Partida Rol por web

Con los brazos pegados a sus costados, el cuerpo de Yûki temblaba de enfado. Por dentro se repetía un mantra para no perder el control y darle dos bofetadas a todos aquellos desagradecidos.

Pero confiaba en Hideo, así que esperó lo suficiente para que aquellos paletos se dieran cuenta.

- Nos vamos ya, quiero informar a Tomohiro de todo lo sucedido cuanto antes - entonó con fuerza e intención lo palabra todo - Pero antes entregen a Takeshi lo que les ha pedido, por favor -

Sonrío divertida y en parte orgullosa de lo segura que ha hablado Yûki, y le dirijo una mirada a Hideo sacándole la lengua, como si me hubiera salido en parte con la mía. Después de que se me lleven, me mantengo tranquilita con mi forma humana y con una sonrisa amable. Sí, un baño estaría bien... cuando tengamos dónde tirar el agua infectada. 

Cuando volvemos, me llevo la mano a la katana al escuchar el grito de alarma. Me mantengo al lado de Yûki-chan pero con la mirada fija en Hideo y apenas desviándola un momento al ver la sangre de Umezawa Tai-sa. Mi mirada se mantiene fría y dejo de sonreír al momento. Yo sé cómo es perder el control y acabar sola en el campo de batalla... Pero espero que tú no, Hideo.

Viendo que la situación sigue tranquila, separo la mano del mango de la katana y vuelvo a sonreír, a diferencia de mi señora. Abro la boca un momento para añadir algo, pero finalmente niego y espero pacientemente. Al fin y al cabo, no queremos empezar a llevarnos mal con una estación entera... ¿verdad?

Se produce un breve momento de tensión hasta que Hideo logra finalmente controlar su ansia de sangre.

Todos tenemos nuestros demonios - replica Umezawa Tai-Sa - ¿Lo habéis visto? - les dice a los soldados mientras se tapa la herida con un pañuelo - Es un kabaneri, ni humano ni kabane. Pero lo más importante es  que se trata de un amigo de Kawaii-Machi y ha arriesgado su vida por salvar nuestra estación. Tratadle todos con el respeto que se merece.

Los soldados se apresuran a bajar sus armas e inclinarse ante Hideo en un gesto de reconocimiento y respeto (1)

No está en mi intención arrebatarles su duramente ganado botín - prosigue el capitán ante las peticiones de Takeshi y Yûki - Sin embargo, no puedo permitir la libre entrada de esa jeringuilla en la estación. Haremos lo siguiente: Nos quedaremos la jeringuilla y una muestra del vial para que nuestros propios científicos puedan estudiarla también. El resto es todo suyo.

Los soldados vacían con la jeringuilla un tercio del líquido morado y le entregan el resto a Takeshi. Henzler empieza a protestar en su idioma, callándose estupefacto cuando Umezawa Tai-Sa le interrumpe con un exabrupto en su propio idioma.

Por si les interesa, ha dicho que ese líquido es lo que usa para crear a los Über-Kabane, sea lo que sea eso, y que es extremadamente peligroso para los no infectados. Señores, buenos días y gracias por el servicio prestado a la estación de Kawaii-Machi.

De vuelta en la Ryugujou, el grupo incursor se encuentra a Tomohiro hablando con una mujer extranjera en la barandilla de la locomotora. Shimazu Tai-Sa asiste a la conversación con cara de tedio pues no comprende ni una palabra de la extraña jerigonza que emplean para comunicarse.

Asano-san, Mogami-Sama, Fukui-sama - Alma Cromwell saluda a Yûki, Hideo y Takeshi confundiendo, como siempre, el orden de prioridades. - Un placer volver a conoceros.

Shimazu Kuma baja de un salto para ponerse delante de Kin - Hay un nuevo pasajero que ha preguntado por ti. Está en el vagón de primera clase - Mira sorprendido a Gakushi - ¿Y tú qué haces aquí? ¡A la cocina a preparar la comida, desgraciado!

¿Quién es ese hombre? - pregunta Tomohiro mirando a Henzler... (2)

El ingeniero inclina la cabeza hacia el capitán, sonriente.

-Me parece una muy buena idea.- Asiente.- Si le parece bien me gustaría que pensáramos en la posibilidad de mantener el contacto para poder intercambiar los descubrimientos que vayamos haciendo, incluso colaborar entre nosotros.- Su sonrisa se hace más ancha.- Cuántos más investiguemos más probabilidades hay de conseguir algo, o como mínimo de no hacer todos lo mismo y optimizar nuestros recursos.

Escucha muy atentamente lo que ha dicho el científico en su jerga demoníaca, y luego asiente.

-Gracias mil por la información,- Comenta mientras se guarda la muestra con infinito cuidado en uno de los bolsillos.- Le prometo que tendremos muchísimo cuidado con el zumito de Über-Kabane.- Con calma le estrecha la mano a Umezawa-Tai-Sa.- Un honor conocerle, señor.

