Los disparos de Yûki y Takeshi derriban a los primeros kabane, dándole tiempo a Shimazu a llevar a Tomohiro a salvo al interior de la Ryugujou. Docenas de kabane llegan para ocupar el lugar de los caídos hasta que llega el sonido de una explosión cerca del templo. Los muertos en vida se detienen, mirando confusos a su alrededor como si no supieran por qué están allí.
¡Nos retiramos! - Ordena Munetani, que es el primero en reaccionar - ¡Nami, cubre la retirada!
La kabaneri permanece confusa, mirando la extraña actitud de los kabane. De repente cae de rodillas agarrándose la cabeza y gritando de dolor.
¡OBEDECE! - grita Munetani mientras sube a la Kokuryujou.
El grito de Nami saca a los kabane de su trance y los vuelve a poner en movimiento. Sangrando por la nariz, Nami abre la restricción que atenaza su cuello. Sus ojos se tiñen de un fulgor rojizo al que ya apenas le queda humanidad...
El caos estalló y la situación era la que era, aún le tenía ganas de partir la boca a ese gilipollas pero había algo más a tener en cuenta. Asiento a lo que dice Kaguya y le sonrío en un intento de mantener la calma.
- Ya me encargo de ello, ten cuidado.- dicho esto miro alrededor y busco la mejor ruta para alcanzar la puerta y cerrarla. Luego ya haría limpieza con los que hubieran sobrevivido independiente de su origen.
Motivo: Iniciativa nueva
Tirada: 1d100
Resultado: 8 [8]
5 de tréboles, voy con la calma... XD
Al ver el desconcierto de los muertos el joven inclina la cabeza dentro del gigante acorazado.
-interesante giro de los acontecimientos.- Musita sin hablar con nadie en particular. Con gesto firme coloca la naginata en una posición claramente defensiva delante de Yûki, manteniéndola a salvo mientras le da espacio para disparar. Al ver lo que le pasa a la kabaneri hace un gesto suave con el asta del arma y avanza un paso.- Mogami-sama, esa es la señal de que es hora de retirarnos.- Levanta el otro brazo, el que está armado con el fusil de vapor múltiple, por si acaso Nami tiene la mala idea de abalanzarse contra ellos para poder usarlo de arma contundente.- Yûki,- Dice en voz muy baja, con la confianza que le da el que han peleado juntos muchas veces.- que son muchos, Yûki...ya la cogeremos en otro momento, ¿si?.
Pues si, mon amour, yo nunca pensaré que pareces idiota ;)
Observo satisfecha cómo el proyectil vuela de forma perfecta por el cielo hasta llegar al condenado palanquín. La explosión me ensancha la sonrisa, viendo casi de forma inmediata el efecto en los kabane de los alrededores.
- Me gustaría ser precavida y comprobar si están ahí los restos triturados del titiritero pero... - hago una pequeña mueca - Aun siendo tontos, siguen siendo kabane sedientos de sangre y tú no estás en las mejores condiciones, sensei. - termino girándome hacia él, con las manos en la cintura con aire resuelto - Es más diría que ahora nos necesitan más en la Ryugujou. ¿Volvemos?
En momentos de presión es cuando se tiene que reaccionar rápido. Y a eso estaba acostumbrado... No tanto a tener que contar con más personas, pero sentía el impulso y la necesidad de no preocuparse solamente de sí mismo.
Haciendo un repaso rápido de las instrucciones que había recibido al enrolarse en la Ryogujou, su mirada, casi de forma automática, se dirigió hacia la esclusa de salida.
La señaló -¡Ahí, arriba!- De un salto, se encaramó a la escalerilla y probó de abrir la esclusa. Siendo una salida de emergencia no debería de costar nada abrirla, pero un pensamiento fugaz cruzó por su mente. Recordó cómo aquél soldado empujó a Yuuma y les dejó encerrados en el vagón.
Al abrirse, se sintió aliviado y volvió la vista hacia abajo, tendiendo la mano a la cocinera.
Motivo: Atletismo
Dado de rasgo (1d6): 4 = 4
Dado salvaje (1d6): 4 = 4
Total: 4 = 4
Dificultad: 4
Resultado: Éxito
La explosión también paralizó a la joven, como si estuviera desorientada, pero las palabras de Takeshi la desaturdieron. Sus ojos fueron hacia Nami y un peso enorme le atenazó el corazón. Parecía que la petición que le habían solicitado hacia poco no iba a poder llevarse a cabo.
- ¡¿Como te controla?! - le grita a Nami tras el refugio de aquel enorme brazo metálico. El vejestorio caguica ya estaría alejandose, así que esperaba que algo de la joven aún quedara dentro. - La próxima vez te liberaré de su yugo - finalizó lanzando aquella promesa que seguramente no podria cumplir, pero esperaba que le abriera las puertas de una respuesta.
Luego salió corriendo de allí, arrastrando, y protegiendo a su esposo por el camino
Los Ferales ignoran a Hideo cuando éste se acerca a la puerta. Mientras el kabaneri no los ataque preferirán elegir presas no infectadas. Sin embargo, eso no quiere decir que le vayan a poner las cosas fáciles: la barandilla exterior de la locomotora está llena de engendros y todos han olido la sangre recién derramada entrando en un frenesí tan feroz como hambriento. Varios brazos forcejean contra Hideo para impedirle cerrar la puerta.
Kagura se desliza silenciosamente detrás de Hideo intentando mantenerse oculta tras él hasta llegar a la compuerta para encajar su llave metálica en el mecanismo de cierre.
Intenta apartar todas esas manos - dice jadeando. El esfuerzo y el miedo le perlan la frente de sudor, pero nada ni nadie va a impedirle defender la sala de mandos de la Ryugujou...
Iniciativas para el turno actual (Lo iniciaremos en el siguiente post):
Estoy de acuerdo - dice Tomohiro, que emprende una corta carrera para volver a la seguridad del interior de la
Ryugujou.
Nami mira por un momento a Yûki y señala el collar de hierro que le atenaza el cuello - Duele - Forma la palabra con sus labios. Momentos después el fulgor rojo de los kabane inunda su mirada y arremete contra los Ferales, dando a los humanos tiempo suficiente para alejarse...
La tozuda compuerta se resiste a abrirse. Yuuma y Ozoku rezan junto a la escalerilla para que Gakushi logre abrirla a tiempo. Quizá haya realmente alguien escuchando ahí arriba, pues tras un breve chirrido la rueda de la compuerta gira con ligereza liberando los mecanismos de cierre. Yuuma ayuda a subir a la regordeta Ozoku antes de encaramarse ella misma a la escalerilla...
Comparto todas y cada una de tus opiniones, Akayama-chan - responde el humano. El motor de la motocicleta vuelve a rugir entre las piernas de ambos - Por favor, no tires el lanzador. Podríamos necesitarlo cuando volvamos a la Ryugujou...
Atención, tripulantes de la Ryugujou - pide Tomohiro a través de la megafonía - Nos ataca una horda de kabane. Asegurad todos los cierres. Motores de ambas locomotoras al máximo ¡Nos vamos!...