Partida Rol por web

Era bien entrada la madrugada en Japón cuando Lana llamó a la base. Estaba cansada, pero era vital que avisase cuanto antes y el Equipo se pusiera en marcha.

-Tengo la localización -dijo en cuanto alguien respondió al otro lado.

Troy se encontraba mejor. Se había despertado mucho más descansado, aunque se le había pasado el buen humor al darse cuenta de que llevaba una de esas batas de hospital tan absurdas, abiertas por detrás. Tras de recuperar su ropa, y con ella su dignidad, se había pasado por la capilla. Después se había obligado a desayunar con calma antes de ir a ver al médico otra vez. 

Ahora estaba otra vez en la base. Un poco atontado por la resaca de morfina, sí, pero listo para entrar en acción. Cuando recibieron la llamada de Lana dejó las notas de Szilard que estaba fingiendo ojear y se plantó junto a Fedora en tres zancadas.

-¿Dónde?

-En un almacén de Fox Harbour, varios metros bajo tierra. -Les dio la localización exacta del lugar y añadió- Está preso, por Mayhem. Y el camino lleno de trampas, pero el Rey Dragón no sabía cómo sortearlas. Es todo cuanto he podido conseguir, lo siento. Yo... Volveré a Estados Unidos el Lunes. Avisadme con lo que sea.

Le dio un toquecito a Fedora en el hombro para que se pusiera a trabajar en lo del almacén y frunció el ceño.

-¿El Rey Dragón? ¿Está en tratos con el Rey Dragón? -preguntó, entre la incredulidad y la desconfianza.

Aunque ahora sí lo iba a estar, su respuesta fue directa y firme.

-No. Es la primera vez que hablamos en varias décadas, pero supuse que podía saberlo y estaba en lo cierto. Spencer me dio permiso -dijo para respaldar su postura.

-Ya -fue su única respuesta. Le dedicó a Spencer una mirada inexpresiva-. Gracias, señora Shepard. Ya estamos trabajando en ello. Llámenos cuando aterrice.

Romy colgó el teléfono y se quedó en silencio sentada sobre la taza del baño. Por casualidad alzó la vista y dio con su reflejo, dándose cuenta de cuán ridícula estaba con aquella ropa de la que se deshizo de inmediato. Estaba rota, exhausta, y sola. En la habitación de al lado se encontraba Caroline, que acababa de firmar un pacto para ser la aprendiz del Rey Dragón con tal de encontrar a su maravilloso padre, y aquello de alguna manera le partía el corazón. Ella nunca podría explicar con palabras lo importante que había sido ser Felina, y sabía que alguien como Caroline, alguien como James, alguien con los ideales tan férreos como para ponerse una máscara y combatir el crimen jamás lo entenderían. Era muy fácil entender el bien y el mal, lo blanco y lo negro, pero las circunstancias que le llevaban a uno a quedarse sólo en lo gris, rozando los límites de ambas partes y poniendo los pies a uno y otro lado... resultaban demasiado complejos, demasiado dolorosos. No había sido lo bastante buena para James, ni lo bastante buena para Caroline, ni lo bastante buena en general. Nadie le veía demasiado mérito al hecho de haber sido la mejor ladrona de guante blanco de Betlam, quizá porque en el fondo no lo tenía. Pero era todo cuanto había sido, y ya era tarde para ser mejor. O peor.

-De acuerdo. Buena suerte.

Troy mandó a Cable y a Fedora a investigar todo lo posible sobre esas trampas, pero ambos avisaron de que poco podrían hacer sin verlas de antemano. Por otro lado, Slizard continuó su trabajo con los robots, aunque no parecía haber avanzado nada por algún motivo. Spencer se dedicó a esperar a que Troy llegase al almacén mientras que Wong ayudaba en Instrumentación. Todo parecía estar listo y cada vez James Goldfield parecía más cerca.

Ocho minutos de centivan y Número 8 entró en las cercanías a Fox Harbour, donde le dejaron para no llamar la atención. Pronto oscurecería y había algo de movimiento en aquel puerto, por lo que era más seguro avanzar a pie. Troy recordó unas palabras de Goldfield mientras avanzaba entre algunos de los edificios de control del puerto.

