Partida Rol por web

El brujo entró con una mujer madura y carismática vestida de directivo. Él hizo un gesto y tras presentarla como una colega de nombre "Nella Gavaldá" ella tendió la mano al policía.

—No te recuerdo pero estoy casi segura de que estabas a mi cargo, que desapareciste de mi mente y que hay más gente de tu grupo, mi grupo, que tenemos que encontrar. Fermi me ha dicho que protegíais a una niña y que tomaron posesión de esta pobre chica a través de sus sueños... Saber eso ya es mucho pero si recuerdas algo más, dímelo. Aunque sea una intuición sin lógica. El detalle más nimio es importante.

Se acercó a Daniel, como con curiosidad. Parecía incluso que estaba disfrutando de no recordarle.

—Tengo una corazonada...

Y mirando al saco y luego al cuerpo dijo, como si adivinara un pensamiento.

—No te preocupes por ella. Tampoco la abandonaremos. Cada cosa, a su tiempo. Ahora tengo que irme a tirar de un hilo ¿Te vienes conmigo?

Quedarte de nuevo solo es como la vuelta de un extraño compañero de fatigas.
No es que lo odies. has convivido lo suficiente con la situacion como para entenderla.
Lo único es que lograr tener una conversación lucida por una vez ha tenido un efecto olvidado allá dentro tuyo. La reminiscencia a la pertenencia a la especie humana.
Te sientas en el viejo empedrado de la sala cuando Fermi es solo un eco en las piedras parándote a mirar su obsequio.
Te preguntas si esta destinado a encontrar a alguien con la misma necesidad que tu tienes.
Te preguntas se esa persona, desconoces si conocida o no, sentirá el mismo alivio.
Por un instante deseas que ese pensamiento se cumpla. Mas que tu propio alivio.
Después reduces el tiempo a la rutina que habías dejado aparcada, revisando fotografías y tomando notas.
Lo primero que escribes es una referencia a la chica de la estatua. No quieres olvidarla.
El tiempo bajo la intensidad diferenciada de luz no se hace mas dulce.
Mas iluminación no consigue alejar el poso de horror.
Cuando Fermi aparece de vuelta con la que presenta como Nella, Nella Gavalda te pones de pie con parsimonia para saludarla.
Aun con lo extraño de la situación y las evidentes secuelas de tu estado existencial no parece arredrada si no mas bien azuzada.
Antes de que puedas añadir algún detalle te propone una alternativa sin llegar a definirla. Invitado al siguiente acto de la rotura de la inercia habitual, asientes sin palabras al requerimiento.
Sientes que en el camino abra tiempo para respuestas y mas preguntas.
Tu ultimo gesto es para con Fermi. Una muda petición a que cuide los restos mortales de la que as descubierto habría sido tu compañera. Como dijo la mujer, no la abandonaras.

ña

Fermi se despidió en la misma sala, con un gesto que denotaba camaradería con Nella, y respeto. Como si ella tuviera cierto rango también para él.

Hizo una llamada y esperaron unos minutos en la calle.

Acudió un pequeño camión con una motocicleta todo terreno en el remolque. El conductor, sin hablar, les ofreció dos cascos y bajó la moto del remolque.

Tras una hora de carretera en la que no hablaron la moto entró en un camino de montaña cuesta a bajo, un par de kilómetros y luego unos doscientos metros campo a través para atravesar un riachuelo por un tramo en el que el agua apenas subía del palmo.

Siguieron sorteando árboles, hasta un claro con un menhir enorme en su centro. Allí se detuvieron y tras quitarse los cascos Nella sacó una pistola de algún sitio, apuntó arriba y pegó un tiro al aire.

Cinco minutos después el sol parecía estar en su cénit y una manada de unos treinta lobos les rodeaba. Uno de ellos se puso de pie y súbitamente se convirtió en un viejo, dejando en evidencia que su forma humana era una ilusión.

