Partida Rol por web

Después de la batalla con el monstruo, todos pararon un poco a registrar el lugar. Encontraron diversas monedas, pero el troll negro no les prestó demasiada atención, dejando que el resto del grupo se quedara con ellas. En lugar de eso, examinó el resto de túneles de salida; algunos regresaban al río y otros se adentraban más en las cavernas.

Harto ya de escarbar entre la inmundicia de los caracoles-dragón, Kuzlass se dirigió al grupo. —Deberíamos continuar —Señaló hacia el ancho túnel que llevaba al sur—. Propongo seguir ese túnel. Es más ancho, puede ser el principal que lleve al templo —En sus propias cavernas, los túneles más grandes y anchos llevaban a los lugares más poderosos y principales. Era un criterio tan bueno como otro cualquiera para decidir el siguiente paso a seguir—. Ur-El-Que-Se-Comió-Un-Escarabajo, ven conmigo, iremos los primeros —El resto del grupo era muy ruidoso si se comparaba con los trolls. Era mejor que ellos se adelantaran y examinaran con sus sentidos oscuros lo que les acechaba en las acogedoras sombras.

Si, dijo simplemente.

Yo también prefiero los túneles amplios, es más probable que lleven al templo, siempre y cuando no quepa el gigante que nos recibió en la entrada.

Miro con cara de asco el tesoro que había acumulado el caracol de las diferentes personas que por aquí se habían aventurado, y no por las babas que lo cubrían si no por el escaso valor de estas. - No merece la pena, siquiera agacharse por ellas. Visto que los Trolls preferían ponerse en vanguardia, deje que estos se internaran por el túnel, mientras tomaba posición en la retaguardia del grupo. 

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   El túnel asciende en una ligera pendiente, es un túnel ancho y muy alto, las paredes son de un color verde jaspeado. Ambos trolls pueden ir hombro con hombro sin rozarse y tiene varios metros de altura el pasaje.

   Primero avanza Ur junto a Kuzlass. Algo más retrasados el guerrero, la hechicera y el shaman. Salvo que este último haya recogido alguna moneda, permanecen atrás semienterradas entre el cieno verdoso y el barro.

   Al poco los trolls primero, y el resto después, llegáis a una amplia caverna. Una estancia de forma ovalada. Hay dos enormes rocas apoyadas en la pared oriental. El suelo y la parrte inferior de las paredes son de roca dura de tono marrón, mientras que la parte alta de las paredes son de color amarillo y el techo, visible sólo para los trolls es de un color rojizo. Hay trozos de roca al parecer desprendidas del techo y de la parte alta de las paredes esparcidos por el suelo.

   Hay varias salidas, aparte del amplio pasadizo norte por el que llegáis. Un túnel de roca rojiza y amalrillenta asciende por el noreste a vuestra izquierda y a vuestra derecha en el noroeste sale otro pasadizo que asciende de forma mucho más pronunciada. En la parte occidental sale un túnel a la derecha y otro más por el sur, más o menos

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   Con vuestros sentidos podéis haceros una idea de las dimensiones de la sala, unos 16 metros de largo, 14 de ancho y el techo está a 14 metros de altura.

Otra encrucijada y aquí si parece que podría vivir nuestro "amigo", estar atentos a que podría haber causado esos desprendimientos.

Kuzlass examina la sala, olfatea y silba en un tono demasiado agudo como para que lo escuchen los humanos, midiendo las dimensiones de la sala con su sentido oscuro. 

—Yo no volvería por esos túneles —El troll señala a los que se encuentran al noreste y el noroeste—. Por allí volveremos hacia la salida y debemos adentrarnos aún más en las cuevas —Kuzlass mueve las orejas, dudando—. Yo iría por el del sur —Señala el túnel— o el del oeste.

No tiene claro cuál sería más conveniente. El del sur se adentra más en la oscuridad, pero el del oeste podría dar a alguna cámara interesante. 

—El del oeste, quizá.

Ur movía las orejas con inquietud. Ese ruido de ferretería tras él le daba ganas de dar la vuelta y matar. Pero era un tipo bien educado y ya no hacía esas cosas. Olfateó con curiosidad el aire de la caverna y lanzó un ligerísimo gañido, casi por encima del nivel de audición. Dejó decidir al negro dónde ir.

Cuanto mas se internaban los trolls en las cavernas, mas cuenta me daba que tendríamos que aprovisionarnos de antorchas si los humanos queríamos ser un grupo hábil, no dejo pasar el tiempo y enciendo una antorcha. Era cierto que la luz a la larga nos delataría en la oscuridad, pero era mejor ver algo antes de meternos en materia. 

Cuanto mas internaban, más se daba cuenta Beruthiel que esta oscuridad era territorio de los Troll, era su habitat natural, mientras que ella se sentía fuera de lugar. Si creéis que es mejor ir al oeste, me parece bien.

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   Lo primero que observáis al dirigiros a la salida del oeste es una enorme roca que está apoyada al lado. Mirando con algo de atención veis marcas en el suelo. Parece que alguien tremendamente fuerte en ocasiones tapona este túnel con la roca. Aunque está es relativamente "pequeña" comparada con las tres gigantescas rocas, más o menos esféricas, que hay en la parte este y sureste de esta caverna, aunque no tenéis forma de saber si tapan algo o sólo se apoyan contra la pared.

   Os introducís por el túnel del oeste.

