Partida Rol por web

El primero en acercarse fue Ywindhel quien tras saludar respetuosamente a Lanel intentó informarle a éste de todo lo que había sucedido en las horas previas. Lanel por su parte le fue indicando que ya había sido informado por el explorador que había enviado a avisar.

Según explicaba Lanel, ya había ordenado se enviasen centinelas a zonas claves del bosque con el fin no solo de averiguar si había una amenaza sino para cuidar del mismo bosque y evitar que otra tragedia se suscitase.

-Tengo entendido que Yena les ha dado el permiso de llevarse al cuerpo de Haldir, por tanto pueden hacerlo en cuanto lo deseen, pero solo bajo las condiciones que Yena les ha impuesto-. Lanel se notaba algo intranquilo a comparación con su habitual comportamiento, quizá la posible amenaza le tenia preocupado.

-Pero supongo ha sido un largo día para ustedes y quizá prefieran descansar. En la aldea estaremos seguros y no tendremos nada de que preocuparnos, vayamos a mi cabaña, allí podrán descansar y comer algo mientras conversamos.  O si prefieren descansar podemos esperar hasta mas tarde o al amanecer de mañana-.

Sin que el choque entre Grii y Aenalor fuera a más, todo el grupo se dirigió de regreso al poblado, en silencio, guiados por Ywindhel. Cuando llegaron allí, el sabio Lanel les estaba esperando y el explorador elfo le saludó primero antes de retirarse, siendo avisado por el sabio de que ya se había encargado de poner centinelas alrededor de la aldea. Y hasta el bretoniano imaginaba que era sumamente complicado que ni un conejo entrara en el lugar sin que los elfos lo notaran.

Aún así... se le notaba un pelín preocupado, ¿no? Tal vez era sólo su imaginación.

- En lo que a mí respecta, podemos comer algo, sabio Lanel - dijo con su tono más educado el caballero -. Sin embargo, si mis compañeros desean simplemente descansar, me uniré a ellos.

Cuando Aria interviene, a punto estoy de contestar mordazmente, aunque antes de hablar, niego con la cabeza

¿Qué demonios me está pasando? ¿por qué he perdido los estribos de esa forma? esta forma de actuar se acerca más al caos que reinaría en una patrulla o ejército de esos animales descerebrados que de nuestro grupo. Con esos pensamientos me dirijo junto al resto mientras seguimos a los elfos.

Cuando pasa un rato, me acerco nuevamente a Grii Disculpa por la forma en que te he hablado, amigo mío. Cuando ponen en duda las decisiones que tomo en cuanto a la magia, me siento como atacado, quizás por el hecho de no ser más que un aprendiz todavía, ¿quién sabe?. Aunque las formas no fueran las mejores, la forma si que debes de entenderla y confiar en nuestro criterio a la hora de manejar la magia, a pesar de que las cosas puedan salir mal. Debes de saber que, normalmente, estos objetos mágicos se intentan proteger de aquellos que no deben utilizarlos, por eso "atacan" solamente a los que se atreven a usarlos o portarlos, y a nadie más. 

Poniendo una mano sobre los hombros del enano, le palmeo un par de veces Así que no te preocupes y relájate un poco. Estar tan a la defensiva te puede hacer no ver lo más obvio cuando lo tengamos delante.

Con estas palabras me vuelvo a alejar del enano, mirando el bastón como si pudiera penetras la tela que lo protege, hasta que, llegamos por fin al poblado. 

Como era de esperar, las noticias has provocado un gran revuelo y Lanel nos invita a conversar y cenar algo antes de descansar.

Estaría encantado de disfrutar de su hospitalidad nuevamente y acepto gustoso esos alimentos que nos ofreces. 

Huellas de orcos sin orcos? Bastones de magos que atacaban a magos? Sin duda aquello era raro para Gurnik, y mucho, nunca entendió del todo la magia, ni el caos, solo sabía lo que le gustaba y lo que no, y la magia en general, non era de sus temas preferidos. Observó la discusión entre el elfo y el enano. A punto estuvo de intervenir, pero Ari lo hizo antes, y mejor sin duda. Guardó las palabras para otro momento, pero no pudo evitar sentirse momentaneamente incómodo, eran una hermandad, estaban perdiendo la disciplina y la fraternidad? Sin duda la situación era complicada, y ni el mismo sabía muy bien que estaba pasando, pero la hermandad seguiría firme, hasta el final, se lo juró a si mismo por sus votos de matador.

