Partida Rol por web

En el bosque, me siento como en casa. O quizá hasta más segura, pues el Gran Bosque es peligroso incluso para quienes lo habitamos de forma permanente. La guardia y preocupación de otros es placentera, y mi instrumento ronronea con el caminar, vibrando las cuerdas ante las brisas que se cuelan entre los árboles. Y cuanto más nos acercamos al hogar del hombre árbol, mas hermosos son ellos.

Al llegar al claro, me quedo sin habla, atrasada al resto. Pues donde mis compañeros no ven apenas nada, y se les nota en el caminar, yo ya he notado la presencia que con la vista andaba buscando mientras nos acercábamos. La garganta se me hace un nudo, pero me obligo a avanzar hasta el pequeño Leopold en el momento en que nos recomienda no beber. Le dirijo una mirada sibilina al agua, y probablemente sea con razón.

-Sea, pues. -Le respondo como dándole permiso, y avanzamos hasta llegar casi a los pies del árbol, mas o menos. Pies que se podrían levantar sin problema y abalanzarse sobre nosotros, y muchos no tendrían oportunidad de escapar o causar daño. Una vez ahí, hago una señal de respeto de las que mis padres se empeñaban en enseñarme con no demasiado éxito antes de que los abandonase para marchar a otro kithain. Y escucho la voz que resuena entre los pliegues del árbol, pero no sin preguntarme con muchas dudas qué clase de lenguaje ha usado el niño, para conseguir una respuesta y a cambio no emitir ruidos. Espero pacientemente, a ver si alguno de mis compañeros más charlatanes tiene alguna ocurrencia para responder, mas todos aguardan. Y aguardan un poco más.

-Tres preguntas, y no son sencillas. Yo responderé a la segunda, y os dejo el resto. -Me encaro hacia el árbol, dejando a Leopold a mi izquierda. Probablemente haga de traductor, y probablemente el verdadero significado de las palabras, pasadas de mi idioma natal a humano, y luego al idioma de los árboles, se perderá en gran medida. Pero es algo a lo que hay que arriesgarse. -Venimos y observamos. Y siempre que podemos, deseamos saber. Muchos son los misterios del bosque, y amplios sus secretos. Gran parte de ellos no deseamos, ni debemos conocer o inmiscuirnos. Mas el templo ha sido profanado, y el Guardián ha caido. No somos simples sirvientes que cumplen lo ordenado y dejan que el resto solucione sus problemas. No queremos la muerte de otro guardián. Y son esas preguntas las que nos ayudan a entender algo, y aportar una nueva observación que puede ayudar. -Retrocedo un paso. Muchos son los elfos silvanos de mi hogar que dirían que solo he dicho pamplinas, o algo peor. Pero mi tribu no, y es por eso que formo parte de ellos. Porque el inmovilismo no es malo, claro que no, cuando ya se han tomado las mejores decisiones. Pero siempre hay que estar abierto a contemplar todos los asuntos y puntos de vista, y eso muchos hermanos no son capaces de hacerlo.

Ante la presencia del gran árbol no tengo una sensación clara sobre lo que esperar de él o cuales podrían ser las consecuencias de hablar a destiempo. Hace tres preguntas claras y la primera en contestar al menos parte de ellas es Aria, que llena el silencio que los demás hemos dejado. La pregunta sobre Hadir aunque venimos a buscarle para darle una buena morada a su cuerpo, no se si esta será lo que espera el gran árbol de la última morada para un guardián.

La última pregunta es la que yo contestaría con respecto a Leopold.....maldito niño petulante y falso..... y eso podía crear una disensión entre nosotros y Yena. Igual como nos dijo Lanel era su forma de ser, pero esta resultaba cargante cuando menos para los demás. Prefiero morderme la lengua, antes de que esta sensación de hastío enturbie las relaciones. 

De acuerdo, si las cosas no estaban ya bastante extrañas, se pusieron todavía más con la "conversación" entre el muchacho y aquella criatura. ¿Cómo era posible que se comunicaran y entendieran? Porque al menos el hombre árbol hizo sonidos, pero Leopold no tenía ese aspecto.

Todas las preguntas resultaban complejas de responder, pero especialmente la última. El chico era sumamente extraño, incluso aleatorio. Y Gerard sabía demasiado bien que no todos sus compañeros se fiaban de él, lo cuál comprendía. Sin embargo, no había dado realmente ningún motivo de peso como para pensar que podía ser... peligroso.

