Partida Rol por web

5 de noviembre de 1984 - 19:15

Cuando Nadim bajó después de hablar con Shyam, Van Doren lo cogió poco menos que por la oreja y se lo llevó corriendo afuera del feudo. Tenían un sluagh al que encontrar, dijo. Lo había visto mediante sus poderes de Adivinación. Al parecer, Garin estaba o había estado con Pandora. Si la sidhe se dignaba a contestar sus preguntas, quizá pudiesen echarle el guante esa misma noche.

Pa... ¿Pandora? Nadim parecía bloqueado, siguiendo de cerca a la pooka ¿Y dónde vamos a encontrarla?

-Los he visto en una zona boscosa con muchos pinos y abetos. Estaban los dos juntos y la mirada de la víbora no me ha dado buena espina... -dijo Van Doren sin quitar la vista del frente, como si aquello pudiera hacer que llegase antes-. ¿Sabes de algún sitio por aquí que se asemeje a un bosque o a un parque?

Panhandle Murmuró Nadim, tras unos segundos Está a media hora de aquí. Ven, he traído la moto

Llegaron a donde tenía aparcado el vehículo en apenas un minuto. La moto de Nadim no era demasiado grande, pero los dos cabrían sin problemas. El eshu le dejó el único casco que llevaba a ella, y luego arrancó

Tardaron unos siete minutos en llegar al parque. En la entrada principal, una bonita estatua de una mujer que sujetaba una inmensa pluma les daba la bienvenida. En el otro brazo, sin embargo, se distinguía una espada, también de piedra. Como una guardiana silenciosa, preparada para proteger el lugar de cualquier intruso malintencionado

Menudas compañías se ha buscado. Nada más y nada menos que Pandora... ¿En qué está pensando?

-Que bien, odio las motos -dijo Van Doren y se agarró con fuerza a la cintura de Nadim para no caerse. De joven había tenido oportunidad de dar alguna que otra vuelta en esos cacharros, pero hacía mucho que no montaba en una. Cuando llegaron se desmontó no sin cierta dificultad, apoyándose en el hombro del Eshu, y miró a su alrededor-. En nada. No está pensando en nada, ese es el problema. Por aquí.

La pooka comenzó a avanzar por uno de los caminos intentando ver si algún árbol le parecía familiar o si veía a Pandora o a Garin.

No les costó descubrir el lugar donde se encontraban los Oscuros. Sentados en uno de los bancos del parque como delincuentes juveniles, el grupo de Pandora exhibía poco respeto por las buenas formas. Eran cinco: la propia Pandora, un sátiro de barba y pelo largo con aspecto hippie, una nocker enfundada en una cazadora de cuero y falda de tela escocesa, un tipo bajo y pelirrojo con el cuello tan grueso como la cabeza y un chaval que parecía de los Panteras Negras.

En cuanto se acercaron, el humano pelirrojo se les acercó apretando los puños. Pandora dijo algo y él se retiró. El aire apestaba a marihuana. La sidhe les hizo una seña para que se acercasen sin dejar de sonreír.

-Vaya, vaya -dijo mientras se mordía un dedo-. No esperaba ver a un par de arrodillados como vosotros por aquí. ¿Se os ha perdido algo?

Pandora tenía una belleza que helaba las venas. Era de pelo negro, lustroso, como una cascada de petróleo, y las orejas en punta asomaban por ella. Sus ojos tenían el tono de los glaciares y sus facciones, angulosas y pálidas, parecía talladas en mármol. No había nada en ella que estuviese fuera de lugar. Hasta el modo en que cogía el cigarrillo era grácil. Al tiempo que la gabardina de cuero negro y la minifalda, Pandora vestía una túnica gris con broches de plata.

Sí. Alguien, más bien

No pudo evitar mirar de reojo a los acompañantes de Pandora. Un grupo de lo más variado, desde luego. Y algo preocupante, si no controlaban sus palabras

Has estado hablando con él

No era una pregunta, ni tampoco una acusación. Simplemente afirmaba algo que todos sabían a esas alturas

-Pandora... -dijo Van Doren en un suspiro de cansancio. La joven era realmente atractiva, pero las veces que había tratado con ella había descubierto que era ese tipo de sidhe que aborrecía-. El chico lleva demasiado tiempo faltando a clase y es momento de que regrese, así que dinos donde está.

Cuanto menos tiempo pasase con ella y con su banda de descarriados mejor. Aquello no le gustaba nada.

Pandora ladeó la cabeza. Dio una calada al cigarrillo ya casi acabado y lo tiró al suelo. Lo piso con firmeza y levantó la mirada para decir:

-¿O?

Nadim alzó las manos en tono conciliador

Paz. No hemos venido aquí a amenazarte

-Mira nena -dijo Van Doren apoyando una mano en la cadera-, he venido caminando de muy lejos y no estoy para juegos, así que o nos dices donde está o no nos dices nada, pero nos vas a decir donde está -apuntó-. ¿Dónde está Garin?

-Como venís de buena manera, te responderé: no tengo ni la más mínima idea -dijo Pandora sonriendo.

La pooka odiaba estos juegos cuando tenía prisa.

-Muy bien, ¿dónde crees que podría encontrarle? -insistió Van Doren.

-¿Has probado a buscar bajo las faldas de tu Lord Stevron? Ah, lo olvidaba, está muriéndose en un hospital. Se me ocurre, por ejemplo, escondido en alguna de sus madrigueras sluagh. Como quiera que sea, dudo mucho que Garin asome la cabeza estos días...

Nadim reflexionó durante unos segundos sobre sus siguientes palabras

Ha estado hablando contigo, eso lo sabemos. ¿Podrías decirnos al menos qué tal se encuentra?

-¿Me preguntas que si lo tiene? En mi opinión, parecía tan enfermo como cualquier sluagh.

-Tienes el mismo sentido del humor que una viuda en un entierro -le dijo Van Doren poniendo los ojos en blanco-. A ver si aciertas esta, ¿de qué habéis estado hablando?

-Necesitaba protección. Está metido en un lío muy gordo y cree que puede solucionarlo con músculo. -Pandora soltó un suspiro irritado-. Si yo fuera vosotros, me andaría con cuidado. San Francisco hace tiempo que dejó de ser seguro para humanos y para duendes. Pero, ¿quién va a escuchar a la mala de Pandora?

Nosotros, por lo que parece. O no habríamos venido a hablar contigo

Nadim cambió el peso de una pierna a otra. Parecía algo incómodo en la presencia de la sidhe

¿Qué sabes de lo que está ocurriendo?