Partida Rol por web

   Tras el combate, las serpientes miraron entre curiosidad e indiferencia al grupo. Luego, tras despedirse de su amigo y hacer un improvisado funeral, que sin cuerpo fue más bien simbólico, continuaron su camino. Empezaba una nueva etapa, esta vez, siendo menos y con el corazón más pesaroso.

   Mientras presentáis el último respeto a Sigurd, podéis notar que la cámara es levemente circular y que hay 2 enormes huevos en el extremo sudeste, que las serpientes parecen vigilar ante vuestra presencia.

   También observan Beruthiel y Kuzlass una pequeña oquedad que hay en la pared del extremo noreste, en su interior hallan dos objetos. Uno es una pequeña estatua sin más rasgos reconocibles que los de una vaga forma humana, está viscosa y húmeda. Beruthiel se percata que parece que ha sido mordisqueada. Otro es el brazo de una pequeña estatua. Mide 30 cm de longitud y está hecho de cobre pulido macizo.

   No hay salida de este lugar, recogéis los objetos si ninguno pone objeción y retrocedéis por el tunel, subiendo al norte y girando al este y de vuelta a la sala musgosa. Tres salidas observáis aquí, por la que habéis vuelto, que no conduce a ningún lado salvo a las serpientes, la del oeste, que es de donde vinistéis y descendistéis del precipicio del túnel del gigante, y cruzando el río hacia el sur parece abrirse un nuevo pasadizo.

Molestar a las serpientes me parece que sería arriesgar en exceso nuestra suerte, y regresar hacia donde está aquel gigante puede que sea la muerte definitiva, o que se haya ido y podamos echar un vistazo por allí -  el Shamán miró al troll, ya que ahora era su explorador - ¿Por donde te dice tu instinto que podremos seguir respirando una hora más, Kuzlass?

—No gigante, —susurró Ur. —Ur pide perdón, —dijo Ur cuando los desconocidos pegaron un respingo al oír un susurro surgido de un pecho donde podían caber dos humanos normales en posición fetal. —Ur y ruidoso-vestido-de-negro vienen por aquí. Solo haber huella de gigante y trozos caracol gigante.

El troll que decía llamarse Ur no era oscuro, como lo eran los más civilizados de esa especie. Este era más bien gris sucio. Y enorme. Podía medir tranquilamente tres metros y medio de alto. Y un par de metros de hombro a hombro, quizá. Sin tener en cuenta la barrigota, los enormes muslos, los brazos como jamones, el hocico de donde sobresalían colmillos amarillentos...

Sin embargo los ojos eran redondos y aterciopelados. Completamente negros, y su voz, teniendo en cuenta su tamaño, era un susurro de esos que, no teniendo volumen, penetran en cada rincón del lugar, y hacen vibrar los huesos.

Se inclinó ante Kuzlass con mucha ceremonia.

—Primo Agrav, Ur viene. Ur es enviado para guardar búsqueda de Agrav. Ur hace búsqueda.

Venía con un escudo pavés colgado de la espalda, y con un hacha de combate al cinto, y apoyándose en una alabarda como si fuera un bastón. Vestía una negra armadura recubierta de pequeñas placas metálicas cosidas en una base blanda. Tapaba todo aquello con un manto oscuro y su cabeza con un sombrero de muy amplias alas de las que sobresalían unas orejas móviles y sensibles que se alzaban, temblaban o bajaban conforme al estado de ánimo de Ur.

Se movía con mucha discreción. Y lo hacía rápido para el tamaño que tenía. Había llegado junto a un tipo vestido con coraza negra, por el camino por el que habían venido los demás. Siguiendo sus huellas.

—Ur se presenta: ser Ur-el-que-se-comió-un-escarabajo. Ur hace suyo juramento de buscar dios de cabeza de maíz.

LA SALA MUSGOSA.

   Beruthiel, que había vuelto para descansar en el campamento, vuelve con dos guerreros que reconocéis de la taberna donde el heraldo dio los avisos, allá en Jonteheim. Un gran troll junto a otro guerrero vestido con peto de coraza y anillas en las extremedidades, una armadura cubierta de runa.

Dejo que sea el compañero Troll quien haga las presentaciones, pues no era de mi incumbencia meterme en la explicación del otro, bien que desde que habíamos ligado nuestro destino había tenido que acompañarlo hasta este lugar. - Ustedes saben mas de este lugar, sea pues suya la elección, hemos visto el trabajo que han llevado acabo por ahora ... pero coincido con el tal, come escarabajos de que un gigante es demasiado para nuestra compañía. 

El shaman enfocó con su vista mágica a los recien llegados, intentando discernir si se trata de un complejo conjuro de ilusiones combinadas, pues el tamaño del troll asi como sus movimientos flexibles y la cantidad de metal que llevaba el otro, debería ser suficiente como para haberlos escuchado al menos 200 pasos atrás.

Tras estar seguro de estar delante de seres de carne y hueso, se relajó y su visión volvió a la normalidad.