Al llegar a la aldea le sorprendió el revuelo, no pudo evitar el gesto de reflejo de mandar la mano hacia el mango del hacha, pero igual que lo hizo, lo deshizo. No quería que lo tomasen por hostil en aquella aldea. Además, ya había incumplido su palabra hacia Yena de no empuñar las armas en el bosque, cosa que le hacía sentirse ligeramente decepcionado.

Escuchó las palabras de Lanel, y esbozó una sonrisa antes de contestar:

-Por mi parte aceptaré comida y bebida, ha sido un día largo, como dices, y raro, muy raro. Si nadie pone inconveniente, podríamos comer e intercambiar información del día de hoy, creo que será lo mas productivo.

Las palabras de Aria habían ayudado a rebajar la tensión que por momentos se podía cortar con un cuchillo. El enano no estaba para bromas con temas relacionados con la magia, no después de lo ocurrido con el hijo del noble al que perdieron irremediablemente.

Así que echó a andar con la comitiva hacia el poblado, con los músculos en tensión hasta que una mano se posó en su hombro de manera amistosa. Era Aelanor, al que había tratado de malas maneras, maneras , que resultarían rudas incluso para un enano.

Escuchó sus palabras agradecido, asintiendo y dejando ver una pequeña sonrisa hasta que se alejó. Estaba agradecido y por que no decirlo, arrepentido. Arrepentido de haber perdido la compostura ante uno de sus compañeros de caminos.

El elfo se alejó dejándole con las palabras en los labios, pero ya habría tiempo para "ensalzar" la amistad entre todos. Ahora había orcos alrededor, y el enano añoraba su martillo y su escudo como un buen enano añora un enorme vaso de cerveza después de una larga caminata. Así que se dirigió al hombre de manera directa, pero respetuosa.

- Venerable, creo que hemos demostrado que somos de fiar. Y personalmente con tanto orco por ahí suelto, me gustaría disponer de algo mejor que mis puños o una rama para poder defenderme -señalando al joven- y defenderle. El árbol parlante nos encomendó la misión de proteger a este joven y uno de esos orcos de acerca creo que lo tendré mas fácil empuñando mi martillo, eso sin contar con que podría ayudaros y salvar vidas en un momento dado. ¿Que hacemos ahora? ¿Que querrán esos orcos? Hay que descubrirlo, si tenemos a gente detrás nuestro mejor "darles esquinazo" con ayuda - dijo haciendo referencia a los elfos.

Habíamos visitado el templo, habíamos visitado el lugar donde se había encontrado el cuerpo de Haldir y aparte de las emanaciones mágicas descubiertas en el templo y las huellas de que alguien con intenciones de encontrar algo dentro de el. No estábamos mas cerca de resolver el entuerto en que ahora nos encontrábamos. Este asunto me recorre la mente mientras nos acercamos al pueblo. La guía de los elfos es de agradecer seguramente en ausencia de su compañía habríamos tenido problemas en encontrar el camino de vuelta.

En la aldea se notaba que alguna noticia les había alterado, quizás saber que unos inmundos orcos se encontraban a las puertas de tu casa sería suficiente para apagar su feliz animo....se vive muy bien apartado de los terrores del mundo.... Una vez frente a Lanel aceptamos su propuesta para comer y quizás sacar algo mas en claro.

- Sería un placer compartir su comida y comentar algunas cosas que hemos podido ver en el templo. Quizás pueda aclararnos lo que a nosotros se nos escapa. 

-Tranquilo señor enano- dijo Lanel al notar la impaciencia y preocupación enmarcada en Grii. –No estamos en un campo de batalla, aquí estará seguro, se lo garantizo. Puede tomar sus armas, pero le invitaría a que no entrase a mi cabaña con ellas, no soy un elfo que guste de la violencia- se explicó Lanel al tiempo que los invitaba a seguirlo tras escuchar los deseos de todos.

En el centro de la habitación principal de su pequeña cabaña había encendida una fogata compuesta por unas pocas ramas que avivaban un débil fuego; por sobre de ella había un tarro con una extraña infusión que parecía estar hirviendo.

