Partida Rol por web

Cierro los ojos y me llevo una mano a la cara, conteniendo un gruñido. ¿Por qué tenía que pasar esto? Como sea, aquí no voy a intervenir, no sé qué decir que ya no esté dicho y tampoco voy a ser la única atolondrada que va y se mete en donde no la llaman. Esta vez sí que tengo clarísimo que ahí nadie me ha invitado.

Trato de mantener el gesto alegre y jovial, pero me está resultando difícil ahora. La velada con mis amigos se ha arruinado, en un rato tendré que volver con Vilfain, no he aprendido nada de ellos. Frunzo los labios mientras sigo disfrutando de la comida, bastante enfurruñada.
—Los brutos con los brutos —pienso en voz alta.
Y los demás se han levantado... ¡soy la única que queda comiendo!

Pero me preocupa de verdad, ¿y si se lastima? No sé qué hacer, ¿lo dejo que escarmiente o lo ayudo? Pero, ¿qué podría hacer yo para ayudarlo?

—Chicos, ¿seguros que no deberíamos detener esto? —pregunto a Lance y Marianne—. La cosa puede escalar...

Sobre la misma mesa que Lance había aprovechado para apoyarse y ver el espectáculo, uno de los aventureros del otro grupo se reposo también para observar mientras reía. Si bien parecía que la pelea entre el enano y el peli cenizo era algo serio, el grupo de fuera no parecía tener intención de tomarlo como algo así. Incluso el tipo que se había colocado junto a Lance le tendió una mano.

—Laon. De la casa Apolo.—Dijo a modo de saludo. Bien Lance tomara su mano o no siguió con la mirada la pelea de su jefe y Gerda.— No me lo puedo creer, les da calabazas a ambos y acaban pegándose.—Comentó riendo sinceramente por lo ocurrido antes de pasar a explicarse mientras miraba el combate.— Alabert se intento acercar a la elfa hace un rato y la cosa no acabó bien.

Procedió a dar un sorbo a su cerveza para apartarla de su boca cuando su compañero recibió un puñetazo de lleno.

—Uff, eso tiene que doler, jajaja. ¡Cuidado con las partes bajas jefe!.—La pelea continuaba y el enano era quien había conseguido dar un buen golpe en la cintura al aventurero contra el que peleaba.

Fue entonces cuando la puerta de la taberna se abrió y entro una amazona de pelo rojizo y piel tostada. La mayor parte de su cuerpo estaba al aire y aquellas partes cubiertas lo hacían con pieles gruesas. Dirigió su mirada hacia todos los presentes antes de toser en dirección de la pelea y hablar.

—Si no queréis que ambos acaben en el calabozo mejor que los paréis.— Dijo en dirección a los que estaban actuando como espectadores antes de iniciar camino hacia la mesa de la elfa de pelo morado y sentarse frente a ella.

— ¿Pero qué hace aqui...?.— Pregunto confundido Laon antes de hacer un gesto a Lance.—Tu coge a tu amigo. Hay que pararlos, esa tipa no se anda con chiquitas.— Entonces dejo su bebida en la mesa antes de entrar en aquel circulo de pelea improvisado que se había creado por los espectadores.

—¡Jefe! ¡Para!.— Al introducirse en aquel "ring" estuvo a punto de ser golpeado por su propio compañero.—¡Alabert, coño! ¡Que esta Farna aquí!

Al escuchar aquel nombre, la persona que estaba peleando contra Gerda se paralizo haciendo que el puñetazo ya lanzado por el enano diera de lleno en su estomago y cayera inconsciente al suelo.

—Bueno, al menos han parado de pelear.— Dijo riendo Laon mientras se encogía de hombros y se agachaba a recoger a su compañero.— Venga chicos, se acabo la fiesta por hoy.—Parecia que Gerda habia salido victorioso de aquel encuentro.

La pelea se había acabado inesperadamente, el resultado no me disgustaba pero creo que era la primera vez que ganaba una trifulca en todo el tiempo que llevaba metiéndome en aquellos líos por ayudar a otros.

