Partida Rol por web

Dahlia enrojeció visiblemente.

-Pero, mi señor, dejando de lado el chantaje emocional, no podéis olvidar que un feudo necesita un señor capaz, no uno elegido por azar. Los herederos deben ser aprobados por el señor, en este caso, vos. No hay más vuelta de hoja. Por favor, por favor, mi señor, no os dejéis llevar por la respuesta fácil y pensadlo con detenimiento.

Lo que dice Shyam es cierto; amé a Lord Stevron con todo mi corazón. Razón de más para conocer sus locuras y sus decisiones en caliente. Lord Aeon, elegid a un señor capaz para gobernar la Mansión del Polvo.

-¡M-mi señor! -intervino Calandra, incrédulo y herido-. ¡Se lo prometí a Lord Stevron! Todos le agarramos del cetro en el hospital! ¡La mansión ya está llena de purpurina!

-Es cierto, el Feudo ya está respondiendo ante Calandra. ¿Cómo se puede negar eso? Además, estáis juzgando cualidades sin siquiera darles una oportunidad para florecer.

-Basta -dijo Aeon-. Sé bien que Stevron era un hombre de fieros ideales y que en ocasiones no pensaba las cosas más de una vez, pero si es cierto que el feudo ya ha adoptado a Calandra como su señor, no debemos contrariarlo. La Mansión del Polvo ya ha tenido suficientes invasores para mucho tiempo.

Por ello, Calandra, debéis juradme lealtad como vasallo. La Baronía es vuestra y la será en tanto cumpláis vuestro papel.

Calandra se volvió hacia Shyam, buscando aprobación, y después se arrodilló frente a Lord Aeon procurando que no le temblaran las piernas demasiado. Los Juramentos eran algo muy serio y no le gustaba pronunciarlos por orden de otro, pero así era como funcionaba la nobleza.

-Os juro fidelidad, mi señor -empezó, con la mirada baja. Parecía que habían pasado décadas desde que había pronunciado las mismas palabras para Lord Stevron, y recordaba hacer intentado ligar con él mientras Juraba-. Vuestra orden es mi deseo, así como vuestra petición. Que mi servicio siempre os plazca y mi vista se oscurezca si no es así. Como las mareas a la luna, que mi voluntad sea a la vuestra, mi señor.

Ante la mirada horrorizada de Lady Dahlia, Lord Aeon se levantó y pronunció:

-Te tomo como mi vasallo. Eres de mi casa como sus propias piedras. Me comprometo a sostenerte, protegerte y mantenerte. Me comprometo a honrar tus servicios como merecen y a recompensar la lealtad con justicia. Como la luna a los mares bajo ella, que mi voluntad sea a la tuya. Te hago el juramento de Restitución.

En las manos de Aeon apareció una tiara de plata y esmeraldas. El Fiona avanzó para colocárselo al pooka en la cabeza.

-Desde este día eres Lord Calandra y tienes potestad para gobernar la Baronía del Polvo en mi nombre.

Calandra se puso en pie sonriendo tímidamente y se colocó bien la diadema. Era justo como le había dicho a Lord Stevron: nunca dejaría pasar la oportunidad de ponerse una tiara. Empezó a girarse hacia sus amigos, pero cambió de idea y le hizo otra reverencia a Lord Aeon.

-Gracias, mi señor.

Satisfecho el protocolo volvió junto a Shyam y Van Doren. Habían recuperado su casa.

Satisfecho, Shyam observó los Juramentos y la coronación junto a Van Doren, obviando deliberadamente la mirada de Dahlia. Aquello les permitiría respirar algo de paz mientras rehacían sus vidas tras aquel terrible bache. Cuando Calandra se reunió con ellos, el Fiona le dedicó una amplia sonrisa. Lo habían conseguido.

Los ojos de Van Doren brillaron con la esperanza de que finalmente no fuera Calandra el nuevo Barón, pero Shyam parecía tener una boca de oro. La pooka respiró hondo y trató de autoconvencerse de que al menos más valía malo conocido que bueno por conocer. Cuando sus compañeros se acercaron trató de sonreír como si aquel agridulce debate no se estuviera dando en su mente. Era hora de volver a poner en orden sus vidas.

Lady Dahlia chascó la lengua con irritación.

-Os daréis cuenta de que esto ha sido un error, mi Duque -dijo antes de darse la vuelta y desaparecer.

Su última mirada se clavó en Shyam y no fue dulce.

Martes, 4 de diciembre de 1984 - 18:40

Aquella noche hubo una cena en la Mansión casi recuperada del todo. El tono lúgubre del feudo se vio contrastado por las serpentinas que habían brotado de las paredes para celebrar el momento en que el nuevo Barón elevase la copa de vino que anunciaba la reapertura de la Baronía.

