En cuanto pudo verse cara a cara con Hideo y Takeshi les contó brevemente lo que había pasado. Que el gobernador de Kamui les había traicionado y los habían encarcelado. Nami había intentado pactar con ellos pero al negarse había buscado otro modo de obligarlos. Amenazando a Tomohiro.
Todo el camino lo hizo en silencio y una vez dentro de aquel lugar tampoco abrió la boca. Simplemente miraba a Nami fijamente, en todo momento y sin parpadear apenas. No había odio en sus ojos, solo una fría e incómoda calma.
Después de volver a los vagones, solo me había dado tiempo a informar que nos habíamos encontrado a la Kokuryujou, antes de que apareciera todo el mundo de golpe. Ni siquiera me da tiempo a preguntarle a Mogami-sama si está bien o informarle de la misión, pero sí que mantengo un ojo puesto en la famosa Nami y en su cuchillo. Aunque si nuestras miradas se encuentran, la saludaré alegremente con la mano.
Una vez dentro, me mantengo en silencio y lo más cerca de Tomohiro posible, que por algo es mi deber mantener su esperanza con vida. Sigo con mi suave sonrisa el resto de la conversación, sin molestarme ni darme por aludida en ningún momento.
- ¿Por qué sacrificar tus fichas cuando puedes usar las de tus enemigos? - digo como respuesta a Hideo, pero con la mirada fija en Munetani-sama - Está muy bien eso de querer averiguar más sobre la plaga, ¿pero qué ocurrirá luego con el Seelöwe? Porque vais a hundirlo, ¿verdad? ¿Y cuál era su próximo objetivo, si se puede saber?
Sé de sobra que nuestra posición no es la de negociar, pero que por intentarlo no quede.
Por cierto, Kin parece humana tranquilamente. Nami puede que sepa que es kabaneri, pero Munetani no debería :P
Les convocaron a la reunión con el señor de Nami. Gaku la seguía vigilando y controlando con la mirada. Tras lo que le había sucedido con ella, no terminaba de fiarse en absoluto y cada vez que veía sus ojos, sentía un escalofrío.
La conversación que mantenían era superior a su nivel y tampoco veía qué aportación podría hacer él... Pero su mente ya estaba cavilando al haber escuchado el nombre de Kawanakajima. Había escuchado historias sobre el lugar e incluso se había fijado como objetivo último de su huida establecerse allí. Cosas del destino, la Ryogujou, sin pretenderlo, le había llevado hasta allí.
Lo más seguro era que por fin sus días de fugitivo pudieran terminar allí, comenzar una nueva vida y olvidarse de una vez por todas del pasado y los kabane, ya había visto demasiados. Debido al clima frío reinante en la región, allí no daban casi problemas...pero...
¿tras tanto tiempo en movimiento, sería capaz de mantenerse quieto en un lugar?
Miró a todos los presentes, analizando las vivencias pasadas con ellos y ya no lo veía tan claro. Haberse enrolado en la tripulación de la Ryogujou había sido un medio para un fin. Pero sentía que se había convertido en algo más.
Entre unas cosas y las otras no le había dado tiempo a ver si su esposa estaba bien, así que le había hecho un gesto a Kagura para que le echara un ojo si podía. Con un poco de suerte Chihiro conseguiría que la agobiada maquinista se echara un rato cuando terminara con sus obligaciones, y así matarían dos pájaros de un tiro. No obstante el joven no está precisamente contento con la situación.
Escucha el resumen de los acontecimientos que le hace Yuki con una expresión tranquila, y toma asiento para la reunión sin decir nada. Observa preocupado a Mogami-sama; sabe que de aquí no van a salir a base de violencia. Mira durante un instante a Kin, está muy bien la curiosidad pero ahora mismo su prioridad es salir todos de allí. No pueden hacer nada más.
