Domingo, 25 de noviembre de 1984 - 06:55
La hermana de Eddie dio gracias a los cielos por que Van Doren hubiese ido a relevarla. Según le dijo, el redcap había estado insoportable todo el tiempo que no había pasado dormido, quejándose por todo y todos y llegando a emprenderla con las enfermeras porque se negaban a subirle la dosis de analgésicos. Llegó a decirle, antes de irse y delante de Eddie, que se pensara bien si quería volver con su hermano después de haber pasado unos años sola y tranquila. Eddie se puso blanco y luego muy rojo, y algo pitó rápidamente a su lado. Barbara debió de sentir el peligro, porque se largó antes de que su hermano explotase de rabia y le dijera o hiciera algo violento en su contra.
En cuanto se fue, Eddie se volvió hacia Van Doren con cara de cachorrillo abandonado... o la versión dentuda y asesina de la misma.
-Tú no la escuches. Es una imbécil -dijo en voz baja y temerosa.
Domingo, 25 de noviembre de 1984 - 08:15
Calandra estaba dormido cuando Craig entró en la habitación y se tumbó a su lado.
Van Doren ser rió con el comentario de la hermana de Eddie y de despidió de ella antes de volverse hacia en convaleciente.
-Pues como me entere de que sigues portándote así con tus cuidadores no me vas a volver a ver el pelo -dijo acercándose con cara de estar decepcionada-. Tengo que saber que puedo dejarte solo sin que montes un escándalo.
La pooka se agachó para darle un beso en la frente y se sentó en la silla reclinable que estaba junto a la camilla.
-¿Cómo te encuentras? ¿Qué te han dicho los médicos?
-No me lo digas como si fuera un crío, joder. Me duele todo, y los muy imbéciles no son capaces de darme un chute para que se me pase. Dicen que ya me están dando el máximo y que debería estar inconsciente. Supongo que sólo pueden ocuparse de las heridas de mi cuerpo mortal. Joder, odio ser un changeling. No podían haberme apuñalado con un cuchillo normal, no... -suspiró-. Nada, todo va bien. Quiero salir de aquí, pero dicen que como poco tengo una semana y media en cama. Hay que joderse.
Eddie extendió la mano para buscar la suya y entrelazar los dedos con ella.
-Estás preciosa, por cierto. Con el chandal parecías basura blanca de los bajos fondos, pero ahora vuelves a ser la Anne que conocía.
Calandra se revolvió en sueños y se dio la vuelta cuando sintió el peso de Craig en el colchón. Había llegado a casa totalmente agotado y se había dormido enseguida, pero se había despertado de madrugada con la angustia agarrada al pecho y había llorado por Bernardette, por Suri y por Stevron. Después de eso no pudo dormir del tirón y pasó el resto de la noche en un duermevela.
Abrió los ojos lentamente y parpadeó. Aunque sentía que se despertaba muy lentamente se sentía muy despejado. Al principio pensó que era porque seguía dormido y el Ensueño le había enviado a Craig para que pudiera descansar, pero reconoció su habitación y sus pelucas y supo que estaba despierto. Acarició el brazo de Craig y suspiró.
-Hola.
-Hola.
El chico le estrechó con fuerza, como si no terminase de creerse que estuviese allí, a su lado.
-¿Estás bien? Ayer Wylard me dijo que habías tenido que marcharte por algo familiar. ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?
-Y yo que pensaba que estaba guapa daba igual lo que tuviese encima...
Van Doren le cogió de la mano y le besó los nudillos.
-Ojalá pudiera ir al Ensueño para traerte algo que te curase. Me imagino lo que te tiene que estar doliendo, después de todo casi estoy yo en esa camilla, o muerta. Aún no me creo lo que ha pasado. Quizás pueda hablar con algún herborista para pedirle algo que pueda aliviarte un poco. No te vendría mal un té.
-He dicho que parecías una zorra de los suburbios, no que estuvieras fea. Incluso como basura blanca estás guapísima, cariño. Y no, no me vendría mal un té, pero creo recordar que cierto Duque me prohibió acercarme a ningún herbolario, no digamos ya un herborista. Además, buena suerte buscando a alguien que quiera hacerme un té de esos -rezongó-. Creo que ni con favores sexuales conseguirías que alguien me echase una mano con esto.
-¿Tú crees? Me han dicho varias personas que lo hago muy bien. De algo tiene que servirme -se sonrió-. Tengo que hablar con el Rey igualmente, así que intentaré pedirle algunas hierbas. Y si me lo tengo que tirar, pues que le voy a hacer.
Al menos Wylard había hecho algo útil por una vez y le había cubierto las espaldas. Temió que se le fueran a escapar las lágrimas, pero en vez de eso el abrazo le tranquilizó y le hizo sentir seguro.
-No, es... Son unos amigos. ¿Tú cómo estás? Me ha dicho un pajarito que ayer a tu madre casi le da un infarto.
Eddie torció la boca.
-Bueno, tú hazlo si te atreves, pero te advierto que los sidhe son unos nenazas que no saben lo que hacer con una mujer como tú.
-Sí, con lo que pasó en casa de la señora Van Doren se puso muy nerviosa. Se enteró de que había estado allí y le dio un ataque. Pero ya está solucionado, no te preocupes. Creo que me va a dejar en paz en lo que a ti se refiere. No le gusta y tuerce el morro todo el rato, pero por lo menos no me lo impide. Si por... algún casual... tuviese que dejar mi casa, ¿podría venir aquí? -preguntó Craig acariciándole la espalda.
-Si te vas a vivir a otro sitio te mato -respondió mientras se frotaba los ojos con una mano.
-O sea, no creo que mi madre vaya a ponerse mucho peor; la señora Van Doren ha hablado con ella y parece que poco a poco podría ir cambiando de opinión respecto a ti y a mí, y a mí siendo... bueno, gay. Tampoco me espero milagros. Pero es mejor prevenir, ¿no? ¿Quieres hacer algo? Tengo el día libre, aunque mañana tengo que volver a trabajar o mi tío me va a matar.
-Ya veremos -se rió-. Lo que pasa es que tienes la boca muy grande, ya te podían haber dado puntos en las comisuras.
Van Doren no sabía si decirle que iba a empezar a investigar a Greg por su cuenta. Lo más probable es que Eddie se lo prohibiera y no estaba segura de querer dejar impune a quién había hecho eso. Además se olía que no iba a tardar en actuar de nuevo.
-Sí. Vale. ¿Quieres que te haga el desayuno? Seguro que Wylard se ha vuelto a terminar la leche. Cómo le gusta tragar leche a la muy cerda. Pero algo podré hacer.
-Va genial tener una bocaza para unas tetas tan grandes como las tuyas -dijo Eddie con una gran sonrisa.
Domingo, 25 de noviembre de 1984 - 07:19
Shyam había despertado solo en su cama. Después de haber dormido junto a Rose varios días, fue extraño y deprimente. Pero debía continuar si pretendía vengarse del corby y poner el feudo en orden, y los problemas empezaban a acumularse más allá de lo que podía manejar sin esforzarse de verdad.
Se dirigió al hospital y entró en la habitación. Eddie estaba despierto y Van Doren, a su lado, le cogía de la mano. Parecían estar bromeando, felices.