Partida Rol por web

El corazón del Centinela

15. El ciclo de la vida

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24/01/2013, 17:49
Caroline Rowen

Caroline sonrió de forma casi imperceptible cuando Lana le dijo que James era un buen hombre. Frunció el ceño cuando le dijo que era un justiciero y se incorporó poco a poco, más receptiva y con expresión de querer escuchar más. No apartaba la mirada de su madre, con el corazón en un puño.

Y entonces le reveló aquello. Caroline se quedó congelada y, de repente, su rostro enrojeció. No fue por ira.

- Qu... qu... ¿qué? - parpadeó varias veces, apartando las piernas del sofá y sentándose de rodillas. Tragó saliva mientras intentaba encontrar las palabras, verdaderamente nerviosa. - Pero cómo... cómo que... ¿el Centinela? No, es decir, no tiene sentido... el Centinela no ha dejado de trabajar desde hace... no sé, ¿cuántos van ya? ¿40 años? ¿50? Mi padre no puede ser él, ya sería demasiado mayor o era demasiado joven o... -

Su hija estaba empezando a ponerse muy nerviosa.

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24/01/2013, 18:10
Lana Rowen

Lana le pasó un brazo por los hombros de forma protectora. Le dio un beso en la sien y acarició su pelo, arrastrándolo hacia atrás.

-El Centinela es más un símbolo que una sola persona, cielo. Es una carga muy pesada y muy importante para Betlam, y también para los que visten ese traje -Suspiró, aliviada y a la vez sobrecogida-. Cuando tenía quince años, creo, el Centinela me salvó la vida. Casi diez años más tarde me detuvo en un robo y, sin embargo, me dejó escapar. Me dio curiosidad, así que empecé a... seguirle, llamarle, buscarle, no sé. El caso es que no me costó mucho intuir que no era una sola persona. Soy bastante perspicaz, por eso tengo buen ojo para los negocios. Veo a la gente -Sonrió para sí y después cogió el mentón de Caroline e hizo que la mirase. Su rictus volvió a ser serio y su voz profunda-. Esto, cielo, es algo muy importante. Quizá sea un poco como descubrir que los Reyes Magos son los padres... De hecho, se parece bastante. Pero es importante que la gente siga creyendo, porque eso hace que los criminales teman y los buenos sueñen. Y, sobre todo, Caroline, es un peligro que tú lo sepas.

Lana cogió su mano y la estrechó con fuerza. Sus pupilas temblaban.

-Escúchame atentamente. Si alguna vez ocurriese algo, lo que sea, y yo no estoy, busca a Marcus King. Ni a Peter, ni a la policía, ni a nadie más. A Marcus. Él te protegerá pase lo que pase. Y... -Lana rebuscó en la chaqueta y sacó su teléfono, al cual le quitó la tarjeta para dárselo a su hija-. Quiero que tengas esto. No uses otra cosa para llamar, ¿de acuerdo? Y sé que todo esto parece muy paranoico, pero es que después de todo lo que he vivido lo último que deseo en esta vida es que te ocurriese cualquier cosa por mi culpa. No me lo perdonaría jamás.

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24/01/2013, 18:47
Caroline Rowen

Caroline no dejó de estar roja como un tomate y ponerse nerviosa hasta que su madre se puso dramática como una enferma de cáncer terminal. Entonces empezó a calmarse, mirando a su madre verdaderamente asustada.

- Pero... pero mamá, no digas eso. No te va a pasar nada, no me asustes... - dijo y soltó un bajo gemido que parecía de un animal herido de muerte - A... ¿Marcus King? ¿Cómo que Marcus King? ¿Se puede saber en qué andas metida, mamá? -

Entonces la fachada de Caroline se rompió mientras sus ojos se llenaban de lágrimas y Lana Rowen pudo ver lo que realmente había en la mirada de su hija, más allá de las lágrimas: culpabilidad.

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24/01/2013, 19:02
Lana Rowen

La mujer se mordió los labios y abrazó a su hija con fuerza.