Fue una ceremonia discreta. Además de Eddie y de Meredith, Damara (que había estado desaparecida estos últimos días por causas... sluagh) y Garin (que permanecía en segundo plano con ojos vidriosos) se habían dejado caer también. Glenn había declinado la oferta por diferencias con Eddie, que al parecer iba a convertirse en un nuevo visitante de la Mansión lo quisiera o no.

Meredith, que sonreía con tristeza al contemplar a Calandra en su atuendo baronal, se levantó tras el brindis. Pero no iba a proponer otro, sino a hacer una pregunta.

-¿Qué hacemos ahora? -preguntó-. El feudo es demasiado grande para nosotros. Deberíamos buscar a nuevos vasallos para el nuevo Barón. Necesitamos criados y guardianes. Un nuevo thane, heraldos, mayordomos... ¿Qué vais... qué vas a hacer, Calandra?

Calandra dejó la copa y se acomodó en su asiento. Hubiera querido invitar a Craig, pero sabía que aquella era una noche sólo para las hadas. Se ajustó la tiara por centésima vez aquella noche y apoyó las manos en la mesa.

-Bueno, antes que nada tengo tres cosas que decir. Uno, me importa una mierda el título. Ya he conseguido la tiara y eso ha sido la cúspide de mi carrera como noble. Prefiero comerme mi propio brazo a gobernaros. Lo que me lleva al punto dos. -Se levantó de la silla y cogió su copa para dar un sorbo de vino antes de seguir hablando-. A mí no me preguntéis, cojones. Yo sólo estoy aquí por motivos dinásticos o como se diga. Esta es nuestra casa, la hemos reconstruido entre todos y lo que haya que decidir lo decidiremos juntos. Dicho esto, me pido el dormitorio grande.

-Entonces lo que estás proponiendo es... ¿un consejo? -Meredith se tocó los cuernos, nerviosa-. Ese era el sistema que usábamos algunos antes de la Guerra. Pero no sé yo si el Duque accedería... O el Rey. O...

-Que les jodan al Duque y al Rey -dijo Eddie-. Mirad, cuando yo era... alguien importante, el sistema que usábamos era el caudillaje. Es decir, estos son mis cojones y por mis cojones que vais a hacer lo que yo quiera. Pero reconozco que eran otros tiempos y que a mí me seguían porque era la hostia. Sigo siendo la hostia, por si os lo preguntáis.

El redcap dio una palmada en la mesa para reafirmar sus palabras.

-Pero seamos sinceros: ¿de verdad creeis que este tipo puede mandar algo? ¿Algo que no sea una coreografía de maricas? -Eddie sonrió-. El Consejo es lo que mejor pinta tiene. Un sistema de votación. Los miembros más antiguos, o sea, vosotros, os ocupáis de manejar el cotarro. De cara a la galería enseñamos al fantoche este y Santas Pascuas. -Se encogió de hombros-. A mí me da igual, la verdad. No tengo tiempo de ser thane y menos ahora que voy a ser padre, pero si de vez en cuando me dejáis salir a matar algo en nombre del feudo me conformo.

Van Doren no parecía muy sorprendida por las declaraciones de Calandra y en el fondo, muy en el fondo hasta agradecía su noble decisión de dejarles el marrón a ellos mientras él quedaba como cabeza de turco. Pero a menos que retirase lo de que estaba gorda jamás se lo diría.

La pooka se encontró suspirando por el Eddie el Rojo de sus recuerdos hasta que todo su cuerpo se crispó cuando escuchó la revelación que salió por la boca del redcap.

-Eddie, de verdad, es que eres todo boca... Quería contárselo primero a mis padres.

Shyam estaba más que contento a pesar de las circunstancias por las que habían tenido que pasar, y asintió ante la oferta de Calandra y la explicación de Eddie.

-Yo puedo ocupar el cargo de Thanes con y sin mano diestra. -Todavía tenía un trato que terminar con aquella nocker para recuperar su total destreza con la espada, aunque no le había venido mal para soltarse algo más con la zurda-. Tampoco me importa pasarme por la corte de vez en cuando, sé que Dahlia me la tiene jurada, pero no será por mucho tiempo. Podemos demostrar que esto funciona y que la Mansión del Polvo es un feudo activo y un ejemplo de convivencia.

Calandra se olvidó de golpe y porrazo del gobierno del feudo. Van Doren estaba embarazada. Por supuesto, ¡por eso estaba tan hinchada últimamente! Soltó un grito de alegría y levantó la copa.

-¡Enhorabuena! ¡Un bebé! ¡Brindis, brindis! Tú no, Van Doren, querida. Hay que cuidar al champiñoncito.

-Voto a favor para que Shyam sea Thane siempre y cuando nos cace la cena.

La pooka aún miraba a Eddie con el ceño fruncido.

-Oh, dioses... -murmuró mirando a su alrededor como si por primera vez no quisiera ser el centro de atención-. Gracias, Calandra.

-Estoy de acuerdo. Y enhorabuena, Van Doren. Seguro que es un niño muy... eh... mono... -dijo Meredith levantando el vaso.