Partida Rol por web

El corazón del Centinela

15. El ciclo de la vida

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26/01/2013, 11:01
Caroline Rowen

Su hija torció el gesto al observar la cicatriz de bala, aunque puso cara de dolor cuando siguió diciéndole tódo lo que había pasado. - Uf, que te rompas una costilla debe ser lo peor, eso de no poder escayolártelo... - murmuró como si aquello fuera peor que recibir un balazo. Esbozó una ancha sonrisa y un asentimiento cuando Lana se ofreció a enseñarla a pelear e intentó defenderse de las cosquillas de su madre mientras reía, sin mucho éxito. - ¡Ay, ay, para! -

Tras pelearse un poco entre risas, Caroline se escapó de su madre mientras recuperaba el ritmo normal de respiración. - No te irás ya, ¿verdad? Me gustaría que nos vieras entrenar... para que te quedes algo más tranquila, al menos. -

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26/01/2013, 13:00
Lana Rowen

-Me quedo, me quedo. Pero no esperes nunca que tu madre esté tranquila.

Se quedó mirándola atentamente, observando cómo de la pequeña renacuaja que hacía algunos años se tropezaba cada dos por tres ya no quedaba ni rastro. La nostalgia emborronó su rostro y se sintió culpable por estar empujando a su hija a seguir haciendo aquello. No era el tipo de vida que le deseaba, y sin embargo era el que había escogido.

Sus dedos abrocharon de nuevo la prenda.

-Sé que formáis equipo y todo eso. Pero nada de compartir historia familiar, ¿de acuerdo? Lo mío y lo de tu padre... Son temas muy delicados. Es muy importante que aprendas a mantener tu identidad bien oculta.

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26/01/2013, 15:01
Narrador

La joven se llevó el dedo índice y el corazón a la sien y le hizo un cutre saludo militar. - Entendido, señora. -

Caroline quedó con sus compañeros y los cuatro junto a Lana se reunieron en una especie de extraño gimnasio donde se podían alquilar salas con instrumentos de ejercicio. Por lo visto, Caroline y sus amigos iban habitualmente allí a entrenarse. Al llegar, los tres miraron a Lana de forma extraña pero Caroline les explicó que se había enterado y que podía ayudarlos. Fue entonces cuando conoció bien a los tres amigos de Caroline:

Eric encarnaba a Hefesto y su alter ego era el Martillo Justiciero. Con sus casi dos metros de altura el chico tenía los brazos del tamaño de la cabeza de su hija. No hablaba mucho pero a Lana le quedó claro bastante rápido que tenía buen corazón y que miraba mucho por que sus tres amigos estuvieran bien. Caroline le pidió que le hiciera una demostración de sus habilidades marciales a Lana y aunque éste no estaba muy de acuerdo, terminó aceptando ante la insistencia de la muchacha. Los tres se pusieron en posición de combate (algunas un poco ridículas) y se lanzaron casi al unísono contra Eric, que fue desviando sus ataques y despachándolos con facilidad por medio de presas y derribos. Lana tuvo que reconocer que era increíble lo que sabía hacer ese chico para su edad.

Josephine, la mejor amiga de Caroline, encarnaba a Artemisa y su alter ego era la Flecha de la Justicia. Era una muchacha con mucho desparpajo y que le sacó a Lana más de una sonrisa. Practicaba desde pequeña tiro olímpico y, en sus propias palabras, 'disparar con un arco normal es para niños después de eso' aunque por lo que ella sabía de Iris era más bien todo lo contrario. Tenía muy buen ojo y parecía tener bien calados a sus amigos: de algún modo le daba vida al equipo, arrojando algo de luz a éste.

Timothy encarnaba a Apolo y era la Lanza Ecuánime del equipo. Bastante guapo, no tardó en decir entre bromas de sus compañeros que era el más realista del equipo porque su nombre significado 'honrado por Dios'. Solía usar una vara larga que manejaba bastante bien pues por lo visto tenía un maestro asiático que le había enseñado defensa personal. No era ni la mitad de fuerte que Eric pero era sorprendentemente ágil y escurridizo, incluso Lana pudo verle subir dos pasos por una pared para luego dar una voltereta y esquivar así un ataque.

Su hija, como ya sabía, encarnaba a Temis, la Justicia Ciega. La vió practicar con su espada de madera y aceptó que se le daba bien pero que necesitaba más clases. Había adquirido su agilidad y eso la enorgullecía, pero tenía esa mirada de determinación que siempre había portado James y le provocaba un profundo malestar.

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26/01/2013, 19:53
Lana Rowen

Lana trató de ser amable y comedida con los chicos, procurando que no viesen su presencia como una amenaza, aunque Caroline insistió en que todos mostrasen sus aptitudes. No lo hacían mal después de todo, pero a ojos de la vieja Felina les faltaba algo y no era entrenamiento, el que, por supuesto, tenían mucho que mejorar. Los miraba y no dejaba de pensar que sólo eran niños muy lejos de ser conscientes de lo que estaban haciendo. Quizá se lo tomasen en serio, quizá tuviesen la falsa sensación de tener muy claro hacia dónde querían conducir sus vidas, que lo que hacían estaba bien, pero Lana sabía que no tenían ni idea de la carga que se estaban echando al hombro. Iban a marcar un hito, iban a ser un icono, iban a dejar su vida atrás para dedicarse a ser la justicia que al resto le faltaba, y el sacrificio que estaban haciendo no lo entenderían jamás hasta el día que colgasen el traje y echasen la mirada atrás para ver hacia qué lado giraba la balanza. Iban a ser responsables de que otros intentasen seguir sus pasos y fracasaran. Iban a poner a gente en peligro, incluyendo a sus familiares y amigos. Iban a enfrentarse a duras decisiones. En definitiva, no estaban preparados para ello y, a sus ojos, nunca lo estarían.