Cuándo aprendería a apartar la mirada es algo en lo que mi padre siempre insistía. Pero, dado el resultado, la falna parecía que me había hecho mucho más efecto de lo que esperaba, no solo me hacía más fuerte, esto ensalzaba mi espíritu de justicia. Lo cual no era necesariamente bueno en mi caso.

Ya con todo terminado y la mujer entrando en la zona me giré a mis compañeros, que intentaban sacarme de aquel círculo, para decirles con sincero arrepentimiento por haberles metido en aquella situación y haber arruinado lo que era una tarde tranquila para conocernos: Lo siento chicos, no pude contenerme. Para después seguirles cabizbajo hacia donde me indicaban. Pues la pelea había acabado pero el conflicto que lo origino, tenía la sensación, que jamás se resolvería...

-Tranqui Viv, sólo están presentándose- Comentó a su preocupada compañera mientras el otro aventurero se acercaba a él.

-Lance, compañero del enano buscabroncas- Bromeo mientras estrechaba la mano del rubio sin apartar demasiado la mirada del combate.- Al mio parece que también le sienta mal el rechazo, supongo que se están “consolando” mutuamente, jajajaja. - Por lo que se podía apreciar ninguno de los dos rubios iba a hacer nada más que disfrutar de las vistas.

Estaba siendo un combate entretenido hasta que la amazona irrumpió en local, provocando el pánico del tal Laon y la derrota del oponente de Gerda. Un final bastante anticlimático sin duda, pero no por ello restaba puntos al contundente golpe del enano.

-Menuda aguafiestas, justo cuando se ponía entretenido– Suspiró con una sonrisa mientras se encogía de hombros y andaba hacia el enano. No tenía ni idea de quien era la amazona, pero el miedo de los locales solía ser una fuente de información fiable, y el nerviosismo de estos le daba a entender que no debía meterse mucho con ella.-

-No te preocupes, ha sido divertido, y ha sido un buen golpe, pero la próxima lleva la pelea a la calle, más espacio y la dueña evita preocuparse por los destrozos -Dando una palmada en la cabeza del enano le tendió su propia cerveza para que echara un trago, aunque el origen de la pelea había sido una estupidez, había resultado en un momento entretenido.- Ahora siéntate a la mesa antes de que a Viv le de algo y nos cuentas como pensabas ligartela.

—Es... toy tranquila —respondo en un murmullo. Es cierto, pero sólo recién ahora, justo luego de que entrara esa amazona y que su presencia calmara el ambiente.
Sigo un poco molesta también, hemos perdido unos valiosos cinco minutos. Pero, por otro lado, siento que debería disculparme por haber sido tan insensible, por más que nadie lo hubiera notado. Gerda debe tener alguna clase de historia con este tipo de encuentros, por eso la razón de su actuar.
—Lo siento, yo también, por no intentar ayudarte.
Pero rápidamente sacudo la cabeza, como queriendo quitarme de encima toda esta tensión espesa, vonviendo a sonreír alegremente.
—¡Olvidemos todo esto! Vamos a disfrutar de una rica cena antes de regresar a casa, ¿sí? Ya pasó todo, no hay nadie herido, así que, vamos, a comer, que tú aún no has probado nada, Gerurun.

La peliverde se había quedado allí, observando todo de pie con su mano preparada para sacar el arco y comenzar el show de flechas, sólo que al no meterse nadie más en la pelea no vio necesidad de hacerlo ella. De todos modos entre golpe va y golpe viene, el ingreso de una mujer detuvo aquello mientras la curiosidad de Marianne aumentó con creces. ¿Quién es? ¿Por qué ese respeto general? 

Por su apariencia, daba la impresión de ser una guerrera y tal vez sea la mejor, aunque no tenía idea. Eran suposiciones, al margen de que ya la atención se desvió hacia Gerda y ante la disculpa, negó con la cabeza. 

—Una elfa alcoholizada no es buen partido, aprende la lección—comentó casi al punto de reírse, era de sermonear a veces la peliverde pero ahora se la vio alegre—. Nada, eres el enano más reo del grupo. Nada mal. 

Y sin más, volvió a sentarse mientras escuchó a sus compañeros. Muy de acuerdo estaba con los consejos de Lance, aunque claro en el caso de la joven exploradora, prefería el no conflicto. 