-Sssh... No pasa nada, cielo. Marcus King es un viejo amigo, nada más. No estoy metida en ningún lío, no seas tonta. Si lo estuviese te arrastraba de nuevo a Betlam y te ponía una escuadra de guardaespaldas. Sólo tomo precauciones porque, ahí donde me ves, soy la persona más miedica del mundo -Le dio un sonoro beso en la mejilla y recogió sus lágrimas. Le sonrió-. Sé que eres una chica muy responsable, y estoy muy orgullosa de ello, pero eres adolescente y yo siendo adolescente hacía muchas tonterías. Sólo quiero saber dónde estás, ¿de acuerdo?

Lana ya no llevaba máscara, pero seguía habiendo mucha gente que sí.

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24/01/2013, 19:36
Caroline Rowen

Caroline empezó a llorar ya antes de que Lana la abrazara y aquel gesto de cariño no pareció calmarla nada.

- Mamá, mamá... yo... yo... - buscó separarse de ella y se apartó un poco, como si aquello estuviera mal - Yo... te he mentido pero... pero esto es demasiado y... -

Su hija se trababa al hablar, totalmente sobrellevada por algo que Lana no entendía. Le recordó en un sentido mucho más débil al nerviosismo que sufría James en el pasado cuando se enfadaba.

- ...no hubo ninguna fiesta de disfraces... yo... yo llevo unos cuantos meses saliendo con Jos, Eric y Carl... por las noches. - bajó la cabeza mientras sus lágrimas caían en la tela del sofá, absorbiéndose - Desde que el Juez desapareció de la ciudad hay muchos casos en los juzgados que se están apartando y cada vez más criminales salen a la calle por no haber las pruebas suficientes para cazarles...  -

Sin levantar la cabeza, Caroline tragó saliva y continuó. - Los chicos y yo nos hicimos unos trajes y ahora resolvemos todos esos casos que la justicia no puede o no quiere resolver... y... bueno, hasta ahora ha ido bien. Hemos tenido algún que otro problema, pero Eric siempre nos ha podido proteger y... bueno, solemos intimidar a la mayoría de las personas que pretenden que no hagamos lo que hacemos. - su hija cerró los ojos, temblando - Dudo que las noticias hayan llegado hasta Betlam, pero... mi nombre es Justicia Ciega. -

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24/01/2013, 20:19
Lana Rowen

Lana soltó a su hija lentamente, y en sus gestos se podía advertir la rabia contenida. Sin embargo, hizo acopio de toda su sensatez para no estallar dirigiendo su ira contra la persona equivocada. Se levantó y dio varios pasos alrededor respirando profundamente con los ojos prácticamente cerrados y el cuerpo tenso, como una fiera a punto de saltar sobre su presa. Sus manos cubrieron su rostro. Resopló. Masculló algo y se giró repentinamente hacia Caroline. Abrió la boca levantando los brazos para decir algo, pero las palabras se perdieron en el camino. Cerró los dedos en un puño y volvió a darle la espalda hincando los dientes en los nudillos.

-Si es que lo sabía –masculló irritada, soltando un leve grito colérico después. No podía perdonarse su ingenuidad.

Pero, ¿era realmente culpa de Caroline?  ¿Cómo podía atribuirle algo que todos a su alrededor habían hecho? Peter, James, ella.

-Ahora vengo. Dame eso –dijo, cogiendo de nuevo su móvil. La miró unos instantes y, aunque no estaba realmente enfadada con ella –excepto por el hecho de haberle mentido tan descaradamente-, no pudo evitar que toda aquella vorágine se reflejase en sus ojos. Sine embargo intentó aplacarla dándole un beso torpe en la sien-. Ahora hablamos tú y yo. No te muevas de aquí –ordenó, y no parecía ir a aceptar otra respuesta.

Con zancadas firmes y las manos temblando se dirigió al cuarto de Peter dando un sonoro portazo al entrar. Le llevó más de medio minuto colocar la tarjeta y lograr encenderlo. Cuando lo hizo, marcó el número del propietario de aquella habitación. Los toques se alargaron como las esperas en los hospitales hasta que alguien contestó al otro lado.

-¡Tú! ¡Viejo zorro! Dime que no lo sabías y te arranco la cabeza cuando vuelva a verte la cara.

