- Bueno, un poco muertos sí que estamos. - reconozco, ladeando la cabeza hacia Hideo, aunque vuelvo a mirar fríamente a Nami - Pero precisamente por eso, deberíamos aprovechar y no hacer el gilipollas con esta segunda oportunidad.
No añado nada más, casi que prefiero hacer caso a Yûki-sama y rebuscar entre los libros si hay alguno más importante, antes que seguir escuchando a la loca traidora. Me tenso un momento al ver que ella precisamente se acerca para abrazarla, con la mano aún sobre el mango de la katana. No creo que sirva de mucho intentar asustarla a estas alturas... Finalmente suspiro y sujeto el libro firmemente bajo el brazo.
- ¡Jiajia! ¿Desde cuándo la prima loca es parte de la familia? Yûki-sama, deberías empezar a pensar en hacer una familia mejor que esta, ya sabes... - sonrío divertida, dándole un suave codazo en el brazo y bajando la mirada significativamente a su vientre. Después me cruzo de brazos con gesto resuelto - Eso, eso. Ya sé que hemos conseguido colarnos aquí, pero dudo que el castillo tenga tanta pólvora almacenada como para poder volarlo todo por los aires. Si consiguiéramos quitarle el control de los kabanes ya sería otro tema, pero no creo que tengo eso escrito por aquí, ¿no? - pregunto echando un rápido vistazo a la biblioteca, aunque más dirigiéndome a Nami.
Perdón por el retraso, llevo una semana pachucha :,D
Te equivocas - le responde a Hideo endureciendo su expresión - No quiero la redención ni la muerte sino venganza. Puede que Himmuro Genma fuese un peón, pero fue él quien permitió que se infectase a los mineros de Ryotsu. Él también es culpable de que masacraran a mi familia y me convirtieran en esto - hace un gesto señalando su cuerpo - Tampoco carezco de plan: quedan pocos wazatori dentro del castillo y la mayoría están en los sótanos o en la muralla repeliendo a una horda kabane. Supongo que eso último debo agradecéroslo a vosotros. Sea como sea, evitaré a tantos como pueda y llegaré hasta Genma para matarlo. Si vosotros...
Las palabras de Yûki la interrumpen y la dejan sin saber qué decir. El furioso brillo rojo de su mirada se atenúa por unos momentos dejando asomar otras emociones: alivio, esperanza ¿Felicidad tal vez?. Quizá sea por eso que las palabras de Kin sólo le hacen esbozar una sonrisa triste.
Loca ¿Eh? No tengo excusa para eso. Si aún así vais a seguirme ¿En qué os convierte eso a vosotros?
Sus ojos se cierran por unos momentos - Qué raro. La mayoría de los kabane y los wazatori de la ciudad se están reuniendo en el mismo sitio. Ya los están matando, pero hay muchos más en camino. Creo que están atacando la Ryugujou.
Nami espera la decisión de los tres: si ayudarle a ella a cobrar su venganza contra el señor de Mikatagahara o acudir en ayuda de la Ryugujou...
Si Hideo utiliza Detectar kabane confirmará lo que ha dicho Nami: una enorme horda de kabane y wazatori se está concentrando en torno a la posición de la Ryugujou. En cuanto al kabane único, del que Nami está convencida de que es Himmuro, se está dirigiendo al patio del castillo acompañado por una pequeña escolta de wazatori.
Cuento contigo, Fukui-san - Contesta Tomohiro antes de salir corriendo hacia la cabecera de la Ryugujou.
Takeshi llega a la hayajiro rodeado del olor a glicinias. Shimazu está combinando ráfagas cortas de niebla azul con salvas de disparos de los fusiles de vapor aniquilando a los kabane por decenas.
¡Kunji, puedes volver a disparar! - apremia Irisa a su compañero.
¡Dame un momento, Irisa! - pide el chico - ¡Son demasiados! ¿De dónde han salido tantos? Tenemos que marcharnos cuanto antes de aquí.
Pero los refugiados... - se queja Irisa
No podremos salvar a ninguno si nos matan - rebate Kunji, frustrado - Nuestras reservas de niebla azul son finitas y ellos... ¡Maldición! ¡Estoy sonando como un maldito cobarde! ¡Irisa! ¡Dame más potencia! ¡Voy a derribar un par de casas para dificultar su avance!...
El mecánico suspiro mientras se apoyaba contra la pared y escuchaba las tres mujeres... Cada cual más loca que la anterior, sed de venganza, familia y demencia. Todo en tres pequeños receptáculos armados hasta los dientes, sin lugar a dudas iba a complicar esto bastante.
Mientras las deja hablar y hace el sano ejercicio de no pronunciarse más mantiene activo su sexto sentido y ya antes de que Nami hable sabe lo que va a decir. Su primer impulso es volver pero hay algo que no encaja.
