Partida Rol por web

A un lado, Raquel parpadea despacio, pero por su expresión y la falta de rigidez en su pose dan a entender que aún debe estarle haciendo efecto el sedante. Apenas da señales de estar atendiendo.

Os habéis desvanecido.

Explico, niego con la cabeza desde mi silla de ruedas.

Más o menos. El doctor podrá explicarlo mejor. El hacker ha resultado ser... ... poco productivo. Así que hemos procedido a eliminarlo, deberíamos asegurarnos que no tiene ningún modo de volver a reproducirse... pero no sé cómo hacerlo, puede que un super imán o algo similar...

Hablo despacio mientras intento explicarme, miro entonces en la dirección en la que se encuentra el señor Ashton.

Por fortuna hemos encontrado otro... caso similar. Ahora mismo estamos recabando datos. Supongo que en cuanto el señor Ashton termine, podremos intercambiar datos. Por otro lado... -miro hacia la puerta por donde se han marchado- el señor Grend parece que sólo sufrió un ataque que lo dejó fuera de combate. Sin embargo, el hacker lo acusó de ser un robot, una creación. Personalmente no creo que dijese la verdad, sin embargo eso no es suficiente para poder cerrar el caso, necesito pruebas para cotejar con los datos de entrada. Y parece que eso le ha enojado.

Suspiro, y entonces guardo silencio para permitirle que masque lo que acabo de decir antes de proseguir, pero entonces caigo en la cuenta de algo... algo de lo que carezco: empatía.

Pero más importante... ¿estáis bien?

Y sonrío, pero mi sonrisa es un tanto artificial.

Cuando Utolsó trata de levantarse, lo hace despacio, entumecido. Al darse cuenta de ésto, el Dr. Arthur se apresura a acercar sillas para él y para todos, con lo que pudiesen hablar a la misma altura mientras retira el húngaro varias pegatinas de seguimiento de constantes que tenía colocadas en frente y brazo.

Pasado el susto sobre la salud de los tendidos, y regresando a la consciencia, todos son conscientes del agotamiento que pesa sobre sus hombros.

Pasan unos minutos sin que nadie manifieste más que alivio. Alivio por lo que parece ser una solición final al Hacker. Alivio por haber superado una etapa. Alivio por poder sentarse... y Alivio por los basos de "batido multi-vitamínico" (sabor experimental) que trae Nadia, de regreso de la sala en la que ha dejado a Grend descansar.

Aún más despario que el primero, Raquel va logrando salir de la semi-inconsciencia, pero aún está aturdida e incluso sentada no para de dar cabezadas. Parece incómoda con algo, pero probablemente sea sólo su forma de tratar de ocultar el agotambiento... aún sin mucho éxito.

No sólo está cansada. Está avergonzada.

Apreta las rodillas con fuerza, cerrando los muslos, y no ha mirado a nadie a la cara desde que ha despertado. Especialmente a Cuarentaydos. Toda su postura, inconscientemente, está enfocada en cerrarse sobre sí misma.

¿Qué debe pensar? Para ella sólo ha sido revivir sus sentimientos más íntimos, pero no sabe lo que encontraste en el agujero.

Parece que Frederick está dispuesto a darte un voto de confianza, y no te pasa desapercibido que Déborah bien podría haber destruído tu carcasa, dejándose quizás sin opción a reparación.

Si no lo ha hecho es única y esclusivamente porque confía en el técnico, pero es desconfiada. No será la brillantez personificada, pero desconfía de todo lo suficiente como para ser incisiva.

Teniendo una oportunidad de mano de dos... dos y medio, si es verdad que 42 estaba dispuesto a escucharte, estás más cerca de lograr algo.

El "No" del doctor ya lo tienes, pero Grend, el otro "No" rotundo a escucharte siquiera, ya no está.

Eso te deja con tres personas más a las que medio-convencer para salir adelante.

Una mayoría podría ser suficiente, pero cuanto mejor te vean todos, mejor.

