Tomohiro asiente al escuchar las propuestas - Fukui-san, quedarás al mando del vagón artillado con la asistencia de Asano-san. Natori-san será vuestra conductora. Akayama-san, en caso de que Sakai haya sido atacada confío en que guíes a los demás hacia la torre de comunicaciones. Los demás seguiremos camino hacia Kamui. Espero que nos reencontremos todos en la estación de Kawanakajima...
El tema queda abierto para que podáis seguir las conversaciones, pero vamos a ir empezando las escenas siguientes. Cuando hayáis terminado cerraré este tema.
Vagón-comedor
Gakushi encuentra a Yuuma ordenando las existencias de la despensa. Al entrar él la mujer se vuelve de un salto con una expresión de terror en su pálido rostro y el corazón golpeando en su pecho.
Kinomoto-san - dice al reconocerlo - No he tenido oportunidad de darte las gracias por haberme rescatado de Ryoshima. No hay mucho que pueda darte a cambio, pero si me dices qué te gusta comer puedo prepararte una comida especial...
Enfermería
El hombre de la quemadura en la pierna duerme ahora en una cama. Takeshi no ve en él ningún signo de transformación en kabane y aún así la niebla azul reaccionó con él. La mujer que le acompaña está dormida a su lado. Las ataduras del hombre le impiden yacer en la cama con él, así que está sentada en el suelo aferrada al fardo con las pocas pertenencias que lograron salvar de su hogar.
Takeshi, mira esto - le susurra Chihiro. Lleva a Takeshi hasta su mesa de trabajo donde tiene una pequeña placa de cristal que contiene una gota de sangre - Esta sangre es del hombre. Tenía un arañazo en la pierna, y por su forma estoy segura de que se la hizo un kabane. Ahora quiero que veas esto - Vierte otra gota de sangre cuyo color rojo brillante se corresponde con el de la sangre de Hideo - No hay reacción - Takeshi no necesita que ella se lo explique. Lo normal sería que toda la sangre se tiñera con el rojo brillante de la plaga, pero en vez de eso permanece inalterada.
¿Piensas lo mismo que yo?
No - los ojos de Chihiro se inundan de lágrimas cuando le explica lo de Sakai - Takeshi no, te lo ruego. No eres un guerrero ¿Por qué tienes que ser tú?...
El joven mantiene la mirada fija en el hombre que ahora descansa tranquilo. Nada de ésto tiene sentido. Debería estar transformándose o ya transformado, y sin embargo no está pasando. Dirige una mirada de soslayo a la mujer que ahora está dormida sentada al lado de la cama del enfermo, todo lo cerca que puede de él. Cuando lo trajeron a la enfermería incluso había colaborado para que pudieran atarlo con más facilidad. La voz de Chihiro lo saca de sus pensamientos de una manera abrupta, y no puede evitar dar un respingo. Se incorpora procurando no hacer ruído y avanza hasta el escritorio de su esposa, acuclillándose al lado de la silla en la que ella está sentada para poder observar de cerca lo que le está mostrando. Frunce el ceño un momento al ver que la sangre no reacciona al contacto con la de Hideo.
-Disculpa un segundo.- Con cuidado alarga la mano y agita con mucha suavidad la placa de cristal, intentando catalizar cualquier posible reacción mezclando más rápidamente las sangres. No tiene éxito.- Nada.- Mira a Chihiro un segundo.- ¿Crees que tiene algún tipo de inmunidad natural?...
-Porque necesitan a alguien que pueda manejar una torre de comunicaciones, incluyendo quizás repararla.- Contesta con tono suave. Se acerca un poco para poder acunar la cara de Chihiro en la palma de su mano.- Tenemos que avisar de lo que está pasando, no bombardear una ciudad. No necesitan guerreros, aunque que sepa usar en cañón es un punto a mi favor. Ven aquí, anda.- Sabe que está muy disgustada con él, y la coge por la muñeca con suavidad, atrayéndola para poder abrazarla. Le da un beso en lo alto de la cabeza.- Sé que estás enfadada conmigo ahora mismo y lo entiendo.- Murmura contra su pelo mientras con calma le acaricia la espalda, intentando hacer que se le pase el sofoco.- Tengo que hacer esto porque es necesario, pero te prometo que voy a cumplir todos y cada uno de los votos que te juré en nuestra boda.- La aprieta un segundo contra sí.- Sabiendo lo que tenemos que hacer sé sincera, ¿quién mejor para ello que Asano-kun y yo?...