Conversación Vilfain-Eris

La diosa sonrió cuando mencionaste que estarías ahí para lo que necesitaras.

—No te preocupes, la labor de las madres es preocuparse de sus hijos… —No te quedaba claro si lo decía por tu preocupación por Vilfain o porque estaba preocupado por vosotros.

Su rostro perdió algo del brillo al asegurarle que seríais una familia bien fuerte y no se arrepentiría.

—No hay nada que quiera más.—Su sonrisa ahora parecía más bien triste, como si recordara algo.—No hay nada más triste que la pérdida de un familiar y ahora todos sois parte de mi familia-.—Dijo mientras ponía su mano en tu hombro y daba un ligero apretón.

—No te preocupes por Vilfain, ve a divertirte con el resto.

Con la pelea zanjada el ambiente del bar volvió a su habitual. Algunos de los compañeros del derrotado ayudaron a la dueña a colocar las mesas y sillas en sus respectivos sitios antes de marcharse.

El lugar quedo en un silencio más notable que cuando habíais llegado, estando ocupadas únicamente vuestra mesa, la de la elfa con la mujer a la que habían llamado “Farna”, y una de un trio de aventureros algo más mayores que habían bebido sin levantarse siquiera cuando la pelea comenzó.

¿Ligarmela? Mi expresión da un vuelco al sentirme extrañado, ni si quiera había pensado en que pudiera ser interpretado de esa manera y el shock me pilla a contrapié. No... ni...ni si quiera es mi tipo. Giro para mirarla de nuevo y replicar: A los enanos nos gustan las mujeres más... fuertes, ligeramente robustas... no se si me explico. El modelo de mujer al que estaba acostumbrado distaba mucho de las gráciles facciones de los elfos y ni si quiera me había parado a pensar en ello hasta ahora pero... Creo que no, me gustan con más brazo.

Giro de nuevo hacia mis compañeros y veo como el ambiente ha cambiado de la noche al día solo con una insinuación de Lance y Marianne. Casi me olvido del motivo real por el que me había metido en aquello o el como había acabado todo tan abruptamente, pero al ver a la tal "Farna" con la elfa, me sentí aliviado de que al menos, junto a la que parecía ser la persona más respetada de la zona, no parecía que fuese a correr peligro a causa de mis acciones.

Tras sentarnos en la mesa explique a mis compañeros mis motivos reales. Ese tipo del pelo cenizo... le tiro una jarra de cerveza a la elfa y soltó que los no-humanos solo venimos a robar los tesoros y que deberían echarnos de la ciudad. Intenté que la chica se viniera aquí para que no la molestasen y evadir el problema, evitarlo de forma pacifica, pero al rechazar el beber con nosotros... no pude evitar pensar en que esos tipos seguirían hostigándola solo por no ser humana y... no pude reprimirme. Agachando la cabeza vuelvo a decir: De nuevo lo siento mucho.

-Mmm, asique no estabas ligando, sólo eres un metomentodo buscabronca- Sentenció Lance sin pizca de sutileza hacia las explicaciones del enano, mostraba en su rostro algo de decepción hacia él.

No es como si estuviera de acuerdo con el cenizo, pero se había metido donde no le llamaban, si los aventureros hubieran decidido seguir molestando a la elfa podía haberlo comprendido que se metiera a defenderla, pero de lo que entendía, había sido una pequeña discusión que la mesera había cortado de raíz y no pareciera que fuera a escalar a más hasta que el enano había intervenido, básicamente lo había empeorado.

-La siguiente el estará más cabreado hacia los no humanos y puede que no haya un metomentodo para salvar a la victima....En fin, Viv, te toca, ¿donde aprendiste esos "trucos" y cual es la posibilidad de que pueda aprenderlos?

—Tranquilo, Gerurun —le digo con cariño al enano, la sonrisa habitual ya regresó a mi rostro—. Sólo ten más cuidado la próxima, trata de evaluar mejor la situación antes de intervenir. ¿Sabes? Que esto te sirva de lección para cuando estemos en el laberinto de nuevo. Primero observa, piensa y luego actúa.

Otro sorbito a la bebida, ya tengo el vaso por la mitad y estoy algo triste porque eventualmente se me acabará, ¡así que voy a disfrutarlo todo!