-Ohh, lo había olvidado- exclamó Lanel apresurándose a quitar el tarro del fuego, -creo que ya esta listo- les dijo sonriendo al tiempo que los invitaba a pasar. El lugar estaba como antes, igual de tranquilo y hogareño.

-He preparado esto para su llegada, les hará sentirse mas relajados y con las energías reestablecidas. La comida no tardará en llegar, la solicité en cuanto me enteré de su futuro arribo.-

El joven Leopold ingresó también con los demás, y tras recargar el bastón de Haldir en la pared de la habitación, intentó escabullirse al exterior. Para su mala suerte el bastón quedo mal equilibrado y golpeo el suelo con un sonoro impacto. Lanel algo molesto le señalo el bastón al tiempo que le dirigía la palabra.

-Tapa eso con algo Leopold y sientate allí, junto al baston-. El joven humano no tuvo otra opción mas que hacer caso y tapando las caras del bastón se sentó aun lado junto a los demás.

Lanel sabía cómo tratar con la impaciencia enana de la que Gurnik hacía gala, no había más que verle y escucharle. Muy apropiado, teniendo en cuenta que nunca se sabía cómo podían acabar las cosas cuando dos miembros de esas razas estaban juntos.

Gerard entró junto a los demás en la cabaña del sabio tras su invitación, tomando asiento y acomodándose donde vió más conveniente. Al parecer, el líder de la aldea les había estado esperando ya, como todo un buen anfitrión. Lo que era modales y etiqueta, desde luego, no le faltaban.

- Sois muy amable, monsieur.- le dijo el caballero a modo de agradecimiento.

Lo que pasó a continuación con el bastón y Leopold no se le pasó inadvertido al bretoniano. Tal vez era sólo su impresión, pero le había parecido que a Lanel no le gustaba el bastón. O eso, o que se había molestado con el poco cuidado del chico al dejarlo, provocando su caída. Pero, dadas sus palabras, LeBlanc apostaba por lo primero.

- Sabio Lanel, dado que el templo está abandonado ahora mismo, imagino que ustedes se harán cargo de guardar y proteger el bastón, ¿correcto? - aventuró con educación el humano. De la reacción del sabio podrían imaginar muchas cosas...

El enano escuchó las palabras del elfo y respondió con educación:

- Prefiero llevarlas conmigo, ahí dentro en el bosque cuando he visto esas huellas me he sentido "desnudo", indefenso. Me sentiría mas cómodo con ellas cerca de mí. Deberíamos comer y partir cuanto antes, el tiempo apremia. ¿Podría facilitarnos comida para el viaje de vuelta o algún bien que pudiéramos utilizar para sufragar nuestros gastos? El viaje es largo y necesitaremos coger una barcaza de nuevo...

Dicho esto el enano se sentó entre sus compañeros y miró a su alrededor escudriñando como de costumbre. 

Muchas cosas raras están pasando... Ahora nos podemos ir por las buenas después de haber descubierto el bastón...

- ¿Por cierto, que harán ahora con ese bastón que parece ser tan poderoso e importante? Me pica la curiosidad.

Grii no se fiaba de nadie que no fuera un enano así a primeras. Habían hablado con un árbol, y este les había dicho que debían guardar los secretos de bosque y ahora llegaban aquí y se daba por zanjado lo del bastón... Le parecía raro, quizás estuviera siendo demasiado desconfiado.

Una vez dentro de la cabaña con mis compañeros y Lanel, este se apresuró a ofrecernos una taza de infusión. Había temas que tratar, tanto lo encontrado en el interior del templo como las huellas de los orcos en el interior del bosque. Mantengo la asida la taza mientras el calor de esta se extiende por mis manos, era momento para hacer las preguntas que nos faltaban antes de irnos.

- Sabio Lanel, descubrimos que el templo no solo había sido profanado sino que además sus defensas mágicas habían sido rasgadas. Se notaban trazas de magia caótica....eso podría ser un problema si el que controla esa magia sigue por aquí.

Ordeno mis pensamientos antes de continuar, una vez contado lo encontrado tocaba el tiempo de preguntar.

- En las paredes del templo y la pila de piedra, podría decirnos que lenguaje es y que es lo que cuenta. Sobre el bastón que puede contarnos......el joven Leopold ha sido poco claro al respecto de su significado y poder.