—No son formas, bruja.

Daniel lo recordaba. Supo en cuanto lo vió que se habían visto antes, en este bosque sagrado. Él entonces iba acompañado de alguien más. Alguien a quien amaba. A quien todavía ama, aunque no recuerde. Nella hizo un gesto hacia el policía, invitándole a que hablara.

Se sentaron en unas piedras entre el sol y la sombra, y Clementine le confió a Mats que por las noches, y muy a menudo, oía farfullar a Cléo hablando como consigo misma, como en un trance. Para ella sería ingenuo no sospechar de la chica tatuada no ya porque pudiera ser una traidora voluntaria, consciente, sino porque existía un riesgo nada despreciable de que estuvieran viendo por sus ojos y escuchando por sus oídos. E incluso eventualmente, por qué no, podrían poseerla.

Tenía intención de advertir también a los demás pero no estaba segura cuál sería la forma más correcta. Quería acordar con el periodista una estrategia a seguir.

Asiento lentamente, con la mirada fija en unos matorrales, mientras escucho a Clémentine. No le falta nada de razón. ¿Cómo es que no se me había ocurrido a mí la posibilidad de que las chicas tatuadas, por su propia característica de «puente entre mundos», estén sirviendo de sentidos a distancia para nuestros enemigos? Y el hecho de que puedan ser poseídas en sueños tampoco es una amenaza descartable.

—Joder. Pues tienes razón —reconozco, pasándome una mano por la boca con cierta preocupación—. Hay que poner a los demás sobre aviso, solo por si acaso. Muy bien pensado. Se me ocurre que podemos dejar una nota bajo las sábanas de cada uno, convocándolos a una reunión secreta mañana muy temprano, de la que las chicas no pueden saber nada. Así, cuando todos vayan a dormir, se encontrarán el papel. ¿Qué te parece?

Lo cierto es que no me gusta tener que jugar a los secretitos entre nosotros, pero no hay más remedio.

Alcé una mano y le toqué un lado del rostro acariciándolo con mi pulgar, era increíble lo ingenuo que podía ser a veces. -Tenemos que contemplar todas las posibilidades -sopesé y lo miré a los ojos sintiendo que una punzada me hería por dentro. -Es vital, si queremos sobrevivir, que comprendas que no podemos confiar plenamente en nadie, más que en nosotros -afirmé y alejé mi mano -En nadie. Así que debemos ser muy precavidos en todo aquello que digamos y como actuemos -escondí las manos en los huecos de mis brazos, ahora cruzados.

Era horrible vivir así, pero hasta que no lográramos salir del laberinto del Minotauro no había otra opción posible. -Estoy de acuerdo con tu plan -dije luego -aunque deberíamos hacer dos reuniones una con ellos y otra con las chicas y luego poner en común entre nosotros lo que hemos sacado de cada una: entre una orilla y la otra estará la verdad.

Si bien el gesto de Clémentine me pilla un poco desprevenido, no hago amago alguno de apartarme. Continúo escuchándola mientras ella sigue expresando sus argumentos. Meneo la cabeza a un lado y a otro, frunciendo el ceño con cierta incomodidad ante las posibilidades que implica lo que sugiere.

—Ya, pero, ¿quiénes somos «nosotros»? ¿Dónde ponemos el límite, y qué criterio usamos para definirlo? O sea… —Levanto las manos, en un gesto como de sujetar un balón de fútbol frente a mí—. ¿Cómo sabes que puedes confiar en mí, Clem? ¿O yo en ti? Y si decidimos que nosotros somos fiables, ¿por qué no Arthür, o Geneviève? Lo que quiero decir es que, si no libramos de sospecha a nadie, ¿por qué a nosotros sí? —Por un momento me acuerdo de la cosa que salió de mi interior, y me pregunto si Clémentine también la recuerda. Suspiro—. Hemos de tener mucho cuidado con que no cunda la desconfianza entre nosotros, pero tampoco sería sensato no tomar precauciones.