—¿Yo? Pues... Por mi cuenta, más o menos. Desde pequeña me interesé mucho por la magia, solía leer historias de aventureros heroicos, leyendas y cosas así, y, bueno, siempre me esforcé un montón en estudiar y... mi familia tenía dinero y nunca tuve problemas para conseguir los libros y materiales necesarios... De cualquier forma, lo que podía hacer antes de llegar a Orario ni se compara con el poder que me ha otorgado Eris con su falna, nunca me imaginé tostando monstruos de la forma en que lo hice, ¡y mola!

Me llena de alegría cuando, además, me pregunta si él puede o podrá hacerlo, casi doy un saltito desde la silla.
—¡Mucha posibilidad! Pero es muy complicado, no sé si los humanos podrían aprender al mismo ritmo... ¡pero con esfuerzo y perseverancia, todo es posible! ¡Si necesitas mi ayuda, con gusto te la daré! Pensaba comenzar a enseñarle a Vilfi, ya que yo empecé a aprender a su edad. Te invitaré a sumarte a las lecciones, ¿a que sí?

Casi escupe la cerveza cuando escuchó a Lance pedir que me enseñen magia, si era bruto. Podía ser curioso verlo ejecutar conjuros, aunque bueno no opinó nada y se mantuvo tranquila en su lugar, era divertido conocer a sus compañeros y aprender un poco de ellos en el proceso. 

La conversación finalmente aparece entre todos los miembros del grupo y las palabras empiezan a surgir mientras tanto comida como bebida van desapareciendo. La mesera no tarda en volver a pasar por si necesitan algo mas mientras hablan haciendo que la velada sea agradable.

Pasados un tiempo, tanto la elfa como la mujer que se había sentado a acompañarla se levantaron de su mesa y se dirigieron hacia la puerta. Cuando ya habían llegado a la salida pudisteis ver como la amazona se giro a mirar hacia vuestra mesa y tras unos segundos sosteniendo la mirada en vosotros finalmente salió.

Fue un momento ligeramente incomodo, sobre todo para Gerda, sobre quien sus ojos habían estado mas enfocados. No fue una mirada amenazante, pero tampoco amable, era como si quisiera evaluaros con un simple vistazo.

-Mmm- Como siempre la elfa se exaltaba por las cosas más pequeñas, parecía bastante encantada con la idea de enseñar a Lance, mientras que este último parecía haber preguntado más por curiosidad que por un deseo real de aprender. No obstante viendo aquella disponibilidad, no encontraba razón para negarse a algo que podía ser útil y por lo menos podía intentarlo en algún rato libre- Puede que le dé una oportunidad entonces, lo peor que puede pasar es que pierda mi tiempo.

Tras continuar con la cena, el visualizar el fondo del plato hizo pensar a Lance sobre el momento de pagar, y con ello otro tema monetario que había decidido posponer al volver a la casa pero que iba siendo momento de sacar.

-Bueno seré quien joda el ambiente un poco, de las ganancias ¿Cuánto vamos a apartar para la casa?- El guerrero parecía dar como obvio el echo de que una parte de las ganancias irían destinadas a la casa, o al menos, no concebía el vivir de gorra en aquel caserón, recibiendo las ventajas de Falna de su diosa y con un amo de llaves como Aranis sin tener que pagar algo.

—Haz de cuenta que le enseñas a un niño pequeño, que este no es muyyyy listo que digamos—bromeó divertida, solo para fastidiar a Lance—. Ningún conocimiento está de más, aunque necesito explorar un poco y moverme porque me mata estar quieta. 

No dudó en confesar aquello, Marianne no estaba cansada porque en sí la jornada no había sido mala para ella y el estarse demasiado tiempo en un lugar le provocó esas ganas de recorrer las calles, conocer un poco de gente y ver que podía pasar entre aquel ir y venir de aventureros. 

—Supongo que la mitad y el resto repartido para nosotros. ¿No?

Aquello era una sugerencia, aunque también estaban viviendo allí y debían colaborar con ello. Así que esperó respuestas o sugerencias mientras su mirada se perdió en la mujer que se retiró con la elfa, no le faltaron ganas de seguirla ya que quería saber el motivo de que todos tengan un preciado respeto hacia ella. 

