Partida Rol por web

El corazón del Centinela

9. El camino a la verdad

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28/10/2013, 18:45
Troy Sanders - Nº 8

Mayhem cayó por fin, y Troy cayó con él. Le soltó justo a tiempo para no irse de morros y miró al villano desplomado, esperando que se moviera, se levantara y volviera a la carga. No lo hizo.

El plan de Goldfield le parecía un buen plan, sencillo y razonable. Así que en su lugar la emprendió a patadas contra las costillas de Mayhem. Sabía que no le quedaban muchas fuerzas, y necesitaba hacerle todo el daño que pudiera mientras pudiera. Lo necesitaba como necesitaba descansar y analgésicos y antiinflamatorios y una buena ducha y muchas otras cosas que, a lo largo de aquellos larguísimos días, había temido no volver a tener nunca más.

- Tiradas (1)
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28/10/2013, 19:19
Narrador

El otro Centinela cogió el cuerpo de Mayhem (no sin dificultad) y cargó con él por las escaleras. Troy y James Goldfield cogieron el camino de vuelta a Fox Harbour, lo que le llevó algo más de 10 minutos debido a que tenían que llevar al cuerpo y a James con ellos.

Una vez fuera, Número 8 se encontró con la Centivan. Las comunicaciones se reestablecieron y Spencer soltó un grito de alegría ante la buena noticia. Sin embargo, le dijo con la boca pequeña que no había habido una mejoría respecto a Bates. La victoria le supo agridulce y nadie dijo nada hasta que volvieron a la base.

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28/10/2013, 19:23
Narrador

- Paul, por favor, prepárame un café mientras Brenda me hace un checheo para comprobar que no me he quedado cojo de nuevo. - dijo James con un insólito buen humor que pocos entendían de donde podía salir

La base del Centinela volvió a respirar aire fresco: Fedora se encargaba de lanzar mensajes por las redes sociales y los foros diciendo que el Centinela había capturado al villano Mayhem. Jonathan Spencer se abrazaba a James Goldfield en la enfermería mientras Brenda Farrell chequeaba a este último. Paul, tras llevarle el café a James, ayudó a Troy a quitarse el traje para que Brenda tratase sus heridas.

También ayudó al otro Centinela, que efectivamente era Mark Wong. Pese a lo exitoso de su primera misión como el Centinela no parecía muy contento por algún motivo que Número 8 no entendía. Él, por su parte, solo quería meterse en una cama y desaparecer durante unas horas.

Troy no supo nada sobre Szilard, el único al que no vió en todo el rato. Cuando preguntó por él a Paul éste le dijo que había ido a Industrias Wayland, pero que desconocía la razón.

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28/10/2013, 19:47
Troy Sanders - Nº 8

Durante un buen rato se había negado a quitarse el traje. Se había quedado sentado con la espalda recta y los brazos, ya sin fuerzas, paralizados por el peso de la armadura. Necesitaba la intimidad de un casco que no dejaba salir el sonido, una armadura que disimulaba unos hombros espásticos y una máscara sin facciones porque estaba llorando a moco tendido. Goldfield había estado desaparecido, y aunque nadie lo había dicho todos sabían que bien podía haber estado muerto. A Bates le había explotado una bomba en la cara y, fatalista como era Troy, estaba seguro de que no iba a contarlo. Eso por no hablar de la traición de Wayland y Szilard, o que Mayhem tuviera información sobre el Centinela. Todo eso, todo el miedo y la tensión y la ira de los últimos días habían estallado por fin, y lloraba como un niño de dos años, odiándose a sí mismo por ello y dando las gracias porque Fedora estuviera muy ocupada para atender a las comunicaciones.

Cuando, después de lo que parecieron horas, por fin dejó de llorar, dejó que Brenda le quitara el traje y confió en que todos estuvieran muy ocupados para darse cuenta de que tenía el pasamontañas completamente empapado, o al menos, en que fueran lo bastante compasivos para no mencionarlo.

Resentido con Mayhem por no haberse dejado matar más fácilmente, con Bates por pisar bombas, con Goldfield por estar de buen humor en medio de todo aquello y con Spencer porque por algún motivo le caía muy mal, Troy sucumbió al agotamiento en la enfermería. Se quedó dormido apenas un par de minutos después de preguntar por Szilard, mientras Brenda seguía examinándole los cardenales.