Me reclino hacia atrás, apoyando las manos sobre la piedra en la que estoy sentado y encogiendo los ojos a la luz del sol que empieza a perforar el manto de niebla. Sienta bien.

—Dos reuniones, dices —pienso en voz alta, con la cara levantada al cielo—. Una con los otros, para decirles que hemos de tener cuidado con hablar de según qué cosas o exponer planes delante de las chicas. La otra, con ellas, para decirles… ¿Para decirles qué, exactamente? Perdona si parezco un poco obtuso, pero no creo que sea muy buena idea decirles: «Ey, lo sentimos, pero los malos pueden estarnos observando desde vuestras cabezas, así que de ahora en adelante os ocultaremos información». No ya por ellas, sino porque, si de verdad los malos están pendientes, podrían pasar a medidas más directas, como poseerlas. Y no quiero tener que defenderme de nuestras amigas mientras ellas intentan matarnos.

Sacudo la cabeza. Es una mierda y una injusticia, lo hagamos o no lo hagamos. Respiro hondo, cruzando los pies delante de mí.

—Mira, no le estoy buscando pegas a tu idea porque sí, ¿eh? No quiero que pienses eso. Lo que pasa es que quiero asegurarme de que hacemos lo correcto. E incitar a nuestros enemigos a mover ficha puede ser muy peligroso en nuestras circunstancias actuales. Por eso pienso que lo mejor es que las chicas no sepan nada. Ni reunión ni nada. Solo con los demás.

Esperando que acabe de convencerme, vuelvo mi mirada hacia Clémentine, y en ella se aprecia la preocupación. Al cabo de unos segundos, una ceja se arquea, y sonrío entre divertido e incrédulo.

—Dios, ¿un sátiro quería enrollarse contigo? ¿En serio? —resoplo, sin hacer mucho esfuerzo por aguantarme la risa—. Qué surrealista. Me pregunto qué habría pasado si no llego a aparecer justo en ese momento.

Lo miro y entiendo sus argumentos pero inclusive a mí me cuesta admitir lo que luego sale de mis labios -Pues no hay certezas -declaro finalmente -Confío en ti porque eres el más cercano entre los que estamos aquí; Édith es una niña y no quiero perturbarla... Al resto... En realidad no sé si lo conozco o me lo han hecho conocer, lo sé, es paranoico... -me acuso yo misma porque no puedo evitarlo -Es lógico que confíes en Arthur a tu vez -lo justifico aunque me da una punzada de dolor estar en un escalafón más abajo.

Hago una pausa, sopesando las posibilidades -Tienes razón en no querer decirles a las chicas sobre nuestras sospechas, pero algo quizas sí sea conveniente decirles porque si nos descubren... Todo puede empeorar. En realidad, como dices, es un movimiento arriesgado esperar a que los otros hagan el primer movimiento pero al menos tendríamos la certeza de quién está de qué lado o algún indicio.

Me muerdo el labio y no puedo evitar reírme cuando menciona al fauno -Es el inevitable precio de ser irresistible -digo con notable sarcasmo -Tengo que confesarte que entendí que tenía que dormir con él de manera inocente y llegaste justo cuando me estaba dando cuenta de mi error -me volví a reír sonrojándome mucho, podía sentir que me ardían las mejillas -Y si no pues, creo que me hubieras visto correr desnuda por el bosque con un fauno pisándome los talones... -. Jamás iba a reconocer que muy en el fondo pensaba que quizás la experiencia no hubiera sido tan mala.

-Entonces, ¿no hablamos con las chicas, solo con los otros? También podría dormir con el vellón como el fauno dijo y ver que recuerdo.