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24/01/2013, 20:22
Narrador

Al otro lado del teléfono pudo escuchar un suspiro de resignación. - Te dije que te prepararas para lo peor. Yo he evitado decírtelo porque sabía que te volverías loca. - respondió su mentor al otro lado de la línea como si supiera perfectamente a lo que Lana se refería - Creo que ya tienes suficientes problemas tú misma, tengo la responsabilidad de Caroline y eso he estado llevando todo este tiempo. Tu hija está bien, esto no es Betlam, aquí lo más peligroso que hay son ladrones y drogadictos y no son las personas a las que tu pequeña da problemas. -

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24/01/2013, 20:33
Lana Rowen

Lana ahogó un grito que quedó contenido en algo bastante parecido a un gruñido. Aunque él no lo viese, estaba roja de cólera y se movía erráticamente, hablando con palabras atropelladas.

-¡Eso no te da derecho a ocultarme lo que hace o deja de hacer! ¿Crees que la voy a arrastrar de vuelta a Betlam? ¡NO! ¡Pero quiero saber qué hace mi hija! -chilló, histérica-. ¡No eres su padre! ¡Ni tampoco el mío! ¡No decidas por mí lo que debo o no debo saber de ella! Y sé mejor que nadie lo que se complican estas cosas. ¿A qué ibas a esperar, al día en que la tuviesen que ingresar porque le han dado una paliza por hacer el imbécil por la ciudad vestida con una toga? ¡Dios, Peter! ¡Esto es Chicago! No es Betlam pero sigue siendo una ciudad. Una ciudad MUY grande. ¿Crees que no se van a levantar contra ellos el día que empiecen a causar verdaderos problemas? Porque tú yo sabemos que una vez empiezas no sabes cuándo parar. NO PUEDES, hasta que un día se te cae todo encima y recibes un balazo y entonces empiezas a pensarte las cosas y dices ¡¿Qué cojones estoy haciendo con mi vida?! Quiero poder proteger a MI hija, que es lo único que tengo. ¡Así que ni se te ocurra volver a callarte algo así porque... porque...! ¡Ah! ¡Ni se te ocurra volver a hacerlo!

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24/01/2013, 20:51
Narrador

Peter Creek volvió a ponerse el teléfono a la oreja cuando Lana dejó de chillar. Aunque hubiera apartado el aparato, la había oído perfectamente. - Lo sé, Lana... el día que empezara a causarlos, yo mismo me encargaría de protegerla. Nosotros lo hicimos con la Banda y os protegí, ¿verdad? ¿No lo hice? ¿Crees que no he tomado medidas? - Peter resopló y empezó a hablar de nuevo - ¿Crees que actuan totalmente por su cuenta? Que Caroline te cuente más cosas, si lo deseas. Cuando descubrí lo que hacía, me encargué de que siguieran un poco los pasos que les iba marcando. Ella nisiquiera sabe que yo estoy ahora tras ella, sus chicos y ella misma creen que soy una especie de informador secreto... si cierto día la detienen, yo daré la cara como hice con la Banda, ¿me oyes? -

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24/01/2013, 21:26
Lana Rowen

-¡¿QUE HACES QUÉ?! ¿Pero quién te has creído que eres? ¡No te saqué de la cárcel para que vuelvas a ir dentro, ¿me oyes?! ¡Y no te pedí que fuera a Chicago para que la guiases por el mismo camino que seguí yo! ¡O su padre! ¡Dios mío! 

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24/01/2013, 21:37
Narrador

- ¿Prefieres que sea ella, entonces? Además, no encerrarían a un anciano como yo. Lana, te lo dije por teléfono hace un tiempo: no puedes evitar esto. Si cualquiera de los dos hacemos algo para pararla, lo hará de todas maneras igual que tú te hubieras lanzado a los tejados igualmente aunque te lo hubieran prohibido. Lo único que podemos hacer es cuidar de ella y asegurarnos que no se mete donde debe... y eso es a lo que me he dedicado. Tranquilízate, nada más. -

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24/01/2013, 21:41
Lana Rowen

Lana se quedó en silencio cerca de medio minuto. Peter supo que no había colgado porque la escuchaba resollar al otro lado del aparato.

-¿Sabes lo que es imprescindible para proteger a un hijo? -Hizo una dramática pausa-. ¡SABER LO QUE HACE!