Mientras el resto hablaba, me pasee por la habitación echando una ojeada a la librería de Lanel, ojeando los títulos con la intención de solicitar a Lanel algunos que nos pudiera ser útil.

Según estoy leyendo, voy dando algún traguito de mi vaso, tan solo interrumpido cuando oigo el ruido que hace el bastón al caerse, momento que me hace mirar la conversación entre Leopold y Lanel antes de volver a mi búsqueda, tan solo interrumpida por la pregunta que hace Resha y Grii sobre el bastón.

Guiados por mis primos como solo alguien que conoce el bosque puede hacer, y yo podría hacer en el Gran Bosque ante la visita de mis compañeros -tras unos cuantos esfuerzos por conseguirles salvoconducto, arriesgar mi propio pellejo y tener un muy buen razonamiento de por qué, además de tirar de todos los hilos que pudiese, claro está-, llegamos sin problemas de vuelta a la aldea que, si bien no se encuentra por completo en calma, sí que lo está lo suficiente como para que no haya gente corriendo de un lado al otro, gritándose y quién sabe qué, y ese sí que es un caos que conozco de poblados humanos ante apariciones enemigas cercanas. Mujeres y niños gritando y llorando respectivamente, adultos pensando en sí mismos y saqueos si la situación se volvía demasiado peligrosa. Humanos en general.

-Aceptamos muy amablemente. -Digo con una sonrisa en los labios, un poco después del guerrero bretoniano y sentándome relajadamente a disfrutar de tales viandas. Muchas cosas son las que ocurren a nuestro alrededor, y como ramas de un árbol joven me dejo mover de un lado a otro por el viento sin romperme, no como los fuertes árboles enanos que procuran resistirlo todo y pelear, preocupándose demasiado para mi gusto. Observo a Aenalor contemplar los libros, mientras el resto hablan. Al fin y al cabo, en el exterior no encontré más que unas pocas huellas que se desvanecían en nada, y luego Gerard encontró el bastón y volvimos dentro. No es algo que merezca la pena reportar. Vuelvo a sacar mi instrumento, acompañando al agradable ambiente propiciado por la comida y la bebida con una melodía ligera de fondo, rasgando las cuerdas con las puntas de los dedos mientras evito que la caja suene muy alta con la otra mano, dotando así al sonido de tranquilidad y calma. Y como bien saben los que han viajado conmigo ya tiempo, es un ritmo que implica que estoy dándole vueltas a diversos temas sin terminar de decidirme por nada.

Lanel se sentó junto a los demás para escuchar lo que tenían que decir esperando a que bebieran del te que había preparado, aunque no obstante era consciente que algunos podrían pasar del mismo. La conversación inicio Resha el cual era acompañado por la melodiosa música que generaba Arianne y por el periódico movimiento de Aenalor al cambiar de pagina a los libros que analizaba.

-Si Leopold ha sido poco claro, entonces no está en mi hablar mas que él, aunque a la par siento decir que no se mucho mas sobre el templo y el bastón. Lo que si puedo decirles es lo que ya les he dicho antes, el templo es muy viejo, quizá se remonte al principio de los tiempos, y por tanto ese idioma y toda la simbología que encontrasen allí se remontan también a dichos tiempos-. Se excuso el elfo del bosque dejando por sentado que no obtendrían información alguna de él que no fuese aprobada por el pequeño aprendiz.

-En cuanto a lo que descubrieron, he de decir que de algo he sido informado, aunque no de los detalles, también se me ha informado la conversación que han tenido con Yena y lo que esté les ha solicitado; pero de eso hablaremos mas tarde si desean hacerlo. La presencia del caos en el bosque es algo importante pero presumo también incidental. Sea lo que sea aquello que ha entrado al bosque, no tenia como objetivo al bosque mismo sino algo en el templo o quizá simplemente buscaba a Haldir. La magia del caos deja rastros que no se pueden ocultar fácilmente, por mas fuerte que sea, si su paso por el bosque fuese duradero el mismo bosque empezaría a resentirlo. Creo mas bien que aquel que ha hecho esto ha sido consciente de ello y ha actuado rápido, temo que ahora pueda estar muy lejos-. Se expreso Lanel al respecto quizá confiando demasiado en el bosque al no preocuparse mas por lo que pudiese pasar en un futuro.