Nadie en su sano juicio hace negocios en Fox Harbour... salvo que éstos sean ilegales. - dijo una vez Operaciones la primera vez que Número 8 entró a aquel sitio tal y como lo estaba haciendo en aquel momento. En teoría el hombre que había dicho tales palabras se encontraba en algún punto bajo tierra del almacén 46 del puerto... pero el camino parecía que iba a ser todo un calvario

No tardó más de dos o tres minutos en ver a lo lejos el almacén 46. Era del mismo tamaño que todos los demás y desde fuera no parecía estar vigilado.

- Aquí Control... 1. No parece haber nadie por ahí, pero no te lo puedo asegurar a esta distancia. La mayoría de los almacenes tienen una entrada principal y una en un lateral subiendo unas escaleras, que da al piso de arriba. -

- La principal estará vigilada y la superior te alejará más de tu destino, aunque también puede ser la que mayor número de trampas posea... es tu decisión, Número 8-

-Puerta principal -anunció, y echó a andar.

Después de dormir y ponerse el traje se sentía revigorizado, capaz de cualquier cosa. Y si Goldfield estaba ahí, lo mejor que podía hacer era coger el camino más corto. Activó la visión nocturna del casco y antes de apretar el paso esperó a que sus ojos pudieran convertir en formas precisas las manchas verdes y negras que componían su campo de visión.

Troy llegó sin problema hasta el portón del almacén, buscando algún tipo de dispositivo anómalo pero no encontró nada. Los diferentes modos de visión del casco no aportaron más información y abrió la puerta apartándose del hueco.

Nada. Asomándose, Troy observó el interior. Desde allí veía un par de cajones que le tapaban la visión de la mitad del lugar, pero el resto estaba desierto.

- No veo nada, Número 8 -

-Si pudierais darme una idea de cómo bajar al sótano estaría encantado de escucharos.

Volvió a pasar por los modos del casco para examinar la habitación, y decidió que en primer lugar debía echar un vistazo a la zona que quedaba fuera de su vista.

- El plano de este almacén, como puedes imaginarte, ha desaparecido. Supongo que estará al fondo pero realmente no tengo ni idea. - comentó Control 1, suspirando. Cable dijo al otro lado brevemente que él no sabía nada de ese almacén. - Si parece estar vacío... ¿estás seguro de querer entrar por ahí? -

-Entre por donde entre el destino es el mismo, y las posibilidades de darme de morros con una trampa también. Salvo que ese sótano tenga otro acceso.

En cuanto Número 8 dió un par de pasos notó como algo en el techo parecía emerger con rapidez y apuntarle. Antes de que pudiera reaccionar dos ametralladoras giratorias empezaron a disparar una salva de balas contra él. La armadura del traje detuvo un daño que Troy supo que le habría matado, pero los impactos de las balas cubrieron aun asi gran parte de su cuerpo. No pudo evitar clavar una rodilla en suelo por el dolor y el sistema de voz de el traje impidió que se escucharan los gritos de Número 8.

- ¡¡Número 8!! Informe de estado. - dijo Operaciones con voz tensa.

A Troy no le dio tiempo a enterarse muy bien de lo que estaba pasando antes de que terminara. El entrenamiento se hizo cargo: cuando aún no había terminado de procesar que le habían disparado (y mucho) ya se había medio arrastrado, medio rodado fuera del alcance de las ametralladoras.

Dejó a los de la base cocerse un poco en su propia preocupación mientras trataba de respirar. Dolía mucho. ¿Se estaría desangrando? Creía que no, pero cómo iba a saberlo. Hizo un esfuerzo supremo por normalizar su respiración, en gran parte porque cuando lo hacía agitadamente sentía como si le estuvieran dando martillazos en las costillas. Se obligó a pensar en su armadura: dolía mucho, sí, pero le había protegido. Probablemente todo aquel dolor no eran heridas de bala, sólo el impacto a través de las protecciones. Moratones, algún chichón, puede que algún hueso astillado. Nada nuevo. Lo repitió una y otra vez en su cabeza hasta que empezó a creérselo.

-Dolorido -respondió por fin, entre jadeos-. Decidle a Instrumentación que ya va siendo hora de instalar un surtidos de vicodín en este trasto.

Operaciones suspiró, indeciso. No dijo nada sobre el comentario de Número 8, parecía estar con otras cosas en la cabeza.

- No creo que sea buena idea... si eso está la principio no quiero imaginarme qué habrá más adelante. Deberías volver a la base, Número 8. Si caes, no habrá Centinela que pueda proteger la ciudad. - dijo Jonathan, con un tono lúgubre.