Lo dudó un instante y al segundo se incorporó de la mesa. 

—Nada, me voy a curiosear por ahí. Necesito enterarme de algunas cosillas. 

Y sin más, avanzó a paso ligero hacia la puerta de la salida. Estaba claro que seguiría aquella mujer e intentaría averiguar quién es y demás. No solo eso, quería conocer lo que tenía para ofrecer la noche en aquellas calles.

¡Luego nos cuentas si ves algo interesante! Bromee mientras Marianne se perdía en dirección a la puerta

La pregunta de Lance era obligada y la respuesta de Marianne era bastante aceptable. Sin embargo yo no tenía interés en el dinero, de hecho si la diosa requisara mi parte completa del botín lo consideraría apropiado, ella está sufragando nuestros gastos y aún no ha pedido nada a cambio. Me quede un momento inmerso en este pensamiento antes de contestar. 

¿Eris-sama ha dicho algo al respecto? Me perdí la primera reunión y no se si señor Aranis habló de los costes que supone para nuestra casa cada uno de nosotros. Nos hemos ido tan rápido a dar una vuelta que no hemos podido hablar con ninguno del tema. Quizás es algo que deberíamos preguntarles a ellos, es posible que incluso exista algún tipo de tasa que el gremio cobre a nuestra casa y debamos cubrir con nuestras incursiones... demasiado que tener en cuenta para poder decidir

Aquello era algo que no creía que deberíamos decidir nosotros y así lo expuse... pero claro, en ese momento vi las jarras vacías y mire a Lance entendiendo el por qué había puesto sobre la mesa esa cuestión justo en este momento: hay que pagar la cuenta y uno de nosotros ya ha puesto pies en polvorosa.

No me sentía cómodo con la idea de hacer un "sin-pa" teniendo en cuenta que ya la había liado aquella noche, aun que sería el que más fácil podría escabullirse entre las mesas gracias a mi estatura.

Se nos notaba en la cara a todos, estábamos pelados. Sin el dinero de la incursión no podíamos permitirnos ni el agua.

Al comprender esto aclaré un poco mi postura.

Yoooo... Creo. Creo... que deberíamos pagar esta cuenta con arreglo a la parte que podría correspondernos y ya si eso, cuando volvamos a la casa, aclarar ese tema después de hablarlo tranquilamente con Aranis.

Meto un dedo dentro de la jarra de cerveza arrebañando un poquito de espuma que había quedado e intentando disimular todas las dudas que esto me generaban.

Cuando saliste a la calle el sol ya se había ocultado del todo, apenas quedaba luz residual pero muchas de las luces mágicas  que iluminaban las calles principales ya habían empezado a brillar haciendo posible caminar sin problema alguno.

Miraste a ambos lados en busca de la mujer que había abandonado la taberna. La viste en la calle mientras su brazo se posicionaba sobre la elfa de pelo morado como si quisiera darle ánimos. No paso mucho hasta que giro hacia otra calle así que no dudaste en ir hacia esa dirección para seguirla.

Mientras miraba como los diversos edificios que te rodeaban iban poco a poco alterándose a lo que considerabas mejores hogares  finalmente mientras les seguías a través de lo que parece una de las calles principales de la ciudad llegaron a una gran plaza en la cual un gran coliseo o arena adornaba el lugar. En lo que parecía la entrada había dos personas haciendo guardia a los cuales la amazona se acercó.

Pudiste ver cómo tras decir algo uno de aquellos guardias y palmearle en el hombro reanudo su camino, pero no hacia el interior del coliseo, si no bordeándolo y tomando una de las calles aledañas.

Tras ahora una caminata mucho más corta, se dirigieron a la entrada de una finca muy grande, pero lo que más llamaba la atención de aquel lugar no era el tamaño, si no la entrada. El lugar de entrada era a través de las piernas de una gran estatua humanoide con cabeza de elefante.

Los laterales de la valla que hacia cerco a la finca había estandartes colgados representando también lo que parecía una cabeza de elefante. En la entrada de la finca había más guardias que cuando la amazona empezó a entrar se inclinaron ligeramente saludándola.