Ahora bien, ¿cómo se podía responder a esa pregunta? ¿Suavizando la verdad? ¿Mintiendo un poco? ¿O siendo absolutamente sinceros? Había que decidir de foma sabia o a saber cómo reaccionaría eso.

El caballero no estaba nada, pero nada seguro de la que sería la mejor forma de actuar.

Mi fascinación era claramente palpable, hasta tal punto que las palabras no salían como debían. Tuvo que ser Aria quien primero hablara y contestara a una de las preguntas, y lo cierto es que me pareció una respuesta de lo más acertada.

Durante el silencio que se produjo a continuación, mire al resto, primero a Resha, que parecía no estar dispuesta a ser quién contestara a las preguntas restantes, luego a Gerad, el bretoniano que se unió a nuestra causa y que tampoco quería contester, quizás por miedo a que no fueran las correctas o por respeto. Luego miré a los enanos, y rápidamente negué con la cabeza ante la idea de que fueran ellos quienes hablaran, por lo que con un leve carraspeo me adelanté unos pasos

Me llamo Aenalor, de Ulthuan. La primera pregunta que formulaste, no podemos contestarla, pues no sabemos lo que pasó ni lo que nos encontraremos por lo que sería una falta promesa, o al menos una promesa formulada con bastante inconsistencia. Lo que si te podemos prometer es que haremos todo lo que esté en nuestra mano por descubrir lo que pasó, encontrar el cuerpo de Haldir y, en ese caso, hacer que repose durante el resto de los tiempos en un lugar digno de alguien como él. Al acabar, vuelvo a mirar al resto, mirando sus expresiones y sin saber bien qué les ha parecido la respuesta, aunque siempre podrían formular ellos otra respuesta en caso de considerarlo, o matizar la mía.

En cuanto a la tercera pregunta, eso es algo que estimo personal, por lo que contestaré en mi nombre. Hasta hace unos instantes desconocía de vuestra existencia. Dicen llamarte Yena, guardián de los bosques desde que éstos poblaron la tierra. Guardián del equilibrio que la naturaleza aporta a nuestro mundo. Por ello, mi opinion no puede ser más que de respeto, tanto por tu sabiduría como por la dura tarea que te ha sido asignada y que llevas desempeñando más tiempo del que muchos pueden contar.  En cierto sentido tu lucha es semejante a la nuestra. Luchas por algo bueno, aunque esté limitado por las lindes de este Viejo bosque. Al menos este es un lugar que el mal no podrá mancillar fácilmente, y eso es algo en lo que también queremos ayudar.

Finalizada mi contestación, vuelvo a dar un par de pasos hacia atrás, agarrando el báculo con la mano derecha y apoyando la izquierda sobre la derecha.

No se podía negar que los elfos tenían buena labia, no señor. Sin embargo, el no tenía nada que decir, y menos a un hombre árbol. Aun no terminaba de creer que un árbol pudiera hablar... Seguro que esos malditos orejas picudas echaron algo en la comida, debo de estar soñando, o ser eso una alucinación.

Así que optó por no abrir la boca y limitarse a escuchar las palabras de sus compañeros, y a admirar el paisaje de su alrededor.

Asintió con las palabras de Aria. Sin duda necesitaban toda la información posible para que la misión llegara a buen puerto, y esa criatura seguro que tenía muchísima que brindar.

Avanzada ya la conversación se le ocurrió abrir la boca, lo justo para que solo lo oyera Gurnik:

- Tu y yo mejor que estemos calladitos, es lo mejor que podemos hacer- dijo mientras le ponía la mano en el hombro a su compañero.

Leopold no parecía contento con las respuestas y gesticulando negativamente estuvo apunto de decir algo a los allí presentes pero Yena le detuvo aparentemente moviendo una rama bajo el agua que toco los pies del humano asustándolo, para después formular palabras en su extraño dialecto.

Encogiéndose de hombros, el joven Leopold empezó a traducir todas las respuestas que les habían dado y al llegar a la ultima hizo señas con sus manos señalando a los mercenarios que mas bien parecían que se estaba quejando en vez de informar. El hombre árbol respondió, y de nuevo la situación se prolongo demasiado; el dialecto parecía ser lento y a Leopold le había tomado mucho tiempo traducir todo, pero en cuanto a Yena la situación se volvía aun mas lenta pues tenia una pasividad característica de un ser que no tiene prisa.