Consciente de tu ignorancia relativa prefieres concéntrate en observar.
La reciente llegada; Gavalda, sospechas que posees algún grado de relación pasada.
Al menos con la chica de la cripta. Y ella contigo por lo que intuyes que también a tratado contigo.
El racimo de ideas las asientas sobre la calma de su compañía y aun intuyendo que el efecto puede ser fugaz: tres días dijo Fermi, no fuerzas la maquina con preguntas.
La mujer parece tener control y recursos. En un abrir y cerrar de ojos os ha puesto en la ruta hacia donde quiera que piensa debías estar.
El camino, agarrado a su cintura, para evitar acabar perdido en una curva tu mente divaga sobre los aspectos de los hechos transcurridos en las ultimas horas.
Te preguntas que clase de don es el de poder contactar y alzar a los muertos, si en algún angulo se le podría considerar como un don, y profundizas mas en la consideración de por que te se ha sido otorgado.
Si algo has confirmado en todo este tiempo justo en el borde de la desaparición es que no se puede negar que contra el flujo innegable hacia la destrucción hay una fuerza que evita ese destino.
Recoges la denominación de Dios para definirlo de alguna forma pero no es mas que un derivado de la facultad del habla para enmarcarlo. Como otros conceptos: Justicia, Odio, Amor, podrías minusvalorarlo deteniéndote en darle rango de abstractos. Pero lo quien consideras esta alrededor manteniéndoos no solo tiene significado sino tambien sustancia. Sustanciandose en las almas, para significarse en el espíritu y manifestarse a traves de la carne en la materia.
¿Entonces cual es su objetivo dándote la posibilidad de perturbar la barrera de la muerte?
Esta claro que no para emplearlo a capricho.
Solo en el momento adecuado, así lo has sentido, solo con los casos extremos o cuando el orden natural se queda varado.
Empiezas a sentir que estas retomando un pensamiento de mas atrás ligeramente re-enfocado. Que tendrás que recibir respuestas a preguntas que se quedaron mudas y seguir puliendo una habilidad que conlleva una gran responsabilidad.
Para cuando la razón de haber tomado la motocicleta todo-terreno empieza a revelarse te afanas en acrecentar la concentración de seguir en ella sentado.
Al llegar al claro que parece ser el final del camino la mujer sigue el proceso que parece haber considerado, con marcada decisión.
El disparo suena en la fresca tranquilidad de la espesura como el aporrear de una campana.
Con el casco aun entre las manos le dedicas un gesto inquisitivo.
Como si la respuesta estuviera en la ultima onda del eco en mi cabeza, la presencia de lo que se puede definir como una gran manada de lobos y el acto de transformación súbito de uno de ellos en un seco viejo ilusorio que no te sorprende que hable, ella calla.
Y lo gracioso, lo totalmente sorprendente es que recuerdo a este tipo y a estos lobos.
No puedes mas que sonreír al oírle llamar la atención a la Bruja. Tu la llamaste también así ¿Verdad?
Pero esa sonrisa se te congela por que el recuerdo no viene solo.
Quisieras poder tener cierto control sobre esta memoria. Recuerdo que vine con Ella. La quería y la amo aun. Lo sangrante es que no puedes romper el velo que te la escamotea. Por que no tiene tela que asir si no que es aun, niebla sin forma.
Pero puedo hablar. Puedo pedirles que ellos recuerden. Tal vez.
-Yo...Me conocéis...Acudí antes ante vosotros... Alguna vez...Mi Acompañante...Mi Amor...¿Sabéis quien es?¿Sabéis donde esta? - la voz me sale rasposa, frustrada y anhelante. Con Esperanza y miedo. Te adelantes un paso hacia el Lobo que se hace pasar por hombre - Por favor. Tengo que encontrarle.

La reunión tuvo lugar y a pesar de la amarga sensación que daba lanzarse al pozo sin fin de la desconfianza todos estuvieron de acuerdo en ser precavidos a la hora de qué decir delante de Cléo, Ada, Sophie y Édith.