Anda ligeramente más despacio que de costumbre, pero no puede evitar levantar el brazo para saludar a la mujer extranjera. Sonríe de medio lado al notar el patinazo en protocolo.

-Tiempo sin verla, Cromwell-sama.- Dice, hablando lentamente para que la mujer no tenga problemas para entenderlo.- ¿Qué tal se encuentra?.- Sube los peldaños que dan acceso a la hayajiro con más cuidado del normal. Se gira al escuchar la pregunta de su jefe.- El científico, Henzler.- Dice con suavidad y un tono de voz levemente fatigado.- Señor, hemos echado el barco al fondo y conseguido una muestra de lo que usan para crear a los kabanes grandes e inteligentes para poder estudiarla, supongo que para Chihiro a no ser que usted diga lo contrario.- Sin ningún tipo de pudor se levanta la camisa entre los jirones de la chaqueta destrozada.- Un par de kabanes me han roto algunas costillas, así que salvo que me necesite para dar el informe preferiría ir a tomarme un analgésico. No tengo mucho que decir que no puedan decir mis compañeros.- Espera pacientemente a que Mogami-sama le dé instrucciones.- Me preguntaba si podría estar presente cuando le quite la información al tío éste. No habla un idioma que yo entienda pero seguro que aprendo algo.- Empieza a andar hacia la enfermería mientras farfulla.- Sólo déme diez minutos y estaré listo de nuevo. Media docena de pastillas y un té caliente...y una camisa decente.

Me rasco la cabeza claramente descolocado e incluso incómodo ante el trato recibido por los soldados.- ¿Quién lo iba decir? Pero uno podía preferir el desagradado que el respeto...

- Ehhh, sí claro...- balbuceo antes de callarme y esperar que al fin pudiéramos irnos de allí.

Me siento bastante más aliviado cuando llegamos a la Ryugujou, hago un simple gesto de saludo a Alma y escucho lo que tienen que decir sin más. Estaba tan cansado que hasta me contuve una ironía viendo como el jefe de seguridad trataba al "simple pinche" de cocina.

- Con su permiso, Mogami-dono. Me gustaría retirarme también a descansar.- es lo único que añado con una pequeña reverencia.

Levanto una ceja al ver cómo los soldaditos se tranquilizan rápidamente y cómo Umezawa parece tener claro que todo está controlado. No sé si esa es la palabra, peeero supongo que un poquito de respeto no estaría mal para variar. Después de recoger a nuestro prisionero y nuestro "zumito" de über-kabane, vuelvo tranquila a la Ryugujou. 

Al ver a la mujer extranjera, dirijo una rápida mirada a los demás para saber si es amiga o enemiga de esas que primero te invitan a una taza de té. Parece que es lo primero, así que relajo el gesto hasta que Kumamon aparece frente a mí de un salto. 

- ¿Por mí? Eso no puede estar bien, la mayoría de mis conocidos están muertos... - murmuro confundida y sorprendida a partes iguales. Dispuesta a averiguar quién ha venido de visita, me giro y hago una reverencia de despedida hacia Tomohiro y luego hacia Yûki-chan - Si ninguno de los Mogami-sama necesita mis servicios, estaré en el vagón de primera clase. - luego, con una sonrisa socarrona, me giro hacia Kumamon - Kuma-san, el chico ha sido más útil de lo que esperábamos... Deberías dejar que se venga con nosotros de excursión más a menudo. 

Dejando que los demás se encarguen del interrogatorio y los detalles técnicos sobre el extranjero, echo a trotar hacia el vagón de primera clase, con una sonrisa divertida pero sin bajar la guardia. No quiero hacer una escabechina en el tren, así que más le vale ser otro amigo a ese nuevo tripulante.

Hubo momento de tensión, pero tal como se produjo, se evaporó. Por fin pudo relajarse del todo y volver a casa, porque ciertamente, la hayajiro era su casa.

Saludó con enfasis en cuanto estuvieron a la vista su maridito, su ex jefe y amigo y a la querida sorpresa. Ante la mirada de Akayama le hizo un gesto de que no se preocupara. Era amiga. Se acercó semi trotando a donde estaba Tomohiro y se inclinó para besar la mejilla de su esposo, no quería avergonzarlo delante de todos. En el proceso le susurró un "te he echado de menos"

Luego se aproximó a Alma para tomar sus manos entre las suyas. Aún no estaba familiarizada con los abrazos que se daban los extranjeros cuando se reencontraban.

- Que alegria volver a verte - con el resto de preguntas pensó que ya tendría bastante la mujer para responder así que se guardó la de porque estaba allí para más adelante. La soltó para colocarse al lado de su esposo esperando el momento de acudir al interrogatorio. No creía que pudiera hacer muchas preguntas, pero siempre estaba bien aprender cosas nuevas.

La tensión se disipó casi tan rápido como se había generado. Gakushi dejó de buscar escapatorias... Habían cumplido el objetivo de una misión en la que prácticamente se había visto arrastrado tras lo que había comenzado como un apacible paseo en barco.