- Por lo que me comentaron los supervivientes del lugar, no es que Himmuro tenga algo para controlarlos... Si no que él mismo lo hace. Si acabamos con él, los kabane se volverán salvajes de nuevo. Y si no actuan de manera organizada la Ryugujou lo tendrá más fácil para detener a la horda. Alguien debe volver y ayudar en la defensa pero no podemos descartar acabar con su líder ahora.
Vamos que yo voy a por el jefe a morir... XD
Yûki se volvió muy muy despacio hacia Hideo, como si lo mirara por primera vez. La sorpresaba resaltaba los rasgos de la joven y también algo de admiración y orgullo.
- Eso es, Hideo-san - dió dos pasos con decisión hacia el hombre y recogió su cara entre las manos para poder darle un beso en la frente - No lo habría pensado ni en un millón de años - lo soltó para tomar distancia de nuevo y mirar a todos los presentes.
- Decidido. Vamos a buscar a ese hijo de puta y acabar con él - desenfundó su rifle de vapor y adoptó la pose de preparción para empezar a moverse a ya.
- Si sabes donde está, te seguimos, Nami-san -
Me encojo de hombros simplemente a la pregunta que me devuelve Nami, como si diera por hecho que ninguno de los presentes está precisamente cuerdo. Ladeo la cabeza al escuchar lo que parece sentir y es entonces cuando me giro a Yûki-sama, lista para acatar órdenes. Aunque mi primer impulso sería ir directamente a matar al kaba-jefe, llevando una carga tan importante como es ése diario, a lo mejor me lo pienso dos ve... ¡¿Le acaba de dar un beso a Hideo en la frente?!
- ¡Y-Yûki-sama, que hacer eso es peligroso! - la señalo nerviosa, apretando luego los mofletes y cruzándome de brazos - Moh, si es que... Parece que en la Ryugujou no os enseñan los peligros de acercarse a los kabaneri. En fin... - sonrío, volviendo a encogerme de hombros y me guardo bien el diario antes de volver a dejar la mano sobre mi katana - ¡Vamos, vamos, a matar!
Takeshi le hace un gesto de despedida a su señor y luego echa a correr hacia el vagón artillado. Escucha durante un par de segundos lo que los dos muchachos están hablando y luego avanza hacia el sillón en que está Kunji.
-Déjame ver un momento.- Aparta al chico para usar los visores.- No uses niebla azul todavía: dificulta su avance por que son muchos.- Le dice con tono seguro.- Busca una zona en la que estén pegados a las edificaciones y usa el cañón de demolición para tirárselos encima.- Se aparta de los visores para que Kunji vuelva a tomar posiciones.- Quince grados a la derecha desde tu frente hay dos casas con el tejado azul. Si disparas justo a la esquina izquierda del primer piso de la casa de la izquierda la expansiva la derribará encima de la casa de la derecha, y caerán encima de ellos como fichas. Así retrasarás su avance y los soldados podrán hacer su trabajo con más facilidad(1). En cuanto dispares éste tomo yo las riendas del Kamigoroshi y mientras tanto me contáis qué demonios ha pasado.
Motivo: Notar (Ayuda a Kunji)
Dado de rasgo (1d8): 8+(7) = 15
Dado salvaje (1d6): 3 = 3
Total: 15 = 15
Dificultad: 4
Resultado: Éxito (2 aumentos)
(1) He tirado Notar para “Ayudar” a Kunji e indicarle dónde es más factible provocar un derrumbamiento con el cañón de demolición. No me parecía correcto que Takeshi entrara, lo agarrara del cogote y lo sacara del sillón.
El primer impulso de Kunji es levantarse para cederle el asiento a Takeshi, pero al ver que éste no tiene intención vuelve a sentarse apretando los mandos con fuerza - No le fallaré, Fukui-sama.
El proyectil de demolición está cargado - informa Irisa.
Kunji apunta cuidadosamente, sudando tanto por el calor de la cabina como por la presión de no querer defraudar la confianza de Takeshi. Se fuerza a recordar su entrenamiento militar, relaja el agarre y pulsa el botón de disparo.
La pequeña casa a la que había apuntado queda momentáneamente oculta por una devastadora explosión. La onda expansiva aniquila a los kabane más cercanos un segundo antes de que el edificio se venga abajo taponando la calle con cascotes y restos de muebles en llamas.
¡Lo he conseguido! - dice Kunji, eufórico - ¡Buscad otro camino, engendros del infierno!...
Motivo: Disparando el Kamigoroshi (Kunji)
Dificultad: 2
Éxitos: 1
Tirada de ataque 1 (d8): 1 + [2] = 3
Dado salvaje (d6): 6+(5) + [2] = 13
Daño
Total: 28 (Dureza: 12)=> 4 heridas
A... Arigatō (1) - La kabaneri albina no se esperaba poder contar con ayuda - Acabemos con Himmuro cuanto antes y después os ayudaré a defender la Ryugujou si me dejáis...