Tras terminar, Leopold se giró de nuevo dando la cara a los mercenarios para entonces decirles, -El “tio” Yena está contento-, sonrío el humano al usar aquella palabra característica de Arianne, -afirma que le complace escuchar que sus motivaciones para hacer todo esto sean correctas y que se comprometan a que Haldir descanse en un lugar digno de él. No obstante, si bien agradece sus palabras en la última respuesta e incluso considera que le ha ayudado a entender quienes son y por que hacen lo que hacen, siente decir que se han equivocado- explicó el humano haciendo una pausa para después continuar, -yo se los intente decir, pero Yena quería escucharlo todo. Yena me pide que les diga que no es la opinión sobre ella la que quiere escuchar sino la opinión que tienen del humano llamado Leopold, discípulo de Haldir, esas fueron sus palabras exactas; lo que quiere decir que desea saber lo opinión que tienen de mi mismo- culminó el humano apuntándose con su dedo en la frente.

-Pero hay mas. Yena considera correcto que ustedes lleven el cuerpo de Haldir a un lugar mejor; pero no entiende porque necesitan ir al antiguo templo rebuscar entre lo allí presente, a la par si esto se diera, desea saber cual sería su objetivo y que harían con la información allí descubierta-. Finalizó por fin el humano haciendo una larga pausa en la espera a la respuesta de sus acompañantes.

El que el muchacho, a juzgar por su cara, pudiera no estar contento con lo que sus compañeros estaban respondiendo a las preguntas del hombre árbol le importaba, sinceramente, poco al bretoniano, mientras que la criatura no se sintiera también molesta. Eso sí, por el momento no había reacción alguna de la misma.

Una cosa que desde luego animó mucho a Gerard fue el hecho de que, sabiamente, los enanos también habían optado por mantener el silencio. Excelente, así seguro que podrían evitar muchos problemas.

El árbol y Leopold hablaron un poco tras las tres respuestas, pasando luego el chico a traducirles lo que dijo Yena. Al parecer, Aenalor se había equivocado con respecto a una de las preguntas y, además, tenía más preguntas. Una a la que sí podía responder LeBlanc con sinceridad:

- Queremos saber qué le pasó al Guardián Haldir - dijo con la voz clara y tranquila -. Quién lo mató y, si lo sabemos, tal vez encontrarlo y eliminarlo, pues nadie que quisiera la muerte del Guardián del Templo puede tener buenas intenciones para con el bosque o el mundo.

Y era la verdad, no había motivo para que no les creyera.

Gurnik estaba en silencio, su opinión no pintaba mucho allí. Lo único que profirió fue un simple "pffsé" cuando su compatriota se lo recordó. "Bien más sencillo que sería el mundo si todos dijesen lo que piensan sin trabas"

El no quería entender el bosque, el quería vengar la muerte de su antiguo líder, o morir con honor y gloria en la batalla para limpiar su mancha. Pero al parecer aquello era un paso hacia su primera opción, y un aumento de posibilidades de la segunda.

Se distrajo pensando en esto, mientras el hombre árbol seguía hablando de aquella manera tan cansada, y el joven truhán hacía de intérprete.

¿Que que opinión tenemos de ti? Si yo te contase...

Aprovechando una pausa en los allí presentes, Leopold le transmitió la respuesta la cual de nuevo se tomó un largo tiempo en responder. –Yena dice estar complacido con su respuesta, no obstante aun no está seguro de dejarlos ir. Él desea saber que harán con la información que descubran; él cree que el destino los ha traído aquí en este crucial momento y por ello quizá las puertas de conocimientos mas allá de los suyos les sean entregados. Quiera saber que harán con lo que descubran; lo transmitirán al mundo como hacen siempre los humanos o cuidaran de el como hace ella misma- detalló Leopold al tiempo que algo ya cansado se recargaba en una roca mojada y jugueteaba con el agua; curiosamente los pececillos del lugar parecían arremolinarse en torno a su manos parcialmente sumergida.

-Y claro- continuó el joven humano, -Aun quieren que le den su opinión acerca de mi mismo. Él entiende que sus opiniones pueden ser distintas por lo que quisiera que mas de uno hablará al respecto-.

Había mas preguntas que contestar aparte de las que ya nos había realizado el viejo árbol, por parte de mis compañeros algunas ya había sido respondidas. Otras esperaban su respuesta y por lo tanto que Yena nos diera o no su permiso para entrar en el Templo y deambular por el bosque investigando.