De hecho Arthür recordó que Sophie también balbuceaba y que hubo una noche en que Mats y él se despertaron gracias a que el viento hacía golpear las ramas de los árboles contra sus ventanas y descubrieron a Sophie de pie, seguramente dormida, entonando un terrorífico canto polifónico. “Quizá despertándonos, lo que fuera que protege este lugar evitó que hicieran algo a través de su canto”.

Como medida de precaución decidieron retrasar el ansiado reencuentro entre Édith y su padre, David Montillet -a cuyo grupo el comisario Pillet había puesto al día de todo-, que estaba prevista para esos días. La niña no se lo tomó muy bien. Por suerte se había hecho amiga de las otras, más pequeñas, y Clementine, con su ayuda, pudo consolarla.

La doctora consiguió el vellón del cordero del joven Yuli, que se lo trajo en una de sus idas y venidas de intendencia y aceptó guardar el secreto sin hacer preguntas. Al menos en teoría, sólo Mats y Clementine* conocían de la existencia del fauno y de la posibilidad de averiguar algo utilizando el rito.

Tras una semana de investigación el estudio de las fotografías con la ayuda de recursos del departamento de análisis estadístico de la Universidad Pierre y Marie Curie de París -un amigo de Geneviéve accedió a darles acceso remoto al superordenador de la facultad-  dieron sus frutos. En el cuerpo de Sophie estaban todos los tatuajes que habían en las otras chicas y muchos más.

El descubrimiento fue hecho entre Arthür , Mats y Geneviève: nueve de los signos geométricos pequeños estaban comunicados con todos los demás signos, en total más de diez mil, algunos tan minúsculos que sólo se podían distinguir bien con macrofotografía, formando un árbol extraordinariamente ramificado en el que esos nueve eran el inicio o el final en una cadena que podría hipotetizarse como jerárquica. Entre ellos se comunicaban en una relación de igualdad unidos por líneas más gruesas que el resto en una especie de anillo que rodeaba el cuerpo de Sophie.

El esquema eran nueve “troncos” que compartían una sola raíz y de cada uno de esos nueve troncos brotaban multitud de ramas, comunicando todas las marcas de Sophie como las ramas y los frutos de un árbol de tinta negra.

Consolé a Édith con respecto a lo de su padre y le prometí que en cuanto fuera posible, lo vería. La verdad es que yo también quería que se reencontrara con él, pero de un tiempo a esta parte me olía a trampa... Y no iba a exponerla a eso, ya bastante daño había sufrido en su corta vida.

El descubrimiento me dejó estupefacta, sospechaba que esos símbolos eran un mapa pero el hecho de que tuviera forma de árbol y nueve niveles me produjo un deja vú de muchas mitologías al mismo tiempo. El árbol de la vida, los nueve círculos del Infierno... Un mapa de la cosmogonía mística.

En ese momento tuve que desechar mis reticencias a trabajar con los otros, evidentemente los necesitábamos... Sin embargo, no podía abandonar mi estado de alerta y, en cierto sentido, era lo mejor.

Mientras buscaba posibles puntos comunes entre los niveles manifesté a Mats mi deseo de soñar con el vellón aquella noche para obtener información extra, quería que me acompañara para despertarme si las cosas iban mal.

El viejo se acercó a Daniel y a cada paso la sensación de ilusión iba desapareciendo. Cuando se detuvo, a un metro, el policía no tenía claro qué era una ilusión, si el hombre que tenía ante él o los lobos que le rodeaban.

—Algo te llama desde lo más profundo de tu corazón ¿Verdad? Bien. Por nuestra parte haremos lo que esté en nuestra mano. Además, también nosotros hemos perdido a alguien.

Miró a Gavaldá y ella asintió, como aceptando una propuesta invisible.

—Se quedará con nosotros hasta que esto acabe… Y bruja... no estoy diciendo que te quedes al margen, pero esta vez probaremos a solucionarlo a nuestra manera.