Queda Nadia, la auxiliar de enfermería tímida, y los dos durmientes. Raquel, aturdida, y Utolsó, el mayor genio informático que ha yen este puñetero Búnker.

Sobre él sabes que en realidad tenía cualificaciones para tener un mayor rango de seguridad, pero llegó en la última oleada de colonos, con la que hubo bastantes problemas porque los querían ubicar como poco más que barrenderos. Es probable que por sus habilidades se mereciera un puesto mucho mayor del que tiene, pero se conformó con lo que le ofrecieron, y las aguas se calmaron.

Sabes que en aquellas batallas salió herido. Como mínimo, tiene una pierna protésica, y no sabes si algo más. Como sea, es un tipo importante, pero si acepta tecnología en su cuerpo, no será tan reacio como Grend a considerar que eres alguien real.

De hecho, tanta tontería con el código de la chapa del Bot... Si quisieras, podrías dominarla igual que dominas otros movimientos del trozo de androide que habitas, y hacer aparecer sobre ella un nombre. ¿Ayudaría?*

Mientras pensabas en una respuesta para Déborah, el cansancio y la urgente protesta de tu estómago en cuanto se acercó la posibilidad de comer algo, te han hecho desviar la atención.

Ella no espera una respuesta inmediata, y tú necesitas pensar un poco en ello, por lo que te acabaste dejando llevar.

Ahora, con al menos esa parte más saciada, parece que la conversación regresa a su cauce.

Cuando termina de pasar chequeo a sus pacientes, Arthur regresa un poco en sí y se permite sentarse en una de las sillas que ha acercado a tal efecto, haciéndose con uno de los batidos-todo-en-uno-sabor-experimental.

Cada bote tiene un color diferente sin identificar, por lo que escoger podría ser una quiniela. Cuando da un trago al suyo, tuerce el gesto - Si al menos fuese identificable... ¿por qué rayos alguien querría que los batidos supieran a calabaza?

Niega con la cabeza y trata de centrarse, retomando algo que quedó inconcluso un rato antes.

- Cuarentaydos. Antes querías saber sobre si Grend era o no era un robot. - lo mira significativamente - No lo es.

Hace una pausa larga, remarcar sus palabras - De hecho, comprendo que Grend se ofenda de que hayas querido dar alguna clase de crédito a las palabras de una disparatada IA carente de lógica.

Pero si eso no te basta, es cierto que asistí a la intervención a vida o muerte que se le practicó.

Aún no sabemos quién o qué fue su atacante, las cámaras fallaron justo en ese instante, y para más inri justo 10 minutos después la Regente fue asesinada. No hay que ser muy listo para saber por qué lo atacaron. Desviaron nuestra atención y Alex Maloy casi sale impune.

Hace una nueva pausa, bebiendo de su vaso y haciendo una nueva mueca, antes de retomar el discurso.

- Se mantuvo inconsciente 24 horas y la recomendación era que evitase cualquier tipo de sopresalto y guardara reposo. - Hace un gesto con la mano hacia la dirección por la que ha salido el hombre del que habla - Puedes imaginarte el éxito que tuvimos en ese aspecto. En realidad no sé cómo ha aguantado tanto sin descansar.

Como sea, se le practuraron resonancias, análisis y radiografías. Sigue siendo el mismo Grend que pasó la cuarentena, grapas de viejas lesiones sobre huesos rotos incluídas.

Después de la Asamblea, en el que aquella voz acusaba de su asesinato, me sentí bastante desconcertado y lo verifiqué todo una vez más. Aún estaba inconsciente, pero se recuperó. No le gustó que usáramos regeneradores de tegido para arreglar parte del estropicio y nivelar la presión intracraneal, pero tanto da.

Es un estratega. Un militar. Su desprecio a la tecnología será infantil y absurdo, pero puede aportar mucho a la situación.

Traen sillas para todos... menos para mí, claramente. Yo ya tengo la mía propia y es bastante incómodo... casi tanto como me que me pongan delante un sabor experimental que a simple vista reconozco: frambuesas con nata, y no poder tomarlo. Pese a todo le dedico media sonrisa a Nadia.