-En cuanto a que les proporcione suministros, no hace falta que me lo pidan, pueden tomarlos del bosque, son bienvenidos aquí. Pueden tomar toda el agua del río que necesiten, también pueden llevarse frutas y carne de nuestro almacén si lo necesitan, no reparen en ello, se que lo necesitaran mas que nosotros-. Expreso el elfo al conocer que su viaje era largo y al intuir que quizá no terminaría allí. -Cuento también con granos de distinto tipo, semillas, hiervas; y tengo también polvos de hiervas para la infusión que ahora les he dado, podrían llevarse un poco si lo desean-.

-La curiosidad es una las mejores características de los señores enanos, aunque muchas veces les ha traído pesares- comentó Lanel para después responder a la pregunta, la cual cabía decir había sido formulada también por el Bretoniano y probablemente navegaba en la mente de todos. -El bastón perteneció a Haldir, guardián del templo del bosque, y por tanto su heredero directo debería de ser no otro que no fuese su aprendiz, y por tanto el dueño es Leopold, se que sabrá que hacer con él. Por otro lado, se le podría guardar en el templo y protegerlo allí junto al resto de cosas del bosque si Leopold no desease o pudiese llevarlo con él, mañana mismo veré que se monte una torre en las cercanías para mantener vigilado el lugar día y noche. Sin embargo, me intriga que digan que es un poderoso bastón, ¿ha sucedido algo importante que no me hayan dicho?-.

Al oir la pregunta de Lanel, bajé el libro que estaba ojeando En realidad sí. En un momento decidí agarrar el bastón directamente, sin ningún tipo de protección, y el mismo reaccionó violentamente, niego con la cabeza, no se, envío como una descarga que me hizo saltar por los aires. 

No se si Leopold conoce todas las propiedades del bastón, supongo que no, pero si es como dices el discípulo de Haldir, debería de poder sujertarlo, reconociéndole como su dueño.

Gerard escuchó con atención al sabio cuando este comenzó a responderles a todos. Había que reconocer que, sin lugar a dudas, y potencialmente pudiendo saber menos que Leopold (al menos por el hecho de que él no había estado conviviendo con Haldir y porque no había estado apenas en el templo), estaba intentando ser de mucha más ayuda ya sólo hablando con ellos que el chico, sin mencionar su hospitalidad y otros menesteres.

Se habló de la aparición del Caos, de la que él creía que debía haber sido una aparición rápida, con no más objetivo que algo en el templo o el propio Haldir. Una teoría que resultaba acertada, porque cualquiera que conociera su maligna influencia sabía que su presencia acababa afectanto a todo lo que hubiese a su alrededor. Así mismo, estaba más que dispuesto a ofrecerles suministrois para el viaje, lo cuál estaba sumamente bien.

El bretoniano bebió un poco de la infusión mientras Lanel le respondía a la cuestión, asintiendo para mostrar su acuerdo con respecto a ello. Claro, que durante un tiempo iban a ser ellos los que se ocuparan del crío...

La curiosidad os ha traído pesares... 

Repetía en su cabeza el enano mientras gruñía y bufaba en su interior. No le hacía gracia que le ocultaran cosas y que le hablaran siempre de esa manera, dando tantos rodeos para dar tan poca información. ¡Así no había quien se enterase de nada!

Así que se atusó la barba durante un momento, y habló muy serio pero tranquilo, instando al resto a hacer sus preguntas rápido y seguir con su misión:

- Entonces, ¿Ya no nos tenemos que preocupar del dichoso bastón? ¿Nos necesitan para algo? Porque sino tenemos una misión que acabar para quitarnos un peso de nuestras espaldas, y debería de ser lo antes posible. En cuanto al muchacho, ¿Vendrá con nosotros o lo cuidarán ustedes? Y respecto a las provisiones, muchas gracias. Tomaremos provisiones para el largo camino que nos espera. En cuanto terminemos procederé a cargar el carro con todo para marchar cuanto antes.

Tenían ese pan que habían recogido del templo, que sin duda parecía de buena calidad, pero se llevarían grano y carne para cambiar por otras cosas que pudieran necesitar en el primer pueblo que encontrasen. Andaban muy justos de dinero y tenían que conseguir algo para el pasaje de vuelta, y coger grano de mas era sin duda una buena opción, además de no ser un producto perecedero.