   Nada más entrar, veis que avanza en realidad hacia la derecha de forma más o menos diagonal, hacia el noroeste, pero es un tramo no demasiado largo. Tras unos minutos de marcha, llegáis a una estancia de forma bastante irregular. Los trolls os confirman que mide unos trece metros del largo este-oeste y tal vez siete de ancho. Formada por dura roca de color marrón. Beruthiel os puede confirmar que está formada por esquito, con incrustaciones de otros sedimentos terrosos.

   En una cavidad que ocupa la parte norte de la caverna, el suelo desciende hasta un pequeño estanque de agua que parece estar en constante movimiento.

   Asimismo, hay tres estatuas en la estancia, de piedra de color amarillenta ¿arenisca tal vez? Aparte del pasillo por el que habéis venido, sólo sale otro ascendiendo levemente enfrente vuestro, hacia el oeste.

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Al entrar en la caverna, Kuzlass abrió y cerró varias veces los orificios de su nariz, excitado, ¡varias estatuas! ¿sería una de ellas la que habían venido a buscar? Con sigilo, comenzó a acercarse hacia ellas, atento a cualquier criatura que pudiera estar escondida tras ellas o acechando en las sombras de las paredes o el techo.

Silbó para examinar más atentamente las estatuas. Si una de ellas tenía la cabeza en forma de grano de cebada, era la que habían venido a buscar.

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   Pues no... examinas las estatuas, pero aunque bastante realistas, ninguna tiene la cabeza en forma de grano de cebada. Parecen cabezas humanoides, pues están cubiertas por cascos cerrados.

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Quizás sean otros seres que se cruzaron con Piedra, ¿Qué opináis?

Cuando entro en la caverna la luz ilumina las estatuas que ahora uno de los Trolls esta examinando, la verdad era que no sabía que buscaba esa criatura en las tallas que teníamos ante nosotros ... quizás fuese un tipo de artista entre los de su raza. - ¿Seguimos?.

El troll negro, algo decepcionado porque ninguna de las estatuas fuera la que estaban buscando, al principio ignoró la pregunta de la hechicera. Después, olfateó la cueva y la examinó, en busca de algo, alguna pista. Frustrado, se acercó a Beruthiel. —Puede que sí, pero eso importa poco. No son la estatua que buscamos, no tiene la cabeza en forma de grano de cebada —señaló hacia el túnel del oeste, el que parecía ascender—. Sigamos —hizo una señal a Ur-El-Que-Se-Comió-Un-Escarabajo, moviendo el hocico con frustración, antes de ponerse en camino hacia la otra salida de la cueva.

Ur era usuario de una lógica implacable: sencilla y directa. —¿Cómo saber que no tener cabeza-espiga? Estar tapada con casco. —Susurró. Por más que lo pensaba no podía comprenderlo.

Admirado de la inteligencia de sus compañeros, asintió a su patrocinado y protegido y siguió encabezando la marcha junto a él.

La Estancia del Arroyo.

   Descansáis un rato, pero visto que no parece haber una idea clara de que hacer en esta estancia y ante la sugerencia de Kuzlass de continuar nadie se opuso. Con lo cual, avanzasteis.

   El túnel asciende, gira al rato a la derecha en una suave curva y sigue avanzando más o menos hacia el noroeste. Os parece escuchar el rumor del agua de forma apagada en algún momento, como si llegara de un lugar lejano.  Vuelve a girar a la izquierda esta vez en una curva más pronunciada. Durante todo el rato ha ido ascendiendo suavemente.

   Tras un breve y suave repecho, llegáis a una gran estancia, de forma rectangular, orientada en sentido NE-O. El techo estará a cuatro o cinco metros de altura y sobre una veintena de larga por una decena quizás de ancha. Paredes, techo y suelo son de roca de color rojizo.

   En el centro hay una especie de charca de aguas tranquilas, de unos cinco metros de largo por tres de ancho, profunda, ya para saber cuánto hay que mojarse (literalmente).

   En esta estancia hay siete estatuas. Todas ellas están formadas de piedra de color verde jaspeado, muy dura, y su estado de conservación es muy diverso. Cinco de ellas, repartidas en las cercanías de las paredes, representan hombres y mujeres embutidos en armaduras, que huyen aterrorizados de espaldas a la pared sur. Otra de ellas representa a otro hombre con armadura caído en el suelo, cerca de la charca. Son estatuas perturbadoramente realistas. Una estatua, en el centro de la charca, muestra a una mujer guerrera de mirada desafiante con un hacha en la mano. A diferencia del resto de las estatuas esta es de cobre, viste una armadura de hierro, y está íntegra. No tiene ni un arañazo.

El troll negro se acercó a la estatua, mientras echaba una ojeada a la sala. Era sorprendente como tanto él como su gigantesco compañero eran capaces de moverse en silencio incluso con sus armas y armaduras. Era como si el negro metal del que estaban hechas absorbiera el ruido. Y hasta, se diría, la luz de las antorchas.

Kuzlass examinó de nuevo las estatuas, siempre en busca de aquella que estaban buscando. Miraba cada una de ellas con atención antes de pasar a la siguiente. Finalmente, se quedó observando la estatua situada en el agua. Era una mujer, con un hacha, aparentemente hecha de cobre. Las hachas y el cobre eran atributos típicos de las débiles deidades terrestres, pero el troll negro fue incapaz de determinar a qué diosa representaba la estatua.