Mi nombre es M´tchala, y es decisión de mis compañeros dar el suyo - cambió el peso de una pierna a la otra y mantuvo la lanza larga como un bastón - Nos encontramos con ese gigante cuando nuestro grupo era más numeroso y ciertamente no somos rivales, actualmente para él. Sin embargo, vosotros, si habeis venido por la misma ruta que nosotros deberiais haberos cruzado con él, salvo que haya abandonado sus aposentos. ¿Por donde habeis venido? - preguntó entonces el shamán

Ur le confirmó con gestos más que con palabras que habían venido por ese mismo camino. —Seguir vuestras huellas. Ver huellas gigante, pero no gigante.

Ante las palabras del tal M´tchala, señalo al Troll. - Yo le he seguido a él ... 

La llegada de los refuerzos habían sorprendido a Kuzlass. Al principio, el troll pensó que se trataba de más enemigos, pero se sorprendio al ver que uno de los seres que se acercaban al mermado grupo era Ur-El-Que-Se-Comió-Un-Escarabajo. El gran troll había devorado a uno de los escarabajos sagrados de Gorakiki y las sabias madres de los clanes de las Cavernas de la Piedra Roja no habían sabido determinar que hacer ante tal acto, si castigarlo o bendecirlo. Al fin la cosa había quedado sin determinar, probablemente porque los tres metros y medio de Ur-El-Que-Se-Comió-Un-Escarabajo habían animado a todos a buscar una solución imaginativa al problema, más allá de darle un garrotazo en la cabeza y devorarlo, cosa que se hacía normalmente con los trollkin cuando se portaban mal. O cuando había hambre.

Después de verlo inclinarse ante él (y aún así, quedar solo un poquito por debajo de su cabeza), Kuzlass asintió satisfecho por la muestra de respeto. - Que la Madre Oscura cubra tus pasos y te oculte, Ur-El-Que-Se-Comió-Un-Escarabajo. - dijo, a modo de saludo. - Y que tu estómago siempre esté lleno. Puedes acompañarme.

El otro parecía un enano de tanto metal que llevaba encima, pero era demasiado grande para ser uno de esos sabrosos tapones. Kuzlass le dio el beneficio de la duda por estar en compañía de Ur-El-Que-Se-Comió-Un-Escarabajo, pero decidió no quitarle la oreja de encima, por si acaso. Igual era un enano gigante.

- Yo soy Kuzlass Agrav, del clan Agrav de las Cavernas de la Piedra Roja. Servidor de Kyger Litor, la Madre Oscura, y de Gorakiki, la Señora de los Insectos. 

Observó la sala a su alrededor. - El gigante se habrá escapado de donde lo dejamos. - No le dio más importancia al asunto; se habrá arrastrado a otra caverna. Pero luego, el troll pensó que probablemente el gigante no estaría muy contento. - El velo oscuro que lancé sobre sus ojos ya se habrá deshilachado, así que puede que nos esté buscando. - Señaló al otro lado del río. - Deberíamos atravesar el río y buscar en ese otro pasadizo que se escucha al fondo. Hemos de adentrarnos en lo más profundo de este lugar si queremos encontrar la estatua.

Las orejotas de Ur dejaron de moverse y se quedaron bien tiesas, hacia arriba. Luego olfateó con mucha delicadeza, moviendo la cara aquí y allá. Cambió el peso de un pie al otro, y luego asintió. ¿Para qué pronunciar palabras? Había sido aceptado así que, como mandaba la etiqueta, expresó todo cuanto pudo con su lenguaje corporal y no hizo ruidos innecesarios. Sentía la necesidad de demostrar que le habían educado bien.

Movió sus orejotas hacia donde señalaba Kuzz y asintió. Luego miró interrogativamente a los componentes del grupo. ¿En qué orden se avanzaría? Era una pregunta hecha con el cuerpo, muy expresiva. Una mirada al Caballero Negro sugirió que el ruido que hacía al moverse atraería a posibles enemigos, con lo que sería un cebo excelente. Otro gesto sugirió que, quizá, alguien sigiloso podría ir en avanzadilla mientras los ruidosos no se movían, para no delatar su presencia. Eran ambas estrategias típicas y fáciles de dilucidar.

Y, por último, estaban los lanzadores de conjuros. Quién sabe qué posibilidades podían surgir de ahí.

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   Tras descansar, quedó el grupo al final conformado por Beruthiel la hechicera, su gato Tevildo, el shamán M'tchala, el gran troll Ur y el troll negro Kuzlass. La estancia está cubierta de musgo y las paredes son de un mineral color verdoso también.

   En el río ahora que os fijáis está cubierto de diminutos peces de color marrón con franjas blancas, muy rápidos, que atraviesan el agua a gran velocidad y por lo que parece son muy difíciles de atrapar. El borde cubierto de musgo del río es muy resbaladizo, pero os introducís en el agua sin problemas. Ur lleva en alto al guerrero con la armadura metálica, mientras Kuzlass lleva al shamán.

   La serpiente amistosa, que os ha seguido en silencio, cruza el agua de forma más fácil, en silencio.

