Partida Rol por web

-Hum, ya sabes que los libros no son lo míos. Pero les he echado un vistazo, sí -Jacob sonrió como un niño cogido en una travesura. Tiró de Silveth y le obligó a sentarse sobre sus rodillas. Cuando lo tuvo cerca arrugó el gesto-. Estás un poco desmejorado, ¿no? ¿Has pensado en ir al médico de una vez? Te lo he dicho mil veces...

-Lo siento, de veras -dijo Ashantii-. No me sentía digno de ir a ti en busca de ayuda. Cuando supe lo que padecía pensé en ti y... Intenté traerte las aguas, pero se me derramaron.

El eshu lo miró abatido.

-Es muy probable que tú también lo tengas. Lo siento mucho.

Se quedó sin aire

No... No, tranquilo. Ya me habría afectado, ¿no crees? Esto es...

No terminó la frase. Se sentía estúpido negando la posibilidad, como un niño pequeño que no quisiera aceptar una realidad demasiado difícil. Pero... ¿No era esa la reacción lógica? Nadie podía mantenerse erguido ante un golpe así de brutal

-No sé si debería decírtelo... Oh, deja de interrogarme -suspiró y le puso la mano en el brazo a Bernardette, como para defenderse de sus golpes-. Mira que sois malas las mujeres. Sólo puedo decirte que a lo mejor dentro de poco Stevron vuelve a asomar la cabeza por aquí.

-Gracias, me encanta que me digas que cada vez doy más asco.- Digo falsamente indignado antes de reir. Le paso un brazo por detrás de su cuello, y me acurruco contra él. Apoyado contra su pecho, suspiro mientras disfruto de su presencia, del latido de su corazón, de su calor que me envuelve y me relajo sintiéndome seguro.

-Hay algo importante que tengo que decirte.- Sin mirarle, mientras entrelazo los dedos de mi mano libre a los suyos.- Lo primero es que te quiero, no lo olvides nunca. Lo segundo es que no estoy loco. Lo tercero es que confíes en mi y lo ultimo...- Inspiro armándome de valor. Con movimientos lentos, pausados me pongo en pie frente a él. Me acuclillo y tomo sus manos, más grandes que las mías. Siento mi garganta temblar, "Soy un hada, no soy un humano y puedo curarnos" quería gritar. Pero no puedo, supongo que no tener miedo no implica disponer de valor continuamente.-... me voy a ir de viaje durante un tiempo, con unos amigos. Entre ellos el chico del que estabas celoso. 

-Lo sé. -Eddie enarcó una ceja y sonrió de medio lado-. Después de tantas peleas, los buenos tiempos animan.

El redcap se giró cruzándose de brazos y dándole la espalda. Si Van Doren le conocía un poco, sabía que en ese instante estaba acusando el golpe a su orgullo, probablemente poniendo caras y pronunciando juramentos. Pero fue sólo un momento, pues volvió a mirarla con el mismo aire canalla de siempre.

-Muy bien, nos vemos cuando vuelvas. Cuidaré de tu hija. -La acompañó hasta la puerta del despacho y la abrió para ella-. Ten cuidado.

Dejó que la pooka saliera sólo para cogerla de la muñeca y besarla por sorpresa. Los labios suaves y húmedos de Eddie no salvaban del todo los dientes afilados cuya punta ella pudo percibir. No obstante, fue un beso falto de lujuria y cuando la dejó alejarse, él la esperaba para mirarla fijamente a los ojos.

-Ahora estamos en paz. -Dedicó un gesto desdeñoso a la puerta-. Largo.

Las mejillas de la pooka enrojecieron y cuando Eddie rompió el beso le asetó un tortazo en la mejilla izquierda con todas las fuerzas que pudo reunir. Van Doren le miró con ojos fulgurantes de rabia por haber caido en tal artimaña y agarró su bolso con fuerza.

-Lo mio fue compasión, lo tuyo es descaro -le dijo con media sonrisa antes de darle la espalda y alejarse por el pasillo.

-No pensarías que iba a dejarte marchar al Ensueño sin más, ¿no? -dijo él en voz alta metiendo las manos en los bolsillos, también sonriente-. Supongo que sabes que voy a devolverte esa cuando regreses.

-Mírate. Tú lo has dicho, ¿no? Como un grifo. Si esto fuese a mayores y se convirtiera en una neumonía o algo por el estilo, podrías morir. Así es como ocurre. Y no me lo perdonaría jamás si pasara, Nadim, te lo aseguro. Por eso debes llegar a la fuente y beber. Prométeme que lo harás, por favor. Pase lo que pase -dijo Ashantii con gravedad.

-Ya veo.

Jacob se quedó frío. Aunque seguía rodeando a Silveth con los brazos, faltaba en ellos la fuerza de quien lo hace con cariño, sosteniendo de veras a la persona amada. El tatuador tensó el cuello y evitó su mirada.

-¿Hasta cuándo?