Nella asintió al viejo.

-Por mi parte acepto, pero quiero derecho a presa.

Y miró a Daniel.

—No me dejan seguir contigo, no hasta que sea la hora de la verdad... Ellos piden que te quedes, pero sólo será así si quieres. Me parece lo mejor para recuperar lo que sea que nos hayan robado pero a partir de aquí estarás a sus órdenes. Y te llevarán un paso más allá de la civilización.

Decide.

- Asi que de eso se trata, quieres que mate a alguien por ti, y me cuentas esas tonterias de una violacion y una niña de 15 años?

Vacile un poco mirando alrededor. No parecia haber nadie malo o lo suficiente malo como para hacer algo asi pero las apariencias engañaban.

- Oye!!! Dije sorprendida  - Como sabes que tengo un arma???

Estaba convencida de que se me habia notado bajo la ropa o algo asi.

- Te dire que y no me llames pervertida, que no lo soy, si es verdad  lo del hombre me tienes que contar todo, porque no creo que todo esto sea casualidad, no es posible que me hayas traido a comer y zaz! hay un hombre malo violador de niñas, que quieres que mate para ti. Eres mas enfermo que yo, creeme! pero quiero saber quien es este tipo y si esta aqui le seguire hasta su vehiculo y luego veremos, si es culpable le hare pagar eso es seguro, pero depues me diras porque sabes todas esas cosas, que es lo que quieres de mi o me voy para no verte mas!

Hable con determinacion pero convencida de que era una burla, de que no habia ningun violador y que no podria indicarme nada. Si lo  hacia confirmaria su historia para reirme en su cara y haber tenido una cena gratis.

Como sabria de mi arma. Mis manos pasaron sobre mi ropa asegurandome de que estaba oculta.

- Entonces, quien es tu victima.... dije desafiante.

Agradeces el ofrecimiento del viejo con un sencillo asentimiento.
- Soy un borrón y desconozco cuanto permaneceré antes de desvanecerme. O que lo evita.
Pero si, siento una impresión ajena destilándose desde el dobladillo del olvido.
Desde el corazón, desde la garganta, desde el fondo de la cabeza, desde las tripas y desde mas abajo.
No es que pueda explicar como en el fondo me ha mantenido fijo, quizás no esta bien decir cuerdo, pero así ha sido.
No solo por que encontrar su origen me salvaría. Si no por la fe en que sera reciproco.
Te agachas con una rodilla en tierra, mientras los dos venerables comparten y conforman la forma en el que deberían continuar la cosas.
Una elección. Araño el suelo agreste con delicadeza. La tierra y el follaje caído y húmedo te trae el aroma a un lugar vivo a la nariz desde tu mano. Fijan el recuerdo de este lugar.
Este no es tu lugar. Pero tampoco el otro.
El hilo del rumbo alguna vez fijado se ha roto, excepto por la hebra que te conecta a quien sabes esta allá fuera al otro extremo, en el mismo extravío.
El patriarca de los Lobo-Hombres comenta que una solución ya se ha intentado e infiero que es aquí a donde nos ha llevado. Habra que probar la otra.
- Si opináis que es lo mejor, Bruja Nella, lo creo y lo secundo. No se que caza prentendeis completar pero os deseo la mejor suerte y espero veros a esa hora final - también le agradezco la asistencia con una leve inclinación de la cabeza. Después te levantas y guardas la pequeña porción de ese lugar en el bolsillo para permitir que te recuerde que este sitio al que pertenece te recuerda que aquí estuve con ella.
- Entiendo su advertencia, Nella, pero no hay tortilla sin huevos rotos ¿Verdad? Y para encontrar algo debes perder algo a su vez. Aunque sea solo tiempo.
En cuanto a la civilización, pues si Bruja, ahora mismo para mi se ha convertido a lo que resguardo en mi mismo. Supongo que segura siendo una labor de encontrar el equilibrio - los miras a los dos alternadamente con gesto serio - pero que sé yo, que ni siquiera recuerdo como me llamo, mas que a veces hay que meterse de lleno en el agua para aprender a nadar.
Estoy a sus ordenes, señor. Hasta que sepa mantenerme a flote. Luego tendrán que convencerme de quien merece la pena seguir.
Con quien haré mas bien.
Dedicándole un ademan de despedida le requiero a la extraña samaritana la ultima cuestión.
- Acuérdese de darle el descanso adecuado a la chica de la cripta. Por favor.
Y mas inseguro pero convencido de la importancia añado.
- Y a encuentre y proteja a la Niña.