Cómo todo en la vida de Marianne, siempre una cosa llevaba a la otra y de repente allí estaba siguiendo los pasos de aquella mujer mientras la noche misma se vestía de oscuridad en su eterno calma. No le faltó costumbre, ella solía dar paseos nocturnos cuando caía el sol y esto no sería diferente. Solo que ante la presencia de la amazona en la taberna y el respeto que presentaron ante ella, se imaginó que podía ser alguien interesante para conocer. 

Por ello es que se atrevió a seguir sus pasos, observando hacia donde se dirigía y con quién hablaba. Incluso cuando fueron varias calles más recorridas, se sorprendió que rodearon el Coliseo y tras adentrarse en ese lugar con aquella estatua, frunció ligeramente el ceño. ¿Sería la líder de ese lugar? ¿Algo así como Eris era de ellos? 

La intriga le carcomía, así que continuó avanzando mientras buscaba esconderse para cotillear lo que sucedía allí, ya sea espiando por una ventana, apoyada en una de las paredes laterales. Solo quería escuchar lo que decían, de que iba todo en ese lugar. 

—Opino que guardemos lo que queda y le preguntemos a Aranis cuando volvamos, creo que es el que se encarga de estas cosas.

—Ah, Mari, espera.
Viendo que ella estaba por irse, trato de llamar su atención antes de dirigirme a los tres.
—Me dijo Eris que quería revisar nuestras falnas. Cuando regresen a casa, hablen con ella, ¿sí? —Y, antes de que reaccionen, me apresuro a añadir—: ¡Esta vez no soy yo la que está dando indicaciones! ¡Me lo pidió ella!

Ya cuando Marianne se marcha, yo también me levanto de la mesa.
—Le prometí a Vilfi que regresaría temprano, así que eso haré.
Con leve inclinamiento de la cabeza, me despido de los chicos y me voy hasta la puerta.

 Aun dentro de la ciudad, era una gran finca en la que tu objetivo había entrado. Rodeado con una valla en todo su alrededor podías observar como unos grandes jardines distanciaban lo que parecía el edificio principal. 

Desde la entrada situada entre las piernas de aquella estatua había un camino empedrado que acababa en una fuente de mármol, donde le camino se dividía en dos para subir unas escaleras que acababan desembocando en la entrada del edificio. A ambos lados del camino unos jardines con diversos setos muy cuidados daban ya un pequeño anticipo del tipo de lujos que habría en aquel lugar.

Dentro del interior de la finca habí gente, en uno de los jardines parecía haber unas grandes y largas mesas con sillas de madera, mientras que en el otro extremo de la finca habia un edificio más pequeño que el principal quizá algún taller o algo parecido.

El lugar era enorme, pudiendo dar fácilmente cobijo a más de cien personas. Por el tipo de estandarte que había  colgado cada cierto tiempo en las vallas, aquello parecía ser la sede de una familia como la que de Eris. Pero el lugar era enorme en comparación con la casa donde os alojabais.

Estabas sumida en tus pensamientos en si colarte en aquel lugar para explorar el interior del edificio y ver quien era aquella mujer cuando unas voces te alertaron en la distancia acercandose.

—Si, dijo que había una joven de pelo verde que la llevaba un rato siguiendo— Mientras te ocultabas en una de las calles cercanas seguiste escuchándolos.—Nos dijo que si podíamos, la atrapáramos para averiguar sus motivos.

Hubo un pequeño silencio en el cual parecía haber otra persona hablando y aprovechaste para asomar la cabeza. Había dos personas, a una no la reconocías, pero la otra era evidentemente el guardia al cual había dirigido unas palabras en la puerta del coliseo.

—No, la vi en el coliseo, pero le perdí la pista, por eso es una suerte que te encontrara por aquí. Seguro que a ti no te cuesta nada localizarla.— El que hablaba era el guardia del coliseo y la otra persona era una persona de bastante menos estatura que el guardia, quedando su cabeza a poco mas que la cintura del guardia. Quizá un enano, un pallum o un niño. Vestía una capa con capucha la luz que había no era suficiente para aclarar sus rasgos. Aparte de ello, parecía hablar en voz muy baja, porque siquiera conseguías escuchar algo por su parte.