Acto seguido colgó el teléfono y no lo estrelló contra la pared porque recordó fugazmente que era un elemento muy útil. Dejó caer el móvil sobre la cama y se llevó las manos a la cabeza, agarrándose el pelo. Le dolía la garganta de tanto gritar, y no recordaba haberlo hecho así ni siquiera cuando discutía con James. Sólo, quizá, aquella vez... El recuerdo del Rey Dragón le nubló la mente. Había perdido los estribos de sobremanera, aunque todavía estaba muy lejos de sentirse avergonzada por todo su comportamiento. Relajó los hombros y se sentó, enterrando el rostro en las manos, exhausta. Le dolía la cabeza y el pecho, el orgullo y la conciencia. Le dolía el corazón como si fuesen puñaladas. ¿Qué había hecho mal? ¿En qué se había equivocado educando a Caroline? ¿Tendría esa misma sensación que Horus le había descrito una vez? ¿Era la lejana influencia de su padre? ¿Habían sido todos sus intentos de alejarla de aquella vida lo que al final había logrado que cayese?

Sintió la urgencia de un abrazo, de alguien que se hiciese cargo de la situación y la liberase de todas aquellas dudas. Alguien que de verdad pudiese decir: No es culpa tuya, Lana, hay cosas que son inevitables. Se preguntó dónde estaría James, si estaba bien y, nuevamente, por qué la había dejado sola. Cuando quiso darse cuenta ya había arrancado a llorar otra vez.

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24/01/2013, 22:00
Narrador

El silencio se hizo en la habitación de Peter mientras el único sonido eran los llantos ahogados de Lana tras sus manos. Después de unos cuantos segundos, se escuchó como alguien tocaba la puerta.

- ¿Mamá...? - preguntó una avergonzada Caroline

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24/01/2013, 22:07
Lana Rowen

Lana se frotó los ojos con insistencia tratando de borrar los evidentes signos de su malestar.

-Voy... -sollozó.

Se levantó y estiró la chaqueta del traje sujetando los extremos y tirando hacia abajo, peinándose un poco después. Exhaló todo el aire y abrió la puerta para darle un sentido abrazo a su hija, que rozaba ya su misma altura. Procuró no estirarlo demasiado, todavía dolida.

-Necesito agua -excusó, dándole un beso en la sien y dejando un brazo sobre sus hombros para que la acompañase a la cocina.

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25/01/2013, 01:29
Caroline Rowen

Caroline asintió mientras ayudaba a su madre a ir hasta la cocina, sentándose con ella y trayéndole un vaso de agua fresca.

- Lo siento... - fue lo único que dijo, suspirando

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25/01/2013, 01:33
Lana Rowen

Lana aceptó el vaso y lo vació a pequeños sorbos, despacio. No quería atragantarse. Cuando Caroline pidió disculpas hizo un gesto con la mano para quitarle importancia. Ya había hecho la escena de turno, no tenía fuerzas para seguir enfadada o volver a discutir.

-No importa -musitó e hizo el esfuerzo de mirarla para descubrir que, de repente, no sabía a quién tenía ante sus ojos. Tuvo aquella desconcertarte sensación de que apenas era capaz de reconocer a esa persona llena de secretos. Apoyó el codo sobre la mesa y dejó caer la cabeza, sujetándola con el índice y el pulgar-. No sé qué hacer, Caroline. Todo lo que llevo evitando desde el día en que supe que te iba a tener, ha ocurrido. Y... Sé que no lo vas a dejar porque... Porque tu padre tampoco lo hizo, ni siquiera para... -La voz de Lana se rompió una vez más. Apretó los labios e hincó el pecho-. Así que no sé qué hacer.

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25/01/2013, 01:51
Caroline Rowen

- Yo... yo sólo quería demostrar lo que tú me dijiste alguna vez... y lo que me has dicho hoy. No es justo que por haber tenido una vida fácil haga como que no ocurre nada malo en la ciudad y... no sé, me siento en el deber de devolverle a la sociedad algo... una parte. O algo. - dijo bastante perdida entre la duda y la culpabilidad. Tragó saliva de nuevo y miró a su madre casi con súplica - Pero esto no me va a separar de ti. De verdad. -

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25/01/2013, 02:01
Lana Rowen

Lana cerró los ojos. Por un momento le pareció estar escuchando a quien no era y su voz se asemejó a un desgarro en su corazón. Procuró olvidarlo cuanto antes, viendo su error durante aquellos años. Se preguntó si de haberla tratado de otro modo las cosas habrían salido diferente o si de verdad aquel sentimiento habría aflorado de cualquier modo. Era imposible saberlo.