-Perdona, cariño, pero es que me vienes con tantos misterios que... La verdad es que esa es una noticia excelente. ¡Echo de menos los buenos tiempos, cuando Su Gracia hace que todo esto tenga más color y menos suciedad por todas partes! La verdad es que se nota la falta de un Barón en los alrededores. No es que tenga nada en contra de Meredith, claro que no...

-Es... indeterminado.-Verlo así me parte el alma. Estaba claro que no podía decirle la verdad, había decidido mentirle. Pero las medias mentiras se sostenían con mucha más facilidad que las mentiras completas.-No te voy a mentir...-"Mucho más".-...pero, me he ofrecido para un experimento. Si sale bien, volveré curado, pero hay un riesgo considerable...de que no vuelva.-Doy pequeños tirones de sus manos para que me mire mientras le hablo.- Antes de que se te ocurra pensarlo, no, no puedes hacerlo tú. Es una cuestión de grupos sanguíneos y el mío es muy raro, por eso es óptimo para el experimento.-Le miro con seriedad y preocupación, no quería que pensase que buscaba alejarme de él.- Quiero curarme. Quiero curarnos.

Se me hacía raro, justamente siendo un hada, en vez de poderle contar el cuento que era mi realidad, tengo que parodiarla con un cuento que él no fuera ha olvidar.

La expresión del pooka se tensó. Respondió con un apretón afectuoso en el brazo y se volvió hacia Larry.

-¿Y tú qué, preciosa? ¿Vas a sobrevivir sin mí unos días?

Sí... Sí, claro que beberé. Por si acaso...

Nadim había empalidecido. Más de lo que ya estaba por su catarro. No se dio cuenta de que llevaba unos segundos sin decir nada hasta que estos acabaron por convertirse en algo sofocante, como si estuvieran encerrados en un pequeño cubículo y les faltara el...

Necesito salir... A tomar el aire. Salir, sí

-O sea que, ¿te vas a marchar a alguna parte para tomar parte en un experimento al que tal vez no sobrevivas? -Jacob alzó la voz y le sentó en el sofá para poder levantarse y moverse de un lado a otro por el salón como muestra de su mal humor-. Estás de broma, ¿verdad? Por supuesto que no voy a dejar que te vayas, ni siquiera para curarte. Ni siquiera para curarme. ¿Qué milonga te han contado?

-Si no hay otra plaga de arañas o de cucarachas, sí -respondió Larry-. La verdad es que estoy bien, pero creo que ya es hora de que vuelva a casa y sea un poco responsable. Alguien tiene que cuidar de Wy mientras tú no estás.

-Lo siento, lo siento mucho -dijo Ashantii-. Pero todo tiene solución, ¿eh? Puede que no vaya a ser coser y cantar, pero te juro que hay un modo de arreglar todo esto...

Le miro atónito durante sus dos primeras idas y venidas. Supongo que le habré roto los esquemas, pero su respuesta tampoco estaba dentro de la escala de lo habitual en él. Tampoco habíamos tenido una situación como ésta antes. Notaba que me quedaba sin palabras y que los gestos no iban a servir para deternele. No sabía que hacer, no siguiendo las normas. Entonces lo note, como en un atardecer, desaparece el lado luminoso del día y se extiende el lado oscuro del ciclo. Las normas, estaban para saltárselas.

-Bien, aclaremos unos cuantos puntos. El primero, ¿Cómo se supone que no me vas a dejar hacer lo que quiera? Porqué no recuerdo haberte pedido permiso. Segundo, si alguno de los aquí presentes se merece algo de confianza ciega soy yo. Tercero, prefiero morir intentando curarme que pudriéndome.-Se hace el silencio entre nosotros. Me cruzo de hombros y le miro con dureza. Tuerzo el gesto.- ¿Quieres saber toda la verdad? Te la contaré si es lo que quieres, pero una vez lo haga, los dos estaremos en peligro, porque si se te escapa, estaremos los dos muertos. Se podría decir que es casi como una secta o una mafia. -Una sonrisa de suficiencia se dibuja en mi cara.

Calandra se apoyó en la mesa y estiró las piernas. No estaba convencido de que Larry pudiera cuidarse, pero no iba a dejar que se le notara.

-Oh, probablemente no quieras meterte con las arañas de esta casa. Hay alguna que otra que podría terminar dándote unos azotes. Y lo hará, si no te cuidas. Ya me encargaré yo de ello. Así que más te vale andarte con ojo, ¿estamos?

Asintió de forma mecánica

Sí, vale... Todo pasará

No, no pasaría. Necesitaba que Ashantii le abrazara, que dejara de hablar y simplemente le rodeara con los brazos. Calor humano, eso necesitaba. Pero no quería pedirlo, ni tampoco sentirse débil por necesitarlo. Sintiendo como una bulliciosa rabieta infantil subía por la boca de su garganta, consecuencia directa de sus propias contradicciones. Sin más ganas de fingir, se giró, musitando una disculpa algo pasajera, y comenzó a andar hacia la salida

Tenía que pensar