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   Confiando en tu conjuro de piel vital, atraviesas a nado el río. Tu familiar a ratos está sobre ti, a ratos va saltando del hombro de algún troll, intentando por todos los medios no caer al agua.

   Mientras nadas, observas con curiosidad las paredes y te percatas de que el color verdoso jaspeado es porque es jade. Toda la caverna está compuesta por estrato de este material. Debéis estar a varios metros de profundidad bajo tierra.

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   Al otro lado del río, la parte de la caverna es más estrecha, tras un breve repaso os percatáis de que sólo un túnel parte hacia el sur. Tras serpentear un rato por el túnel se abre a otra caverna con múltiples salidas.

   A primera vista es una caverna irregular, los trolls podéis observar que mide aproximadamente ocho metros de largo por unos once de ancho y trece de altura. El suelo y la parte inferior de las paredes es el del tipo de la sala musgosa que dejasteis atrás, de color verdoso, mientras que el techo y la parte superior de las paredes son de un color marrón. Las paredes parecen ser de consistencia dura.

   El suelo de la habitación está cubierto de lo que parece un cieno verdoso mezclado con fragmentos de conchas. De conchas de un muy buen tamaño. Hay un fuerte hedor a carne putrefacta. Y algo más.

   Un enorme caracol está en medio de las estancia, de gran tamaño, como los otros que os encontrasteis, con una sola cabeza este ejemplar, eso sí.

   Un silbido de rabia os recuerda la serpiente que os acompaña. Antes de que os de tiempo a reaccionar, la serpiente se desliza furiosa a atacar al caracol gigante.

   Los demás ¿que hacéis?

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Ur embrazó el escudo y avanzó sin perder el tino. Enarbolaba su hacha de combate. Su intención: arrearle al bixo del caos, por supuesto.

La caverna se oía bastante grande y olía a comida blanda. En el centro de la sala se encontraba otra de esas abominaciones del Caos, a la que Ur-El-Que-Se-Comió-Un-Escarabajo se lanzaba ya como una exhalación, al estilo despreocupado y feroz de los uzdo. Pero Kuzlass, recordando el modo en el que los otros dos caracoles dragón habían trepado antes por el barranco, observó con su sentido oscuro el techo, por si hubiera algún otro enemigo acechando en las alturas.

Habíamos perdido un tiempo precioso en decidir lo que hacer, pero una vez que los Trolls se habían decidido, la cosa fue rodada. Tanto era así que al poco de avanzar ya estábamos enfrente de otra criatura caótica de esas, un tipo de escarabajo como a los que ya se habían enfrentado. 

- Maldita, criatura que ocupa el espacio de estas cavernas ... te toca morir. Con el martillo a dos manos, intento destrozar la cubierta de la concha donde vivía esa criatura. 

El shamán se deslizó detrás de los guerreros, aunque tratando de conservar su poder interior tan sólo alzo la lanza con ambas manos y se mantuvo cerca de la hechicera a la que podría proteger si fuera necesario.

Enfocó, como única distracción que se permitió, su visión mágica en la criatura para valorar su alma  y también buscó por la caverna a ver si había otros almas ocultas.

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   La serpiente se lanza silbando furiosa a por el caracol, que le lanza un mordisco que no acierta. Con furia, le clava los colmillos en la concha y se oye un crujido cuando la parte y trozos de concha caen al suelo. Antes de que el caótico caracol pueda reaccionar, el gran troll alza su arma y aplasta la cabeza del caótico caracol gigante, reduciéndola a un manchurrón y desparramándola.

   Por si fuera poco, el caballero llega y parte de un golpe, la concha del ya, cadáver caracol.

   M'tchala no detecta más vida alrededor, también se percata que la fuerza espiritual del caracol del caos era muy débil, muy inferior a la suya y  por lo que parece, también era inferior a la de todos los demás, aunque esto último no puediera asegurarlo.

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Beruthiel se mantiene en retaguardia esperando que sus nuevos compañeros machaquen el caracol, pero preparada por si aparece algún otro enemigo cegarlo.

EL REFUGIO DE LOS CARACOLES.

   Tras un examen más detallado, parece que esta sala era la sala de cria y donde habitaban los carcoles gigantes, hay babas en forma de un asqueroso cieno verdoso, trozos de concha y en general, un lugar bastante asqueroso. La serpiente que os acompaña os dice que aquí suelen venir a criar en ocasiones los caracoles, aunque no siempre, a veces el lugar está vacío.

   Tras un registro de unos cuarenta y cinco minutos, entre los restos encontráis bastantes monedas, si bien varias parecen ser de escaso valor. Así como un collar enjoyado entre el cieno. 

   Aparte de eso hay varias salidas, la del norte por la que habéis llegado. Y otras, a saber. Dos parten del nororeste, de un metro de ancho y unos tres de alto. Tras examinar estos dos ramales, ambos dan al río que habéis cruzado. Deben usarlos los caracoles para ir y venir del río. Un tunel parte del este y desciende en la oscuridad. Otro tunel, este más ancho asciende hacia el sur. 

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