Es lo que estoy pensando - confirma Chihiro - Era muy extraño que después de tantos años no se hubiera encontrado a nadie con inmunidad a la Plaga. Tendré que hacer más pruebas con él y me gustaría que estuvieras conmigo.
A Chihiro le cuesta y le duele escuchar los motivos de su marido - ¿Y por qué no va Mogami-sama? ¿No debería ser el líder el que estuviera en primera línea de batalla? Tú serías perfectamente capaz de llevar la Ryugujou hasta Kamui... - Se deja abrazar, llorando en silencio. Sabe que lo que ha dicho no tiene sentido y que Takeshi debe cumplir con su deber - Yo también cumpliré con mi deber. Si la sangre de ese hombre sirve para elaborar una cura contra la Plaga kabane la encontraré. Y si no vuelves de Sakai cogeré yo misma esa armadura de vapor que estáis fabricando para sacarte de allí. Nunca renunciaré a ti...
VAGON-COMEDOR
Gakushi respondió asintiendo con la cabeza. - Todos somos compañeros, Yuuma-sama... No hubiera podido hacer otra cosa distinta...- Dudó un instante, ella le ofrecía algo por haberla salvado, pero en ese momento sintió que era una deuda que ya estaba pagada de antemano y, siguiendo el principal motivo por el que necesitaba hablar con ella, cerró la puerta de acceso al vagón, asegurándose de que no hubiera nadie más que pudiera escucharles.
Dudó un momento antes de formularle la pregunta, mirando al suelo - Yo... yo quería preguntarte, Yuuma-sama... ¿Por qué me encubriste... - Levantó la mirada, buscando también la respuesta en sus ojos, aparte de sus palabras - ...arriesgándote así ante los guardias? - Estaba nervioso, aunque tras aquello sentía que podía confiar en ella, la sombra de la duda, la paranoia del perseguido siempre estaba latente.
Vagón-comedor
La cocinera deja escapar una risa - No hace falta que seas tan formal conmigo. Puedes llamarme simplemente Yuuma. Además, tú lo has dicho: somos compañeros. Ven, te prepararé un poco de té.
Con la bebida humeante ya en una pequeña mesa de la cocina Yuuma se permite relajarse - La mayoría de la tripulación se enroló huyendo de algo. No sé qué es lo que harías tú ni por qué tu cara estaba en aquellos carteles, pero llevo semanas trabajando contigo y creo que eres una buena persona - pone su mano sobre la de Gakushi. A pesar de los pequeños callos fruto del trabajo en la cocina resulta cálida y hasta cierto punto suave - También creo que mereces la segunda oportunidad que la Ryugujou puede darte - Levanta la mano de Gakushi y deposita un tierno beso en sus dedos - Y puesto que ahora estoy aquí hablando contigo resulta evidente que no me equivoqué...
-La evolución necesita algo de tiempo para hacer estas cosas.- Comenta con tranquilidad.- A saber cuánta gente con cierta resistencia ha muerto por el camino. Éste parece tener inmunidad completa.- Asiente con la cabeza.- Supongo que se podría aislar el suero sanguíneo y a partir de ahí ver si es posible inmunizar a alguien con él.- Sonríe de medio lado, acariciándole con suavidad la mejilla.- Como una vacuna, pero eres tú la genio con estas cosas. Yo me dejo guiar por tí y voy lanzando ideas al aire, seguro de que tú las transformarás en un éxito rotundo.
No dice nada mientras le acaricia la espalda suavemente. Ella sabe que acaba de decir un sinsentido, y no hay razón para disgustarla más. Con calma le da un beso en la cabeza, manteniendo la cara enterrada en el suave cabello de su esposa. Él tampoco quiere marcharse.
-Así me gusta oírte hablar. Eres un orgullo para la familia, y sé que lo conseguirás.- Cuando escucha lo de la armadura una risa le borbotea en el pecho.-Te prometo que volveré de Sakai sin que tengas que venir a buscarme, y que la próxima vez que nos veamos podrás contarme los progresos que has hecho con la cura contra la Plaga.- Le acaricia el rostro y le da un beso en la frente.- Mientras no estoy contigo me gustaría que mantuvieras el ánimo alto y que tengas mucho cuidado, ¿vale?...