—La víctima, en último término, eres tú.

Dijo con una sonrisa lobuna.

—Pero si no me crees lo que te he contado y quieres verlo tu misma…

Le tomó la mano que tenía sobre la mesa. Su contacto era cálido y suave, muy placentero.

—Sólo con tocarlo verás sus crímenes. Pero si al verlos crees que lo merece, tendrás que matarlo ¿Aceptas? Si lo haces sabrás quién es... Te estoy ofreciendo un trabajo, no quiero que hagas más que lo que sabes hacer, Leah.

Ella reconoció que ese era su verdadero nombre.

Tras el estruendo de la moto, ya sin Nella, todos se marcharon en silencio. Sólo quedó uno de aspecto humano y cara amenazadora y gesto de guasa, que llevaba consigo una pala medio oxidada.

A éste también le reconocía de haberlo tratado antes.

Comenzó a cavar a su lado y tras presentarse como "Remo" se las apañó de explicarle, medio en serio medio en broma, que se disponía a enterrarlo vivo. Allí mismo.

La conversación que mantenemos con nuestros compañeros, aunque dura, es necesaria, y todos acaban comprendiendo la conveniencia de que las chicas no estén al corriente de todos nuestros progresos. El aire que se respira después del intercambio de pareceres es de pesadumbre y preocupación, pero confío en que hemos hecho lo correcto al revelar esta sospecha. No me gusta que hayamos tenido que posponer la reunión de Édith y su padre, pero a vista de nuestras circunstancias, es un sacrificio razonable.

El extremadamente minucioso trabajo de escaneado y decodificación de los tatuajes es arduo y exigente, pero da sus frutos antes de lo que preveía. Tras una semana de análisis, y gracias a ciertas ayudas externas, tenemos un mapa completo de todo el entramado. Nueve signos principales están conectados a los demás a través de un intrincado y laborioso laberinto de glifos, líneas y diseños que recuerdan mucho a las ramas y raíces de un inmenso árbol. No puedo evitar pensar en Yggdrasill, el fresno gigante de la mitología de mis antepasados, que conectaba los Nueve Mundos entre sí. Me pregunto si, efectivamente, cada uno de esos símbolos representa un mundo, reino o dimensión diferente, a la que es posible transitar de algún modo.

Una noche, Clémentine se acerca a mí y me confiesa su intención de dormir sobre un vellón de cordero que Yuli le ha conseguido. Comprensiblemente, quiere que aguarde cerca de ella para velar por sus sueños, por si algo le ocurriese, a lo que asiento sin dudarlo. Si podemos hacer algo que nos ayude a recordar, bienvenido sea.

—Nadie puede enterarse, así que lo haremos cuando todos los demás se hayan ido a dormir. Pero, ¿dónde? Todas nuestras habitaciones son compartidas. Tal vez… ¿Crees que sería buena idea intentarlo fuera de la casa, a la intemperie?

Una noche despejada Mats y Clementine salieron en silencio y se instalaron en un pequeño claro en el interior del bosque.

A la doctora le costó un buen rato dormirse sobre el vellón, y Mats se quedó cuidando su sueño más o menos acomodado sobre una gran piedra.