-Yo también creo que esto podría haberse hecho con un poco más de diplomacia.- Comenta con tono suave.- Ir, coger a Henzler-sama y traerlo. Para ello necesitaríamos la ruta del Seelöwe y toda la información que tengáis del barco, más que nada para facilitar las cosas...
Porque el Kokuryukai tiene vetada la entrada a esa estación - escupe Munetani - En cambio, vosotros sois los "héroes" de Hinomoto. - Recalca la expresión con una mueca de desprecio - Os recibirán con los brazos abiertos e incluso os ayudarán.
Se encoge de hombros ante la pregunta de Kin - Eso dependerá de vosotros. Por mí no hay inconveniente en que el Seelöwe siga arrasando la costa hasta que Hinomoto despierte y empiece a limpiar el Imperio de esa escoria extranjera. Sólo nos interesa averiguar qué sabe Henzler sobre la Plaga, y para eso necesitamos que nos lo traigáis vivo. Aunque no necesariamente en buen estado.
Es Tomohiro el que responde a la pregunta de Takeshi sobre el próximo objetivo del acorazado - Supongo que se trata de Kawaii-Machi (1), la Ciudad de los Traductores ¿Correcto?
Muy listo - al viejo zorro no le hace ninguna gracia que Tomohiro lo haya deducido.
Pero eso no tiene sentido - Replica Tomohiro - Kawaii-Machi siempre ha sido una ciudad de encuentro entre las culturas continentales y la de Hinomoto. De allí es de donde han salido todas las traducciones de libros a nuestro idioma y viceversa. Es con diferencia la ciudad con un mayor porcentaje de población extranjera del Imperio ¿Por qué el Die Kriegshunde querría atacarla?
Por lo que sabemos, los intereses que hay detrás de Die Kriegshunde se oponen a que Hinomoto tenga acceso a la cultura occidental. Tal vez haya otros motivos, pero nuestros espías en Kawaii-Machi no han conseguido averiguar nada relevante.
Comprendo - dice Tomohiro - ¿Y la otra pregunta de mi ingeniero? ¿Saben algo del Seelöwe que nos pueda ser de utilidad?
Si hubiéramos podido hacernos con uno de esos barcos ya haría años que habríamos mejorado el diseño y compartido a los kabane con el resto del mundo - Responde Munetani con rabia. Tomohiro palidece al escuchar la respuesta. Su boca se abre, pero de ella no sale ningún sonido...
Por cierto, Kin parece humana tranquilamente. Nami puede que sepa que es kabaneri, pero Munetani no debería :P
Lo he tenido en cuenta, pero Munetani no va revelar sus cartas así por las buenas ;)
- Que curioso sonáis casi idénticos...- dije con bastante acidez cuando comento lo de extender el virus kabane por el mundo.- Ya sabes los Die Kriegshunde y vosotros. Es hasta gracioso como queréis hacer exactamente lo mismo, pero bueno supongo que el ojo que te queda está aún más ciego que el ausente y nada de lo que digamos cambiara eso.
Por otro lado lo que me callo es que si iban a esa ciudad no tenían manera de controlar que cumpliesen su trabajo, al fin y al cabo el rehén que habían usado hasta ahora, el propio Tomohiro, era más que necesario para poder entrar en Kawaii-Machi...
- Supongo que si no hay más que decir podemos dejar esta desagradable reunión.
Le falto un pelo para aplaudir a Hideo. Había tenido las pelotas de insultar en la cara a aquel hombre despreciable y encima de forma elegante. Era un crack sin duda alguna. En la misma postura que estaba, mirando a Nami, le sonrió de medio lado antes de hablar de nuevo.
- ¿Y este es el hombre al que sirves? Vaya.. - compuso una mueca de decepción mientras sacudia ligeramente la cabeza. Luego dió una palmada seca - Bueno, pongámonos en marcha. Necesito aire fresco a ver si se me pasan las arcadas - Imaginaba que aquel capullo les pondría impedimentos, peros y condiciones, pero ya lo solventarían más adelante, porque si desde luego pensaba que iba a dejar a toda la humanidad en manos de psicópatas y kabanes, es que no la conocía.