Bajó la cabeza tras recibir el ladrido de Shimazu y se dispuso a dirigirse hacia la cocina. Tras todo lo que había sucedido, tenía ganas de comprobar si Yuuma había regresado a salvo a la Ryogujou...

¿Kabane grandes e inteligentes? - pregunta Tomohiro sorprendido - Ah, deben ser esos que nos encontramos en Gunkanjima. Llévale esa muestra a Fukui-Sensei y que empiece a estudiarla a ver si podemos usarlo para algo bueno. Shimazu-Tai-sa, ocúpate de registrar al prisionero antes de llevarlo a mi camarote. Yûki-san, quisiera hablar contigo en privado. Los demás podéis retiraros...

Enfermería

Chihiro está inclinada sobre el microscopio cuando Takeshi abre la puerta de la enfermería. El hombre que rescataron en la estación de Ryoshima está sentado en una banqueta mirando con interés lo que hace la doctora, que en este momento tiene una jeringuilla con la que está vertiendo unas gotas de sangre de Hideo en el portaobjetos. Al darse cuenta de la presencia de Takeshi deja lo que está haciendo y corre a abrazar a su marido.

Me tenías muy preocupada - aspira extrañada el aroma a glicinias del aspersor de niebla azul - ¿Por qué hueles a perfume? ¿No habías salido hacia el Seelöwe?...

Locomotora. Sala de máquinas.

Kagura tenía una sección de bambú rellena de sangre fresca esperando a Hideo. Se nota la diferencia porque no tiene ese extraño sabor que le da el preparado que Chihiro utiliza para evitar que la sangre se coagule. Al ver el mordisco de Hideo le falta tiempo para ordenarle que se quite la ropa y empezar a limpiarle la herida. Gracias a la sangre, los agujeros empiezan a cerrarse a una velocidad antinatural.

No lo entiendo - dice Kagura - Eres un mecánico, no un soldado ¿Por qué siempre te metes en líos de los que sales mal parado? Y además apestas. Debería estar usando una manguera en vez de este antiséptico - Kagura ha mejorado sus habilidades como enfermera, lo que Hideo nota en la suavidad con la que le limpia el mordisco - Haznos un favor y deja de hacerlo ¿Quieres? Si tú no estás aquí no habrá quien se ocupe de reparar el motor... Idiota... - esto último lo dice muy bajito...

Vagón de primera clase

A Kin no le sorprende descubrir que sólo hay un pasajero en el vagón de primera clase. El monte Osore, siguiente parada de la Ryugujou, es considerado un lugar maldito al que nadie en su sano juicio querría ir. Tampoco es que Munetani Hirotsuna parecera muy en cabales.

Sabiendo que la están esperando Kin no se molesta ni en llamar a la puerta. El camarote del pasajero es mucho más amplio y cómodo que el suyo en el vagón de oficiales y cuenta con un ventanal de cristal reforzado con una buena vista del costado de la Ryugujou. Kuroi Nekomata está mirando la ciudad a través del ventanal.

Una ciudad preciosa ¿No te parece, Akayama-chan? - dice girándose hacia ella - Ah, veo que te encuentras igual que siempre ¿Disfrutando de las bendiciones de Shinigami-sama?...

Camarote de Tomohiro y Yûki

Tras despedirse cortésmente de Alma Cromwell, Tomohiro y Yûki se dirigen hacia el camarote que ambos comparten en el segundo vagón. Al entrar Tomohiro se gira hacia Yûki y la abraza gentilmente.

Bienvenida a casa, amada mía - le susurra al oído - No sabes cuánto me alegra que estés de vuelva y a salvo.

Tomohiro aguarda a que Yûki se duche y se cambie de ropa antes de preguntarle por su aventura a bordo del Seelöwe - Así que Kinomoto-san ha terminado por revelar su secreto - Ambos eran conscientes de los poderes psiónicos del joven, pero a petición de éste lo habían guardado en secreto hasta ahora - Parece más en control de sus poderes que Sachiko-chan, aunque su nivel es considerablemente menor. En cualquier caso, me alegra tenerlo aquí.

A Tomohiro siempre le ha costado un poco ir al grano incluso con Yûki. Sus educadores no veían con buenos ojos que expresase de forma directa sus sentimientos, de forma que Tomohiro se acostumbró a dar siempre un pequeño rodeo antes de decir lo que realmente quiere - Yûki, quiero pedirte un favor. Eres la única a la que puedo pedírselo. Quiero que me ayudes a liberar a Nami-san de ese bastardo de Munetani Hirotsuna...

Cocina

Una deliciosa mezcolanza de olores surge de las cazuelas que Yuuma tiene en los fogones. Algunos de ellos son nuevos para Gakushi, por lo que éste deduce que la cocinera está probando alguna de los platos de su nuevo recetario.

Okaerinasai, Kinomoto-san (1) - Yuuma lo saluda con una reverencia a la vez formal y familiar. Igual que haría una esposa con su marido...