjeros con estacas.

La perturbación llegó en forma de sombras. Allan no era capaz de distinguir si eran producto de su mente o si eran reales pero lo que si tenía claro es que no le gustaba aquella presencia.

Padre clemente, nosotros pedimos piedad por su vida y asi nos lo paga, acaso no somos todos hijos de dios pese a como nos haya golpeado la vida a algunos- le dice al sacerdote que los hostiga  pero su dialectica  se ve  interrumpida  por los gritos de pietro al recibir la pedrada del padre clemente, haciendole recordar lo intransigente que puede llegar a ser el clero

-¿Dios? Dios os ha abandonado cuando abrazasteis la obra del demonio, no sois hijos de Dios, sois la creación del demonio y por tal moriréis

Albert visto que el hermano Clemente no iba a tener piedad de ellos se lanza a por el templario que está con la armadura rota, se tira sobre él, aunque no consigue herirlo, intenta inmovilizarlo para así clavar sus dientes.

Varias piedras salen disparadas por Pietro que consigue esquivar algunas de ellas, pero una consigue volver a darle quemando su piel una vez más.

María tenía un pensamiento, escabullirse entre las sombras para amenazar la vida del hermano Clemente y de este modo intentar tener una ventaja sobre los atacantes, pero la visión del fuego tan cercana a ella hizo que enloqueciera, que se olvidase de su estrategia y se lanzase a por el primero de los que tenía delante, por desgracia apenas tiene fuerza para enfrentarse a él directamente cuerpo a cuerpo y sin armas

Piero había conseguido salir rápidamente del carruaje cuando vio que este se encontraba envuelto en llamas. Él no era un guerrero ni nunca había combatido antes, lo que provocó que se asustara de inmediato no solo por la presencia templaria, sino también por las sombras que había convocado Constanza.

El pintor observó a los templarios. Todos ellos le parecieron oponentes demasiado poderosos para él, pero uno de ellos parecía encontrarse afectado por las sombras realizadas por Constanza y había sido herido por Anton, por lo que Piero se lanzó sobre él para inmovilizarlo con su agarre y que así sus compañeros pudieran librarse de él. Provisto de un cuerpo rollizo y de brazos grandes, le sería más fácil inmovilizar al templario por la espalda.