-Ya lo sé, ya lo sé -dijo tratando de ocultar la molestia en su voz. Alzó a su vez una mano en vertical para que parase de hablar. El silencio le iba bien a su cabeza. Se había hecho gran amiga del silencio después de tanto tiempo sola. Tras unos segundos apartó la silla que había a su lado y dio varias palmaditas sobre ella-. Siéntate, anda- Estiró las manos para relajarse-. Sé que no puedo impedirte que sigas haciendo esto. Bueno, en realidad sí podría, pero no voy a hacerlo. Al menos bajo la condición de que quiero saber qué haces. No es sólo porque quiera protegerte, quiero ayudarte -Se giró para mirarla-. No puedo dejar que salgas a la calle vestida de romana. Tienes que tener algo, ¿sabes? El Centinela lleva una armadura que no atraviesan ni las balas. Horus directamente sabía esquivar balas y yo... Bueno, a mí no había quién me pillase. Con esto quiero decir que lo menos que puedo hacer es proporcionarte la ayuda que pueda. Y, que sepas, que me siento una madre muy irresponsable dejando que lo hagan en vez de encadenándote a una cama.

Lana la miró y supo que jamás podría detener a esa justiciera sin sentirse una traidora al mismo tiempo. Nada había podido pararla a ella cuando había sido joven, y si alguien lo hubiese logrado le habría odiado a rabiar. No quería que Caroline la odiase, y menos después de conocer la verdad. Dejar el traje, después de todo, fue una decisión que nació de la pasión y el amor, no de los argumentos. Y eso ni siquiera había funcionado con James. Lana supo que si alguien lograba apartarla de aquella vida ni iba a ser ella, así que todo lo que podía hacer era protegerla en la medida de lo posible, enseñarle lo que ella sabía y rezar.

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25/01/2013, 20:29
Caroline Rowen

Caroline suspiró aliviada al escuchar que su madre 'aceptaba', por muy a regañadientes que fuera.

- Soy muy rápida, mamá. Deberías verme practicar kendo. De verdad, te lo demostraré. - dijo ella como si hubiera herido su orgullo por hablar de lo inseguro de su traje.- En qué ibas tú, ¿con cuero? Porque dudo que llevaras una armadura... además, si llevara una seguro que me pesaría y al final sería peor el remedio que la enfermedad. -

Torció el gesto notándose un poco agresiva y suspiró. - Tienes que verme pelear antes de juzgar nada... y a Eric. Es un crack. -

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25/01/2013, 21:07
Lana Rowen

Su madre sonrió.

-No lo dudo, no lo dudo -dijo más animada, dándole un voto de confianza. En el fondo seguía dudando que cualquiera de ellos estuviesen lo suficientemente preparados, pero eso era algo que se ganaba con la experiencia-. Pero... déjame enseñarte algo.

Lana se quitó la chaqueta y se desabrochó la camisa desde abajo hasta por encima del ombligo, comprobando con disgusto que ya no era un gesto especialmente atractivo. Había ganado peso, claro, y el embarazo había estropeado bastante la figura que en otro tiempo había levantado verdaderas pasiones. Ahora su vientre, donde antes ya había varias cicatrices más discretas, estaba cruzado por una línea vertical que subía desde debajo de la falda hasta casi el ombligo.

-Esta ya te la sabes, por aquí viniste tú al mundo -Le recordó, pero su dedo fue a parar al costado izquierdo donde había una cicatriz del tamaño de un tapón de cocacola, bastante redondeada aunque irregular-. Este fue mi segundo balazo, por meterme con la mafia. No te haces una idea de lo que duelen los disparos en el vientre, sobre todo los que casi te llevan al otro barrio. Y esta -Su mano levantó un poco más la camisa hasta dejar a la vista una línea fina que perfilaba el final de sus costillas- Esta fue de navaja. Menos grave. También me he roto un par de costillas, tuve la pierna escayolada, esguinces, y aquí en el muslo tengo el primer disparo de bala. Pero al final, da igual lo que lleves encima. Si tienes que recibir, recibirás. Así que me gustaría enseñarte lo poco que recuerdo sobre cómo pelear. Lo que sí puedo enseñarte es a trepar como una lagartija -dijo, inclinándose hacia ella usando un tono de secreto y haciéndole cosquillas en el costado.