Las respuestas de Lanel ante mis preguntas no son del todo satisfactorias para saciar mi curiosidad, aun seguía pensando en las letras inscritas en las paredes del templo y en los misteriosos poderes del bastón del guardián.

- Esta claro que si Leopold es el subsiguiente guardián, la responsabilidad con respecto al bastón es toda suya y sería quien debería decidir si dejarlo a su cuidado o llevarlo con él.

En principio ya habíamos terminado nuestra estancia aquí, solo nos restaba hacernos con el cuerpo de Haldir y acompañarlo hasta su última morada. El ofrecimiento de comida y bebida para nuestro viaje podía hacernos las cosas mas fáciles para nuestro regreso, aunque eso significara pasar la mayor parte de los días al raso.

-Señor Aenalor, creo coincidirá conmigo en que un bastón que es capaz de reconocer a su amo atacando a cualquier extraño que lo toque no tiene por que ser un bastón poderoso, muchos objetos mágicos tienen protecciones parecidas. Incluso diría que si tal como dice, solo lo aventó y no sufrió daño alguno, entonces su protección es poco amenazante- explicó el elfo del bosque -pero no me mal interpreten, no es mi intención convencerlos de que el bastón sea o no poderoso, eso es algo que se escapa de mi comprensión; lo que intento decir es que no debemos hacer conjeturas basadas en pocos hechos no concluyentes. Solo el tiempo dos permitirá ver la verdad; el tiempo y la perseverancia- concluyó Lanel centrando su mirada en el joven humano.

-Leopold, ¿que deseas hacer con el bastón?; se que no consideras que te pertenezca pues no eres el guardián del templo, pero aun así, como aprendiz, este mismo está bajo tu cuidado-.

-No deseo llevar el bastón conmigo, el bastón pertenece al templo, no a mi, y por tanto en el templo debe quedarse. Yo solo soy un sirviente del mismo, tal como lo fue Haldir-. La respuesta de Leopold era conclusoria y coherente, incluso era una de esas pocas veces en que se le notaba un comportamiento adulto en su hacer.

-En cuanto al viaje señor Grii- dijo respondiendole al enano, -creo que tendrá que aguantar de mi grata presencia a lo largo de los confines del viejo mundo. Todos hicimos un pacto y no creo que tenga intenciones de romperlo antes incluso de partir; ademas creo que hacer eso habla mal de un enano no es así- el muchacho claramente bromeaba de forma pesada con el enano al ser conocedor de su poca tolerancia.

La música adorna el alma, y muchas preguntas afloran y retornan a la nada mientras mis dedos rasguean cuerdas en una calma tornada así por la combinación de notas. Siempre, con la cuerda de un arco o de mi lira en la mano, la calma aflora y pienso mejor. Ya sea en atravesar un alma de un flechazo o en puntear los acordes correctos.

-Orcos en la espesura, caos en un templo antiguo, bastones que reconocen a los magos que tratan de robarlos. El cadaver aguarda, el aprendiz duda y el noble ofrece y confía en un retorno seguro. Y mientras tanto, la compañía se prepara y planea. Mas, ¿quién falta en escena, sino uno de todos los personajes? -Sonrío, cambiando en la pregunta a un tono menos calmado y más inquieto, de esos que causan preocupación. La pausa dramática dura un instante largo. -¿Quién se esconde tras bambalinas, que mano impulsa los engranajes -miro a Grii de reojo, esa aportación es por si le gusta- que mueven todas estas figuras? Me pregunto yo, teniendo héroe, acompañante, mecenas, mentor e hilo conductor... ¿quién es el villano de la obra? -Al terminar, corto el tono de mis murmuraciones y de mi música.

-Disculpadme, sabio. Son solo soliloquios de una mente demasiado curiosa para lo normal entre mis hermanos. Y hablando de compañías, me gustaría solicitaros a vos y al joven humano Leopold una petición futura, también de la curiosidad nacida. ¿Sería posible solicitar asilo en el templo durante una estación, o al menos un ciclo*? Muchas son las cosas que me ha parecido ver en tan corta estancia, y de todas ellas quisiera ver más, pero la situación actual no es propicia. Pero largo es el mundo que me aguarda, y me gustaría volver a verlas una vez más al menos, aunque sea en un futuro lejano. No tengo prisa, pero me gustaría solicitar ya ese permiso.