Partida Rol por web

El combate, finalmente, había salido bien y las adquiridas bestias caóticas habían muerto. Kuzlass quitó un par de restos grandes de cabeza de caracol de su maza y luego renovó la estancia. En el suelo encontró un pergamino.

Se volvió hacia los humanos. - Mirad, parece una especie de mapa de las cavernas.

-Parece que debería haber otra salida en esta misma cámara. Alguien ve algo?

Pues lo que se ve en ese mapa no es halagüeño. En cualquier caso la existencia de esto quiere decir una cosa, alguien pudo pasar por todos estos sitios y salir vivo para poder plasmarlo en pergamino... Así que o eran una turba de gente, o el era muy sigiloso...

Lo que no parece es que haya algún lugar seguro para descansar, y parece demasiado grande  como para cruzarlo todo del tirón, más si tenemos "visitas" del tipo que hemos gozado hasta ahora...

Por Tyr que es difícil explorar todo esto.

Ahora mismo ya no recuerdo porqué rayos acepté esta misión, ni que teníamos que encontrar, pero se que vamos a tener que luchar por nuestras vidas cada metro que recorramos, sea la dirección que sea.

Por lo que yo entiendo de ese mapa, si, debería haber otra salida. Yo tengo mis reservas mágicas bastante mermadas, asi que debemos de avanzar con cuidado.

- Estamos buscando una estatua, humano, una estatua de madera, cubierta de oro, el metal del cielo. - Kuzlass hizo un gesto de desagrado, una mueca que probablemente no fue interpretada como tal por los presentes. A los trolls no les gustaban los dioses de la bóveda celeste ni del fuego - Con la cabeza en forma de fruto de cebada. - A Kuzlass eso le recordaba a los débiles dioses de la Tierra, siervos de Argan Argar, pero lo cierto es que nunca había oído hablar de un dios así. En realidad, todo lo referente a la estatua le importaba relativamente poco; al troll le interesaba más saquear y combatir al Caos, pero esa era la misión encomendada (*) al grupo.

Miró el mapa que había encontrado. Para él era algo extraño y poco frecuente, los trolls no usaban ese tipo de mapas pintados sobre piel de animales. Ellos preferían dejar indicaciones talladas en la piedra, en relieve, para poder leerlas en la oscuridad con su Sentido Oscuro. Aún así, trató de ver esa salida de la que hablaban sus compañeros.

Ahh si, una estatua de madera y oro... Pues o mucho vale ese oro, o no se si vale la pena jugársela vida por ella. No obstante, ahora, ya estamos luchando por nuestras vidas directamente. Y lo que no he olvidado es el juramento que hice...

Un hombre puede olvidar muchas cosas, menos cuando hace un juramento. eso es sagrado hasta la muerte.

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   Os dáis cuenta que el mapa está incompleto, pues la grieta que tapaba por su posición y disimulaba el pasadizo por el que habéis venido no está reflejada en el mapa. Estáis en un pasadizo y un precipicio que no está dibujado en este mapa.

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El troll negro observó el mapa achinando sus ojos bajo la luz de las antorchas del grupo. Señaló el río. - Aquí es donde me caí al agua. - Después, señaló la siguiente sala. - Pero en esta sala hay cuatro estatuas y no hemos estado en ella. Ni tampoco hay un precipicio. - Hizo un gesto hacia un lado, por donde los caracoles-dragón habían subido reptando. - O el mapa está mal o nos hemos colado por un túnel lateral que no dibujaron por carecer de importancia. Quizá deberíamos volver y tratar de llegar a la sala de las cuatro estatuas.

Coincido contigo, Kuzlass, creo que o bien esta mapa está incompleto o esta fisura en la que nos encontramos es posterior a la creación del mismo. Puede que sea una buena idea recorrer estas cavernas a ver si hemos tenido la tremenda suerte de ser los primeros en descubrirlas o al menos que nadie más ha avanzado por ellos, o mejor aún, que todo el que ha descubierto la fisura ha sido derrotado por esos dos babosos guardianes, eso nos otorgaría una zona razonablemente segura para descansar cuando sea menester.

Kuzlass se quedó un momento pensativo y finalmente asintió vigorosamente. - Esa es buena idea. Quizá haya tesoros que saquear en este lugar inexplorado, ahora que hemos vencido a sus repugnantes guardianes. - Miró después hacia el precipicio. - Si queremos bajar por allí, tendríamos que atarnos con cuerdas y dejarlas aquí para poder volver a subir si fuera necesario.

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   Examináis el barranco, la superficie está muy desgastada, trozos de roca y tierra se desprenden con sólo asomarse y hacer una leve presión. Se puede descender por aquí, claro, pero la pared del barranco es altamente inestable.

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El troll miró a sus compañeros. Todos bastante pequeñitos. - Puedo descolgaros, sois ligeros, no será complicado ir bajandoos. Después puedo bajar yo descolgándome por la cuerda aunque, - miró a la mujer a la que había visto volar antes, cuando se enfrentaron al gigante. - igual sería más seguro que tú, hechicera, me hicieras bajar con tu magia.

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   Te mira de arriba abajo antes de negar con la cabeza.

   - Demasiado consumo de energía y es para cosas pequeñas... aún animar mi frágil cuerpo fue un esfuerzo excesivo, me temo que no podré ayudarte con esto. -

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Creo que lo mas simple seria atarnos y bajar de forma individual, asegurándonos una segunda oportunidad si nos fallan las manos. En cuanto  a ti, mi bien Kuzlas, vas adepender  del todo de tus habilidades, nadie podrá sujetarte. Te recomiendo quitarte e la armadura cuando estemos abajo para aligerarte.¿quien quiere ir primero?¿Sigurd, Aeril, Naran?

Yo soy el único que podré sujetar momentáneamente al troll y ayudarle a que pueda mirar de sujetarse si se desliza. Pero necesitaré de un punto por donde pasar la cuerda, como un tronco de árbol o columna de piedra. A peso muerto, me arrastraría a mi y caeríamos los dos sin remedio.

Dicho esto, quizás deba de ser el primero en bajar, si no hay donde sujetar una cuerda, para al menos, mirar de asegurar la zona de abajo mientras os desciende, uno a uno, Kuzlass, al resto.

El troll negro asintió con un gruñido insatisfecho ante el comentario de la hechicera. Habría sido mucho pedir que la débil magia de los humanos funcionara cuando se la necesitaba. 

La idea de atarse con cuerdas era buena, y la de atar un cabo a alguna columna o roca, también. - Busquemos un lugar para atar una cuerda. La necesitaremos para volver a subir, si el camino está bloqueado más adelante. - Miró a los presentes. - Yo os bajaré uno a uno. - No parecían pesar demasiado. Miró al guerrero humano y se le ocurrió que podía ser más conveniente contar con su ayuda. - O mejor, entre tú y yo podemos bajar al resto, aunque lleven armadura. Luego yo te bajaré a ti y luego bajaré yo. - No las tenía todas consigo en cuanto a que pudiera bajar sin caerse, pero quizá si se ataba a la cuerda tuviera una segunda oportunidad en caso de tropiezo

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   - No se vé ningún lugar donde poder atar cuerdas, tendremos que sujetarlas, tu arriba y yo abajo. Sujeta la cuerda, yo bajo primero. -

   Naran desciende con gracia, casi se diría, que no necesita la cuerda. Una vez abajo la sujeta firmemente.

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