- Venerable Yena, ante la pregunta que nos plantea sobre el conocimiento que encontremos. Soy de la opinión que no todo conocimiento tiene que ser dado a la gente pues esta suele tender ha hacer mal uso de él y hacerse daño. Pero este una vez controlado y filtrado puede ser dado a otros para que aprendan y así mejoren el mundo. Encojo los hombros. - Si no fuese así nunca se hubiesen fundado las ordenes de hechicería.

- En cuanto mi opinión del joven Leopold, es eso que es demasiado joven y por lo tanto tiende a realizar mas trastadas que actos de un adulto. Así que nunca puedes fiarte si dice toda la verdad.

Preguntas para comer, merendar y cenar. Allí todo el mundo hacía preguntas. Como si no supieran que no nos gustan. En mi casa ya se hubiera llevado un par de reprimendas por parte de madre.

¿Por que querría el árbol saber que pensábamos del humano? Seguro que la pregunta venía directamente del joven, para saber lo que pensamos de el, una de dos, o trama algo, o realmente tiene remordimientos. No te voy a quitar el ojo de encima, niño.

Se decidió finalmente a responder las preguntas del hombre árbol, con un tono absolutamente respetuoso. Seguro que ese árbol había visto muchas cosas y sin duda era mas anciano y sabio que el. De ahí que el enano hablara de esta manera.

- Respetable, solo queremos saldar una deuda. No venimos a usurpar ni airear cosas que a este lugar pertenecen, no es para nada algo que hagamos los enanos, tienes mi palabra, y la palabra de un enano es mas fuerte que las raíces de una montaña.

Dicho esto, se tomó un momento para responder sobre el joven.

- Y respecto al chico, me parece que aún es joven para afrontar las responsabilidades que tiene un guardián. No dudo que tenga talentos que yo no pueda ver, pero me parece demasiado joven. No lo tome como nada malo, lo curará con los años, pero aún es inexperto e impetuoso.

Tras estas palabras, se retiró para esperar una respuesta mientras no quitaba los ojos del chiquillo para ver si tenía alguna reacción a sus palabras. Una mueca, algo que le hiciera pensar mal.

Observo, con tanto interés como el que debe de estar poniendo el enorme Tío, las respuestas de mis compañeros. La verdad, han sido mucho más hermanos de armas que otra cosa, obviando las conversaciones con Resha y las investigaciones al fabricatorium de Grii, así que en cierta medida estoy tremendamente interesada por saber qué clase de lineas mentales tiene cada uno de ellos en la cabeza. Y así, no puedo evitar soltar una risita ante la confusión más que obvia de Aenalor, pues aunque su respuesta es tremendamente cordial y compensativa, no es en absoluto lo que ni el gigante de madera ni el pequeño niño de carne esperaban. Y así, ese error lo corrigen Resha y Grii, precisamente. Y ambos van en la misma dirección. Vuelvo a morderme el labio como ante la risita, considerando esta vez qué clase de respuesta daría yo a esa pregunta si no hubiese evitado claramente el tener que hacer algo así. Pues aunque me encantan los terrenos, la música y la caza, no se puede decir que sea una figura tremendamente social. Al fin y al cabo, la única razón por la que he hablado tanto desde que estamos aquí es porque se trata de mis hermanos lejanos, y la misión requiere de que hable. Cambio el peso de una pierna a la otra, recolocando también el peso de mi instrumento, mientras reflexiono.

Por petición de sus compañeros, el matador se había mantenido callado, hasta ausente contemplando el paisaje y al gigante de madera, pues nunca había visto cosa igual. Ante la nueva pregunta que el joven Leopold acababa de formular, no cabía duda de que no le quedaba escapatoria, puesto que pretendía tener respuestas individuales a su pregunta, y no un portavoz del grupo que diese una colectiva. Quiso dejar hablar primero a sus compañeros, pero llegó un momento, tras hablar Resha y Grii en el que se hizo el silencio, y Gurnik juzgó ese un buen momento para hablar el, y si metía la pata (que aunque no era su intención, podía pasar), que los que quedasen por hablar solucionasen.

-Respetable Yena, en cuanto al conocimiento puede estar segura de que no le daremos mal uso, como dijo Grii estamos aquí para saldar una deuda, y no hay cosa que yo me pueda tomar mas en serio, pues es la deuda por la que escogí el camino del matador, y si hay algo mas fuerte que la palabra de un enano, es la palabra de un enano sobre su promesa de matador.

Hizo una pequeña pausa, mientras daba una palmada a su compañero enano, y mirando al resto del grupo brevemente, luego clavó sus ojos en el joven traductor y continuó.