Enfermería
No tengo mucho con lo que trabajar aquí, pero haré lo que pueda. Sobre todo mantenerlo a salvo de los vigilantes que le vieron entrar. Le tienen miedo, y es normal - se sube las gafas sobre la nariz - Pero no dejaré que le toquen.
Más te vale volver - dice para despedirse antes de darle un cálido beso...
El calor de la taza inundó sus manos, o quizá fue el contacto de Yuuma... Gakushi notó que el calor se trasladaba a sus mejillas y bajó la mirada para ocultar su rubor.
Las palabras de la cocinera le tranquilizaron... Por lo que dijo, no había llegado a leer los cargos por los que le perseguían y no quería que pensase mal de él. Le acababa de decir que le parecía buena persona, pero quizá esa opinión cambiase si supiera que le perseguían por asesinato... Una muerte accidental, pero muerte, al fin y al cabo...
Un latigazo de culpabilidad le recorrió cuando ella le tomó la mano y depositó aquél beso. Hacía mucho tiempo que no tenía contacto humano, había tratado de alejarse de todos, huir de todo el mundo, sabía que no podía confiar en nadie pero... Aquél simple contacto, esa ternura depositada en sus dedos, le desarmó. Se debatió un momento entre sincerarse con Yuuma, y quizá arriesgarse a cambiar su opinión sobre él, o seguir con su mutismo...
Levantó la mirada y la fijó en los ojos de la cocinera... - Yuuma-sam... Yuuma, hace ya varios años, me encarcelaron... - se irguió, poniendo las manos sobre la mesa, a ambos lados de la taza. - ...acusado de la muerte de un hijo de un noble... - volteó las palmas, mostrándoselas. - ...yo...yo tengo poderes psiónicos, igual te habrás dado cuenta antes... y... - tomó aire, buscando la determinación para seguir con su confesión. - ...fue un accidente, no sabía controlarlos... sólo fue en defensa propia... lo empujé y huí... ni siquiera supe cuales fueron las consecuencias hasta que... - había procesado y enterrado esos sentimientos durante su presidio, pero hacerlos volver a florecer lo desarmó y volvió a sentir la angustia y el dolor que le habían provocado entonces...
Volvió a tomar aire, profundamente, para intentar serenarse - vinieron a mi casa, acusándome de haberle matado y me encerraron... - levantó los hombros, con expresión resignada - ... no tuve oportunidad ni ocasión de defenderme o explicar nada... - Apartó la mirada, huyendo de la posibilidad de que Yuuma lo mirase de otra manera. - por eso decidí escapar de una condena injusta y esconderme como fuera... y eso me llevó hasta aquí... -
Yuuma escucha la historia de Gakushi tomando su té en pequeños sorbos - Así que usando esos poderes mataste a un hombre y salvaste mi vida - dice al final - Lo que demuestra que son sólo un talento que puedes usar para el bien o para el mal - vuelve a acariciar la mano de Gakushi - Gracias por sincerarte conmigo. Sigo pensando que mereces la segunda oportunidad que te ofrece la Ryugujou. También creo que puedes ser mucho más que un ayudante de cocina, pero esa decisión sólo puedes tomarla tú. Por mi parte tendrás mi apoyo siempre que lo necesites...
No había recibido tanta comprensión y apoyo desde hacía... bueno, mucho tiempo.
Asintió con la cabeza y sólo pudo musitar un -...gracias... - al sentir el contacto de la mano de Yuuma sobre la suya.
Tanto tiempo ocultándose de la gente, manteniéndose apartado, temiendo que cualquiera pudiera delatarlo para cobrar la recompensa, había hecho que se encerrase en sí mismo. Pero Yuuma le había hecho ver que todavía quedaba gente amable en el mundo.
Sonrió antes de dar un sorbo a su té y el calor del líquido le confirió una nueva determinación. Alzó la mirada para cruzar sus ojos con los de la cocinera. - Puedes contar conmigo para lo que necesites. Gracias. -
Sentía que aquella afirmación la podía hacer extensible al resto de tripulantes, aún habiendo visto comportamientos quizá no "tan nobles" como el del sargento... Pero estaba seguro que tenía sus razones. Y éstas eran proteger a la Ryogujou.
Su nuevo hogar, un sitio donde dejar de huir. Tras muchos años, por fin se sintió relajado.
Yuuma sonríe con dulzura - Muchas gracias, Kinomoto-san...