Gracias, pero la silla me suministra los nutrientes que necesito. Si alguien lo prefiere, puede tomar el batido de frambuesas y nata que me has puesto.

Pero entonces el doctor habla, y yo callo y escucho. Asintiendo ocasionalmente para dar a entender que comprendo lo que dice. Finalmente sonrío con cierta amplitud, mostrando la hilera superior de dientes de un modo casi predador sin pretenderlo.

Gracias, eso es cuanto quería escuchar, sólo lo necesito por escrito. Con los ánimos como están en el búnquer, alguien podría querer usar las palabras del hacker cuando entregue el informe para ir contra él, pero con un informe firmado por usted bastará para acallar cualquier acusación -vuelvo a mirar a Nadia esta vez y mi voz se torna un poco más suave-. Nadia, por favor, ¿podrías decirle al señor Grend que lamento la confusión y que está formalmente invitado a participar en ésta mesa redonda para poner las cartas bocaarriba? Dado que como comenta el doctor... su cabeza puede sernos bastante útil para encontrar alguna solución que se nos pase, por mucho que sus prejuicios puedan resultar un tanto... fuera de lugar.

Entonces clavo mi mirada en el señor Ashton y en el bot y completamente relajado, pregunto.

¿Les queda mucho?

En algún momento le guiño un ojo a Nadia, como un medio coqueteo.

- Tendrá el informe - Asinte el doctor sin problema. -  Si para usted es importante, hablaré también con el resto de médicos que participaron... si están disponibles - Termina la frase algo más duditatativo.

- Bueno, y sobre Grend... - Empieza ella, con ese acento peculiar que sólo a duras penas los traductores transforman en algo inteligible - Se lo diré en cuanto despierte, pero me temo... que hasta dentro de al menos diez horas no despierte, con lo que le he dado. - Mira al doctor - ¿Quizás fue excesivo?

Sin embargo Arthur hace un gesto de negación con la mano, indicando que era correcto, y ella asiente aliviada.

Entonces mira los batidos que ha traído, para desconsuelo del herido, y hace una mueca de disculpa hacia el subinspector. - Lo siento - Murmura.

- Bien. Resuelto este punto, aún tengo varias preguntas.

Mira a Frederick y a 42 alternativamente.

- ¿Han finalizado ya la investigación sobre ese bot defectuoso? sigo sin entender qué esperan sacar de él. Si por mí fuera, ya habría descartado esa anomalía para centrarnos en lo urgente.

Entonces mira a Utolsó y a Raquel.

- ¿Ha servido de algo el experimento? ¿Alguna luz que arrojar a por qué el hacker lanzó la orden de muerte sobre Raquel?

Y por cierto - Añade regresando a los primeros - Me gustaría revisar la grabación de la conversación de Grend con lo que transportaban, si no les importa. Y puede que Utolsó también quiera leerla.

- No encontramos nada que yo no supiera. - La frase es corta, pero alguien con Empatía notaría que hay algo que la incomoda. Entonces mira a 42 para añadir - Ahora conoce a Beta.

No parece tener nada más que añadir, y se sume nuevamente en su mutismo.

¿Beta? pues serán un par de chips chamuscados, pero no conoces a nadie por ese nombre... y conoces por sus nombres a más de la mitad de las personas del Búnker. (o al menos a los que estaban vivos hace tres días)

Acabas de tener un deya vú.

Tienes información que una chica no quiere que cuentes... y sabes que si quisieses contarlo, ella puede que se molestase. Y eso, por alguna razón... te incomoda.

Quizás sea más fácil pedir a Raquel que se vaya a descansar, si quisieras tomar ese camino*, pero también es un buen momento para poner las cartas sobre la mesa. La política de un refugio a punto de ser destruído es prescindible. Ella lo entenderá.