Solo el escuchar cómo ese hombre pretende extender los kabane sin ninguna preocupación, hace que me hierva la sangre, hasta el punto que no sé si será visible. Pero, por suerte para él, me entrenaron lo suficientemente bien como para saber cuándo atacar. Un arma no se mueve si no hay brazo que la dirija. Y en este momento, mi brazo está bastante atado.
Echo un breve vistazo a Mogami-sama, quien parece que no ha conocido suficiente crueldad humana. Y luego miro a mi regalito y a Yûki-chan, sonriendo por sus comentarios. Bueno, está claro... Si no hemos muerto aún es porque nos necesitan.
- ¡Jiji! - se me escapa una risa entre dientes - No te extrañes, Yûki-chan. Al parecer le gustan más los monstruos de lo que quiere admitir. Al fin y al cabo, no todos necesitan estar infectados para ser uno. - digo sonriente, como si no estuviera presente aquel al que me dirijo, al que miro poco después - Tendremos que apañárnoslas sin espías ni información. No espereis que sea algo rápido. - y aunque me gustaría irme de inmediato, espero a que sea Mogami-sama el que haga el primer movimiento, si es que nos dejan salir.
El ingeniero mira hacia el frente sin pestañear. De hecho apenas está respirando. Al parecer sus compañeros han decidido jugar al "más listillo" en una situación de toma de rehenes. Con extremo cuidado carraspea después de que ese viejo decrépito les dé la poca información que tiene. Lo que opine de él no tiene que inmiscuirse en lo que tiene que hacer, y espera poder distraer un poco al que tiene a su señor de prisionero de los ramalazos de inspiración de sus compañeros.
-Vale, pues ya sabemos el siguiente destino del barco y no hay más información que nos podáis dar...así que supongo que es hora de que todos nos pongamos en marcha.- Comenta, haciendo el ademán de levantarse.- Para Kawaii-Machi aún queda un trecho, vamos a no perder más tiempo.
Sólo a un monstruo como tú se le ocurriría comparar a los auténticos defensores del país con aquellos que pretenden destruirlo - le espeta el viejo a Hideo - Pero es comprensible. A fin de cuentas si los kabane desaparecen ya no tendrás lugar en este mundo.
Nami había agachado la cabeza ante la invectiva de Yûki, pero vuelve a levantarla al escuchar el insulto de Kin. La kabaneri levanta una rodilla echando mano a su pistola de vapor, pero vuelve a sentarse cuando ante un gesto de Munetani.
¿Lo ves, Mogami-san? Así de controlados deberías tener tú a tus monstruos.
La diferencia es que yo no los considero monstruos, Munetani-san - replica Tomohiro - Para mí son personas que han superado una de las peores adversidades de este mundo y me siento honrado de contar con sus servicios. Pero terminemos con esto ¿Dónde pretende que le entreguemos a Henzler-san?
En la estación del Monte Osore (1). Cuando acabemos con él lo arrojaremos directamente a los pies del Gran Rey Enma (2).
Me opongo a semejante atrocidad - dice Tomohiro con vehemencia.
Considéralo una compensación por arrebatarnos a Kuroda Sachi en Gunkanjima - replica Munetani - Si te niegas a satisfacerla yo mismo tomaré esa compensación reduciendo la Ryugujou a cenizas ¿Entendido?
Me queda claro - responde Tomohiro levantándose - Fukui-san y Asano-san, quiero que pongáis en marcha la Ryugujou mientras presento mis respetos al señor de la estación. Yûki, Akayama-san, venid conmigo. Gakushi-san, vuelve también a la Ryugujou.
Hasta la vista, Mogami-san - se despide el viejo con una sonrisa sádica...