-En cuanto al joven Leopold... no me fío en demasía de él. No creo que nos vaya hacer nada malo, no van por ahí los tiros, pero retuerce demasiado las palabras, no es una persona clara. En el pueblo usó un palabro raro para intentar hacer entender que nosotros lo habíamos obligado a llevarnos hasta el pueblo, aunque semánticamente no estaba diciendo esto. No sé si me explico. Por lo demás coincido con mis compañeros, es un cachorro humano, aún tiene mucho que crecer, y si pretende ser un guardián, me imagino que aún le queda mucho que aprender.

Luego miró al gigante de madera, y soltó un simple:

-He dicho.

Tras la evidente confusión, no puedo evitar sonrojarme levemente mientras inclino la cabeza para mirarme los pies y que no sea tan evidente mi incómoda situación.

Aún así, vuelvo a levantar la cabeza nuevamente y escucho atentamente las palabras del resto. Es evidente que, muchas de las opiniones son claras y no van demasiado desencaminadas. Por mi parte, a pesar de pensar como el resto, aunque en una línea más moderada, siento también una leve inquietud por el chaval. Su ansía de conocimiento es típica de los humanos, que con una vida tan corta están ansiosos por descubrir rápidamente el mayor conocimiento posible. y ahí quizás sea donde radique el principal problema del muchacho. En esa actitud. No sería el primero que toma los caminos fáciles que ofrece el Caos para aumentar su poder.

Pero esas ideas me las guardo para mí, con la esperanza de que no me digan que exprese mi opinión.

El semblante que Leopold mostraba, dejaba en claro que no estaba nada contento con tener traducirle aquellas palabras al hombre árbol. Y si bien parecía verse obligado a hacerlo, no tenia por que no decirles nada a los allí presentes por lo que no se contuvo. -¿Retuerzo demasiado las palabras?- preguntó al aire, -primero les salvo la vida y luego me llaman mentiroso- continuó para enseguida fijar la vista en sus acompañantes -y se equivocan, yo no soy el guardián del templo del bosque, la posición de guardián es adjudicada, no heredada- clamó el humano algo enfadado dejando ver entre lineas algo de información que apuntaba a lo que ya sabían, el joven sabia muchas mas cosas de las que aparentaba.

La conversación entre Leopold y el antiguo hombre árbol llamado Yena se reanudo de nuevo con su peculiar ritmo sumamente pausado. Esta ves el árbol parecía sonreír, quizá algo de lo transmitido por Leopold le hacia gracia y de hecho el humano no parecía contento con ello.

Mas aun, conforme su larga conversación se prolongaba, mas parecía que el humano estaba en desacuerdo e incluso en ciertos momentos parecía reclamarle y negar con respecto a lo que Yena formulaba en su peculiar lenguaje. Al fin, tras la larga espera, su conversación termino con un claramente a disgusto Leopold que no tuvo mas que transmitir el mensaje del hombre árbol.

-Yena está complacido con sus respuestas, y se dice sorprendido de la inteligencia con la que los enanos han afrontado su pregunta. No obstante les pide que confíen en mi- dijo sonriendo ampliamente, -Yena cree que podrían llegar a necesitarme y la desconfianza en sus mentes solo hará que erren su camino. Él les da su palabra de que yo soy una persona digna- concluyó sacando profusamente el pecho.

-Ademas, Yena quiere dejar en claro que les dará su permiso y por ende del bosque bajo ciertas condiciones. Primero, para poder acceder al templo, deberán estar siempre acompañados de mi y obedecer mis ordenes - sonrió de nuevo aunque estaba vez con cierta picardia en su rostro, -esto a fin de que sepan que será correcto hacer allí y que no. Segundo, Yena solo les permitirá llevarse el cuerpo de Haldir si yo le acompaño hasta su aposento final y me mantengo a su lado.

Por ultimo, deberé acompañarles durante toda su investigación de lo aquí acontecido y ustedes deberán encargarse de mantenerme a salvo. Ese último pacto solo se romperá en el justo momento en que sus acciones los lleven por un camino distinto a lo relacionado con Haldir o en cuanto a mi decisión, emprenda el camino de regreso hasta este lugar-. Tras aquellas palabras, se notaba que era justamente esto ultimo lo que no gustaba al joven humano, probablemente jamas había salido de aquel bosque.

-Finalmente, antes de marcharnos, Yena quiere advertirles que el que les haya dado su permiso para deambular por el bosque y el templo no implica que sus acciones en el mismo puedan desatar la ira de los seres que lo habitan-.