Un maldito descanso, un jodido, merecido y necesario descanso. Me llevé una mano a la cara visiblemente cansado. Entre discusiones absurdas, infructuosas tareas y demás, se llevaron gran parte de mi energía, y paciencia, que de lo segundo, nunca hice alarde de excedencia, más bien todo lo contrario. Sin decir nada más, con paso lento me dirigí a uno de esos batidos y dejé caer mi cuerpo en las dichosas sillas. Al primer sorbo una sonrisa se dibuja en mi rostro, pero con los ojos cerrados, tanto rato delante de las terminales, acabaron secos. - ¿Naranja? Perfecto. – Ignoré de forma descarada las preguntas a mi persona, un poco harto de todo.

Quise olvidarme del destruido y caótico mundo qué me tocó comerme, y sin pizca de sal. Unos minutos, segundos, lo que fuese, lo recibí tan ansioso como agradecido. No dije nada hasta terminar el batido. Quizás así pude organizar mejor las ideas, porque siendo franco, me sentí bastante perdido. Una vez vacío, abandoné el molesto vaso que el contenido cumplió con su propósito.

Un poco mejor,  y más repuesto vi que tanto Rachel como Utolsó regresaron del fantástico mundo de los sueños. Si hubo alguna conversación previa, me perdí. Sin embargo, se resolvió una de mis dudas, la del Coronel. – Ese dichoso crácker y su absurda cabezonería, insistió que él era el Coronel Grend. Tenía recuerdos sobre estrategias militares. ¿Él como se convirtió en eso? No lo sabe. ¿Hay más? Seguramente. – Comenté ya más tranquilo.

Urgente o no doctor, hasta la más pequeña de las piezas, puede encajar donde uno no se lo puede ni imaginar. Al igual que un engranaje, tan pequeño, y sin embargo, puede mover una rueda más grande, y así sucesivamente. – Añadí en mi tono habitual. Una falta total de etiqueta. ¿Para qué? Mejor las cosa claras. – Cuando estuve intentando acceder al sistema del supuesto Grend, me encontré con una especie de ruido de fondo, extraño, para alguien que sepa de sistemas lo podría pasar por alto, en cambio, yo soy más de hardware. Pues ese extraño ruido, funciona como una interferencia, y sospecho que oculta algo más. – Expliqué de forma breve, y sí, me dio igual que ciertas personas le explotasen el cerebro.

¿Una? Puede ser casualidad. – Miré a los restos apagados del contenedor del crácker. - ¿Dos? Ya es para sospechar. – Dije completamente seguro. – Empiezo a creer que no son accidentes, y de que más, quienes seas, entidades, voluntades, o personalidades. Se vuelquen por el sistema. – Hice una pausa para saborear los resquicios del batido. – Uno fue hostil, el otro no. Quiero saber si hay más lo que sea, nos pueden ayudar, porque teniendo en cuenta la situación en la que estamos, cualquier ayuda es poca. Y sin son enemigos, correrán la misma suerte. – Lo dije sin corte, sin tapujos.

Utolsó, he guardado los datos del crácker, por si quieres echarle un vistazo, ni imaginas la guerra que me ha dado. – Le dije al técnico señalando el dispositivo de almacenamiento que utilicé en mi tediosa batalla particular. - Quiero unas putas vacaciones. – Mascullé malhumorado hacia a mí mismo. Luego me giré a Rachel con el fin de añadir mis siguientes palabras a los dos recién despiertos. – En cualquier caso, me alegra que estéis de vuelta. – Y ya con eso, callé de nuevo. Llevé una racha de explayarme a gusto, algo que me digustaba, y no poco precisamente.

- ¿Cuando entrabas al sistema detectaste un ruido? - Repasa mentalmente, como si ese detalle no le hubiese quedado claro - Sin embargo, cuando yo escaneé ese Bot, no detecté ningún sistema. 

Ni sistema, ni información ni... nada. 

No estoy seguro de que se trate del mismo caso.

- Y por eso tú eres de sistemas, y Frederick es de Hardware - CASI parece que medio-sonría, como si aquello fuese alguna clase de chiste.

Con el orgullo un poco herido, el doctor calla, preguntándose a sí mismo cómo se le pasó algo tan... "de novatos" como la intensidad de la señal oculta como ruido... aunque sin entenderlo del todo.