Fue sorprendente escuchar hablar a los enanos (especialmente al matatrolls) de esa forma con la que difícilmente les traerían problemas al grupo. Habían hecho bien en mantenerse callados en los primeros momentos, pero que cuando no quedó más remedio que hablar lo hicieron con un acierto tremendo.

Mejor tener más cuidado antes de volver a subestimarles.

El muchacho se defendió con energía de algunas cosas que dijeron de él (que, la verdad, no eran mentiras). De nuevo, se veía que sabía más de lo que decía, pero eso, de nuevo, no implicaba que pudiera ser peligroso. Tras eso, tuvieron que esperar pacientemente a que Yena y Leopold hablaran y, sobre todo, a que el chico les tradujera.

Y lo que dijo tuvo una parte que realmente no iba a gustarles.

¿Obedecer al chico? ¿Tenerlo de acompañante durante todo el viaje de vuelta? ¿Protegerle? Diablos, eso sólo iba a suponer un gran problema con el que lidiar. Uno que era mejor evitar, más no iban a tener esa opción.

Por un momento, miró a sus compañeros, conscientes de que las palabras del hombre árbol les iba a incomodar igual que a él.

Sin embargo, a veces uno no tiene elección.

Se llevó el puño al pecho, mirando a la criatura, y dijo solemnemente:

- Juro por mi honor que haré como pedís, señor Yena.

Claro, que Gerard hablaba por sí mismo, no por los demás.

La cara de Grii era un poema: Otra vez de niñera de alguien importante... Y es que no se trataba de proteger a un niño, es que además estaban bajo sus órdenes.

Viendo que no iba a hacer cambiar de opinión a ese ser, optó por zanjar el asunto y avanzar hacia el siguiente punto, convenía investigar cuanto antes.

- Marchando pues, o se nos hará de noche por el camino.

Dicho esto miró al cielo, suspiró y se encomendó a sus antepasados, que seguramente le estarían mirando.

Porque todo esto a mi...¿Acaso me tenéis algo grande reservado? Esperemos que sea eso, porque sino no le veo ningún sentido a todo esto...

Las palabras de Yena transmitidas por Leopold no llegan a ser lo que había esperado, pero al menos parecía que el venerable árbol nos permitiría ir al templo y seguir con nuestra misión. Ahora si eso de tener que obedecer las órdenes de Leopold y ser guardianes de su seguridad podría llegar a ser demasiado.

Las respuestas de mis compañeros no se hacen esperar. El caballero Gerard acepta estos hechos jurando por su honor, mientras Grii decide seguir con la misión aceptando indirectamente estas clausulas. Parece que no nos queda mas remedio que aceptar para poder continuar.

 - Si no queda mas remedio..... Lo mejor sera seguir como dice Grii.

Gurnik estaba cansado de tanto juego de palabras. No por que no le gustara hablar, que le gustaba siempre y cuando no hubiera que "retorcer" palabras, ni morderse la lengua, lo cual, no era el caso.

-Si joven Leopold, retuerces las palabras, así lo he dicho, por que así lo pienso. Y si nos has salvado la vida -dijo lentamente el enano, haciendo memoria de cuando eso había ocurrido-, entonces, deberíamos estar en paz, ¿no?.-Aclaró el matador haciendo clara referencia a los pieles verdes.

Gurnick suspiró y se acomodó.

-Dicho lo cual, por mi parte acepto las condiciones y me sumo a las palabras de Grii- dijo poniendo una mano en el hombro de su compañero-. Se nos va haciendo de noche.

Leopold trasmitió la respuesta de sus acompañantes a Yena con respecto a lo que el Hombre árbol mismo les había solicitado. Ahora los mercenarios estaban comprometidos a una serie de cosas que en el fondo para muchos no eran agradables y que incluso podrían parecer no tener nada bueno de provecho.

Hablando a través de Leopold, Yena se pronuncio por ultima vez antes de dejar partir a los mercenarios –Su viaje podrá estar llenos de misterios incomprensibles para ustedes de aquí en adelante y su objetivo final quizá este aun mas lejos de lo que alcanzan a ver sus ojos. Mi consejo antes de que partan es que sean astutos y confían en ustedes mismos; y si cuando llegue el momento su ultimo viaje los lleva hasta el fin del mundo no duden en venir a mi en busca de consejo-. Aquellas palabras aunque eran un tanto parecidas a lo que muchos les habían dicho hasta la fecha, las ultimas que pronunciase aquel hombre árbol parecían mas que nada proféticas y a la vez incomprensibles.